MONTE LEON, SANTA CRUZ: UNA SINGULAR OBSERVACION EN LA PATAGONIA (22 NOV 1962)


Recorte de prensa del diario El Dia en el que el capitan Omar R. Pagani publico una serie de articulos titulada “El enigma de los ovnis”.
En un articulo de la serie “El enigma de los OVNI”, publicado en el diario El Dia, de La Plata, firmado por Omar R. Pagani, con fecha 2 de enero de 1966, se conocio un interesante caso ocurrido tres años antes en cercanias de Monte Leon, provincia de Santa Cruz.

Cuando viajaban en automovil desde Comandante Piedrabuena hacia Rio Gallegos, Rodol­fo Padin y otra persona vieron a un costado del camino y a 70 m de distancia un arte­facto metalico, de forma ovalada y plana, con una cupula transparente. Tendria el tamaño de un automovil y se encontraba posado en tierra, rodeado por una especie de niebla. En su interior se movian tres formas de apariencia humana y pequeña estatura, que lle­vaban vestimentas de aspecto metalico. A marcha muy lenta, ambos testigos observaron el fenomeno durante 20 minutos, hasta que cobro altura, volando en trayectoria oblicua y ascendente. No escucharon ruido de motores y notaron que el objeto dejaba tras de si una estela de humo blanco.

Segun expresa en detalle O. R. Pagani, los hechos habrian sido los siguientes:

“El dia 22 de noviembre de 1962, a las 3,20, Rodolfo Padin, argentino de 30 años de edad, domiciliado en la ciudad de Rio Gallegos, provincia de Santa Cruz, se encontraba viajando en automovil por la ruta que une la localidad de Comandante Piedrabuena con Rio Gallegos. Lo hacia en compañia de otra persona cuyos datos el testigo, lamenta­blemente, no recuerda porque se trataba de un acompañante ocasional, que teniendo que trasladarse a territorio chileno, le pidio en Piedrabuena que lo acercara a Rio Galle­gos para de alli poder volar a su destino.

“La noche era clara, con una hermosa luz de Luna, el tiempo seco y el cielo poblado de estrellas.

“No existia en la mente de Padin otra preocupacion que la que requeria su atencion sobre lo que estaba realizando, es decir, la conduccion de su automovil, que por otra parte era escasa ya que viajaban a 40 kilometros por hora, y la que exige una conversacion trivial con un interlocutor circunstancial sobre las pocas cosas que pasan en e­sos lugares donde nunca pasa nada… hasta que pasa, caro veremos en seguida

“Al llegar al lugar denominado Monte Leon, nombre que toma de un establecimiento ganadero y cabaña proximo, y al terminar de subir una pequeña cuesta que alli se encuen­tra, ambos pasajeros sufrieron -segun Padin- la sorpresa mas grande de sus vidas. En el camino, y a unos 70 metros de la huella hacia la izquierda un objeto metalico, de forma ovalada plana, con una cupula central clara, como de cristal, pero de color rojizo, se encontraba apoyada en el suelo.

“Para observar mejor Padin fue aminorando la marcha de su coche hasta hacerla minima, pero sin llegar nunca a detenerse, porque segun el ‘la hora era muy avanzada y la sor­presa que recibimos muy grande’. Ello no obstante, esa velocidad les permitio ver que en el interior del objeto se movian tres formas humanas de pequeña estatura, aunque este detalle esta sujeto a las caracteristicas del cristal de la cupula, porque el cree que deformaba las imagenes. Sus vestimentas eran tambien de color metalico, cosa que podian apreciar bien dada la claridad que reinaba en el interior del objeto.

“Los testigos tienen la impresion de no haber sido vistos por los tripulantes, o por lo menos si lo fueron ello no los inquieto porque llevando el coche tan lentamente pudieron observar el artefacto durante casi 20 minutos, al cabo de los cuales quedaron con la mas absoluta certeza de haberse encontrado con algo absolutamente desconocido.

“Relata el testigo principal -siguiendo con la cronica de O. Pagani-, que por haberse quedado muy impresionado, a medida que avanzaban por el camino, continuo mirando hacia ese costado y hacia el cielo durante largo rato, y asi fue, como 25 minutos despues, volvieron a verlo, de ese mismo lado, pero ahora volando, en posicion oblicua y direc­cion ascendente a una altura de unos 2.000 metros, semejando esta vez un cohete de forma ovalada que en pocos segundos se perdio en el cielo”.

Interrogado al tenor de un cuestionario, el testigo señalo que el objeto era “mas o menos del tamaño de un automovil Ford Falcon” (n: 4,50 m), y que siempre mantuvo igual forma, aunque “a su alrededor habia como una especie de niebla que parecia despedirla el objeto. Y cuando lo vi por segunda vez dejaba detras una estela como de humo blan­co”, sin que fuera percibido sonido alguno proveniente del artefacto.

En cuanto a su opinion respecto a la observacion efectuada, afirmo: “Bueno, yo creo que es lo que llaman plato volador, pero para mi no es redondo sino ovalado, y asi lo observe cuando ascendia. No tengo dudas que era solido y estaba tripulado, y que sus tripulantes, tal vez por efecto del cristal, eran de pequeña estatura”.

¿BASES DE OVNIS EN EL SUR?

Los comentarios sobre el episodio, por parte de quien suscribe el articulo de prensa, Omar R. Pagani, resultan muy generales a excepcion de un ultimo y significativo parrafo donde califica al caso de Monte Leon como un ejemplo de los mejores avistamientos efectuados con vehiculos posados en tierra.

Muy a pesar, segun el testigo Rodolfo Padin, la encuesta fue realizada por correo a traves de un cuestionario impreso.

La postura frente al problema es definida por Pagani desde un comienzo del articulo:

“Desgraciadamente, las distancias, la escasa densidad de poblacion y la dificultad de las comunicaciones con la zona, nos impiden el contacto con lo que suponemos un nu­mero importante de observaciones en nuestra Patagonia.

“Si de algo podemos estar seguros respecto a estas insolitas visitas y a la falta de urbanidad de sus responsables, es que ellos prefieren no molestar nuestra atencion, Pero, si por alguna circunstancia lo hacen, eso no les importa mucho tampoco. Por esta razon suponemos que, si bien no conocemos los motivos que los impulsan, cualesquiera sean ellos, prefieren satisfacerlos sin nosotros, por ahora al menos…

“Es asi que la inmensa soledad de nuestro Sur debe resultarles un ambiente muy propicio para sus incursiones: esto, a la luz de las observaciones que conocemos en esas lejanias.

“Esa seguridad, por otra parte, o probabilidad, de poder cumplir su cometido, cualquiera que sea, sin ser observados, debe ser la que hace que las observaciones alli realizadas constituyan las mejores efectuadas con vehiculos posados en tierra”

Es curioso notar que Pagani no fundamenta la suposicion de que existiria en la Patagonia “un numero importante de observaciones”, cuando por otra parte esta diciendo que ellos hallan en el sur “un ambiente muy propicio (…) de poder cumplir su cometido, cualquiera que sea, sin ser observados”. ¿Como podriamos imaginar tales observaciones sin observadores? Porque el aislamiento de su baja poblacion en los vastos territo­rios tampoco son suficientes motivos.


Vehiculo y la vision futura de la epoca, reflejada en la revista Coche a la vista!… de agosto de 1960.

Sera oportuno recordar que apenas unos meses antes del caso -en agosto de 1962-, comenzo a circular una insistente version sobre la presumible existencia de una base de platos voladores en el sur argentino, cuando el transportista Vicente A. Bordolli, en sus habituales viajes al sur, en compañia de su hijo, afirmo: “En las profundidades del golfo San Matias existe, con absoluta seguridad, una base de platos voladores”, agregando que desde la ruta nacional 3, que bordea la costa del sur argentino, ha visto emerger y amerizar en varias ocasiones extrañas naves luminosas (1). Las impresiones del camionero, nunca bien examinadas y debilmente corroboradas por otras versiones de la epoca, fueron tomadas como una rigurosa realidad.

Aun mas en julio de 1965, en circunstancias de observarse un presunto ovni en la Antartida Argentina[1], que habria resultado ser “simples fenomenos aurorales” {2), a decir del Prof. Felix Cernuschi, director del Departamento de Fisica de la Facultad de Inge­nieria de la Universidad de Buenos Aires. En sentido parecido se expreso tambien el Ing. Teofilo Tabanera, pionero de la astronautica argentina (3). Sin embargo, las mira­das platillistas se dirigieron hacia el sur. Y fue el Ing. Enrique L. Ferraz, profesor del Departamento de Ingenieria de la Universidad del Sur, avalandose por recientes descubrimientos, quien destaco: “La prolongacion imaginaria de las apariciones (de ovnis) producidas en Europa desembarca en nuestro pais. El hecho de que se produzcan tantos sucesos de esa naturaleza en nuestra Patagonia ha comenzado a ser cientificamente explicable. Pensamos que vuelan por este itinerario deliberadamente porque en el encuentran el mejor lugar de salida de la orbita terrestre. ¿Por que? Porque recientes descubri­mientos practicados con el lanzamiento de satelites tienden a demostrar que el cintu­ron de Van Allen[2] -de tremenda radiactividad- constituiria las lineas de fuerza del tremendo iman que es la Tierra. Entonces, por los polos residirian zonas de rapido cruce, donde aminoran los efectos del campo magnetico. Y alli, donde tambien se atenuan las consecuencias de la fuerza de gravedad, estaria el mejor punto de salida para abandonar la Tierra en vuelos interplanetarios” (4)


Sanger Bredt, Herman Oberth, Eugen Sanger, Frederick Durant, Arthur C. Clarke y Teofilo Tabanera en el Congreso Internacional de la Federacion Internacional de Astronautica, en Stuttgart, Alemania, en 1952.

No obstante el entusiasmo inicial, los informes continuaron en niveles excesivamente bajos y nada mas habria robustecido la creencia de que en el sur argentino “queda una abertura para el ingreso de los platos voladores”, caro sostenia el R. P. Segundo B. Reyna, augurando proliferas observaciones (5).

El articulo de O. R. Pagani, publicado algunos meses despues del anuncio de Ferraz, no parece ajeno al clima platillista que veia a la Argentina favorecida por la entrada de los platos voladores, sin que -a la luz de las observaciones que conocemos- podamos pensar seriamente que hemos encontrado un ambiente propicio para el desenvolvimiento de estos fenomenos.

LA INVESTIGACION

Nuestra reencuesta fue realizada a fines de 1984, entrevistando al testigo Rodolfo Padin. Nacio en Rio Gallegos, SC, el 25 de octubre de 1933, de manera que a la fecha del avistamiento tenia 29 años. En ese momento era socio de una muebleria, de la que ahora es su unico dueño, habiendo ampliado su actividad comercial a varios locales en el rubro de articulos para el hogar. Tiene aficion por el automovilismo y la aviacion, motivo que lo llevaron a pilotearlos.

Caro se vera, el relato que nos proporciona Rodolfo Padin difiere en algunos aspec­tos con el originalmente obtenido. Aun cuando asegura que “es lo mismo que les estoy diciendo”, y que lo “recuerda como si fuera hoy”, es posible que en ese transcurrir hayan ocurrido algunas inevitables variaciones, en especial, porque el testigo parece no haber reactualizado su recordacion. “Pensamos en no contar nada -nos dice-, pero lo hicimos a dos o tres de aca, y despues a gente que estudia esto me han preguntado y les di algun informe; fue a uno, que me envio un informe por carta”.

He aqui su exposicion: “Fue mas o menos en Monte Leon, a la salida de Comandante Piedrabuena (n: 29 km aprox.), llegando antes del camino viejo. Habiamos salido de Comandante Luis Piedrabuena con rumbo a Rio Gallegos, previo paso por Lemarchand. Nos encontrabamos a la altura de la cabaña y estancia Monte Leon, cuando de pronto vimos algo en el cielo, caro que se cruzo; y automaticamente se paro el motor de mi Farlaine modelo 1957, quedando como sin bateria, detenidos. Estuvimos alli unos minutos cuando notamos que habria volteado y aparecio en tierra a una distancia aproximada entre 500 a 1500 metros. No podia precisar porque habia muchas matas, pero lo que se veia eran como tres cabecitas, tipo enanos.

“Puede ser que sean 500 metros que se veian tres cabecitas, perfectamente. Lo que lamente es no ir hasta alla despues que se levanto, pues mi acompañante me dijo: ‘no, quedate aca, a ver si tenemos algun problema; porque yo algo de esto lei’, bue, asi que no nos movimos del coche. Quedamos sentados, mirandolos. No me acuerdo exactamente la hora en estos momentos, pero serian las 3,30 de la madrugada

“Lo hemos visto en el transcurso de un minuto, y medio, o dos. Lo vimos posado cuan­do daria vuelta sobre nosotros, que vimos la luz y quedo posado; despues, lo perdimos de vista. Habra levantado vuelo.


El R. P. Segundo B. Reyna.

“Se hallaba paralelo a donde manejaba yo, del lado izquierdo, del Atlantico (n: Este). Irradiaba una luz amarilla con rojo, medio anaranjada, tirando a fuego. Amarillo fuego. El objeto se veia como un huevo cortado al medio, con la parte de abajo como si fuera una maquina, que no se ve por la oscuridad, y la parte de arriba con luz. Era algo asi, con tres cabezas.

“Como le puedo explicar…, el objeto era como una zapatilla, mas o menos asi, como si fuera un coche de carrera con punta, toda redonda de frente y la parte trasera como algunos propulsores que al levantar vuelo pierden humo. Despues, la otra luz, parecia que giraba como un plato volador; era como una bola de fuego que paso raudamente. Como por la radio en ese entonces se empezaba a hablar de los extraterrestres, pensamos que pudo haber sido eso. Se hablaba de platos voladores.

“Lo observabamos desde el interior del auto, a traves de la puerta, que se aflojaban siempre por lo grande que eran. Inclusive la misma cola del Farlaine 57 era, mas o me­nos, a la del aparato, de los reactores del decolaje. Se detuvo el auto primero, y al mirar a ver que pasaba, vimos la luz, que estaba un costado del coche, de mano izquierda. Aparentemente parecia que si estaba posada en el suelo, porque ustedes saben como, es el terreno aca en la Patagonia. No es una planicie, sino que pudo estar arriba de las matas, que existen de 0.80 m, o en un bajo del terreno. Al no descender del au­to, no pudimos constatarlo. Fue por la vieja ruta 3, del lado izquierdo para quien va a la Patagonia” (NdR: Piedrabuena se halla a 249 km de Rio Gallegos y a 35 m s/n mar).

Las figuras: “Se ven como caminando tres, ahi, como cabecitas. Se notaba que uno iba adelante y otro atras, como un avion monomotor con un piloto adelante y dos atras. Iban en el interior y en ningun momento los vi bajar, y vuelvo a decir que habian estado un minuto, uno y medio quiza.

“Se le veia manejar una palanca como seria un comando solo. Uno estaba con una cosa en el medio y miraba un tablero, no se que era. No podria precisar que era. Vestian como aluminio, o sea, eso que sale en las peliculas. Tenian escafandras, como las que u­san debajo del agua. La cabeza estaba hermeticamente cubierta y de la cara no se veia nada. ¿Antenas?, no, no. Se veia en la cabeza como una pequeña antena en el medio de la misma, en cada uno, pero no sabia si eran antenas o el reflejo de la noche con la mata. Dos de los tres estaban parados; el de adelante parecia que tenia alguien fuman­do, algo manipuleaba, no se; seria el despegue. Pero no escuche sonido alguno.

“Movimiento no vimos ninguno, solamente el de adelante que parecia mover una palanca, una palanca que no sabemos. Se veia que eran chicos, o se verian con un diminutivo que tendria el aparato que hacian verse asi. Se veian chicos, ahora yo no se si eran chi­cos o si eran grandes. No podia precisar, pero los observaba hasta la cintura, o un poquito menos. Como si estuviera sentado, puede ser tambien, ¿no? Pero eso ya escapa… Tenia ganas de bajar, queria intentar ir hacia alla, pero mi compañero me dijo ‘no, no vayas…’ Eso cuando habia pasado recien, que nos quedamos sentados y esperamos, y habra estado un segundo, cuando vimos a esos tres seres o extraterrestres, no se que, un minuto, minuto y medio. Capaz que nos acercamos y quedabamos petrificados o muertos”.

Continuan viaje: “Nos quedamos sentados ahi y no sabiamos que hacer. No converse, no bajamos…, se paro el coche, nos quedamos sentados un rato, cabeceando a ver que pasaba mientras mirabamos. Nos quedamos detenidos, y dijimos ‘no, no debe ser nada…, no tiene nada que ver’; y despues de unos quince minutos, fumar un cigarrillo, dije ‘voy a intentarlo’, asi que puse el coche en marcha, arranco enseguida y salimos para Lernarchand, donde paramos, tomamos un cafe. “Estaba amaneciendo (n: el Sol salio a las 5,39). Miramos el auto, pensando que habia fallado la bateria, pero no, porque despues anduvo bien. Habia arrancado. No tenia nada del otro mundo. Solo con el comentario de lo que vimos llegamos a Rio Gallegos.

“Fue una noche un poco oscura, pero el cielo estaba claro. No recuerdo haber visto la Luna. Estaba algo fresco, pero hacia buen tiempo y se veia Perfectamente. Eso es todo lo que he visto con un amigo mio, chapista de Trelew, llamado Antonio Fedrizzi, que venia viajando conmigo. Se que vendio el taller y ahora tiene una chacra”.

REFLEXIONES SOBRE EL CASO

La lectura de las dos unicas versiones permite advertir una coincidencia estructural de los relatos, con algunas discordancias. Cabe suponer que el testigo, Rodolfo Padin, ha mudado el recuerdo de esa inusitada experiencia, o bien, que hubo un error en la interpretacion de las respuestas y la articulacion de su discurso por parte de los investigadores. Es por eso que, nosotros, hemos preferido transcribir el relato (grabado) en palabras del propio testigo. Al menos, de los aspectos mas salientes.

Entre los desacuerdos, mencionamos la distancia (de 70 m a 500-1500 m), la aminorada marcha del automovil sin detenerse al abrupto paro, la duracion del avistaje (de 20 min a 1 o 2), la cinetica del objeto (estaba posado sin moverse a observar su descenso y elevacion) y el momento en que ve una pequeña luz (despues a antes de ver al portento).

No es tarea facil determinar cual es la verdad, pero si ambas encuestas recogieron fielmente el testimonio de Padin, las diferencias nos muestran la accion de la fanta­sia que opera ante los eventuales olvidos. En otras palabras, no se trata de no recordar’, sino, en fabular los hechos aparentemente olvidados, reconstruyendolos en una trama congruente a las partes recordadas.

Asimismo, la reencuesta logro conocer otros pormenores del caso y corregir algunas inexactitudes de la primera, por ejemplo, la edad del testigo, o la “hermosa luz de Luna” que precedia al avistamiento (segun Pagani), dificilmente apreciable porque estaba oculta. A pesar de todo, creemos que aquel informe se adecua mas a como habrian ocurrido los acontecimientos, conforme a la percepcion de Padin.

En cuanto al “acompañante ocasional” y subsecuente “amigo”, el chapista Antonio Fe­drizzi, aun no ha sido posible localizarlo para confrontar los testimonios.

Asi las cosas, resulta al momento dificil realizar una concienzuda evaluacion sobre la base de las disparidades halladas en las versiones provenientes de un mismo testi­go. De ahi que la reinvestigacion es util en la medida en que pueda ser confrontada con otras.

El testigo principal nos impresiona como un sujeto in­quieto, emprendedor e imaginativo, susceptible de adjudi­carle al ovni mas cualidades de las que seria posible no­tar a la distancia (antenas, tablero, cristal reductor de imagenes, etc.). Nos inclinamos a creer que Padin ha vis­to realmente algo, pero cuyo relato Podria estar teñido de ciertos aditamentos personales ligados a sus intereses y, en la entrevista, manifiesta cierta preocupacion por satisfacer las expectativas de su interlocutor, lo que podria haber incidido en sus respuestas.

(4)MonteLeonLaLunaOtraVezBajoSospecha Un examen de los datos astronomicos, de las 3,20 horas, de aquel jueves 22 de noviembre, nos ofrece la posibili­dad de establecer cierto parangon.

La Luna se hallaba en su 25ª fase decreciente, con una fraccion iluminada del 21%, su declinacion 1º 48’ 29” y la ascension recta de 12 h 25 mino La altitud era de -0.87° y el azimut de 87 grados (f: C. Demaria).

Se advierte aqui, que la posicion de la Luna coincide exactamente con la del supuesto ovni. Alli donde asomaba, al Este y proximo a la linea del horizonte, un objeto semicircular, “como un huevo cortado al medio”, luminoso, y unas figuras enanas bajo esa “cupula como de cristal”.

Aun con alguna insuficiencia de datos, esta coincidencia resulta muy sospechosa al momento de expedirse sobre la naturaleza del fenomeno registrado en la localidad patagonica de Monte Leon. Inclusive, con algun grado de probabilidad, to­do lo anterior respalda la suposicion que se trata del astro lunar con un singular aspecto.

REFERENCIAS BIBLIOGRaFICAS

(1) La Razon, Buenos Aires, 8 agosto 1962.

(2) rev. Atlantida, Buenos Aires, agosto 1965, p.97.

(3) La Razon, Buenos Aires, 9 julio 1965.

(4) Ibid., 10 julio 1965, p. l.

(5) Ibid., 27 abril 1967, p.8; et; al.

[1] En ese entonces, Omar Roque Pagani era capitan de fragata de la Amada Argentina, y encabezaba la Comision OVNI, desarrollando una profusa tarea de investigacion. Ademas, impulso la difusion del comunicado oficial de la Secretaria de Marina en relacion a estos controvertidos sucesos antarticos.

[2] Cinturones de Van Allen: Nombre dado a dos zonas anulares y concentricas, ricas en particulas electrizadas de alta energia, que rodean la Tierra y cuya presencia ha sido revelada por los satelites artificiales. Con­tienen radiactividad, pero no representan riesgo alguno para los astronautas que los atraviesan con cierta rapidez en el interior de un habitaculo protector