MENDOZA: EL CASO DE LOS EMPLEADOS DEL CASINO (31 AGO 1968)


Los protagonistas del insolito episodio son Juan Carlos Peccinetti, de 26 años, y Fernando Jose Villegas, de 29, quienes se desempeñan como pagadores en el casino lo­cal. Al regresar a sus domicilios, a las 3,42 horas del sabado 31 de agosto de 1968, afirmaron haber sido sorprendidos por cinco figuras antropomorfas que les transmitieron mensajes inteligibles, les efectuaron punciones en los dedos y extrañas marcas en la puerta del automovil en que viajaban.

La noticia difundida hacia el mediodia por las radios y emisoras de television locales, conmovio a la ciudad de Mendoza y durante toda la tarde, una multitud estimada en mas de cinco mil personas transito por el lugar de la presunta aparicion y por la comisaria 6ª, donde se instruyo el sumario y se retuvo el viejo automovil.

RELATO DE LOS HECHOS

De acuerdo al testimonio que ofrecieron Peccinetti y Villegas en las dos entrevistas que tuvimos ocasion de realizar, apenas cinco dias despues de ocurrir el original encuentro, y ratificada ante la Policia Provincial de Mendoza, representantes de la Fuerza Aerea Argentina, de la Marina de Guerra, y a una gran cantidad de instituciones de caracter cientifico e informativo, el dia anterior de producirse el caso, Villegas re­tira su automovil del taller mecanico, lo lleva hasta la estacion de servicio de la calle Jorge Calle y Peru, donde carga la bateria, habituado a los problemas electricos. Regreso a su casa, comio y se acosto a dormir. Cubria el ultimo turno del casino y entraba a las 22,30 horas. Frente al edificio de juego, se encuentra Peccinetti. Este le comenta haber olvidado un abrigo en la casa de su interlocutor y la circunstancia de que su vehiculo no funcionaba. Villegas dejo su trabajo temprano, cruza a la confiteria Bacara, donde comparte un cafe con cuatro amigos. Alrededor de las tres de la madrugada sale Peccinetti. Villegas accede a llevarlo hasta su domici­lio, situado en el extremo norte de Mendoza, pero decide pasar antes por su casa a re­tirar el abrigo


J. Peccinetti y F. Villegas cuentan su historia e R. Banchs.

Salen por la calle Peru y subiendo por Jorge Calle llegan a la morada de Villegas. Sin saber porque, si acepto una sugerencia o fue mera intuicion, esa noche doblo hacia el sur por Olascoaga. Llego hasta Huarpes luego de tomar hacia el oeste, y tomando esa via llegaron a Laprida, hizo una calle y al llegar a Neuquen, doblo nuevamen­te hacia el norte. Anduvo unos 50 metros. De pronto, el Chevrolet 1934 se detuvo bruscamente. Eran las 3,42. Tambien se habia quedado sin luces. Los amigos no se extraña­ron, comprendiendo que se trataba de un viejo automovil con frecuentes dificultades. Ha­bian quedado detenidos frente a unos terrenos baldios, en una zona muy oscura.

Descendieron del vehiculo con el proposito de revisar la instalacion electrica, pensando en algun fallo, y cuando estaban en esa tarea, se les acercaron tres extraños individuos, pequeños, de aproximadamente 1,40-1,50 metros de estatura, todos iguales, de formas parecidas a las humanas, pero con la cabeza calva y de un tamaño notoriamen­te superior, de piel aparentemente blanca, pues la oscuridad no le permitia notar detalles, asi como sus rasgos. Vestian un enterizo similar al que emplean los mecanicos, cuyo color podia ser gris o celeste

El lugar donde esto ocurria se encuentra ubicado en el extremo noroeste de la ciudad de Mendoza, a 200 metros del campo de deportes del Liceo Militar General Espejo, y a unos 300 m. del puesto de vigilancia de ese instituto. Se trata de un barrio residen­cial en desarrollo, donde aun quedan amplios baldios.

La descripcion que sigue es prolijamente coincidente: “Cuando nos vimos rodeados -dicen- por esos individuos, miramos hacia un costado y vimos, sobre un amplio baldio de la calle Neuquen, frente al numero 2333 (el terreno señalado tiene, en efecto, mas de 4000 metros cuadrados, sin edificacion alguna), que estaba suspendido en el aire un ob­jeto lenticular de unos 5 metros de diametro, del que salia por una abertura de unos 0,50 m. ubicada en su parte inferior, un potente haz de luz dirigido al suelo, con una inclinacion de unos 45 grados. El ovni se mostraba como una masa opaca, en la que des­tacaba esa fuerte luz blanca, y estaba situado a 1,70 m. de altura como flotando en el espacio, a unos 30 metros de distancia de nosotros”. Otras versiones, periodisticas, indicaron que estaria situado a 1,20 m del suelo.

EL MENSAJE TELEPATICO, EL MENSAJE ESCRITO Y EL MENSAJE VISUAL

Con el asentimiento de Villegas, Peccinetti nos relata: “Tres de los seres nos rodearon y comenzaron a transmitimos mensajes, mientras otros dos permanecian junto a la nave. Yo no puedo decir que hablasen exactamente como seres humanos, pero lo que si percibimos, en forma absolutamente clara e indiscutible, fue un mensaje inteligente, como si se nos hubieran introducido en las orejas unos diminutos altavoces a transistores. Era como una voz que resonara en nuestro craneo. En el fondo resonaban permanentemente dos conceptos: no temer, no temer”.

Luego, y siempre segun el testimonio de los dos empleados del casino, los raros visitantes dijeron: Venimos de dar tres vueltas alrededor del Sol, estudiando costumbres y lenguajes de los habitantes del sistema. El Sol alimenta bondadosamente el sistema. Si asi no fuese, el sistema no existiria.

Mientras tanto, seguian resonando de manera continua las expresiones no temer, no temer, en un tono persuasivo. La voz parecia ser pronunciada en castellano (español), pero con un acento extranjero. El monologo de los visitantes termino con esta expre­sion: La matematica es el idioma universal.

Al mismo tiempo que los perplejos hombres percibian estos mensajes, pudieron ver co­mo uno de los seres trazaba sobre el estribo y la puerta izquierda del automovil unos signos con un aparato “que daba la misma sensacion deslumbrante que una soldadura electrica”. En la puerta del vehiculo, en efecto, constatamos que estaban grabados por lo menos nueve signos claramente delineados, seis de los cuales parecian guardar cierto orden de escritura vertical dividida en dos series.

Siguiendo con el relato, los testigos pudieron ver delante de la presunta nave espacial y a distancia cercana, a uno de los ocupantes sosteniendo una pantalla “como la de un televisor grande, de forma circular, de unos 0,70 m. de diametro”, en la que pu­dieron ver primero como una gran cascada de agua, despues una imagen parecida a la de una explosion atomica, y luego, corro si apareciera nuevamente la cascada, pero esta vez sin agua, sin vida

FINAL DEL ENCUENTRO

Los dos empleados sostienen que sus interlocutores les tomaron las manos y les hicieron tres punciones a cada uno en el dedo indice y mayor de la mano izquierda. Peccine­tti da una version mas compleja, sosteniendo que “una fuerza” le alzo la mano hasta la altura de los ojos de uno de los humanoides y que fueron emitidos en ese momento unos rayos produciendole los pinchazos. En cambio, Villegas se limita a explicar que tuvo la sensacion de que le fueron punzados los dedos en la misma forma en que se hace en los laboratorios cuando se extrae sangre, es decir por medio de una aguja. “En el con­tacto -dice Villegas- senti como si me tomara un ser humano, con una mano que no era ni mas fria ni mas calida que la nuestra; sintiendo dolor por el pinchazo

Surgio otro pensamiento: Dominio de la gravedad. Despues, los ocupantes del ovni se dirigieron a la nave, cruzaron una acequia que separa el baldio de la calle Neuquen que tiene unos 1,45 m. de ancho y llegaron hasta la zona iluminada por el objeto. Ascendieron por el haz de luz, como si fuera una escalera mecanica, uno tras otro, apagandose al subir el ultimo.

Una explosion, que Villegas sintio como un flameo en los pantalones y Peccinetti como un golpe de aire en el cuerpo, hicieron reaccionar a los testigos. En esos momen­tos el ovni, en medio de un resplandor, ascendia con rapidez y se perdia en el espacio. Villegas se recobra y corre velozmente, seguido por Peccinetti, hasta la guardia del Liceo Militar Y denunciaron el hecho.

Citando a una investigacion realizada por un periodico de esa ciudad (1), de acuerdo a lo relatado por fuentes responsables, las pericias policiales resultaron contunden­tes y niegan la presunta experiencia tenida por los empleados del Casino de Mendoza. Entre otros hallazgos, se citan los siguientes: a) el mercurio encontrado sobre uno de los estribos del automovil, es la cantidad exacta de un termometro arrojado desde 1,20 metros de altura; b) en el lugar del hecho se encontraron dos pequeñas huellas de automo­vil (presunto plato volador), que fue introducido en esos terrenos con la utilizacion de una larga madera, que hizo de puente, segun la noticia[1]; c) el aparato relatado por las victimas, parecido a “un televisor”, no habria sido sino una sabana sostenida por dos terraqueos, sobre la cual se proyectaban imagenes; y, c) la luz enceguecedora seria la del auto, dirigida a los ojos de las victimas.

Otro detalle que no habia sido revelado y que cobra significativa importancia, es el siguiente: Peccinetti y Villegas no partieron solos desde el casino la noche del suce­so. Tambien iban con ellos otros tres empleados, quienes fueron bajando en sus respectivos domicilios. Este dato ha sido utilizado por los investigadores. Asimismo se ha­bria probado que la luz del vehiculo no se apago en la zona del episodio, sino una cuadra antes

En relacion a las extrañas marcas, se destaca que fueron empleados -entre otros-, peritos caligrafos, pudiendo establecer que no fueron seres extraterrestres los que las efectuaron (que algunos atribuyeron a un codigo espacial: tres vueltas al Sol), sino ciertos bromistas, que utilizaron un instrumento especial (pirograbador).

Se indica que hay otro hecho muy sugerente: el automovil estaba estacionado en la calle Sarmiento, hacia el oeste. Los presuntos bromistas -segun la version- no marcaron el auto en la parte derecha. Lo hicieron a la izquierda momentos antes; los investiga­dores sostienen que los extraños no podian haber hecho las marcas en el costado dere­cho, porque el volante se halla en ese lado (conducia Villegas). De ser asi, Villegas, un muchacho muy sugestionable, habria notado tales inscripciones y el plan no hubiera resultado.

En cuanto a la publicidad que adquiere el episodio, los investigadores explican que el proposito consistia en una simple broma, muy privada. Cuando Villegas queda inmovil por la presunta broma de los desconocidos, aquellos pueden efectuarle las punciones, pero cuando sale de la conmocion (shock), comienza a correr a toda velocidad, seguido a varios metros por Peccinetti y al llegar al Liceo Militar y proporcionar la version, el suceso no se puede parar. Ahi entonces toma estado publico, sin que estuviera en el animo de los presuntos bromistas que trascendiera.

Segun las fuentes, hay otro detalle muy singular: la hora de la explosion no coincide con la aparicion contada por las victimas. Se indica que en la guardia del Liceo Militar esta asentada la hora exacta del disparo (se presume que se habria utilizado una escopeta cargada con polvora). Cuando llegaron Villegas y Peccinetti, habia pasado mas de una hora.

Desde un primer momento, los investigadores fueron a esclarecer un episodio creado por la mentalidad humana, y no a buscar un hecho pensado por extraterrestres.

Es asi que llegaron a la siguiente conclusion: ¿Como es posible -se preguntan- ­que los presuntos seres de Ganimedes hayan aterrizado en un baldio de reducidas dimensiones, si enfrente tenian otros mucho mas grandes? Es facil advertir -indican- que a esa hora el transito del centro hacia el Barrio Cano, se realiza por la calle Boulogne Sur Mer, es decir, de sur a norte (teniendo en cuenta la ubicacion del Barrio Cano). Los bromistas eligieron ese lugar porque hay un muro que los resguardaba de la vista de los transeuntes. De ese modo -manifiestan- es facil llevar a cabo un operativo de esta naturaleza.

[1] El juez Jorge Marzari Cespedes sostuvo, empero, que al llegar al lugar del supuesto ovni, “vi en el centro donde debio aparecer el objeto, dos huellas frescas, de rodado 15 o 16. Lamentablemente, cuando llame al oficial que me acompañaba, este las piso, borrandolas” (2).

LA INTERVENCION POLICIAL

En la guardia del liceo, un suboficial dio a los exaltados testigos un vaso de agua, y despues los hizo trasladar en un vehiculo hasta el Hospital Luis Lagomaggiore, veci­no al establecimiento[1].

En esas circunstancias, la policia tomo inmediatamente cartas en el asunto y el personal de la seccional 6ª, con intervencion de la Direccion de Investigaciones, comen­zo a instruir el sumario. El medico forense Arnaldo Ferrari reviso enseguida a Peccinetti y Villegas, señalando en su informe que ambos “presentan un agudo cuadro de excitacion psicomotriz y tres pequeñas punciones en el pulpejo de los dedos indice y mayor izquierdo”.


Arnaldo Ferrari

El comisario de la Sexta Seccion, Miguel Montoza, dispuso que se realizara inmediatamente un dosaje de alcohol en la sangre, que revelo la absoluta normalidad de los denunciantes. Luego, Peccinetti y Villegas fueron trasladados del hospital al local de la comisaria, donde el comisario Montoya les hizo prestar declaracion para el sumario policial. Al promediar la mañana, se hicieron presentes tecnicos de la Comision Nacio­nal de Energia Atomica (CNEA) que, encabezados por Francisco Muñiz, con un contador Geiger, revisaron minuciosamente -junto a peritos de la policia cientifica- la zona donde dicen haber visto el extraordinario objeto, asi como la superficie exterior del automovil, y luego los objetos metalicos que llevaban los dos presuntos testigos. La inspeccion revelo que los indices radiactivos eran normales. El tecnico Muñiz expreso: “No encontre en ningun momento nada de radiactividad superior a lo normal” (3).


Peritos de la Comision Nacional de Energia Atomica midiendo la radiacion en el lugar del encuentro

El comisario retuvo, a los efectos de la investigacion, el reloj calendario de Peccinetti, un Precisor de 17 rubies antimagnetico, que estaba detenido exactamente a las 3,42 horas del 31[2]. Examinado por tres relojeros, la detencion del reloj habria sido provocada -segun expuso el juez J. Marzari Cespedes-, por una gotita de parafina en la perilla.

Por otra parte, el gabinete de policia cientifica envio un laboratorio movil al lu­gar, para tomar fotografias y efectuar analisis. Los tecnicos hallaron en el estribo del automovil, en el sector donde se hallan inscriptos los raros signos, una sustancia metalica, liquida y de color blanco, que resulto ser mercurio. La misma que contenia un termometro roto hallado en la casa de Peccinetti.

Asimismo se habria comprobado que el parabrisas del viejo automovil ocupado por Peccinetti y Villegas, no fue quemado por fuera sino por dentro. Esto se robustece ante vestigios de azufre encontrado en la parte interior del coche. El azufre fue quemado luego que los pretendidos testigos -segun se indica- corrieron del lugar en direccion al Liceo Militar, produciendo cierta opacidad en la superficie interior del vidrio (5).


Interior del auto mostrando las marcas en el parabrisas.

No es este el unico indicio que robustece la hipotesis de una patraña imaginada por los empleados del casino[3]. Al llegar a la zona el primer oficial de policia, el sumariante Roberto Palomo Albornoz, declaro haber percibido un fuerte olor parecido al azufre. Resultaria facil truco haber utilizado este elemento, mezclado con clorato de po­tasio, para provocar la explosion y el resplandor que se atribuye al despegue (regis­trados ademas por varias personas en la vecindad) (6).

Peccinetti y Villegas fueron tambien examinados por una Junta Medica, integrada por medicos y psicologos, durante cuatro horas y media

En definitiva, se deduce que todo se trato de una broma tramada para asustar a Villegas, que era conocida por Peccinetti, cuya publicidad y derivaciones posteriores no pudieron preverse, pues nadie penso que Villegas correria hasta la guardia del Liceo Mi­litar a dar cuenta de lo sucedido, ocasion en que Peccinetti lo corrio sin poder darle alcance. Para la policia, en consecuencia, se trataria de detener por “lesiones leves” a quienes simulando ser extraterrestres pincharon los dedos de los nombrados.

La buena disposicion de los funcionarios policiales, facilitando el cumplimiento de la mision periodistica, fue seguida a los pocos dias del suceso por un comunicado de prensa emanado por la Jefatura de la policia Provincial, que expresa:

“Con motivo de varias denuncias que ultimamente se han producido en esta provincia y que han tenido resonancia en los organos de la prensa escrita, oral y televisiva, relacionadas con la supuesta aparicion de ovnis y de seres de apariencia extraña, la Jefatura de Policia de Mendoza, por medio de sus organismos especializados, ha investigado minuciosamente las circunstancias y los hechos relacionados por todas las personas que dicen haber sido testigos o afectados de algun modo por estos fenomenos, llegando a la conclusion, en todos los casos, sin excepcion, que no se ha comprobado absolutamente ninguna de las aseveraciones sobre supuestos acontecimientos extraordinarios, resultando de los informes producidos por los tecnicos de la Policia Cientifica, Sanidad Policial, expertos minerologos de la Direccion Provincial de Mi­nas, cientificos de la Delegacion Oeste de la Comision Nacional de Energia Atomica y los profesionales medicos y quimicos del Instituto de Criminologia y Medicina Legal, que se trata solamente en algunos casos de fenomenos alucinatorios, y en otros, individuos cuya personalidad presenta como rasgos caracteristicos tendencias a la mitomania, a veces en concurrencia con su nivel cultural y en otros a un deseo de publici­dad con fines no confesables. Se destaca que absolutamente todos los indicios materiales localizados y analizados responden a causas naturales y comunes libres de interpretaciones extraordinarias, siendo perfectamente reproducibles

“La Policia de la Provincia previene a la poblacion sobre estos hechos tendientes a alterar la tranqui­lidad publica e invita a la serenidad, justeza y mesura en la apreciacion y divulgacion de tal tipo de noticias. ­

“Asimismo, recuerda que el Codigo Penal sanciona con pena de prision a quienes infundieran indebidamen­te un temor publico, por lo que se procedera a instaurar los correspondientes procesos a las personas cu­ya conducta encuadrase dentro de la citada disposicion legal”.

El Jefe de Policia de Mendoza, Roberto G. Hartkopf, respondio a la inquisitoria pe­riodistica sobre el proposito del celebre comunicado: “El objetivo es muy simple. Qui­simos evitar que en Mendoza pasara, por causa del panico, lo que paso en los Estados Unidos cuando Orson Wells simulo la Guerra de los Mundos. El panico fue incontrolable. Tambien en Ecuador, a traves de una emision radiofonica, se simulo la llegada de seres extraterrestres. Las consecuencias fueron graves: exodo, incendio de la emisora y hasta funcionarios victimas del panico”.

En relacion al caso de Peccinetti-Villegas, opino: “Se trata de un hecho bien de la Tierra. Todo tiene su explicacion (…). Intervendra el juez que este de turno. Creo que se les aplicara el articulo 211 del Codigo Penal, el relacionado con los Delitos contra la Tranquilidad Publica. Ademas, se han provocado lesiones a los protagonistas, que recibieron pinchaduras en sus dedos. En el caso de Fernando Jose Villegas se puede hablar de una lesion psiquica y esto es grave”. En relacion a la posibilidad de practicar un examen hipnotico, afirmo: “Villegas, el mas atemorizado luego del suceso del Chevrolet escrito, acepto. Peccinetti, el mas tranquilo, el mas sereno, no acepto”. Al preguntarsele sobre el posible caracter “intimidatorio y contraproducente” del comunicado, señalo: “No es asi. Lo unico que hemos querido es refres­car un poquito la memoria, frenar a la imaginacion descontrolada. Ademas todo es rela­tivo. Segun ese punto de vista el conocimiento del Codigo tambien seria contraproducente…” (7). Sea como fuere, Peccinetti y Villegas jamas fueron sometidos a proceso ni sumariados, siendo solo citados en calidad de testigos. Tampoco hubo alguna acusacion concreta por delito de intimidacion publica.

En Mendoza se vivia un estado de expectacion en el momento en que aparecio el supuesto ovni. Toda la gente hablaba de platos voladores. Luego del comunicado del 5 de septiembre, nadie habla. Existe temor. Pero un temor real. El comunicado causo el efecto deseado.

LAS DILIGENCIAS DE LA AERONaUTICA

El jefe de la IV Brigada Aerea convoco, apenas ocurrido el hecho, a la Junta de Seguridad y destaco al teniente Luis Cunietti para que investigara todas las circunstancias del mismo. Fue asi como se traslado al lugar del suceso y a la seccional policial, en mision oficial, observando los resultados del fenomeno. Tambien se consigna que un miembro de esa fuerza asistio como observador al Instituto de Medicina Legal y Criminologia del Hospital Central, el martes 3 de septiembre, cuando los protagonistas del encuentro fueron examinados -en forma conjunta y separada- por dos psicologos y medicos.

El militar destacado manifesto que todos los antecedentes reunidos se remitirian a la Junta de Investigaciones Espaciales que tiene su sede en Buenos Aires y contactos con organismos similares de caracter oficial en todo el mundo (8).

EN LA JUSTICIA

La repercusion del caso adquirio tal magnitud, que el titular del primer juzgado de instruccion, Jorge Marzari Cespedes, decidio tomar intervencion, a pesar de no existir ningun tipo de acusacion civil ni criminal contra los atribulados protagonistas de la historia. Segun ha informado, el magistrado fue como un ciudadano mas a ver el escena­rio del aterrizaje y se intereso por algunos detalles del suceso. Atendiendo que cier­tas averiguaciones y procedimientos son necesarias realizarlas con orden judicial, la Suprema Corte de Justicia -probablemente, a vista del interes del juez- decidio encomendarle la instruccion del correspondiente sumario, cuya insolita caratula rezo: “Fiscal contra N. N. por lesiones leves”.

Al respecto, el periodismo señalo: “Es probable que se trate de la diligencia mas extraña que escritorios tribunalicios hayan presenciado en la historia judicial del pais” (9). Sin duda fue todo una novedad, muy curiosa.

El juez Marzari Cespedes comenta: “Habia que ordenar una pericia psicologica. Quizas una hipnosis de Villegas y Peccinetti, y eso debe ordenarlo un juez. Al dia siguiente, los cite a declarar. Ordene una pericia que debia abarcar reacciones ante estimulos luminicos, auditivos, visuales y sensoriales. Designe dos psicologos y dos psiquiatras. Pero sobre la propuesta de un examen bajo hipnosis, Peccinetti no quiso saber nada y trato de hacerle cambiar de idea a Villegas”. Aqui estaria la punta de la pista policial y judicial del suceso. “Cuando me dirigi al lugar del supuesto descenso -continua el juez- iba a ver, en realidad, si encontraba algo humano o no humano. Hice desviar el transito y me detuve a observar. En el lugar habia una pared al costado, u­na palmera, dos postes de luz, dos sauces y, al frente, hacia el norte, dos baldios mas. ¿Por que aterrizaron en ese lugar, por que no eligieron uno mas grande?.. Me hago preguntas humanas para encontrar una respuesta no humana. El lunes 2 converse con ellos, los testigos, por primera vez. Lo hice para saber exactamente sobre que versa­ria la pericia psicologica, sobre que elementos iba a ordenar la pericia. Si. Se hablo de mi interrogatorio[4]. Al hacerlo, encontre muchisimas contradicciones, y al reconstruir el hecho tambien. Ahora, el sumario es secreto. ¿Conclusion? En la reconstruccion no hubo un relato fiel. Villegas, segun aprecie, no se acordaba practicamente de nada. Es mas, creo que pudo ver, como no ver nada. Estaba asustado de un susto.

“Peccinetti es quien ha hablado, quien ha hecho la descripcion de lo sucedido. Emo­ciona1mente no esta alterado. Villegas ha sido mas bien el eco de las palabras de Pec­cinetti. No recuerda nada con precision.

“Al principio crei que era una broma a la provincia. Despues he comprobado que en realidad la broma fue a este muchacho Villegas y sin querer se amplifico y escapo al control de los organizadores. Se trata de un cuento. Entre los responsables esta Peccine­tti, naturalmente” (11).

Aunque por secreto sumarial nada se comunico oficialmente, habrian trascendido por fuentes allegadas al juzgado los detalles que -aparentemente- fundamentarian la opinion del doctor Marzari Cespedes:


Villegas y Peccinetti muestran el lugar en donde recibieron los pinchazos.

a) Marcas de huella de automovil, observadas por el juez, que demostrarian que un coche modelo nuevo estuvo dentro del baldio, donde esta­ba el haz de luz;

b) Entre la narracion del suceso y su reconstruccion, hay una hora de diferencia, que Peccinetti no supo como justificarla;

c) Los pinchazos que recibio Villegas le dolieron y fueron profundos, mientras que en Peccinetti han sido superfi­ciales (efectuados en ambos con cualquier elemento punzante);

d) La broma habria comenzado varios dias antes, por ejemplo, cuando el dia anterior se le cambiaron los cables de las bujias de su viejo Chevrolet, comenzando a detonar cuando se lo puso en marcha, aprovechando el caracter asustadizo y facilmente sugestionable de Villegas;

e) La permanente tranquilidad de Peccinetti en contraste con el temor de Vi­llegas, especialmente, durante la reconstruccion del hecho

f) Un episodio ocurrido en la misma que ha sugerido que en el episodio habrian estado directamente implicados o­tros compañeros de Peccinetti y Villegas;

g) La madrugada en que ocurrieron los hechos venian y bajaron durante el trayecto otros tres empleados del casino, segun lo recordo Villegas en la reconstruccion, pero omitido por Peccinetti;

h) Las inscripciones en la puerta del auto fueron hechas con una punta para realizar pirograbados, empezando con un trazo grueso y terminando con uno fino;

i) El mercurio encontrado en el estribo co­rresponde exactamente al que contiene un termometro comun;

j) El dia anterior al hecho Peccinetti dejo olvidado su abrigo, un gaban, en la casa de Villegas y tambien se le descompuso su vehiculo (12).

No podemos asegurar que estos sean todos los elemen­tos del sumario judicial, que fundamentaron la opinion del juez interviniente en la causa. No poseemos los informes de los pormenorizados peritajes tecnicos (fisicos, quimicos y psicologicos, que incluyen pruebas dactiloscopicas, balisti­cas, escopometricos y psicodiagnosticas, muy reveladoras), en razon del secreto de su­mario. Al no hallar culpables, la causa se reserva en secreto hasta que el autor se individualice o se ordene la prescripcion (pase a ser archivada). Aun asi, sera pertinente formular algunos comentarios sobre los puntos recien expuestos, no obstante su ca­racter provisional:

a) Como se indico anteriormente, esta evidencia fue accidentalmente destruida y no se llego a termino para ser examinada o fotografiada por los peritos;


Peritos del CNEA en el lote baldio.

b) Prescindiendo de las interpretaciones abduccionistas, es probable que en una situacion mental y e­mocionalmente singular como la expuesta, resulte dificil una medicion exacta, aunque una hora es un periodo excesivamente prolongado (esto haria supo­ner que en ese tiempo se encendio el azufre en el interior del auto, se arrojo el mer­curio encontrado y se levanto el escenario);

c) Nosotros pudimos verificar cinco dias despues una ligera punzadura en Peccinetti;

d) El viernes 30 de agosto, confiesa Villegas, “tuve un problema, cambio de cables en las bujias del auto; es el coche mas viejo, el que mas se presta a bromas, si, era una de tantas. Era la broma clasica de los compañeros volcarme basura o colocar los tachos en el techo del auto. La noche del jueves, cuando fui a arrancar, escuche explosiones. Decidido a regresar por otros medios, vi en ese momento a Peccinetti y un amigo que se iban…”;

e) La actitud de los involucrados puede reflejar, sino, la personalidad de cada uno;

f) El juez se refiere aqui a la correccion que le hace un compañero de Peccinetti y Villegas, duran­te la reconstruccion del hecho, respecto a la precisa ubicacion de uno de los humanoi­des;

g) La presencia de otros acompañantes ha sido sistematicamente omitida en todas las entrevistas, incluida la nuestra;

h) Posibles rayas hechas por la policia, simila­res a las encontradas, demostraron que humanamente se pueden hacer. Empero, tras­cendio otra version que indica que el coche no estaria rayado, sino marcado por un instrumento que dejo una sustancia formando los extraños dibujos (esta respaldaria de mejor modo el comentario de que, al tiempo, las marcas fueron borrandose misteriosa­mente). Aunque asi no fuera, el daño es facilmente reparable en el viejo automovil (se trata, en rigor, de un modelo Whippet 1929, con carroceria Chevrolet 1934);

i) Al parecer, son varias las personas que habrian recogido muestras del mercurio hallado en el estribo del auto (sabemos que el comisario M. Montoya, el vecino Jorge Arturo, y el meteorologo Bernardo Razquin, tomaron de alli un material similar);

j) No queda claro porque Peccinetti, siendo una noche no excesiva­mente fria (la temperatura era cercana a los 12 C° y la humedad del 62%, con cielo despejado en Mendoza), insistio en ir a buscar el abrigo, sin esperar al otro dia.

La conclusion del doctor Jorge Marzari Cespedes puede sintetizarse en esta declaracion: “Es una broma de mal gusto, con un movil detras. No es nada del otro mundo…” Sus impresiones, coincidentes con las de la policia, hacen caer sus sospechas sobre Juan Carlos Peccinetti.

A pesar, los hechos trascendidos no aclaran del todo el episodio. Por ejemplo: Los bromistas ¿eran niños?, se interroga un cronista. Porque se hablo de cinco enanos cabezudos. ¿Es posible que el mercurio recogido correspondiera a un termometro comun, cuando varios son los testigos que se habrian llevado cierta cantidad?

Aun con los limitados elementos, la hipotesis expuesta por la justicia y la policia mendocina suscita otros interrogantes. Veamos:

¿Como se entienden las palabras del comisario Montoya, cuando dice que “montar una escenografia asi y hacerla desaparecer en unos minutos antes de que llegara la policia y sin dejar rastros, hubiera implicado una inversion acaso solo al alcance de Holly­wood”? ¿De que manera se hicieron, finalmente, las inscripciones en el automovil? ¿De que manera, “con una sabana y un reflector” -como indica la policia-, se pudo proyectar en colores las tres escenas (catarata-hongo atomico-catarata sin agua) que vio Villegas? ¿Donde estan los cinco integrantes del equipo de bromistas que Villegas vio a menos de un metro de distancia? ¿Como pudo Peccinetti contratar a cinco individuos -niños o adultos- de 1,40-1,50 m. de estatura, calvos y vestidos con enterizos? ¿Como ascendieron los cinco enanos por la luz? ¿Donde esta la larga madera, o tablon, utilizado por un automovil para penetrar en el terreno baldio sin dejar huellas y si hacerlas justa­mente donde se requeria mas cuidado, es decir, en el presunto lugar del descenso? Si el sorprendido debia ser Villegas y el mismo manejaba el auto, ¿que sistema utilizo su compañero para que el rodado dejase de funcionar en el lugar indicado para la representacion? Ademas, el propio Villegas obro por su cuenta cuando afirma: “Sin saber por­que y aunque no lo hago nunca, doble por la calle Neuquen hacia el norte”. De esto se desprende que si Villegas hubiera tomado el camino habitual toda la broma habria fracasado. ¿Quien es la persona que habria testimoniado que su coche se detuvo en otra ca­lle, cercana al lugar y a la misma hora?

Como puede notarse, el problema resulta demasiado complejo para aceptar dicha hipotesis con proverbial ligereza. La version oficial parece tan dificil de probar como la ­realidad del episodio. Quizas, el error haya sido haber adoptado -supuestamente- la hipotesis de la broma y no de la fabulacion.

Si los dos protagonistas fueran acusados de fabuladores, seria simplemente la palabra de ellos contra la de toda la maquinaria oficial que intenta defenestrar el caso. Peccinetti y Villegas habrian abandonado el automovil ya escrito, se habrian producido las punciones en los dedos y, luego de derramar mercurio (elemento que se obtiene sin dificultad), detener el reloj pulsera de Peccinetti, y producir la explosion, habrian salido corriendo a pedir auxilio al Liceo Militar.

Esto es posible y mas que nada barato, pues no existirian enanos, ni televisor, ni artefacto volador, ni pirograbadores.

Sin embargo, el juez adopto el temperamento de insistir en la hipotesis de la broma, quiza por prudencia, por una estratagema de la investigacion, o -ciñendonos al texto- ­por su propia conviccion. En este ultimo caso, para aceptar esa hipotesis, ha de ser imprescindible que el juez presente numerosos elementos de probanza. En otras palabras, si Peccinetti participaba en la broma en perjuicio de Villegas, y este vio todo lo que narro -como acepta el juez, con ciertas reservas- (“Es mas, creo que pudo ver, como no ver nada”), la justicia para probar su aserto tendra que mostrar y/o explicar el conjunto de las preguntas que hemos planteado parrafos atras. Una tarea que, lejos de simplificar y lograr una adecuacion, parece complicar las cosas

[1] Sin embargo, los dos testigos dicen que en la guardia del liceo ni siquiera se los atendio y que simplemente se limitaron a echarlos (presumiendo que eran ebrios).

[2] Un agente de policia notifico del episodio a la seccional 33ª, cuyo oficial de servicio, el inspector Albornoz, partio de inmediato al hospital junto al oficial Carioni. Alli Peccinetti le entrego su reloj, detenido a las 3,42. Albornoz se lanzo a una pericia: “Al no funcionar, fue movido en distintas formas y no a­rrojaba sonido alguno, pasandoselo al oficial Carioni a su pedido, quien lo retuvo tambien examinandolo y en un momento (…) mostrandome el citado reloj destapado, me exhibia la maquina del mismo al tiempo que con una punta de metal revolvia la maquina en busca del pelito que le faltaba”. Este hurgueteo del reloj desato las iras de Albornoz (4).

[3] Se podria pensar que la supuesta broma tuvo por motivacion, ademas del caracter impresionable de Villegas, la ola de observaciones de ovnis y el estreno cinematografico dias antes de la comedia argentina “Che, Ovni”.

[4] El abogado y ufologo creyente Ignacio Correa Llano, quien asumio espontaneamente la defensa de Peccinetti y Villegas, arguye que “hubo presion psicologica por la forma del interrogatorio y falta de objetividad de Marzari Cespedes, quien prejuzgo”. Para agregar: “El error es de caracter procesal, a un asunto que necesitaba un tratamiento a otro nivel” (10).

FINES INCONFESABLES

Un llamado telefonico anonimo a las emisoras de radio, que brindaron abundante informacion del suceso, hizo saber que Juan Carlos Peccinetti pertenecia a una organizacion o grupo esoterico denominado Khronos, y que tendria “grandes debilidades por la ciencia ficcion y los mensajes esotericos” (l3).

Esta version es una de las tantas que circularon durante esos dias, pero que tuvo bastante insistencia, aun cuando nada se pudo confirmar. Algunas personas han interpretado las palabras del juez Marzari Cespedes en tal sentido cuando expreso que el caso resulto “una broma con fines inconfesables”, o “con un movil detras”.

El episodio resultaria, entonces, una forma espectacular de proselitismo. Indudable­mente, un hecho de estas caracteristicas seria de gran auxilio Para quienes sustentan una forma de pensar que brega por una radical transformacion de las formas clasicas del pensamiento.

Khronos es una sociedad fundada en 1963 y liderada por Mario L. Rodriguez Cobo, mas conocido como Silo. Durante muchos años este grupo se mantuvo oculto, actuando en si­lencio, buscando la fuente de la sabiduria. Eran jovenes cuyas edades oscilan entre los 17 y los 35 años. “Un verdadero maestro -le impartia Silo a sus discipulos- enseña con gesto serio, pero aquel que lo hace riendo y con bromas es dos veces maestro”.

Precisamente, el descenso del famoso ovni con sus cinco ocupantes coincide con el mes aniversario de su detencion policial en Jujuy; el dia de su arenga en Punta de Vacas (4 de mayo) se vio un ovni en la ciudad, y el dia que prohibieron su arenga en Jujuy aparecio otro ovni en esa region. Asimismo, la revista de difusion interna de algunos grupos seguidores del adalid (que, ademas nacio en Mendoza), se llama OVNI[1], “por eso poco comprendida cuando sale al publico, que se convierte automaticamente en un ovni, en un sentido humoristico”, justifican sus editores.

“Hoy es claro que esta difusa religiosidad para avanzar, debera combinar el paisaje y el lenguaje de la epoca (un lenguaje de programacion, de tecnologia, de viajes espaciales), con un nuevo Evangelio Social”, concluyo diciendo Silo en una conferencia pu­blica (14).

Hasta donde se ha podido saber, la relacion ovnis-fines inconfesables solo encontra­ria asidero en la supuesta filiacion de quienes habrian preparado esa broma, con lo cual el fenomeno pasaria a ser un factor de agitacion.

LAS INSCRIPCIONES EN EL AUTOMOVIL

La ambigüedad interpretativa que sugieren los extraños simbolos, efectuados al pare­cer por un instrumento “que expediria calor, el suficiente como para poder marcar sin quemar”, es uno de los rasgos mas notables. Se ha querido ver en ellos desde un mensa­je profetico que contiene simbolos de antigua y variada procedencia terrestre, hasta la representacion de un mapa astronomico, indicando el itinerario y procedencia de los ignotos visitantes.

Es obvio que estas interpretaciones, en si mismas, no constituyen argumentos a favor o en contra, pero es singular que los mensajes ideograficos (pantalla e inscripciones) son netamente sugerentes y ambiguos, en contraste con los mensajes telepaticos, cuya semantica muestra claridad y consistencia. A pesar, en todos ellos surgen elementos o ideas de contenidos sensual o espiritual (mistico, profe­tico) por un lado, y racional (tecnico, cientifico) por otro.

En cuanto a su construccion, se ha observado que realizaron un rayado en el auto que tiene mucha similitud con el que haria una persona de nuestro planeta, lo que demos­traria una habilidad semejante. Se trata, en realidad, de dibujos geometricos primitivos, indignos de una civilizacion capaz de pergeñar artefactos que circulan por el espacio y atemorizar a los seres humanos. Lejos esta la demostracion de la pretendida superioridad cientifica y tecnica.

Por eso ha despertado la sospecha que produzcan unas marcas en un automovil para indicarnos vaya a saber que, cuando pueden hacerlo -segun los empleados del casino- utilizando otros medios mas inteligibles.

“En vez de perder tres o cuatro minutos rayando un auto -reflexiona un mendocino-, podrian haber traido una hoja, un mapa, un bosquejo, ya sea un papel o en algun mate­rial para dejarnos en la Tierra, que es mu­cho mas practico que unas rayas mal traza­das en un auto” (16).

Pero estos no son los unicos indicios que refuerzan la hipotesis de una patraña imaginada por los dos oscuros empleados del casino.

UNA VISION DEL CONTEXTO

El episodio ocurrido en Mendoza el sabado 31 de agosto de 1968 debe ser examinado teniendo en cuenta algunos acontecimientos, naturales y culturales, producidos en esa e­poca.

En mayo se producen en Francia los celebrados disturbios estudiantiles y obreros que llevan a la disolucion del parlamento, con efectos de revuelta en casi todo el mundo. Ese año mueren asesinados, en los Estados Unidos, dos grandes lideres de la paz. Acre­ce el clima belico en Europa, y en la ONU se firma el tratado contra la proliferacion de armas nucleares. Se acelera la puja espacial ruso-estadounidense.

Dias antes de producirse la denuncia sobre el ovni y los cinco ocupantes, estuvieron en la apacible ciudad de Mendoza[2], periodistas del semanario de mayor circulacion nacional. Su proposito se debia a un polemico tema que ocuparia a toda pagina la tapa de la difundida revista ilustrada (17), bajo el titulo: “Base Norteamericana en Mendoza”.

La actitud de la opinion publica reflejaba cierto desconcierto: “eramos pocos los que conociamos la existencia de dicha base extranjera en Mendoza”, L. S.; “Creo que no cum­plen funciones meteorologicas, como dicen…”, M. L. (l8). Pero la noticia no era del todo reciente. El 21 de agosto, El Andino de Mendoza informo que en la base de El Plume­rillo noto la presencia de aviones U-2 y un nutrido contingente de militares norteame­ricanos cuya mision, segun se dijo, consistia en brindar asesoramiento a las tres ar­mas argentinas sobre temas vinculados al transporte, comunicaciones y similares. Sin embargo, no parece haber resultado convincente y fue mas bien relacionada con la proxima explosion en el Pacifico de la primera bomba de hidrogeno francesa. Versiones le atribuyeron la mision de fotografiar, analizar, toda la prueba.

No fue menos inaudito que el 23 de julio anterior, en el aeropuerto de San Carlos de Bariloche se avistara una nave que no respondio a las solicitudes de identificacion y se alejo describiendo una parabola extraña. Se creyo que era un ovni. Recien el 15 de septiembre de 1968, un escueto parte de la Fuerza Aerea Argentina comunico que se tra­to de un avion RB 57 (Martin RB 57 D, un bombardero tactico, aqui en una version de reconocimiento electronico y fotografico) del escuadron de la USAF que operaba desde la Base de El Plumerillo, Mendoza, en tareas cientificas. El vuelo referido constituyo u­na infraccion a las normas de transito aereo vigentes (19).

El eje de estas actividades parece haber sido, como se señalo, la serie de experimentos nucleares efectuados en los mares por Francia y planeados para su armamento be­lico, causando alarma y una ola de protestas internacionales. A mediados de julio ese pais hizo estallar la undecima bomba nuclear en el Pacifico Sur, desde que inicio la organizacion de la fuerza nuclear francesa independiente, recordando que la bomba de hidrogeno seria estallada en la segunda quincena de agosto (20).

Esto viene a coincidir con la fecha del recordado caso de Peccinetti y Villegas. En relacion al mismo, debemos llamar la atencion respecto a las imagenes profeticas que muestran los humanoides: la primera, una verdecida imagen con cascadas (¿Mendoza, qui­za?), la segunda, la de un hongo atomico, acaso un holocausto atomico (como las prue­bas realizadas en esos dias en el Pacifico Sur), y la tercera, como si apareciera nuevamente la primera, pero esta vez seca, sin vida.

Es por igual llamativo que en esos meses se produjera una intensa sequia en Chile (pais que bordea el sur del Oceano Pacifico), y las provincias argentinas de Mendoza y San Juan, por la ostensible disminucion del caudal de los rios (21). Tampoco faltaron quienes pretendieron relacionarlo, con razon o sin ella, a las pruebas atomicas que se realizaron en la region.

Tal vez sea pertinente citar, al respecto, la opinion de la Lic. Susana Moran de Giudice, profesora de la catedra de Psicologia Social de la Universidad Nacional de Cuyo, acerca de lo psicologico en estas apariciones: “Luego de un acopio de opiniones, preferimos ubicar nuestro pensamiento en una posicion que justificaria la aparicion de objetos y seres misteriosos como proyeccion de cosas nuestras no realizadas, fundamental­mente en nivel de comunicacion y dificultad en la vinculacion con el otro-como-nosotros. Seria la necesidad de colocar afuera el no temer ante el temor real de destruccion”[3] (22).

[1] Precisamente, la revista OVNI, su organo de difusion, hizo siempre un exordio contra todo tipo de violen­cia, y afirmo poco despues de producido el caso: “Otro ciclo del espiral concluye. La Humanidad esta en su punto crucial. El hombre continua su transito de sueño en un mundo que ya no comprende. Hemos vuelto para clavar la espada, pero esperamos la llegada de los Grandes Enviados que sacaran de su crisis a pueblos y naciones”. Esta literatura de tono esoterico, constituye el Mensaje con que la llamada Sagrada Orden de America pretende “preparar el camino del Maestro para cuando llegue la estrella” (l5).[2] Mendoza tenia por entonces una poblacion estimada en mas de 100.000 habitantes. Ciudad de grandes espacios verdes, domina sus alrededores la vision de extensas planicies de pedemonte, donde proliferan las viñas, tras el marco de los altos cordones montañosos de la precordillera andina.

[3] La psicologa S. Moran de Giudice se ha limitado a referir los comentarios con sus alumnos de la catedra de Psicologia. Social acerca de la influencia de lo psicologico en las apariciones de los extraños seres. Como su materia trata en especial de las relaciones interpersonales, aclara, se interpreto el fenomeno en estos terminos. Vale decir que no se trato de ensayar una suerte de reduccionismo, sino, formular un punto de vis­ta posible, reflejando los comentarios pertinentes al ambito de su quehacer profesional.

En ufologia, es comun que el astronomo hable de psicologia, el sociologo hable de fisica cuantica, y el ignorante hable de todo

CONSIDERACIONES FINALES

Jamas en la Argentina un informe de esta naturaleza, desperto el interes de tantas reparticiones oficiales, ni tuvo la tremenda repercusion alcanzada por los testimonios de Juan C. Peccinetti y Fernando J. Villegas. Transcurridos los años de aquel suceso, ha continuado vivamente la controversia. A proposito, este articulo desea propiciar un enfoque global y aportar nuevos elementos de analisis.

Recapitulando, Mendoza era por entonces centro de notorias sorpresas: 1) la increible experiencia de Peccinetti y Villegas, junto a otros sucesos sorprendentes; 2) la polemica actividad norteamericana en la base de El Plumerillo, vinculada con las pruebas atomicas francesas en el Pacifico; y, 3) la insistente presencia de la secta de Silo. Tres sucesos que parecen, de algun mo­do, relacionados entre si.

Con respecto al primero, se establecio un posible vinculo con la fantastica historia que protagonizo Jose Paulino Nuñez, en la Destileria YPF, de Lujan de Cuyo (Mza.), el 30 junio 1968. Enrique Serdoch, quien fuera en su momento vocero del testigo, dice que el padre de J.C. Peccinetti era empleado de la destileria; supone que el relato de Nuñez pudo llegar por esta via a sus oidos, de donde pudo tomar la idea para construir el caso (hay que recordar que si bien el caso Nuñez se difundio despues que el de Peccinetti-Villegas, aquel habria ocurrido un mes antes).

Creyentes, escepticos y refutadores pueden atribuirse la posesion de una explicacion sobre el episodio y, en particular, las inscripciones en el automovil. Aunque de mane­ra diferente. El primero tendra “total certeza de que el caso es real” y que los extraterrestres “utilizan lenguajes antiguos de nuestra civilizacion” (23). Podran reconocer signos arameos, del antiguo alfabeto de la ciudad de Biblos, diciendo: “Comienza el final”. Sumergidos en un nuevo idioma, donde todas las formas de comunicacion son vali­das para una interpretacion de conjunto (signos ideograficos, matematicos, mensajes telepatico y visual), leeran en ellos: “El manejo irresponsable de la energia atomica se torna peligroso -comienza el final- ya no solo para la Tierra sino para el sistema so­lar completo, y alli, no muy lejos, girando en la tercera orbita de Jupiter, viven, sienten y piensan tal vez otros seres similares a nosotros” (24).

Los segundos, escepticos, se reservaran una opinion, mientras no dispongan pruebas materiales, concretas, acerca de los autores. Los ultimos, veran en estas revelaciones la accion humana, sin miramiento alguno. Sera conveniente, pues, analizar tanto las a­pariciones como los mensajes, poniendolos en su debido contexto psicologico y social.

La primera pregunta que surge es: ¿las marcas en el auto contienen un mensaje? El deseo puede hacerlo posible, convirtiendolas en un signo que admitira alguna interpretacion con significado. ¿O se trata de una combinacion del arameo, con simbolos algebraico-geometricos, y representaciones astronomicas? El caso del supuesto ovni de Mendoza y los simbolos inscriptos por sus presuntos ocupantes en el automovil, pone ante la presencia de caracteres que se encuentran en petroglifos y pictografias de distintos lugares de America[1]. Dejaremos a los amantes de von Däniken la pregunta acerca de la presencia de los extraterrestres en epocas remotas, y si nos dejaron su escritura en la piedra.

Es peculiar que sus autores, pudiendo expresarse en forma inteligible, comunicable, parecen haberlo hecho -solo en la grafica- en un lenguaje cifrado, oculto. Un acertijo que haria las delicias de los grupos esotericos, como el de Silo. Coincidencia o no, este hombre al que sus seguidores llaman el maestro, siendo para algunos discipulos Cristo reen­carnado y para otros el ultimo de los Budas, se afirma en el antiguo cristianismo y enseña su doctrina basada en una renovada forma de la gnosis y del hermetismo. Segun los hermeticos, cualquier estudioso de la magia podia llegar a ser como Jesucristo o Buda, mediante el conocimiento de los jeroglificos, de la astrologia y las figuras ma­gicas (25). Silo, al frente la secta Khronos, se mantuvo actuando durante años en si­lencio, hasta que por medio de la meditacion y el estudio, dice haber alcanzado la fuente de sabiduria. Un conocimiento legado por el hombre, a traves de generaciones por los grandes maestros, los grandes iniciados[2].

Mas alla de lo real e imaginario que pudiere ser el encuentro de Peccinetti y Villegas, tiene caracteristicas de una revelacion. En algunas ceremonias, se admite a unos pocos -discipulos- al conocimiento de ciertos misterios. Las tres punciones en los de­dos, dando la impresion de tomar contacto con la sangre y consagrar asi el encuentro, es significativo: la sangre constituye el tejido liquido mas valioso de nuestro cuer­po y posee fuertes connotaciones simbolicas. La triade es la constante numerica que suele observarse en ciertos ordenes establecidos (especialmente, de origen cristiano, ligada a lo espiritual-valorativo y trascendente): su reiteracion en los grabados del automovil (haciendo suponer que “las criaturas han venido tres veces de Ganimedes”) y que “habian dado tres veces la vuelta al Sol”, segun el mensaje telepatico recibido por los empleados del casino; los tres extraños seres que les efectuaron, curiosamen­te, tres punciones en los dedos mayor e indice de la mano izquierda, son evidentes. Pueden observarse ademas posibles referencias biblicas. Veamos por ejemplo El Apocalipsis o Revelacion, segun San Juan, el teologo, capitulo 1:

“8, Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. (…) 17, Cuando le vi, cai como muerto a sus pies. Y el puso su diestra sobre mi, diciendome: No temas; yo soy el primero y el ultimo”

Mas adelante, se ha de manifestar la profecia apocaliptica, “porque el tiempo esta cerca” (1:3), de algun modo parangonable a las imagenes profeticas presuntamente mostradas por los humanoides, acerca de las tribulaciones que sufrira la Tierra.

Los testigos: Un aspecto fundamental de la investigacion es el que se refiere a 1a personalidad e intereses de los testigos. Especialmente, por las sospechas del juez Jorge Marzari Cespedes recaidas en el primero, como uno de los responsables de la supuesta broma. No obstante, se dijo que Peccinetti no cambio su manera de ser despues del en­cuentro, y que “sigue la vida de siempre”, a diferencia de Villegas que empezo a inte­resarse por “la lectura seria”, tratando de profundizar en temas que antes le eran ajenos (27). Al tiempo, paso a desempeñarse de mozo en un restaurante.

Peccinetti tambien dejo de trabajar en el casino y muy pronto comenzaron sus problemas. Veintiun dias despues del episodio fue suspendido en sus tareas (resolucion 267), a pesar de que el sub-gerente del casino, Arturo Solari, con recato institucional, nego la version y “menos por haber visto un plato volador”.

Un año despues, en agosto de 1969, personal policial de la Seccion Defraudaciones y Esta­fas, recibio la denuncia formulada por cinco empresarios, productores de aceitunas, en la venta del oleaginoso a una firma que, aparentando solven­cia, finalmente no existia y sus responsables desaparecie­ron. La investigacion policial tuvo exito al lograr la deten­cion de los cuatro implicados. Entre ellos: Juan Carlos Peccinetti, apresado en la provin­cia de La Rioja, lugar donde -segun la informacion policial­- juntamente con el resto de la banda habrian cometido delitos similares. Los detenidos fueron puestos a disposicion de la Justicia, acusados de estafas reiteradas (28). El periodismo local pronto noto de quien se trataba, y no demoro en señalar su relacion con los ovnis.

Sin embargo, Peccinetti parece haberse fugado y, pese a tener pedido de captura en La Rioja y Mendoza, tres meses despues ingresa al pais trasandino. Hasta que en noviembre de 1970 vuelve a estar en las noticias. Esta vez, el Departamento de Investigaciones (policia civil) de Chile dio a conocer la identidad de “unos pistoleros” implicados en un asesinato. Segun la policia, Peccinetti fue el autor de los dos disparos que causaron la muerte casi instantanea de un contador. El movil del crimen habria sido apoderarse de una cantidad de dolares que portaba la victima, dedicada al trafico de dinero, al igual que Peccinetti y sus complices. Son conceptuados como “muy peligrosos” y -de acuerdo a lo informado- serian los autores del asesinato de un policia en Rosario y del asalto a un banco, tambien en esa ciudad santafecina (29).

Como se desprende, la calidad de este testigo admite algunos reparos. No resulta aceptable pensar, aqui, en la accion transformadora generada por el encuentro, o en las variaciones de personalidad en el curso del tiempo. Antes bien, se trata de un sujeto dotado de una personalidad claramente definida.

Asi las cosas, tampoco debe asombrar que en los ambitos oficiales se haya sospechado estar frente a una broma, uno de cuyos responsables seria J.C. Peccinetti. Aun mas, de acuerdo a lo que hemos ido apuntando, estimamos probable que pudo haberse tratado de una supercheria, una fabulacion ideada con aparentes propositos proselitistas.

REFERENCIAS

(1) El Andino, Mendoza, 12 septiembre 1968. Cfr.: La Razon, Buenos Aires, 13 septiembre 1968, y Clarin, 14 septiembre 1968.

(2) 2001 – Periodismo de Anticipacion, Buenos Aires, Año 1, N° 2, 18 octubre 1968, p. 11.

(3) Los Andes, Mendoza, y La Nacion, Buenos Aires, 1 septiembre 1968.

(4) Primera P1ana, Buenos Aires, N° 298, 10 septiembre 1968, p. s.s.

(5) El Andino, Mendoza, 12 septiembre 1968.

(6) Primera Plana, op. cit., p. 56.

(7) Gente y la Actualidad, Buenos Aires, N° 164, 12 septiembre 1968, pp. 10/11.

(8) Diario de Cuyo, San Juan, y Los Andes, Mendoza, 1 septiembre 1968; Asi, 2ª, Bs. As., Año VI, N° 279, 12.

(9) Asi, 3ª, Buenos Aires, Año III, N° 147, 14 septiembre 1968, p. 17/septiembre 1968, p.9.

(10) 2001 – Periodismo de Anticipacion, Buenos Aires, Año 1, Nro. 2, 18 octubre 1968, p. 15.

(11) Ibid., p. 11, y Gente y la Actualidad, Buenos Aires, N° 164, 12 septiembre 1968, p. 11.

(12) Gente y la Actualidad, op. cit., p. 12.

(13) Diario de Cuyo, San Juan, 1 septiembre 1968.

(14) Silo Opina…, “La religiosidad en el mundo actual”, Ed. La Comunidad, Buenos Aires, junio 1986 (s/conf. publica del 13 junio 1986, Casa Suiza, Buenos Aires), y 2001 – Periodismo de Anticipacion, Buenos Aires, Año 2, N° 16, noviembre 1969, pp. 18/23.

(15) 7 Dias Ilustrados, Buenos Aires, N° 84, 16 diciembre 1968, p. 14.

(16) El Andino, Mendoza, 4 septiembre 1968.

(17) 7 Dias Ilustrados, Buenos Aires, s/ref.

(18) 7 Dias Ilustrados, Buenos Aires, N° 72, 23 septiembre 1968.

(19) 2001 – Periodismo de Anticipacion, Buenos Aires, Año 1, N° 1, 4 octubre 1968, pp. 4/11 y 26 bis anexas; La Razon, Buenos Aires, 25 julio 1968 y 17 septiembre 1968; Rio Negro, Gral. Roca, 17 septiembre 1968.

(20) La Capital, Mar del Plata, 5 julio 1968; Ecos Diarios, Necochea, 16 julio 1968.

(21) La Prensa, Buenos Aires, 4 diciembre 1968, et. al.

(22) Los Andes, Mendoza, 6 septiembre 1968.

(23) Se1ecciones de Cuarta Dimension, Buenos Aires, N° 5, mayo 1985, p. 10.

(24) 2001 – Periodismo de Anticipacion, Buenos Aires, Año 1, N° 5, 6 diciembre 1968, pp. 18/19; Los Andes, Mendoza, 3 septiembre 1968.

(25) Capanna, Pablo. Contactos extraterrestres, Edit. Claretiana, Buenos Aires, 1993, pp. 41 y 44.

(26) Silletta, Alfredo. Sectas-Cuando el paraiso es un infierno, Meridion Edic., Buenos Aires, 1992, p. 184.

(27) 2001 – Periodismo de Anticipacion, Buenos Aires, Año 1, N° 2, 18 octubre 1968, pp. 14/15. (Investigacion periodistica de Alejandro Vignati y Marcelo Ray).

(28) El Andino, Mendoza, 20 agosto 1969, p. 16; Los Andes, Mendoza, 21 agosto 1969, p. 13; y Mendoza, Mendo­za, 21 agosto 1969, p. 8.

(29) Los Andes, Mendoza, 8 noviembre 1970.
[1] Para mencionar algunas, los petroglifos de Colo-Michi-Co, en la provincia de Neuquen, estudiados por el Dr. Juan Schobinger y por Cesar Sero; los petroglifos de Barreal, estudiados por Salvador Debenedetti; los caracteres hallados en Grave Creek Mound, Estados Unidos, son una prueba de similitud. No obstante, cualquier es­tudiante de arqueologia podra encontrar otras en cualquier obra de arqueologia referida al arte rupestre.

[2] En mayo de 1969 en la zona cordillerana de Punta de Vacas, Mendoza, Silo oficializo su propia secta. Alli lanzo una arenga publica en la que se conocieron los lineamientos de su doctrina, extendida en 40 paises (26)