1994. ROQUE PEREZ: UNA ZONA VENTANA (2 PARTE)

Juan Pablo Gomez
Y como bien decia, Roque Perez nos deparaba mayores sorpresas….

A fines de septiembre, siempre hablando de 1994, habiamos realizado nuestra ultima visita a Roque Perez, aunque sabiamos que debiamos regresar tarde o temprano.
Durante los siguientes meses de octubre y noviembre dirigimos nuestras pesquisas tambien hacia otras regiones de la provincia de Buenos Aires, visitando ciudades como Azul, Tandil, San Manuel y Punta Indio (en futuras ediciones contaremos sobre estas); a la vez que organizabamos los numerosos testimonios y referencias que los roqueperenses nos habian brindado.
Nuestros cuadernos de campo contenian un sinfin de anotaciones: fechas, nombres, dibujos… No nos avergonzaba reconocerlo: la magnitud de la oleada nos habia superado. Poco a poco fuimos desgrabando los cassettes -unas 2.000 horas de grabacion- y volcando al papel cada uno de los incidentes.
Cabe señalar que por referirme solamente a 1994 han quedado en el tintero avistamientos anteriores y posteriores a este año que no tienen desperdicio y que, seguramente, en un futuro no muy lejano veran la luz.

Los primeros dias de diciembre llego a nuestros oidos una referencia sobre una mas que interesante observacion a plena luz del dia. Segun la version, dos personas habrian presenciado el paso de un avion de linea, en direccion a Buenos Aires, seguido por dos «globos» plateados.
Era suficiente motivo para adelantar una nueva visita a la region.
Y el 11 de diciembre Carlos Ingaramo, Daniel Lopez y quien esto escribe estabamos en Roque Perez charlando, una vez mas, con el siempre dispuesto y amable Aurelio Castellani; quien una y otra vez se lamentaba por haber llegado segundos despues del avistamiento: «…cuando pare el auto -nos decia con evidente fastidio- y vi que estaban mirando para arriba me dije: – estos seguro vieron algo- y me apure a bajar. Cuando me acerque estaban comentando entre ellos y les pregunte: -¿Que vieron? – y el muchacho de la soderia me dijo: -«como dos globos» – y el otro interrumpio y dijo: -¡Que van a hacer globos si lo pasaron como parado al avion!…Y yo por segundos no alcance a verlo, ya solo veia al avion a lo lejos…»
Y su lamento era muy bien comprendido por nosotros…quienes estamos acostumbrados a «llegar tarde»…o por el contrario – y pareciendo ya una broma del destino- a llegar antes de que se produzcan las observaciones. Como paso con Roque Perez, por ejemplo. Para el investigador de campo esto no es una novedad. En mas de una oportunidad nos ha ocurrido detenernos en ocasionales poblados en los cuales, para no perder la costumbre, consultamos sobre la actividad de los «no identificados». Y no porque nos hubiera llevado alli una denuncia OVNI, sino, simplemente, porque los atravesamos en los viajes. Claro que, generalmente, recibimos un «nooo, por aca no pasa nada» como respuesta del sorprendido paisano. Pero resulta que despues, al poco tiempo (y cuando no a poco de irnos), nos enteramos que en ese mismo lugar donde estuvimos preguntando, se registraron importantes (y a veces, hasta numerosos) avistamientos. En fin, estas son algunas de las perlas que la investigacion de campo brinda y lo deja a uno meditando…(amen de maldiciendo).
Pero volvamos a Roque Perez y a los «globos»…
«Fue el dia 13 de Octubre, a las cinco y diez de la tarde y lo recuerdo bien porque estaba jugando Boca-River» – nos explicaba nuestro amigo Castellani – «Estos dos muchachos estaban en una esquina frente a la plaza Mitre (Yrigoyen y 9 de Julio), esperando que abra el negocio de bulones, cuando me acerque acaban de verlo…iba el avion (hacia Buenos Aires) y los globos le pasaron por afuera…¿pero eran como discos?- les pregunte – «Si como discos plateados…me contestaron».
«Pero eso me dejo impresionado ¡y el relato del tipo!…Ahora el muchacho de la fabrica de soda dijo: -No, eran globos- (como no dandole importancia). ¡Que van a hacer globos si lo pasaron al avion como parado!- dijo el otro. Claro el tipo asociaba…. porque un globo tiene que ir despacito..».
Aurelio siguio recordando.
«El de la fabrica de soda medio lo tomo como que eran globos. No le presto mucha atencion, en cambio el otro hombre si…
…Yo no se si este chico de la soderia lo recordara bien… mas se interesaba en el partido de Boca-River que estaba jugando ese dia…».

Nos despedimos de nuestro amigo e inmediatamente salimos en busca de los testigos. Se suponia que uno de ellos se apellidaba Garcia y vivia en las afueras del pueblo; el otro, tenia una fabrica de soda sobre la calle Tarigo, a la cual visitamos en primera instancia. No tuvimos suerte, era domingo y nadie nos atendio; con cierto fastidio pero confiado que en otra oportunidad hablariamos con el testigo, continuamos la marcha y nos dirigimos, previas averiguaciones, a la casa del tal Garcia. Cuando lo localizamos y le explicamos el porque de nuestra presencia el buen hombre nos miro, no sin asombro, y nos contesto que el nada tenia que ver con OVNIs ni nada que se le parezca, es mas, nunca habia visto algo extraño. Y como si no hubieramos escuchado su respuesta negativa volvimos a insistir explicandole que lo habian señalado como testigo de una observacion de dos «globos» detras de un avion, etc., etc., etc.. Seguramente al notar la paulatina transformacion de nuestros rostros en una evidente bronca contenida, Garcia se sonrio y nos dijo: – Aaah!. Al que ustedes buscan es a Izquierdo…el vive mas alla.
Ni tengo que decir que en fraccion de segundos estabamos los tres dentro del coche en direccion a su casa.
Indudablemente, y ahora que lo recuerdo, fue la sola presencia de tres desconocidos provenientes de Buenos Aires, bajando de un auto que por su aspecto dejaba bastante que desear (1) y preguntando por lo que habia presenciado el 13 de octubre, lo que provoco en el Sr. Izquierdo una visible desconfianza con una buena dosis de susto.
Y no hubo caso, por mas que le explicabamos como habiamos dado con el y el porque de nuestra visita, el buen hombre apenas nos contestaba. ¡Ni hablar de grabarlo!. Mal que mal, pudimos confirmar lo que Aurelio nos habia adelantado.
Seguramente, con la intencion de «sacarse de encima» rapidamente a estos tres desconocidos, nos dijo que vayamos a ver a un tal Murga que «tambien los habia visto». Considerando las circunstancias, decidimos que lo mejor era marcharnos y volver a dialogar con el en otra oportunidad, cuando estuviera mas tranquilo. Le preguntamos donde vivia el Sr. Murga y nos despedimos.
Era curioso, pues nadie nos habia comentado de un tercer testigo. Y comprendiendo que su testimonio seria de gran importancia emprendimos, nuevamente, otra busqueda.

La primera sorpresa
Todavia enfrascados en un intercambio de dudas e inquietudes llegamos al campo de los Murga, en Juan Atucha. Nos atendio una señora muy amable que se identifico como su madre, a quien le comentamos nuestra intencion de hablar con su hijo por el avistamiento en el que habria participado de unos presuntos OVNIs, a plena luz del dia, siguiendo a un avion de linea. La mujer, algo confundida, nos confirmo que si, que su hijo habia visto OVNIs pero no como le explicabamos. Segun lo que el joven le habia contado, una noche, mientras transitaba en la camioneta hacia la ciudad, dos «aparatos» enormes los sobrepasaron a baja altura…
No puedo expresar con palabras lo que en ese momento sentimos, nuestras miradas lo decian todo y a pesar de no intercambiar frase alguna, cada uno sabia que la sensacion era la misma. Esa sensacion, mezcla de emocion y nervios, que bien conocen los investigadores de campo ante una situacion semejante, nos embargo. Ahora nosotros eramos los sorprendidos, tanto que le pedimos a la señora que nos reitere lo que acababa de decir pues queriamos estar seguros que habiamos escuchado bien, y luego del breve relato nos olvidamos por un momento de Izquierdo, los «globos», el avion… y como alma que lleva el diablo partimos en el Dodge 1500 (ya convertido en una Ferrari) en direccion a la casa de su primo, donde, segun su madre, se encontraba. No fuera cosa que se nos escapara.
Carlos Javier Murga, asi es su nombre completo, es un joven de 22 años, agricultor que no creia en lo que algunos habitantes de Roque Perez contaban sobre los OVNIs. Pensaba que todo eran confusiones y, cuando no, mentiras. «Yo no creia en nada de lo que la gente decia ver y me encuentro con esto, entonces ahi comence a decir, bueno, algo habia»- nos explicaba algo sorprendido. A poco de comenzar su relato se encargo de aclarar que tres personas mas habrian visto esa noche el mismo fenomeno (o algo semejante prefiero decir), pero desde diferentes puntos geograficos. Un tal Villa, que se encarga de distribuir el gasoil en las estancias de la region y «el hijo de Maurici con un empleado» que estaban trabajando en el campo.

Dos «caparazones de tortuga»
Eran las 20.30 h. aproximadamente de un dia de octubre que Murga no recuerda. Conducia su camioneta por un camino vecinal paralelo a las vias del ferrocarril, en direccion a Roque Perez, cuando unos 12km. antes del centro urbano, observo atonito por el parabrisas el sobrevuelo veloz y silencioso de un «aparato» enorme (al menos cuatro veces su camioneta), que lo sobrepaso en direccion NE, es decir, en direccion al pueblo. Aun si haber salido de su asombro, otro objeto similar paso detras del primero. Algo asustado apreto el freno de su vehiculo para detener la marcha…pero ya la oscuridad de la noche se los habia devorado.
Inmediatamente, y detenido en el medio del camino, tomo el microfono de la radio e informo a su madre lo que acababa de observar, quien salio de su casa pero nada extraño observo.
Todo fue muy rapido, nos explico Murga, fue cuestion de segundos. Esos dos objetos, que luego de su descripcion podemos comparar a «caparazones de tortugas», lo habian sobrevolado a unos 500 metros de altura y, segun su parecer, logro visualizarlos porque volaban justo por arriba del camino, sobre su cabeza. De otro modo hubieran pasado desapercibidos pues no tenian luces que los destacaran.
A proposito de su luminosidad expreso: «…como que una luz lo enfocaba de atras para adelante, pero no era una luz que me llamara la atencion, (era) asi como una neblina…era plateado o un azul como clarito… sin alas no tenia ni una ventanita…ni luces que prendian o apagaban, nada. Yo iba asi (señalando el dibujo de la hoja) y me pasaron aca arriba, los vi porque pasaron aca arriba (indicando con un gesto su vertical) que sino no era una cosa que te llamara la atencion, viste que a veces ves una luz que te llama a la vista ahi no, para nada…lo iluminaba pobremente».
«Eran dos…el que mejor vi (fue) el primero, el de atras no se engaña terriblemente pero por decirte algo a cien metros, irian asi (uno detras de otro) pero muy, muy ligero y los tres que lo vimos, vimos lo mismo, cuando quisimos reaccionar no estaban mas… »

Una vez que Murga finalizo su relato, nos dirigimos inmediatamente a la ciudad de Roque Perez para ubicar al Sr. Villa. No fue dificil dar con el dado que en la estacion de servicio ESSO lo conocian. Alli uno de los empleados nos indico donde vivia.
En su casa, proxima a las vias del ferrocarril, nos recibio y confirmo lo que Murga nos habia adelantado. Por suerte, el si nos pudo precisar la fecha de la experiencia porque llevaba un registro de los dias que hace el reparto de combustible.
Ese dia precisamente abandonaba la estancia «La Reforma», a unos 30 km. al sur de la ciudad. Y ese dia tambien era su cumpleaños: el 28 de Octubre de 1994.
«Sali de un campo que yo reparto gas oil y vi una luz que quedaba para aca (se refiere en direccion a Roque Perez, es decir al Norte de su posicion) asi a esta altura (el testigo indica con su brazo unos 10 grados sobre el horizonte)… iba ligero y enseguida aparecio por detras otra luz. La de adelante a mi me dio la impresion que se estiraba…hacia asi la luz…parecia que largaba cosas por atras, y atras vi otra un poquito mas baja…iban las dos a la misma distancia…ligero, ligero muy ligero…pero la vi, no se, cinco segundos y no la vi mas…la de atras hizo asi para abajo (indica con un gesto como que se perdiera bajo el horizonte) y desaparecio y la de adelante siguio un poquito mas y desaparecio..».
Le pedimos mas detalle a Villa del movimiento de la primera luz.
En cuanto al color y la forma expreso: «eran blancas…como una pelota numero 5 pero achatada…como una pelota de rugby…». Cuando comparo la forma de esas luces con los dibujos de OVNIs que le mostramos nos señalo dos, ambas figuras con formas oblongas similares a «puros».
El propio Villa nos explico como llegar al campo de Maurici, que esta ubicado sobre la ruta N° 20 camino a Begueri. Y hacia alli nos dirigimos. Queriamos obtener todos los testimonios de esa noche, ya que el caso lo merecia

Tras recorrer el polvoriento camino, llegamos al campo en cuestion. Alli nos recibio Maurici padre, a quien le explicamos los motivos de nuestra visita y consultamos por su hijo. El hombre se lamento porque este no se encontraba residiendo en Roque Perez, aunque nos confirmo lo del avistamiento; claro que desconocia los detalles. Sin embargo no todo seria negativo pues nos facilito el nombre del trabajador que en esa oportunidad estaba con el joven, se apellidaba Rizzo.

La confidencia…a medias
Antes de marcharnos, don Maurici nos sorprendio con una mas que interesante referencia. Nos conto que la noche anterior, estando en una fiesta, habia llegado a sus oidos un hecho muy curioso, de reciente data. En un campo de la region, sembrado con girasoles, se habian descubierto tres huellas circulares de origen incierto y con caracteristicas inusuales. Ni hablar que nuestros corazones comenzaron a latir tan aceleradamente como mi mano al tomar nota de los pocos (pero valiosos) datos que nos podia brindar. El buen hombre, a nuestro pesar, evito confesar el sitio del descubrimiento respetando asi la decision del chacarero de no informar la ubicacion del campo, para evitar una invasion de curiosos.
Abandonamos la estancia de Maurici en direccion a Begueri en busca del Sr. Rizzo. Durante el viaje, no dejabamos de pensar en la manera de averiguar en que campo aparecieron las dichosas marcas, y, por sobre todas las cosas, a quien le pertenecia. Al menos teniamos algunas pistas a seguir: un campo de girasol (claro que cientos de estos existian en la region) pero, sin embargo, nuestra busqueda se limitaba al que perteneciera a un chacarero que la noche anterior habia participado de una fiesta de casamiento en el pueblo.
Era un nuevo desafio. Y esto nos motivaba.

El testimonio del empleado rural
Llegamos a Begueri, un pequeño poblado al Este de Roque Perez, ya entrada la tarde. Luego de consultar a la gente del lugar, logramos ubicar la casa de Juan Jose Rizzo. Sin inconvenientes, este honesto trabajador de 30 años, accedio a contarnos lo que presencio el 28 de Octubre junto al Leonardo Maurici.
Esa noche, con un cielo completamente despejado, estaban trabajando en el campo de Millan, a unos 10 km. al SE del centro urbano de Roque Perez cuando uno de ellos comienza a observar que desde el NO se aproximaba una luz inusual. Pero dejemos que sea el propio testigo quien lo describa. De nuestra charla podemos extractar lo siguiente:

«Nosotros estabamos echando gas oil (al tractor) y me dice el hijo de Maurici: -¡mira, mira viene una luz muy bajita, iluminando, de todos colores…-. Primero no le di importancia porque el chico era la primera vez que se quedaba conmigo en la casilla y pense que tenia miedo…y le dije: -deja Leo, deja…-. Y me dice….pero veni, veni, veni, mira…y bueno cuando fui, que yo me retiro del tractor…veo eso.
…Era de luz roja, azul, de todos colores. En un momento paro ahi, quedo ahi y de ahi siguio fuertemente como si agarrara para el partido de Lobos y despues corto para Monte (se refiere a San Miguel del Monte)…
…Iba muy bajo y muy rapido…fue una cosa muy rapida pero era una cosa que se alargaba, venia cositas mas atras…habia momentos que se hacia chiquitita y momentos que parecia una cometa….
…Parecia un elastico….se achicaba y se agrandaba…hacia como si fuera como los cohetes que prendes y caen un monton de estrellitas…
…De la luz grande blanca salian para atras por lo menos cuatro rayas (quiere decir franjas horizontales y paralelas) de todos colores y por ultimo quedaba como esos cohetes que vos tiras para arriba y empiezan a caer como estrellitas mas grandes (bengalas)…y volvia todo de vuelta a la luz grande».

Creo que la descripcion de Rizzo es elocuente. No obstante para una mejor comprension de los movimientos del fenomeno es importante destacar lo siguiente:
La luz comienza a aproximarse a los testigos desde el NO a baja altura para ellos. En ese momento la observan como una luz blanca mas o menos circular, de un tamaño importante aunque menor que la luna. En cierto momento parece detenerse -aunque este punto no es seguro- y luego cambia de rumbo hacia el E (hacia el partido de Lobos). Es en esta nueva trayectoria cuando observan los movimientos de expansion y contraccion en el fenomeno (como un elastico), con franjas luminosas de colores varios y «estrellitas» tambien coloridas que se alejan y se acercan a la luz blanca grande, intermitentemente. A poco vuelve a virar y toma rumbo S.E. (hacia Monte) donde la pierden definitivamente de vista. (Se puede interpretar que en estas dos etapas el fenomeno fue visto de perfil)
Todo fue muy rapido, menos de un minuto de duracion.

Agradecimos a Juan Jose Rizzo por su testimonio y nos despedimos. Abandonamos Begueri algo apresurados pues queriamos llegar a Roque Perez antes que anochezca. Teniamos por delante otro desafio: las extrañas huellas…

Aqui abramos un parentesis para comparar los testimonios de la observacion del 28 de Octubre.
Lo descrito por Oscar Villa y Juan Jose Rizzo presentan puntos coincidentes con lo observado por el joven Murga. Veamos:
· La hora es coincidente en los tres (20.30).
· La direccion de vuelo (SO a NE) es coincidente para Villa y Murga. Aunque la luz que percibe Rizzo y Maurici proviene del NO, es decir, por su ubicacion, desde Roque Perez.
· Villa, al igual que Murga, hace referencia a dos objetos. Rizzo y cia. solamente ven uno. Y es logico si consideramos que Villa previamente habia observado desaparecer el segundo objeto bajo el horizonte.
· Murga habla de «aparatos» mientras que Villa y Rizzo hacen referencias a «luces». Obviamente en este punto juega el factor distancia al fenomeno. Mientras que al primero le «pasan por arriba», es decir la vertical de Roque Perez, Oscar Villa los ve desde unos 25 km. (en linea recta). Rizzo estaba unos 10 km. pero el fenomeno tuvo una trayectoria de aproximacion hacia ellos, sin embargo no pudo determinar la distancia, «estaba cerca»- dijo -.
· El tiempo de observacion tambien es semejante para los tres: Todo duro unos pocos segundos porque los objetos iban «muy ligero».

Lo que llama la atencion es que Murga subraya que lo observado por el estaba pobremente iluminado: «como una luz que lo enfocaba de atras para adelante…pero no era una luz que me llamara la atencion»… , en cambio a Villa y a los trabajadores rurales justamente les llamo la atencion las caracteristicas luminosas que presentaba y el efecto contraccion-expansion que realizaba, efecto este ultimo no visualizado por el primero.
Por otro lado, lo observado por Murga, segun su descripcion, eran dos cuerpos de apariencia solida con formas bien definidas y bordes perfectamente delineados. De ahi que los denomina «aparatos». Por el contrario, los otros testigos describen lo que podriamos llamar «masas luminosas». Claro que los angulos de observacion fueron diferentes.
Lo que tambien nos resulto curioso fue que no existieran mas testigos del paso de los objetos. Podemos suponer que sobre el casco urbano no fueron muy visibles que digamos debido a la iluminacion propia del pueblo y, considerando lo dicho por Murga, a la escasa luminosidad de los objetos. No obstante, seguramente habra gente de la zona rural que pudo ser testigo de la fase luminosa del fenomeno, pero, como suele ocurrir normalmente, no vio la necesidad de informarlo.
A pesar de estas ultimas diferencias supongo que todo parece indicar que se trato de los mismos objetos vistos desde diferentes puntos geograficos y en diferentes etapas.
Cerramos el parentesis.

Ya en Roque Perez, iniciamos las averiguaciones por el caso de las huellas. La noche se iba acercando y queriamos, al menos, localizar al dueño del campo. Las primeras consultas no dieron resultados positivos, nuestros referentes desconocian la informacion.
A punto estabamos de abandonar el pueblo, posponiendo hasta el fin de semana siguiente la busqueda, cuando nos cruzamos con «Tete» Allegreti, un joven que solia recoger referencias de avistamientos en la region y que tambien fuera testigo de las luces en algunas oportunidades. Le contamos todo lo que sabiamos, que no era mucho por cierto, al menos para ver si el podia averiguar algo mas. Su respuesta nos dejo de piedra. Pues justamente su hermano, sabia del caso, conocia a los inquilinos del campo y, como si fuera poco, habia visitado las huellas.
A los pocos minutos, Gustavo Allegreti, se apersono en el video club y nos conto con lujo de detalle lo que sabia, describiendonos las caracteristicas de las marcas. Nos explico que eran tres circulos dispuestos a varios metros uno de otro y que en su interior el girasol se habia deshidratado, quedando en pie algunas malezas. Y en cuanto a las plantas del perimetro, estas se encontraban «dobladas hacia fuera».
Nuestra impaciencia por conocer el lugar crecia segundo a segundo.
Al finalizar su relato, le rogamos a Gustavo que nos llevara a ver a los dueños del campo -pues no era lo mismo que el nos presentara, a que tres desconocidos los abordaran y comiencen a hacerles preguntas por un descubrimiento que no habian hecho publico. Ya nos habia pasado con Izquierdo y no queriamos que se repita-. Subimos a los vehiculos y nos dirigimos a la casa de los hermanos Ferranti -ellos eran los que alquilaban y trabajaban el lote-. Esta vez no tuvimos suerte. No estaban en su domicilio. Segun Allegreti acostumbraban viajar a una estancia a varios kilometros de Roque Perez.
Finalmente, ya con la noche encima y cansados por tan agitado dia pero inmensamente satisfechos por los resultados, decidimos regresar a Buenos Aires.
No voy a negar que mientras saliamos a la ruta, se nos cruzo por nuestras mentes desplazarnos hasta la Paz Chica, a intentar ubicar las huellas. No iba a ser dificil localizar el campo con las referencias que Allegreti nos habia brindado. Sin embargo, desistimos de la idea dado que la oscuridad ya era total, y a pesar de contar con linternas iba a hacer imposible trabajar correctamente. Tampoco teniamos los elementos necesarios para la obtencion de muestras, ni la autorizacion de los Ferranti para acceder a su propiedad. Por lo tanto, optamos por esperar hasta nuestra proxima visita. A veces, la ansiedad puede jugar en contra.

Sabado, 17 de diciembre de 1994

Durante toda la semana rogamos a los dioses que no lloviera, pues temiamos que afectara a las marcas, o lo que es peor, anegara la zona. Pero finalmente llego el dia y muy temprano partimos hacia Roque Perez. Nos devoramos los 130 kilometros por la ya familiar ruta 205 y llegamos a media mañana. Lo primero que hicimos, antes de ir a ver a los Ferranti, fue ubicar y hablar con el dueño de la soderia de la calle Tarigo; el otro testigo del avistamiento del 13 de octubre que en la anterior visita no pudimos ubicar.
Hector Paulerena, de 25 años, lleva adelante la fabrica de soda de su familia. El joven nos recibio con amabilidad pero algo desconfiado, actitud que observamos durante toda la entrevista. Se mostro extremadamente esceptico en cuestion de OVNIs, y si bien confirmo el hecho y hasta admitio la extrañeza de lo observado reconocio no haberle otorgado mayor importancia.
«Vieron que hay gente que dice hasta que no lo veo no lo creo, bueno, yo directamente no creo…», nos dijo en un momento de la charla para despejar toda duda de su absoluto escepticismo. Claro que para nosotros resultaba doblemente interesante que siendo tan incredulo reconociera que lo observado esa tarde fuera ciertamente extraño.
¿Y que observo?. Dejemos que el lo cuente:
«Nosotros estabamos parados, con este chico Izquierdo, esperando que abra la buloneria. Y el se pone a mirar hacia arriba y miraba, miraba y bueno como estabamos los dos juntos me puse a mirar. Yo miraba el avion y el me pregunta si veia lo que venia atras del avion. Creo que eran tres… como si fueran, no se, un tamaño asi a la distancia, tres cosas plateadas que iban… aparentemente a la misma velocidad del avion pero en distintas distancias, se veian mucho mas arriba. Y lo vimos hasta que se perdio y no se vio mas. Era un dia completamente despejado, practicamente no habia nubes. Eso es lo unico que vi.
…. Te digo la verdad, no se que son…incluso, te digo mas, en ningun momento pense en nada de esto, ni de OVNIs ni nada por el estilo, ni se si eran OVNIs…yo vi esas cosas, nada mas. No digo lo que eran ni nada por el estilo….
…Con respecto al avion eran mas chico…pero la diferencia de altura se notaba…»

Recordando lo que Aurelio nos habia contado, Daniel Lopez le pregunto al testigo si en algun momento los objetos sobrepasaron al avion.

«No. Te puedo decir, para darte una idea, que iban a la distancia de cinco o seis aviones….iban detras del avion, uno detras del otro, siempre manteniendo la distancia…como si fuesen las tres marias…».

En cuanto a la duracion de la observacion nos dijo: «Todo habra durado…por decirte algo, un par de minutos…de ver un avion aca arriba y verlo que se pierde…». Y a las caracteristicas de los objetos expreso: «Eran un circulo perfecto y de un plateado como si vos vieras un aluminio…un plateado opaco…no vimos destellos…ni estelas. Y el tamaño de cada uno serian, para darte una idea, medio avion…o tal vez un poquito menos».

Obviamente el propio testigo descarto la posibilidad de que los objetos que se trasladaban detras, pero mucho mas alto, del avion comercial fueran algun tipo de globo. Estaba muy seguro al respecto, pero claro, su propio escepticismo en materia de OVNIs y la falta de explicacion a su propia experiencia lo llevaron a olvidar el asunto. Asi era mejor para el.
Y es que seguramente el joven Paulerena cuando habla de OVNIs piensa, en lo mismo que lo asocian la mayoria de las personas, en naves extraterrestres. De ahi su incredulidad y su rechazo en etiquetarlo de esa manera. Sin embargo, al menos para mi, el termino OVNI no es sinonimo de naves interplanetarias.
Hemos visto tambien, que existen algunas diferencias con lo que Aurelio nos habia contado. Paulerena no recordaba exactamente si fueron tres o dos los objetos, creia que eran tres; ni tampoco recordaba haber escuchado la frase que supuestamente expreso Izquierdo en referencia a que los objetos sobrepasaran al avion. Porque tampoco observo que esto ocurriera. ¿ Pudo haberlo olvidado?, ¿Pudo ser, como dijo Aurelio, que estaba mas pendiente del partido de futbol que en lo que acababa de presenciar?.
Conocemos a Aurelio y estamos convencidos que no mentiria, salvo que haya
malinterpretado algun comentario, aunque no olvidemos que Izquierdo, si bien
fue bastante parco, confirmo lo dicho por Castelani.
En fin, de una u otra manera, la observacion aun continua sin explicacion. Las caracteristicas y velocidades de los objetos que se observaron esa tarde no pueden atribuirse a globos, ni a efectos opticos, ni a inversiones de temperatura.
Agradeciendo su testimonio nos despedimos de Paulerena. Y salimos en busca de los Ferranti.
Durante la semana tomamos nuestros recaudos y sabiamos que a los hermanos los encontrariamos al mediodia en su casa, incluso Allegreti ya les habia comentado de nuestro interes en investigar el caso y ellos no mostraron reticencias. Solamente pidieron que mantuvieramos el asunto en reserva hasta que efectuaran la cosecha, logicamente no querian que su campo sufriera las consecuencias de una peregrinacion de curiosos. Pedido que aceptamos sin problemas; esto tambien nos iba permitir trabajar mas tranquilo.
Luego de las presentaciones de rigor, partimos hacia La Paz Chica, un paraje a 7 km. al Oeste del centro urbano de Roque Perez.
Daniel Lopez y Carlos Ingaramo iban en el Dodge 1500 mientras quien esto escribe acompañaba a Enrique Ferranti en su camioneta. Enrique me explicaba que el ultimo dia que habian trabajado el sembradio habia sido el 30 de noviembre y todo estaba normal. Una semana despues, el 8 de diciembre, cuando estaban escardillando el terreno hicieron el descubrimiento. La primer marca era, efectivamente, un circulo de unos 12 m. de diametro en cuyo interior habia signos de deshidratacion del girasol, como nos habia adelantado Allegreti, solo estaba en pie algunas malezas como el maiz guacho y el sorgo de alepo. Se aproximo aun mas y observo como todas las plantas del perimetro, alrededor de la zona «muerta», presentaban una curiosa deformacion. Ferranti subio nuevamente a la maquinaria y evitando dañar la marca prosiguio con su tarea. Mientras se preguntaba que podia haber afectado su plantacion hizo el segundo descubrimiento, otro circulo de casi las mismas proporciones y con identicas caracteristicas al primero aparecio ante sus ojos. Repitio la misma maniobra, y a los pocos minutos descubrio el tercero.
En los años de laboreo en el campo era la primera vez que aparecia algo semejante. El testigo no tenia explicacion alguna…tampoco nosotros.
A las 13.45 horas llegamos a la Paz Chicha. Descendimos de los vehiculos y con los elementos de extraccion de muestras en mano nos internamos en la plantacion. Caminabamos entre las plantas de girasol, que alcanzaban los 30 cm. de altura, mientras Enrique Ferranti repetia su historia, la misma que acaba de narrarme en su camioneta, esta vez para todos.

Las marcas
La primera huella que relevamos estaba a unos 150 m. del alambrado perimetral, en el sector oeste del campo. Era un circulo de 12 m. de diametro. En su interior el girasol estaba totalmente deshidratado, solo se mantenian en pie algunas malezas sorgo de alepo y el maiz guacho. Las plantas en todo el perimetro, en cambio, presentaban una curiosa forma; se encontraban dobladas- pero no quebradas – hacia fuera, para luego recuperar la verticalidad- en un angulo de 90º- continuando con su crecimiento.
La segunda estaba a unos 300 m. al norte de la primera, y media 11,8 m.; y la tercera, estaba a unos 193 m. al este de la segunda, esta ultima de forma elipsoidal media 11 m. x8 m.. Ambas presentaban las mismas caracteristicas que la primera.
En ninguna se descubrieron marcas u orificios en la tierra, tampoco- y esto era importante- se habia utilizado fertilizantes.
No hubo observacion directa de luces extrañas o fenomenos aereos anomalos que pudiera asociarse a su aparicion por consiguiente fueron catalogadas como «huellas no asociadas».
Extrajimos cuatro muestras en total. Una del interior de cada una de las marcas y la cuarta de una zona normal del campo; esta ultima nos iba a servir de parametro en el analisis. (2)
Luego de unas dos horas de medir, fotografiar, filmar y estudiar el terreno -en busca, quiza, de alguna pista que nos permitiese al menos obtener algun indicio de lo que ahi acontecio- abandonamos la plantacion.
Reunidos junto a los vehiculos, le pedi a Enrique que nos reitere lo que me habia comentado en el camino, sobre un supuesto caso que involucraba a un objeto que estuvo por mas de dos horas asentado en el suelo frente a una familia. Y asi lo hizo. En verdad, en un principio cuando me lo comento en su camioneta, pense que se trataba de otra referencia incompleta sobre un incidente antiguo (como tantas otras que habiamos recibido en el pueblo durante el mes de agosto), por lo que preferi centrar mi atencion en los circulos. Sin embargo, para nuestra sorpresa, el suceso habia ocurrido en el mes de octubre, y a un conocido suyo. Antes de despedirnos nos dio el nombre de la familia protagonista y nos explico como llegar al campo donde residian.
Partimos de La Paz Chica en busca de los nuevos protagonistas. En mi «cuaderno de campo» escribi: «Siendo las 16.30 h. vamos camino a Atucha a tratar de ubicar a Carlos Ramirez, que fue testigo del descenso de una luz en un campo». Hasta ese momento pensabamos que era solo una luz…
Otro hecho se sumaba a la lista de casos, uno mas sorprendente que otro, que fuimos descubriendo desde el domingo 11 de diciembre de 1994. Y todo, a partir del momento que iniciamos la busqueda del señor Garcia; el supuesto testigo de los «globos» y el avion que paradojicamente no lo era. Sin embargo y para nuestra fortuna, gracias a ese error, pudimos enterarnos de estos sucesos. «Vinimos por un caso y nos vamos con cuatro…¡y que casos!», decia Daniel Lopez cuando regresabamos a Buenos Aires.
Por otro lado nos resultaba algo curioso el hecho que en la ciudad de Roque Perez la mayoria de los consultados no tuvieran la menor idea de lo que habia ocurrido en las afueras del pueblo durante el mes de octubre. Tal es asi que la frase «…desde agosto no pasa nada , todo esta tranquilo» se reiteraba de una u otra manera ante todo consultado en el pueblo, incluyendo periodistas.
Ahora bien. ¿Que hubiera pasado si no adelantabamos nuestra visita?. Seguramente estos casos se habrian perdido, como muchos pero muchos casos se pierden año tras año.
Por eso no nos cansamos de insistir que las investigaciones de campo son fundamentales y por ende necesarias. Las mismas no solo permiten obtener mayores datos del hecho que se investiga sino, tambien, abre el camino al conocimiento de otros avistamientos que, quizas, de otro modo, nunca llegarian al investigador.

El OVNI de la tormenta
Arribamos al campo «La Azotea» de Piñeyro, ubicado a unos 12 km. (en linea recta) al S del centro urbano de Roque Perez, poco antes de las 17 h. Alli nos recibio el Sr. Carlos Ramirez (43 años) quien, junto a su esposa Claudia Lezcano (33) y su pequeño hijo Ubaldo (10), se encarga de las tareas de cuidado y mantenimiento de las tierras.
Haciendo gala de las costumbres de nuestra gente de campo, la familia nos atendio con suma cordialidad y no tuvieron inconveniente alguno en narrarnos su experiencia. Nos sentamos a la sombra de los arboles y, entre mate y mate, iniciamos la entrevista.
«El dia de la madre, claro, a la madrugada que se vino la tormenta»- comenzo diciendo Carlos Ramirez

Se referia al Domingo 16 de Octubre de 1994.
«Nosotros vinimos a las 3 de la mañana»- señalo. «El domingo a la madrugada que se levanto una tormenta barbara…es una cosa que en el momento fue un susto porque veniamos en un autito viejo que tengo….y estaria aca, donde se ve unos corrales de chancho, y estaria del otro lado del alambre a 200 metros mas o menos, y era una cosa (que) impresionaba, encandilaba».
Esa noche los tres regresaban de Begueri, donde habian disfrutado de una cena con gente amiga. El matrimonio venia charlando de la reunion mientras que el pequeño Ubaldo estaba completamente dormido, sobre la falda de su madre.
«Bueno…aca se viene por una calle que viene de (Juan) Tronconi. Cuando enfrente aquel monte (señalando un monte de arboles a unos 2 km. antes de la entrada del campo) vi una luz muy distinta a otras luces, y no le hice caso…ahora cuando ya entre en el guarda-ganado la luz esa me dejaba todo como de dia…cuando me baje aca fue cuando medio me asuste porque era una luz…como si fuera ahora, digamos, una cosa como de dia» (durante nuestra entrevista eran poco mas de las 17 horas, en el mes de diciembre). «Tal es asi que medio me asuste y le digo (a mi señora) apaguen las luces del coche y vamos pa´ dentro. Y de ahi (señalandonos una pequeña galeria de entrada a la casa) estuve, que se yo, aca parado, estuve desde las tres de la mañana hasta la cinco… Estaba derecho ahi, a la planta esa, y por ahi parecia como que queria levantar vuelo… llego el momento que me canse de estar parado, la vista no me daba mas, una luz impresionante para mi, parecia que me quemaba los ojos».

Apenas descendieron del automovil, Carlos Ramirez se aposto en la pequeña galeria y desde ahi inicio la observacion del intruso que estaba en su campo, en direccion NO, a unos 200 metros de la vivienda, mientras que su mujer ingreso a la casa con su hijo.
«Yo abri el dormitorio y me meti al dormitorio con el nene. ¡Si el nene tenia un susto!; venia dormido y cuando lo vio de golpe fue peor», apunto Claudia.
Si bien en un principio pensaron que podia tratarse de uno de los reflectores que posee un galpon del campo vecino, que esta ubicado justamente en esa direccion, lo descartaron ni bien llegaron a la tranquera. Entonces ambos comenzaron a sospechar que estaban frente a algo inusual. Era una luz muy intensa. Ellos sabian perfectamente que en ese sector del campo no habia nada ni nadie que pudiera provocar semejante confusion
Una luz fortisima amarillenta proveniente de ese algo iluminaba el ambiente: la vivienda, los arboles, las plantas, el silo, los galpones, todo se veia como si fuese de dia.
Precisamente para evitar que la cegadora luz le diera de lleno en su rostro, Ramirez se ubico en la entrada de la vivienda de manera que, el tronco de un arbol ubicado a unos cuarenta metros, entre el fenomeno y el, le sirviera de «escudo». Cuando queria mirar para intentar descubrir la fuente de semejante luz, inclinaba levemente su cabeza hacia uno u otro costado.
Los continuos relampagos que anticipaban la tormenta iluminaban por segundos la noche, lo suficiente para que el testigo pudiera distinguir a ambos lados del tronco del arbol las extremidades de un aparato que tambien tenia luces verdes destellantes, aunque menos intensas, que daban la impresion de girar a su alrededor. Ramirez sospecho entonces que los haces de luz surgian desde su parte central.
Al dibujarlo en nuestro cuaderno de campo inmediatamente aparecio ante nuestros ojos la clasica forma del platillo. Una estructura ecuatorial -en la cual eran visibles las luces verdes – con una especie de cupula en la parte superior, donde estaria ubicada la fuente de luz tan intensa.
A los pocos minutos de arribado a la casa, se desato la torrencial tormenta. La lluvia caia copiosamente. En cierto momento, el hombre comenzo a percibir un curioso sonido proveniente del objeto -«…lo unico que senti fue como si vos queres hacer arrancar un motor y no arranca, bueno algo asi…una cosa como [uuuuu-uuuuu], ahi parecia que hacia como fuerza para tomar vuelo…». (Obviamente era solo su interpretacion porque el objeto permanecio en todo momento en el lugar).
El sonido tambien fue percibido por Claudia y el pequeño Ubaldo que salieron del interior de la vivienda a observar durante unos minutos el fenomeno.
Era como un «zumbido» que se repitio cada cinco minutos durante toda la observacion y cada vez que lo emitia, el testigo percibia que la intensidad luminica del fenomeno disminuia notoriamente, lo que le permitia apreciar todo el contorno del objeto, incluso su parte central; pudiendo descubrir que la fuente de los potentes haces eran como dos faros circulares, ubicados, como muestra el dibujo, en la parte superior del aparato. Al respecto nos dijo: «En las dos luces grandes habia momentos como que bajaba esa luz, como si bajara, como si vamos en un auto y ponemos luz alta y despues luz baja. La luz baja siempre es menor y ahi se alcanzaba a ver…cuando bajaba uno la podia mirar…Y despues mas se veia porque con las luces que tenia mas los refusilos que habia lo iluminaba…una tormenta terrible habia…».
Otro hecho curioso para el matrimonio fue el comportamiento de su perro: «…nosotros tenemos un perro que es cruza policia, aquel que esta alla, y ese animal de a ratos se queria meter aca adentro…»- nos explicaba Ramirez.
«…Y aullaba porque veia eso»…agrego su señora.
«Claro -retomando la palabra el testigo- unos aullidos barbaros pegaba y buscaba aca, como estaba todo cerrado…y buscaba meterse aca adentro. Quiere decir que algo veia el animal porque sino un perro que se asuste asi…».
Segun el matrimonio, el perro se desesperaba aun mas durante los zumbidos. «Ahi es donde empezaba el perro mas…», nos dijo ella. «Y ahi es donde el perro queria entrar mas adentro todavia»- completo su marido
En cuanto a las dimensiones del aparato el testigo calcula que de acuerdo a la distancia que los separaba (unos 200 m.) podia tener unos 10 metros por unos 2 o 3 de alto. Claro que son siempre dimensiones estimativas y, obviamente, subjetivas.
Lo que el matrimonio no pudo confirmar fue si el objeto estuvo posado sobre el terreno o, por el contrario, flotaba a muy poco centimetros del suelo. «Yo no te sabria decir si estuvo sobre el campo. Lo que te puedo decir es que estaba muy bajo. Para mi, que estaba como asentado…cuando aclaro me levante pero habia llovido tanto y me fui a fijar, a ver, si habia quedado algo, si habia quemado algo -porque dicen que donde asientan queman- pero yo no vi nada»- aseguro Ramirez.
Ramirez hizo un comentario interesante respecto a los haces de luz que emitia el fenomeno: «…Mientras yo vi la luz llovia pero a baldes aca; y la luz cuando enfocaba esa luz fuerte hacia de cuenta como que no llovia nada, parecia que esa parte donde estaba la luz no llovia, la cortaba (sic)». Es decir que no observaba las gotas de lluvia en el interior de la luz de ahi su expresion «la cortaba». ¿Estamos ante los famosos «haces compactos y coherentes»?.
Siendo las cinco de la mañana y ante la aparente pasividad del fenomeno, el testigo cansado se fue a dormir. En el interior de la vivienda se colaba por las ventanas la potente luz del objeto, alumbrando el ambiente. Finalmente el sueño vencio a Ramirez.
Al dia siguiente, el testigo se levanto y lo primero que hizo fue observar si el objeto continuaba ahi, pero ya no estaba. Por lo que no sabemos como desaparecio. Se puso las botas altas y se dirigio hacia el lugar donde estuvo asentado para ver si habia quedado algun rastro que avalara su testimonio pero solo encontro agua. El terreno estaba abnegado por la intensa lluvia caida.
En un momento de la entrevista tuve oportunidad de hacerle, aparte, algunas preguntas al pequeño hijo del matrimonio, y considero que vale la pena reproducir:

J.P. Gomez (JPG): ¿ Y tu nombre pichon cual es?
Hijo (H): Ubaldo Ramirez.
JPG: Y vos decime, ¿que vistes cuando saliste del auto?
H: …el color, las luces.
JPG: Vistes una luz alla?
H: Si.
JPG: ¿Te asustastes?
H: Si.
JPG: ¿Que pensaste que era?
H: Un plato volador.
JPG: ¿Si?
H: Si.
JPG: ¿Iluminaba mucho?
H: Si.
JPG: Y vos entrastes ¿y que hiciestes?
H: Me puse alla, al lado de la cama.
JPG: ¿Donde esta tu cama?
H: Ahi, adentro de la pieza.
JPG: ¿En esta habitacion?
H: En esa.
JPG: ¿Y de ahi veias la luz?
H: No.
JPG: Te acostaste. ¿ Y no saliste otra vez a mirar?
H: Despues, al rato.
JPG: ¿ Y que veias?
H: Las luces alla en el galpon.
JPG: ¿ En el galpon grande…?. ¿ Y escuchaste ruido, algo?
H: Si.
JPG: ¿ Que ruido escuchaste?
H: Ese ruido que hace «fuuuuuuuuuuu…»
JPG: ¿Escuchabas eso?
H: Si.
JPG: ¿ Y despues te volviste a dormir?
H: Si.
JPG: ¿ Que edad tenes?
H: Diez.
JPG: Diez años.

Sus respuestas, logicamente, no escapaban a las esperadas de un niño de su edad. Timidas, cortas pero precisas. Era otra manera de confirmar el suceso, de confirmar que algo extraño e inusual ocurrio esa noche de lluvia del mes de Octubre. Algo que, seguramente, dificilmente olvidaran.

A manera de cierre
Obviamente nuestras visitas a la region continuaron, incluso por aire. Porque a la semana siguiente, y gracias a las gestiones de unos amigos, pudimos alquilar una avioneta en el aeroclub de Ezpeleta y volamos hasta Roque Perez. De esta manera pudimos realizar filmaciones aereas de toda la zona y, principalmente de las huellas en el sembrado de girasol, que eran nuestro objetivo.
Un pequeño gusto que nos dimos.
En 1995 proseguimos las pesquisas, logrando llevar a cabo durante el mes de agosto una «Encuesta Ovni» puerta por puerta, a manera de censo, que nos brindo mayores e interesantes datos para el estudio.(3)
Gracias a estas investigaciones hemos aprendido mucho sobre las «zonas ventanas», algo sobre el comportamiento de un fenomeno escurridizo y sobre el impacto sociologico que este produce en una amplia, pero delimitada, porcion de territorio. Pero, por sobre todas las cosas, hemos conocido a un esplendido pueblo y tuvimos el inolvidable placer de tratar con su gente, los roqueperenses, personas sencillas, generosas y sumamente cordiales

Agradecimientos:

Desde estas paginas queremos agradecer a las siguientes personas que, sin su colaboracion, poco habriamos realizado:

Roberto Barral, quien nos permitio usar su casa como «base de operaciones» o mejor dicho como si fuera la nuestra. Ademas, por difundir nuestra labor a traves de su programa de radio y television gracias al cual se acercaron muchos testigos.
Aurelio Castellani y Sra.. Un interesado en la tematica a partir de una experiencia en su juventud, que nos brindo valiosas referencias y testigos. Y por su compañia en las noches de vigilia en los campos.
Matrimonio Natero. Otro matrimonio interesado en el tema, testigos de algunas de las luces, que tambien nos ayudaron con datos y referencias. Ellos fueron los «culpables», con su alerta telefonica del martes 9 de agosto, de nuestra frenetica serie de visitas a Roque Perez.
A todos los testigos mencionados en este trabajo que brindaron desinteresadamente sus testimonios.
Y a todo el pueblo de Roque Perez y alrededores por «soportarnos» y colaborar gentilmente con nuestro trabajo.
Tete Alegreti: El joven dueño del
video club «Friends», que nos brindo mucha ayuda con los nombres de los
testigos. Ademas, gracias a el y a su hermano nos evitamos el trabajo de
peinar los campos de la region en busca de las huellas en el girasol

Referencias y Notas

(1) Y que me perdone Carlos Ingaramo por referirme asi a su viejo Dodge 1500 pero ante el cual, debo reconocer, a pesar de su aspecto poco menos que calamitoso, me tengo que sacar el sombrero pues fue el fiel compañero en los miles de kilometros que recorrimos y por el que guardo los mejores recuerdos.

(2) En Buenos Aires enviamos las muestras al INTA. Los resultados fueron mas que interesantes. Segun estos se registro un desmesurado aumento de Fosforo asimilable.:
Zona normal del campo: 6,3 ppm (partes por millon)
Huella 1: 16,1 ppm
Huella 2: 8,4 ppm
Huella 3: 38,5 ppm.
Aumento que llamo poderosamente la atencion del ingeniero que realizo el analisis. Era como si, en esos sectores, se hubieran echado cantidades desmesuradas de fertilizante o abono, cosa que no habia ocurrido.
Se descarta la accion de microorganismos que afectaran a los girasoles, las plagas no dejan este tipo de marcas, ademas lo que no se explica el porque de las malformaciones de todas las plantas del perimetro.

(3) Claro que para semejante emprendimiento pudimos contar con la invalorable colaboracion de otros investigadores como Omar Merodio, Jorge Dewey y Oscar Bay y, por supuesto, de los habitantes del lugar