CHALAC, FORMOSA: ATERRIZAJE EN UNA TOLDERIA DE INDIOS TOBAS (21 FEB 1965)


Discrepantes versiones (1) se ofrecieron sobre un presunto episodio acaecido en una tolderia de los indios Tobas[1], cuyo nombre es “Chalac”.

Un cable de la agencia Saporiti (2) señala que “de acuerdo a una informacion del diario La Provincia, de Misiones[2], las au­toridades provinciales de Formosa anunciaron que fueron observadas dos aeronaves similares a las que en la noche de las eleccio­nes (N. del A.: para designar 13 legisladores provinciales) habian aterrizado en una poblacion indigena, habiendose tomado foto­grafias de los platos voladores -asi se los designo- que fueron reveladas y enviadas a la Capital Federal para su estudio”.

Poco antes de las 21 horas del domingo 21 de febrero de 1965, en una aldea indigena cerca de Chalac, Formosa, una “aeronave desconocida, de color de aluminio, se deslizo velozmente realizando varios giros a escasa altura del poblado, para aterrizar en un descampado. Ante el asombro do los nativos -consigna la noticia- surgieron tres figuras envueltas en refulgente luz celeste.

Los desconocidos seres se movian en el terreno con dificultad y llegaron asi hasta el lugar donde se encontraban 50 indios tobas aterrados. Uno de los indigenas tomo un caballo y comu­nico la novedad a la policia que de inmediato procedio a trasla­darse hasta el sitio (…). Los policias constataron que las tres figuras continuaban avanzando hacia la aldea en forma circular envueltos en la fosforescencia. El diario señala que los funcio­narios policiales tomaron varias fotografias de los extraños seres y de la aeronave en que llegaron hasta la poblacion indigena de Chalac, una misera aldea donde sus pobladores viven practicamente en la indigencia- (sic).

Cuando los flashes de las camaras fotograficas iluminaron la escena, los seres procedieron a retirarse, siempre con evi­dente dificultad, hasta el artefacto del que hablan descendido. Alli permanecieron unos 15 minutos, para luego alejarse rauda­mente con un ensordecedor fragor y envuelta en una deslumbrante luminosidad de brillos espo­radicos.

La noticia periodistica conclu­ye diciendo que la policia de Formo­sa mantiene “un estricto hermetis­mo sobre el particular”.

A proposito, podria suponerse que Chalac -pese a tratarse de una “misera aldea”- tiene algu­na importancia, al menos, por dis­poner de un puesto policial cuyo personal, inclusive tenia prontas camaras fotograficas con flash. Meritorio seria tambien la pronti­tud en desplazarse hasta el lugar, ya que entre idas y vueltas, los des­conocidos visitantes del espacio to­davia continuaban avanzando (aun­que, eso si, con alguna dificultad). Pero en esta remozada version de La Guerra de los Mundos (War of the Worlds), no es la proverbial lluvia que cae sobre los alienigenas salvando a los humanos, sino la ino­fensiva accion de la luz de los flas­hes.

Por otra parte, señalamos que la informacion de la Agencia Sapo­riti resulta confusa, entremezcla­da. Su parrafo inicial da la impre­sion de tratarse de dos casos, uno de los cuales intervino personal po­licial de Formosa (obteniendo fotografias de dos objetos que incur­sionaron en el espacio de esa provincia, remitiendo el material a Buenos Aires), y un segundo episodio, muy fantasioso, que se refiere al descenso de un ovni con tres ocupantes, en una aldea aborigen.

Asi pues, varios ufologos intentamos sin resultado ubicar geograficamente a Chalac, la aldea toba. En particular, proce­dimos a verificar la amplia cartografia existente y consultar a numerosos regionalistas[4]. Nuestras sospechas adquirie­ron mayor peso, pero aun era posible obtener una definicion fuera de toda duda.

En 1985 nos dirigimos mediante expediente oficial al Instituto Nacional de Antropologia (dependiente del Ministerio de Educacion y Justicia, Secretaria de Cultura de la Nacion), solicitandole informacion fiable respecto a un asentamiento de indios tobas de nombre Chalac, señalando la posibilidad de que la ortografia pudiera no ser estrictamente correcta.

Seis meses despues su Directora nos dio la respuesta es­perada: Nunca se ha visto en la bibliografia y cartografia exis­tente en ese Instituto Nacional el toponimo “Chalac”. Incluso, la voz mas parecida en un dialecto toba es “chayksal” (sitio de palmeras), tan comun en la region que, de existir, seria imposi­ble ubicarla.

UNAS HIPOTESIS ACERCA DEL ORIGEN DEL RUMOR

¿Donde se habria originado este rumor o invencion periodistica? Queda claro que una parte se debe a una confusion producida en la propagacion de dos supuestos informes. Pero ello no dilucida la naturaleza del episodio central, que nos ocupa.

En una via especulativa, quiza debamos remitirnos al con­tenido mismo de la noticia, cuando dice: “creian que se trataba de uno de los novedosos metodos (de pro­paganda) electorales que se aplicaron ultimamente en la provincia, con motivo de las elecciones[5]. Sin otro comenta­rio, podria resultar oportuno conocer el pensamiento de un aborigen toba, Ruben Saravia, expuesto años despues: “Ya es hora de que no se acuerden de los indios unicamente cuando hay elecciones…” (3).

Introduciendonos en su historia, hallamos otros indicios posibles. Hace varios miles de años los indios tobas presencia­ron un espectaculo sorprendente: “Un pedazo de cielo petrifi­cado se descolgo y cayo cerca de sus chozas”. Esto ocurrio al sur de la provincia de Formosa, en la frontera entre Chaco y Santiago del Estero. Desde esa vez, la zona fue denominada “Campo del Cielo”.

Precisamente en 1965, coincidiendo con el episodio de Chalac, una expedicion cientifica logro verificar la teoria de la existencia de “un meteorito en orbita terrestre que estallo a gran altura”. El fenomeno observado por los indios tobas habia sido imponente y terrorifico, de acuerdo con lo que han podido establecer los geologos[6]

Durante milenios estas piedras estuvieron alli, intactas, como mudos testimonios. Las leyendas que tejieron los indios tobas sobre su procedencia fueron increibles. La tradicion oral hablaba de la llegada de malos espiritus; de animales feroces escondidos bajo tierra, hasta del castigo propinado por el dios Sol a los jefes guerreros de cada tribu. Lo que nadie pudo bo­rrar de todas esas leyendas es el nombre del lugar, “Campo del Cielo”, y la vision fantastica transmitida por las distintas generaciones tobas, establecidas donde seria alguna vez territorio argentino.

Cuando en 1965 se logro dilucidar definitivamente el ori­gen de la leyenda, “Campo del Cielo” paso a ocupar las paginas de las publicaciones cientificas y de los diarios del mundo, desde que la agencia de noticias Associated Press recogiera un articulo publicado por la revista Science, de New York y lo difundiera por toda su red de publicaciones.

De este modo, “la extraña aparicion” venida del cielo, pre­suntamente ocurrida en “una aldea indigena cerca de Chalac”, parece evocar la mitica explicacion atribuida a la lluvia de me­teoritos de “Campo del Cielo” (autentico fenomeno extrate­rrestre), reanimando la leyenda que le dio origen, aunque esta vez adopte una forma tecnificada y conlleve otros propositos distintos a los de la cultura que la produjo.

REFERENCIAS

(1) Ribera, Antonio. Platillos Volantes en Iberoamerica y España. Pomaire, Barcelona, 1968, Pags. 14213: citando la version de la CODOVNI difundida por el frances Jean Vuillequez.

Creighton, Gordon, en: Los Humanoides. Pomaire, Barcelona, 1967, Pags. 153/4: citando las versiones de FSR, jul-ago. 1965, Pag. 30 y el diario Cordoba, Cordoba, Febrero 25, 1965.

(2) La Voz del Interior (Ag. Sapiriti), Cordoba, Febrero 24, 1965; El Pueblo (Ag. UPI), Rio Cuarto-Cordoba, Febrero 25, 1965.

(3) Clarin, Revista, Buenos Aires, Julio 6, 1986, Pag. 8
[1] La comunidad de indios tobas estimada por esa fecha en unos 7.000 aborigenes, ocupa la region del nordeste argen­tino, provincias de Chaco y Formosa, esta dedicada a las tareas agricolas y artesanales.

[2] El nombre correcto del diario es PROVINCIA, de Posadas, Misiones. Era su director Nelson Guimaraes. Comenzo a salir en 1963 y dejo de editarse en 1965.

[3] La version de G. Creighton (op. cit., pag. 153), ci­tando a Oscar Galindez, refiere que se trataria de 5 tripulan­tes aunque -de todos modos, en su opinion-, “el aterrizaje de Chalac no habia podido ser comprobado y habia motivos para pensar que se trataba de una supercheria”, segun ABC, Ma­drid, del 24 de febrero de 1969 (articulo de Carlos Murcia­no).

[4] Cuando en Marzo de 1987 tuvimos el privilegio de integrar el Consejo Ejecutivo del “Encuentro Contemporaneo con Nuestras Culturas Aborigenes”, se presento la ocasion de preguntar a los delegada; tobas acerca del episodio de Chalac. Manifestaron desconocer tanto el hecho expuesto como el pre­tendido lugar.

[5] Esta eleccion era de gran importancia, a pesar de ser netamente local, pues iria a dar una pauta de relacion ante las elecciones nacionales del 14 de marzo. De alli que las agrupaciones hayan colocado en la campaña todos sus esfuerzos (v.: Ecos Diarios, Necochea, Febr. 19-22, 1965).

[6] Durante años hubo dos teorias: una que respon­sabilizaba a los indios tobas de la existencia de los crateres, alegando que eran obra de ellos; y otra que aseguraba que hace siglos hubo una lluvia meteoritica. La Dra. Luisa Mora Villar, miembro de la expedicion argentino-norteamericana, explico que los meteoritos no cayeron verticalmente, sino de forma ra­sante y violenta, hasta enterrarse. Para dar una idea de sus di­mensiones, el crater mas pequeño tiene apenas 6 m. de diame­tro y el mayor alcanza 110 m. (v.: Cronica, Buenos Aires, 4 septiembre 1965).

Como curiosidad, en enero de 1990, dos norte­americanos y un argentino fueron detenidos por la policia cuan­do intentaban cruzar el limite interprovincial transportando, perfectamente acondicionado, el meteorito “Chaco” -segundo en el mundo por su magnitud- de “Campo del Cielo”. El aerolito extraido pesa unas 33 toneladas y tiene 3 metros por 2 de alto