SAN LORENZO, SALTA: EN LOS CERROS DE SALTA (25 NOV 1956)

Argentina es uno de los pocos paises que tiene una geografia que se extiende desde el tropico hasta el circulo polar, ofreciendo variados paisajes y climas. Esta afirmacion lo es, asimismo, para una de las provincias mas privilegiadas y atrayentes: Salta. Aun lejos del polo, sus nevadas cimas andinas y las heladas dunas de la puna evocan a menudo otras latitudes. Situada a una altura mas reduci­da, la capital -verdadera joya de la arquitectura colonial-, rige los destinos de un territorio de amplios recursos naturales. Y en sus alrededores, a poco mas de diez kilometros, al noroeste, hallamos la pintoresca villa veraniega de San Lorenzo, enclavada en la quebrada y frente al rio del mismo nombre.

Su apacible vida iria a sufrir algunos cambios. Su historia esta enriquecida por numerosas leyendas de distinto origen, pero fue en abril de 1956 cuando se produjo -quizas- ­el suceso que inaugura el interes de la opinion publica mundial hacia algunos extraños hechos acaecidos en la parte argentina de la Puna de Atacama, elevada planicie andina. Esta aislada y fria region no habia escapado a la ola de “platos voladores” que afectaba al mundo desde hacia varios años y florecieron diversos testimonios de observaciones. Fue entonces cuando un “cigarro volador” sobrevolo cuatro veces en el mismo dia el Salar de Arizaro, cerca de la localidad de Tolar Grande (1). El suceso causo gran estupor en todo el pais, sobre todo porque se habian tomado algunas fotografias, con la inevitable controversia de que tales portentos no eran otra cosa que aviones a reaccion del ejercito ecuatoriano, que tenian su ruta entre Quito y Chile.

En aquella epoca, tambien, una violenta explosion sacudio las laderas del Nevado Macon, cumbre situada cerca del Tolar Grande. Dicha explosion fue atribuida a la caida de un cuerpo celeste, calificado de aerolito por algunos y de cigarro volador por o­tros (2).

Unos tres meses mas tarde de aquel primer avistamiento, un tecnico minero estaba buscando uranio en el Macon cuando encontro, a mas de 5.700 m de altura, unas huellas de 40 cm., presuntamente pertenecientes a “un ser desconocido”. Rapidamente se estable­cio una similitud con las del yeti tibetano, mas conocido como el “abominable hombre de las nieves” (3). El hallazgo parece haber tenido sus efectos. Un arriero de la Quebrada de Escoipe se presento ante la policia y declaro que, en la hondonada de una quebrada, habia encontrado a un extraño ser cubierto por una espesa pelambre que inten­to asustar a sus animales profiriendo agudos gritos (4). En los primeros dias de agosto un minero que recorria la zona de Quitilipo, en las cercanias del Morro del Telar, busco refugio en una caverna debido a una tormenta de nieve y se hallo con la misma gigantesca criatura, abriendo fuego contra ella y oyendo sus desgarradores lamentos (5).

Como contrapartida, dos profesores de la Universidad del Tucuman que estudiaron la cuestion, hallaron una analogia entre el “Yeti” de Asia y el “Ucumar” de los Andes, y establecieron que tales visiones son un producto de la mitologia montañesa, correspon­diente a altitudes demarcadas por el limite inferior de las nieves, dentro de una co­mun situacion geografica (6).

El estupor provocado por todos estos hechos apenas habia comenzado a atenuarse, cuando el 25 de septiembre las agencias periodisticas informaron sobre un nuevo avista­miento que volvio a colocar a Salta en el primer plano de la actualidad. Ese dia, los habitantes de la localidad salteña de Pajas Blancas advirtieron al promediar la tarde, el aterrizaje de una extraña aeronave en forma de huevo y de gran porte, que termino elevandose en espiral ante la aproximacion de los testigos (7).

El diario El Tribuno, de Salta, tuvo gran protagonismo por cuanto hizo lo que estuvo a su alcance para informar a la opinion publica acerca de estos episodios y pa­ra reunir la mayor cantidad posible de testimonios. Tambien el Club Andino del Norte se intereso en el problema y sus miembros aprovecharon una expedicion para reunir antecedentes sobre estos misterios (8).

La algarabia inicial dio paso a comunicaciones tales como la del Equipo de mediums-radar R. Jornan, que afirmo realizar activamente los preparativos para entablar conversacion “con los navegantes extraterrestres de los platos voladores”. He aqui los prolegomenos de las hermandades platillistas y grupos de contactados, cuyos origenes los encontramos en el movimiento espiritista. A finales de octubre de 1956, R. Jordan vaticino (9): “Dentro de poco podre darles noticias sorprendentes. Por de pronto, los medium-radar con los cuales estoy en contacto confirman que alrededor del 7 de este mes apareceran en Estados Unidos, y en otros lugares del mundo, y posiblemente en la Argentina, en la zona de Salta, maquinas voladoras de otros planetas, con mision de paz, que ya se habian anunciado en mensajes captados en la forma en que fue indicada (…). Se aproximan dias -agrega R. Jordan- de gran movimiento de astronaves, de diversos mo­delos y procedentes de varios planetas. Seran de diversas formas -no solo discos, cigarros, dados, esferas, etc. -, despediran haces de luz de distintos colores, de acuerdo a la intencion expresiva, pero con la finalidad de entablar relaciones pacificas. Cada llegada de estas astronaves es un saludo…”.

EL EPISODIO DE SAN LORENZO


Dora Araoz Castellanos de Jovanovies

Al mes siguiente de tan fervoroso anuncio, se produce un resonado avistamiento, motivo de nuestra exposicion. El diario El Tribuno, de Salta, y otros (10), recogen las declaraciones de la señora Dora Araoz Castellanos de Jovanovies, quien habria afirmado que “en la noche del 25 al 26 de noviembre (de 1956), vio en el cielo, en un lu­gar proximo a su residencia veraniega, ubicada a la altura del kilometro 10 del camino a San Lorenzo, un extraño artefacto aereo que, luego de permanecer durante algunos minutos descendio en un claro del espeso monte que rodea al lugar y proximo al lecho del rio que corre a esa altura. Segun la narracion de la señora de Jovanovies -continua la nota-, la maquina tenia forma circular, con dos pequeñas cupulas, una arriba y la otra abajo y despedia, de lo que parecia ser una mirilla, fulgores lechosos.

“En un momento dado, la extraña aparicion descendio hasta unos 200 metros. Entonces, se abrio una portezuela inferior, saliendo al exterior un fuerte haz de luz, similar al de un reflector, que ilumino gran parte de la escena. Instantes despues, el artefacto descendio hasta el claro del bosque. No obstante la lluvia que caia en ese momento, pudo observarse como pequeñas manchas de color marron se movian sobre su superficie. Por unos minutos -dice la señora de Jovanovies-, me domino el panico; serenada ya, pude notar como el plato volador emprendio veloz vuelo en forma vertical, no tardando en desaparecer. Durante toda la presencia del vehiculo celeste se sintio un suave zumbido, simi­lar al de un motor puesto en marcha a extraordinaria velocidad. La narracion de la se­ñora Castellanos de Jovanovies no hace mas que confirmar anteriores y extrañas apari­ciones como la presente. Tambien, en 1955, en el cerro El Macon, y segun aseguraron pobladores de la region, descendio en forma violenta algo que en aquel momento se creyo que seria un aerolito”, concluye el articulo.

¿BASES EN SALTA?


Planta del area y ubicacion de la testigo.

Tras la espectacular observacion en San Lorenzo, el medium-radar R. Jordan parece reconfortado y, con la trascripcion del episodio y algunas lucubraciones, titula su nuevo articulo del 10 de diciembre de 1956: “Los anuncios del Equipo Jordan, hechos para Orbe 8, tienen confirmacion: Platos voladores en Salta y la Capital Fede­ral” (11).

En marzo de 1957, el investigador Cristian Vogt iria a presentar en Suiza los hechos curiosos ocurridos en esa provincia (12). Su exposicion finaliza sostenien­do que esa region “se ha transformado en la actualidad en uno de los puntos neuralgi­cos del globo en lo relativo a la misteriosa actividad desplegada por las astronaves alrededor de nuestro planeta (…). Por lo tanto debemos prestar atencion a esa zona en donde, en cualquier momento, podrian producirse acontecimientos mucho mas importantes”.

Respondiendo a estas exigencias, se constituye en Buenos Aires la Asociacion Universal Metapsiquica, cuya sigla AUM es palabra sagrada para los espiritis­tas. Esta Asociacion de sensitivos se funda el 29 de septiembre de 1957 para “conectarse con los planos y planetas elevados y ser los intermediarios entre Ellos y nuestra Humanidad cientifica y espiritualista”. Veinticinco son sus miembros y anteriormente eran siete, que constituian el Equipo Telepatico R. Jordan que dio origen a la misma.

A mediados de diciembre de 1957, su presidente, Agapito Millan, hizo sorprendentes revelaciones (13). “Pero lo mas importante en relacion al señor Millan -expone La Razon-, es que la provincia de Salta es la privilegiada y la elegida por los hermanos de otro mundo. La cantidad de fenomenos celestes observados alli se debe, de acuerdo a Millan, a que en Salta existe una estacion-deposito de aparatos interplanetarios con sus diversos seres en plan de aclimatacion y no para invadir a la Tierra, sino para ayudamos en un serio peligro por el cual hemos de pasar. Segun los medium, que hasta dibujan una montaña en forma de campana, esa montaña tiene arriba un gran orificio donde residen los seres venidos en los platos voladores.

“Ellos abren un poco el orificio para dejar entrar nada mas que un poco de atmosfera terrestre, para ir aclimatandose. Luego vuelven a cerrar. De modo que es Salta don­de los habitantes de otros mundos tienen su guarida en la Tierra y su aeropuerto con depositos y hangares para sus maravillosos vehiculos, que nosotros llamamos platos vola­dores o cigarros voladores, con nombres bien vulgares por falta de imaginacion…”.

En julio del año siguiente, sera Agor (pseudonimo de A. O. Perez Aleman , presi­dente de la Asociacion de Hermandad Cosmica (AHC) y activo miembro de la AUM, desarro­llando una vasta tarea de difusion sobre el tema en años venideros) quien dira en una de la serie de notas tituladas “La Verdad sobre los platos voladores” (14), que “la provincia de Salta es la privilegiada y la elegida por los hermanos de otros mundos, como aerodromos de los platos voladores”, ratificando los dichos de Agapito Millan.

Es en este conjunto de observaciones y revelaciones donde podemos hallar la genesis del mito de los ovnis de Salta, que se extiende -como es sabido- hasta nuestros dias, y al que pertenece de manera proverbial, quiza sin proponerselo, el caso de San Lorenzo.

LA INVESTIGACION DEL CASO

En mayo de 1987 efectuamos las oportunas encuestas y el reconocimiento del lugar. Llegados a San Lorenzo, procuramos -no sin dificultad- ubicar el solar desde donde se realizo la observacion. El mismo se encuentra sobre una de las arterias principales del pueblo, en la esquina de 9 de Julio y Joaquin Castellanos. Se trata de una vivienda construida en dos plantas, rodeada de jardines y a espaldas de la precordillera, dando su frente al este con la vision de la ruta provincial 38 (9 de Julio), el rio San Lo­renzo, y las lomas de Medeiro, cuyas tierras de zona militar se extienden hasta la ciudad de Salta, distante a unos 9 kilometros de la casa.

En esa fecha la misma se hallaba arrendada, por lo que debimos posponer varios dias una entrevista con la testigo. De buen abolengo y modales refinados, Dora Araoz Castellanos de Jovanovies nos recibio bien dispuesta a narrar su experiencia, la que recordaba vivamente. Estos son algunos tramos de su relato:

“Este hecho ocurrio en la noche, alrededor de las 20,00 horas. Habia un temporal, esa lluvia muy fina que cae muchas veces durante el verano en determinados lugares de montaña, con nubes muy bajas. No es que llueva un momento, sino que son dias y noches que sigue esa llovizna persistente. Estaba en la parte baja de la casa, y una chiquilina amiga de mi hija, Juanita Flemming, de once años, llego y dijo: ‘¡Suban, suban, hay una cosa iluminada!’. Entonces subimos y yo no vi absolutamente nada. Le dije ¿Donde?; y en ese momento sentimos un zumbido -que siempre lo recuerdo- como de desplazamiento, que hacia fuuu (NdR: como de viento, oscilante y constante). Y cuando segui con el oido el zumbido, de oeste a este, yo no lo encontre. Porque al llegar la chica me dijo: ‘Toti, mira’, yo mire, pero no vi nada, y entonces segui el zumbido y ahi lo vi. Seria un zumbido… diriamos… cuando se larga el aire que se esta inflando una goma, pero con menos suavidad, seria una cosa asi: ufff. El sonido fue grande al momento en que la chica dijo ‘mira’ y que yo no vi, y mas debil cuando paso.

“Estaba en la parte de la precordillera, en los cerros. Sobrevolo la casa de un vecino, y ahi lo vi. Era oval, una opalina blanca metalizada con forma oval y un arco alrededor. No giraba ni se balanceaba. Hizo una perdida de altura cuando se dirigia alli, cerca de la ruta. El zumbido era ya muy debil, pero emitia desde la parte baja, porque tenia posiblemente una cupula y otra abajo con ese aro, en la direccion de la marcha, hacia atras, en recta, un haz de luz de gran intensidad. Creo que si hubiera girado, podria haber cegado a una persona. Es que cuando yo mire, no la tenia encendido, ha­bria apagado sus luces. Y la volvio a encender. Era tan increible, quedaban las gotas de agua como si fueran cristales transparentes y el paisaje iluminado. Pero fue solo un instante. Ilumino con mayor intensidad donde no habia casas en ese momento, habia arboles, sin acusar su presencia. Su transito siguio el cerro de la quebrada, lo hizo muy lentamente y al verlo dije: ‘¡Una maquina, una maquina, Dios mio libranos, una ma­quina desconocida!’. Llego a perder un poquito de altura, desplazandose muy lentamen­te. Tenia una especie de aro, rodeando la cupula, y visualizaba ya que era totalmente oval. Lo veia muy cerca, a unos 200 metros, pero se apreciaba mucho mas grande que la Luna’.


Zona por donde sobrevolo el raro portento.

“Ahi, en la parte como de arco, diriamos, se formaron unas manchas lechosas, mien­tras el aparato perdia altura y de un modo inexplicable desaparecio entre los arboles, entre el paisaje, porque ya no tenia ni luz. La apago y desaparecio. Habran sido ¡se­gundos! de observacion. La maquina seria de un tamaño, segun lo que yo apreciaba, de unos 5 x 3 m, calculo, visualizando asi, porque iba muy bajo, casi rozando los arboles, desplazandose de oeste a este, de la cordillera a la ciudad de Salta, hasta que desaparecio a no se donde.

“Ahora, cuando yo llamo a la chica y le digo: ‘¿que has visto?’, ella me da la descripcion, y advierto que ha visto primero que yo la parte de abajo, y que despues vio lo mismo. Nada mas, eso es lo que vimos. Todo lo que vimos. Eso es todo lo que yo vi de esta maquina…”.

IMPRESIONES DE LA TESTIGO

Dora Araoz Castellanos de Jovanovies, tenia por entonces 32 años (nacio el 27 de mayo de 1924) y esta casada con Julio S. Jovanovies, quien se desempeñaba como 2do. Jefe del Regimiento 7 de Caballeria de Salta, con el que compartimos tambien el dialo­go. “A mi me dio la sensacion de una cosa irreal… extraña -continua Dora-, me dio un poco de miedo; ademas, a la velocidad que esto se pudo desplazar. Porque la chica lo vio muy hacia la izquierda y cuando yo subi, lo vio ella hacia arriba, al llegar me dijo ‘mira’, y cuando yo mire no vi, y despues recien lo vi, otro desplazamiento hacia la derecha. Es decir que la velocidad fue, para mi, inmensa… y no porque haya estado impresionada, pero al subir la escalera, yo grite ‘¡debe ser algun avion que se viene en picada!’, o bien perdido, ‘¡enciendan las luces de la terraza y todas!’, para ubicarlo, para darle un sentido de orientacion y que no se nos venga en­cima, pensando en un avion. Nunca en este aparato extraño.

“Ah, si. Yo dormi con el revolver entre las manos. Realmente ahi le da la pauta que yo pense siempre que era una maquina. Una maquina muy rara, para mi desconocida. Ahora, similar con los dibujos y comentarios que hacen de los platos voladores, cierta similitud. Tiene aro y las dos cupulas, pero ninguna con los que lo hacen redondo. Porque este es oval. Y aca la luz sale entre la cupula del aro, hacia atras.

“Cuando se hicieron las manchas en el aro, en ese momento ya no tenia ese brillo tan intenso. Yo nunca he pensado que pudieran ser personas; no se que pueda ser, no podria decirle. El aparato desaparece no porque se vaya. Justamente, yo pense, se alejaba un poco, pero no tanto como para desaparecer, sino porque empiezan a formarse esas manchas, a opacar, tornarse el aro menos lechoso. En fraccion de segundos ha pasado asi. Ahora, el desplazamiento en ese tramo en que yo lo veo era muy lento. A una velocidad diria… no puede ser mas de 2 o 3 km, casi suspendido.


Rio San Lorenzo, amplio escenario del fenomeno del 25 Nov 1956.

“Se trataba de dos manchas bastante marcadas, y la tercera un poco menos. No se movian, y se hallaban en el aro. Pero no totalmente marcadas. Eran unas manchitas vivas, nada mas. Nada mas.

“La noticia tomo estado publico porque estabamos todos ese dia, y entonces un periodista de El Tribuno, resolvio preguntar como era la cosa, yo le comente y el saco lo que se le dio la gana. Entonces directamente escribio que habiamos dicho que habia luces multicolores, que nunca hubieron; indico que habia habitantes, hombres o seres, que tampoco nunca hemos dicho que hubiese; que habia aterrizado, que se quedo en el lugar…, aunque si se habria quedado y hasta muy tarde, calculo que hasta las 2 de la mañana. Dicen que en distintas partes aparecio. A medianoche, a unos 3 km, una luz asusto a los caballos, y en otra casa se pararon los aparatos electricos. Pudo ha­berse quedado toda la noche, sin la luz, aterrizando, o en tierra o en las nubes, no sabria decirle.

“Que pudieren haber sido esas manchas, o que (la maquina) tenga personas como… que no conocemos; quiza pudiera tener ventanas, o que no existan, que sea de una cosa que este enmascarado. Las manchas se hicieron en el momento en que perdio altura, ahora, la altura nunca fue alta.

“En cuanto a las noticias periodisticas que dicen que el plato volador se asento sobre el lecho del rio, ¡es un cuento! Nadie sabe. Nadie vio que se haya asentado en alguna parte y nadie vio personas. Y yo nunca vi hombres ni luces de co­lores. Ni nada parecido. El plato al principio estaba estatico, o casi, andando muy lento. Cuando empieza a deslizarse, a bajar, ahi es cuando pierde un poco lo metalizado, y comienzan a verse unas manchas. Apenas lo vi recorrer unos 300 m nada mas”.

El marido de la testigo, Julio Jovanovies, que seguia atentamente la detallada descripcion, interviene para hacer sus propios comentarios: “Yo me acuerdo, porque redac­te el informe para el Ejercito: no era un avion, pero nunca hable de plato volador. Yo no estaba en la casa, aunque despues ella me llamo, telefoneo asustadisima. Me hallaba en el Regimiento 5, a 8 km, en el cuartel. Alli no se observo nada, nada. Claro, porque entre la ciudad de Salta y San Lorenzo no hay edificacion. Todas esas lomas, el casco, es zona militar, campo de tiro. Cuando me telefoneo de una casa vecina para contarme, me alarme. En esa epoca habia un poco menos de casas, nomas. Lo demas exactamente igual. Caminos pavimentados… Las casas de los alrededores asi, las 3 o 4 que estan en la actualidad”.

Asi concluyen las exposiciones, para dar paso siguiente a un analisis del testimonio y de las condiciones que rodearon al singular episodio ufologico.

UN ANALISIS POSIBLE

La entrevista ha permitido que la testigo pudiera expresarse conforme a como ella percibio el fenomeno, y disponer de un conjunto de datos que, de otro modo, quedarian velados o llanamente distorsionados, ceñidos a la informacion periodistica de aquella epoca.

Al respecto, Dora Araoz Castellanos de Jovanovies es muy concreta en su descripcion: la aeroforma jamas fue vista descender hasta aterrizar, tampoco observo alguna mirilla o portezuela en su estructura y, aun menos, la presencia de ocupantes, como podria interpretarse del ambiguo articulo periodistico. Por estas razones, el episodio no podria ser evaluado como un encuentro cercano de maxima extrañeza.

Por otra parte, la testigo agrega que no se registraron huellas, rastros u otro tipo de evidencia fisica que pudiera relacionarse. Inclusive, variaciones climaticas o trastornos fisiologicos que recuerde, mas alla de la vivida impresion recibida por la desusada aparicion, que le impidio -por temor- conciliar el sueño durante dos dias.

El testimonio de la señora, desprovisto de un inocultable aditamento interpretativo (por ejemplo, le atribuye una fantastica velocidad cuando ve al ovni en otro sitio del esperado; o la decidida atribucion de significado como maquina, cupula, etc.) y de las imprecisiones propias del lenguaje y el recuerdo (por ejemplo, la hora y duracion, o la brillantez que le adjudica al fenomeno, los cuales difieren con la version que posee su marido), en lineas generales, resulta convincente. Al menos, pone en juego un discurso de conviccion, persuasivo, pero sin demasiadas estridencias ni fisuras que pudieren denotar alguna posible incongruencia

No obstante, creemos que la testigo no se hallaria ajena a los recientes sucesos producidos en esa provincia, y de los que un importante diario salteño se ocupo de informar, y estimular a la sensibilizada pobla­cion.

En cuanto a las condiciones meteorologicas, los datos facilitados por el Servicio Meteorologico Nacional (dependiente del Comando de Regiones Aereas, Fuerza Aerea Argentina), para esas horas (20:00 y 21:00 horas) y lugar, segun registros de la Estacion Salta Aero, se consigna que al momento de la observacion, la temperatura oscilaba entre los 19,4-18,4°C, la humedad entre 48-60%, el viento ­de superficie era de 10-7 km/h, la presion de 883,8-885,0 hPa, el cielo estaba nublado y no se registraron fenome­nos significativos. La informacion agrega que se produjeron lluvias en los alrededores de la estacion -no en la estacion meteorologica- de 20,05 a 22,15 horas.

Con respecto a los datos astronomicos, sera de interes conocer la ubicacion del Sol aquel 25 de noviembre de 1956, a las 20,00 horas. Utilizando coordenadas geograficas (aprox.) latitud 24,5° S; longitud 65,5° O, y considerando hora legal argentina = GMT – 3h: 23h00m GMT, el Sol se hallaba en azimut: 245,9°, y elevacion: -0,8° (ocaso reciente, a las 22h53m GMT). Vale decir que el Sol se oculto a las 19h53m, minutos antes de la observacion. Dato a tener en cuenta por los efectos luminicos que suelen producirse durante el crepusculo. En otro orden, la Luna se encontraba bajo el horizonte y no era visible (fuente: C. Demaria).

Dispuesto el conjunto de datos, consideramos factible ensayar una hipotesis acerca de la naturaleza de lo observado. Es oportuno señalar previamente que existe una diversidad de fenomenos meteorologicos que son causa de curiosos informes sobre avistamientos de ovnis. En zonas proximas a las cadenas montañosas de elevaciones desiguales, por ejemplo, suelen producirse formaciones de nubes muy densas y de perfiles definidos, que resultan para el observador poco avezado un ovni, o mejor, un autentico plato volador de aquellos que la literatura y el periodismo tanto han difundido. Quiza porque al margen de su aspecto, las dimensiones, los contornos, la nitidez del color y su apariencia material, son muy estables. Siendo esta solo una de las multiples configuraciones nubosas, existen innumerables fotografias que se muestran como si se tratara de legitimos documentos graficos de naves extraterrestres (15).

A FIN DE CUENTAS…

Resulta aceptable que el plato volador de Dora Araoz Castellanos de Jovanovies pueda ser explicado en estos terminos. Si repasamos su pormenorizado relato, ella se refiere a una aeroforma discoidal blanco-lechosa, con un lento desplazamiento (en el mismo sentido de las nubes, o desde la cordillera), acompañado de un zumbido (como “cuando se larga el aire…”, dice) y una suerte de haz de luz, en direccion al poniente Sol del crepusculo, que iria a atenuarse y desaparecer -al igual que el ovni, que asemejaba una “opalina blanca”- a medida que se movia hacia el este, en direccion contraria a la cordillera y a la puesta del Sol, que arrojaba sus ultimos fulgores tras el horizonte, iluminando las nubes del encapotado cielo.

Abajo, en una ladera de la precordillera, al abrigo de la montaña, la testigo, junto a la niña que le dio aviso. Presenciando como la maquina descendia hacia el llano (es decir, siguiendo los accidentes del terreno), perdiendo luminosidad y dejando ver entonces unas manchas que, como un Rorcharch, estimularon la imagina­cion, sea de la testigo o del periodista que creyo ver en estas una suerte de mirillas, portezuelas u ocupantes.

Decia Leonardo da Vinci: “No os resultaria dificil deteneros algunas veces y mirar las manchas de las paredes o las cenizas de un fuego o nubes o barro o sitios analo­gos en los que… podeis encontrar autenticas ideas maravillosas”.

REFERENCIAS BIBLIOGRaFICAS

(1) La Razon, Buenos Aires, 10 julio 1956.

(2) Ibid., 1 agosto 1956.

(3) Ibid., 23 julio 1956 y 1 agosto 1956.

(4) Ibid., 30 julio 1956.

(5) Vogt, Cristian: “¿Que pasa en Salta?”, conferencia, 1956.

(6) La Razon, Buenos Aires, 13 agosto 1956.

(7) Vogt, C. Conf. cit.

(8) La Razon, Buenos Aires, 5 noviembre 1956; et.al.

(9) Orbe 8 En la Actualidad Mundial, semanario, Buenos Aires, 29 octubre 1956.

(10) La Razon, Buenos Aires, 4 diciembre 1956, p.6, citando a El Tribuno, Salta, de la misma fecha; rev. Era Nuclear, Buenos Aires, julio 1957; La Razon, 3 marzo 1960 y 24 setiembre 1961, p.9; et.al.

(11) Orbe 8…, 10 diciembre 1956.

(12) La Razon, Buenos Aires, 13 febrero 1957.

(13) Ibid., 15 diciembre 1957.

(14) El Meridiano, Cordoba, 12 julio 1958.

(15) Fouere, R. “Leurres et realites”, en: Phenomènes Spatiaux, Paris, 11, mars 1967, ps. 13/17; Gran Enciclopedia de los Temas Ocultos, “Fenomeno ovni”, Ed. UVE, Madrid, 1982, ps. 63 y 65