EL INCIDENTE BRUNELLI – PORCHIETTO
Por el Dr. Oscar A. Galindez
I PRELIMINARES
Se ha hablado con cierta frecuencia de presuntas manifestaciones de teleportacion (1). Confesamos que al margen del caracter fantasioso que presentan los relatos de ese genero siempre nos resulto problematico asignarles un cierto grado de credibilidad, particularmente en orden a las dificultades con que hemos tropezado en los pretendidos episodios argentinos de Bahia Blanca (año 1959) y Chascomus (año 1968) (2). En sendas ocasiones nuestro espiritu de curiosidad se vio coartado por multiples inconvenientes que imposibilitaron un estudio directo de los casos. Jamas pudimos entrevistar personalmente a quienes fueron sindicados como protagonistas de esas experiencias; y no porque hayamos optado por la comoda posicion de remitirnos a las versiones periodisticas que circulaban sobre el particular, sin esforzarnos por evaluar el nivel de veracidad que pudiera haber en ellas. Muy por el contrario. Nuestros intentos al respecto fueron intensivos, pero no fructificaron en razon de que ninguno de los «indicios» analizados nos condujo a los propios protagonistas, si es que estos realmente existieron. Los organos de prensa que difundieron originariamente aquellas versiones se encerraron en el secreto profesional, a fin de «respetar la intimidad de los observadores». Frente a tales alternativas, nuestra modesta funcion se limito a recoger el material periodistico existente y reproducirlo -con las prevenciones del caso- a nivel internacional. La existencia de otros incidentes mas o menos parecidos, aparentemente producidos en otras partes del mundo, no hizo menguar nuestras grandes dudas sobre la factibilidad de los fenomenos de teleportacion.
Sin embargo, en la segunda mitad de 1972 tuvimos ocasion de estudiar con profundidad un suceso de este genero, un mes antes que la prensa argentina se ocupara de su difusion. Esto facilito nuestra tarea, toda vez que los testigos no denotaron en ningun momento fatiga ni recelo hacia nosotros, prestandose amablemente a nuestra requisitoria
Los dos protagonistas, Sres, Severino Porchietto y Atilio Brunelli, en oportunidad una de las entrevistas. (Archivo CADIU).
Los protagonistas
Los ocasionales protagonistas de este episodio fueron dos conocidos hombres de Cordoba.Uno de ellos es el señor Atilio Brunelli, 55 años, catedratico de musica, compositor y concertista; el otro, el señor Severino Porchietto cuenta con 61 años y es jubilado industrial.
Dos de las reuniones se verificaron en la residencia del señor Brunelli, mientras que una tercera lo fue en la casa del señor Porchietto.
El contacto personal con los testigos nos permitio sopesar la elevada formacion cultural de ambos, la sinceridad de su narracion y la incuestionable fuerza de conviccion de la misma.
II EL RELATO
Los testigos son antiguos vecinos de la localidad de Balnearia (distante 185 km. de la ciudad de Cordoba). El señor Brunelli residio en aquella ciudad 24 años, trasladandose en 1954 a Cordoba. El señor Porchietto estuvo afincado en Balnearia por espacio de 30 años, estableciendose tambien posteriormente en Cordoba.
La circunstancia precedentemente indicada reviste particular importancia para nuestro estudio. Se trata de personas que, por estar unidas por lazos familiares y de amistad con vecinos de Balnearia, viajan 4 o 5 veces al año a esa localidad, habiendo redundado tal contingencia -a traves de los años- en un conocimiento pormenorizado de la ruta.
En sus años juveniles integraron alli un conjunto musical, razon por la cual el viernes 14 de julio de 1972 se les invito a participar de una mesa de camaraderia con miras a rememorar esa y otras experiencias. Aceptada la invitacion, ambos se trasladaron a la ciudad de Balnearia en un automovil Ford Falcon, modelo 1968, de propiedad del señor Porchietto.
En aquella oportunidad se llevo a cabo un recital que estuvo a cargo de varias orquestas, y que se prolongo hasta la madrugada del dia siguiente. La reunion se verifico en el Club Atletico Independiente Union Cultural de Balnearia, a la que asistieron alrededor de 1.500 personas. El sabado 15, por la noche, nuestros entrevistados fueron despedidos con una cena y baile en el mismo club. En esa ocasion al señor Brunelli le fue entregada una plaqueta conmemorativa, mientras que al señor Porchietto un pergamino recordatorio, lo que de por si habla de la elevada respetabilidad de nuestros entrevistados.
A las 2,30 a.m. del domingo 16 de julio procedieron a retirarse del lugar de reunion para emprender el regreso a Cordoba
Fig.1 Mapa del trayecto Balnearia-Cordoba con las poblaciones intermedias. (Ilustro B.O. G.)
Tienen bien presente esa hora dado que a las 2,00 habian manifestado a sus anfitriones la necesidad de alejarse de la fiesta, atento Io avanzado de la madrugada y la circunstancia de restar aun un viaje de casi 2,30 horas hasta Cordoba. Ante la insistencia de sus amistades, optaron por permanecer unos minutos mas, lapso este que estiman entre 20 y 30 minutos. Transcurrido el mismo y tras las salutaciones de rigor, se alejaron de la velada. No habian Ingerido bebidas alcoholicas. Antes de enfilar hacia Cordoba llenaron el tanque de nafta. (Capacidad = 65 litros).
a) El fenomeno
La marcha era regular y sostenida, oscilando la velocidad entre 80 y 100 km/h, segun los accidentes propios del camino. El vehiculo era conducido por el señor Porchietto, cuando 3 o 4 minutos despues de haber superado la localidad de Arroyito (ver. Fig. 1) se vieron sorprendidos por un tremendo destello de luz blanca que ilumino el area como de dia. El señor Brunelli alcanzo a divisar una forma oscura en el cielo, a la altura del marco superior del parabrisas; pero no pudo apreciar con precision sus contornos, ya que el techo del automovil le obstaculizo toda vision ulterior. No le dio importancia al hecho (al que, en principio, tomo por una nube) ya que acompaño la observacion con la expresion: «¡Tormenta!». Eran exactamente las 3,10 a.m. y se encontraban a 76 km. de Balnearia.
Instantes despues observaron en el costado izquierdo del camino -a unos 50 metros de la ruta, y sobre un terreno completamente llano- una hilera de luces rectangulares que atribuyeron a un convoy ferroviario detenido. (La via ferrea corre paralela al pavimento, segun se advertira en la Fig. 1). Las luces -de suave coloracion anaranjada- parecian corresponder a una estructura de unos 50 metros de largo, cuyos contornos no pudieron determinar ya que se fundian en la oscuridad.
El señor Porchietto confiesa que no presto mayor atencion al «tren», aunque recuerda perfectamente las caracteristicas de las luces. El señor Brunelli -en cambio-, fue girando su rostro a medida que la imagen era superada por el vehiculo, aunque admite que la observacion la hizo con aire de natural despreocupacion. El avistamiento duro unos 10 segundos.
Perdido de vista el «convoy», la atencion del señor Brunelli se centro en mirar incesantemente el cielo a fin de localizar la tormenta. No vio nubes que confirmaran su presentimiento. La noche era despejada. Los astros brillaban con marcada luminosidad. (Nos confeso que pocas veces habia visto un cielo tan diafano y tachonado de estrellas).
b) Siguen las sorpresas
Pocos minutos despues repararon que se aproximaban a una poblacion que -por sus luces- pensaron que se trataba de Rio Primero (ver fig. 1), aunque les extraño sobremanera tal circunstancia ya que no habian traspuesto otras localidades no menos importantes, como Transito y Santiago Temple. Subitamente se enfrentaron con una curva hacia la izquierda que -evidentemente- no correspondia a las caracteristicas del lugar. La sorpresa fue reciproca ya que -conociendo perfectamente la ruta- no esperaban esa desviacion.
Siguieron avanzando, comprobando que se trataba de la localidad de Montecristo, situada 25 km despues de Rio Primero. Al margen del asombro momentaneo, no dieron despues importancia al hecho ya que pensaron que la propia naturaleza del viaje nocturno les habia creado la impresion de un itinerario mucho mas corto. Se alegraron de encontrarse en las proximidades de Cordoba.
Los 28 km. que restaban para llegar a esta ciudad los devoraron en 15 o 20 minutos, llevando el señor Porchietto a su acompañante hasta el domicilio de este y retirandose despues hasta su vivienda particular, ubicada a dos cuadras de alli.
Al entrar en su casa, el señor Brunelli noto que el reloj de su habitacion marcaba las 3,30 a.m., pero confiesa no haberse extrañado mayormente por la circunstancia de haber recorrido 185 kilometros en apenas una hora. (El señor Porchietto -por su parte- nos expreso que arribo a su domicilio a las 3,35 a.m., aseverando que es bien probable que cuando dejo al señor Brunelli en su casa fueran las 3,30).
III COMPROBACIONES
A fin de facilitar el analisis del contexto general del incidente, creemos conveniente reseñar algunos detalles de interes que los mismos protagonistas certificaron con posterioridad al arribo a Cordoba.
a) Ambos coinciden en afirmar que cuando llegaron a Cordoba les embargaba un estado desusual de euforia. No sentian fatiga alguna por la jornada festiva ni por el viaje de regreso. El señor Brunelli confiesa que experimento la necesidad de despertar inmediatamente a su señora esposa y dos hijas para participarles de las atenciones recibidas en Balnearia, pero, -aspecto curioso-, en ningun momento les refirio (por no tenerlas presente) las peripecias del retorno, con su fenomeno luminoso, el «convoy» y la inexplicable reduccion del viaje. El señor Porchietto -en cambio- nos acoto que a las 8 a.m. ya se encontraba levantado, no acusando tampoco cansancio alguno. Pero -a diferencia del señor Bruneili- narro horas despues a sus familiares todas las vicisitudes vividas durante el regreso;
b) Un hijo del señor Porchietto se aprestaba esa mañana a viajar en el Ford Falcon a la ciudad de Rio Cuarto. Al ir a constatar la cantidad de nafta que tenia advirtio que el tanque (cuya capacidad es de 65 litros) estaba a medio llenar. Le indago a su padre si habia vuelto a cargar combustible tras tu regreso de Balnearia, a lo que -obviamente- el señor Porchietto respondio en forma negativa. Asombrado por la afirmacion de su hijo, se apresuro a confirmar la realidad de lo manifestado. En efecto, el vehiculo solo habla consumido 12,5 litros, cuando ordinariamente consume 25 litros en ese trayecto.
c) A partir de esa mañana -y al margen del inusitado estado de euforia y placidez que le embargaba- el señor Brunelli comenzo a notar un hormigueo que localizo en la region dorso lumbar derecha. La sensacion que experimentaba la describio como una suerte de adormecimiento que -haciendose cada vez mas notorio- se circunscribia a un perfecto circulo de 1,5 centimetros de diametro.
El area quedaba insensibilizada por completo. Luego de unos 2 minutos volvia a sentir un hormigueo creciente, hasta recuperar su natural sensibilidad. Estas manifestaciones se repitieron por espacio de 4 dias, a razon de 4 o 5 por dia. Suseñora esposa nos expreso que en ningun momento el fenomeno se tradujo en manifestaciones somaticas. No advirtio ninguna mancha, verruga o coloracion especial en la piel. Pero recuerda que cada vez que los sintomas se presentaban, su esposo le pedia que tratara de determinar si notaba alguna tonalidad especial en el area afectada;
d) El señor Brunelli siempre tuvo problemas de tension (18 1/2), lo que le acarreaba continuos mareos. No obstante no haber respetado el tratamiento medico, su tension se estaciono en 14 desde el dia del incidente hasta la ultima de nuestras entrevistas (18 de septiembre). Ignoramos si se han producido variantes de interes con posterioridad a ella. El señor Porchietto -en cambio-, no experimento ninguna sensacion similar, salvo el estado de placidez que fue comun a ambos;
e) Al mediodia del lunes 17 de julio, una de las hijas del señor Brunelli (que habia estado horas antes en contacto telefonico con el señor Porchietto, quien le habia referido las peripecias del viaje de retorno), le pregunto a su padre si no les habia sucedido algo curioso durante el regreso. Recien entonces relato los fenomenos descriptos precedentemente. Pese a la trascendencia de los hechos, el mismo señor Brunelli nos confeso que no acierta a explicarse la razon por la cual su mente «margino» esos episodios por espacio de casi 33 horas. No obstante la significacion de los mismos, y su notable memoria, no recuerda haberlos rememorado con posterioridad a su llegada a Cordoba; solo lo hizo cuando su hija le formulo la pregunta en tal sentido;
f) De todos modos, a partir de entonces el señor Brunelli sintio necesidad de ponerse nuevamente en contacto con el señor Porchietto, a fin de intercambiar impresiones sobre la experiencia vivida. Como resultado de ello, confirmaron las caracteristicas del «vagon iluminado», las horas de salida y de llegada a Cordoba.
Ambos coinciden en manifestarnos que les ha resultado incomprensible la falta de curiosidad que demostraron por el extraño convoy, cuyas ventanillas no eran cuadradas, sino rectangulares, como porticos. (Los testigos calculan que cada una tenia unos 3 m de alto por 0,70 m). Ademas, no habia ningun tipo de luz o reflector en cada uno de los extremos del objeto; y, lo que es mas notable, la via del ferrocarril corre a 10 metros del camino y no a 50 metros del mismo. distancia esta que correspondia aproximadamente al estacionamiento del «convoy».
Tampoco encontraron respuesta satisfactoria a los motivos por los cuales no entraron en cuenta de que lo visto era algo realmente anormal, y les parece imperdonable que no hayan optado por regresar inmediatamente a indagar la naturaleza de esa presencia. El señor Brunelli reconoce ser un espiritu extremadamente curioso, y confiesa que en la emergencia no obro como regularmente lo hubiera hecho;
g) Otro detalle de interes esta representado por el comportamiento del señor Porchietto, quien pese a ser un gran fumador (lo comprobamos en oportunidad de las entrevistas), despues del avistamiento del «convoy» no fumo ningun cigarrillo por el resto del viaje;
h) A criterio del señor Porchietto, instantes despues de la observacion del objeto, tuvo la rara impresion de que el automovil se balanceaba a escasos centimetros del pavimento. El señor Brunelli -en cambio- confiesa no haber experimentado esa sensacion, pero reconoce que a ambos les llamo la atencion el andar suave del vehiculo, no apreciandose en absoluto los numerosos accidentes de la ruta.
No llevaban la radio encendida. No advirtieron fallas en el motor ni en las luces. Tampoco en sus relojes. No percibieron niebla ni olor alguno, ni experimentaron durante la observacion del «convoy» sensaciones musculares o cutaneas de ninguna especie;
i) En un viaje diurno que emprendieron posteriormente a Balnearia no pudieron localizar exactamente el sector del incidente; pero piensan que se produjo unos pocos kilometros despues de Arroyito, ultima localidad que recuerdan haber traspuesto. En toda esa area el terreno es completamente llano, sin edificaciones de ninguna especie. Ademas, no vieron a lo largo de toda la ruta nada que pudiera asociarse a lo divisado en aquella ocasion. Cualquier cosa que hubiere sido, evidentemente ya no estaba alli.
Tras este reconocimiento, y ya de noche, tuvieron la suerte de asistir al paso de un tren de pasajeros. Esta apreciacion les resulto de suma utilidad, toda vez que pudieron contrastar la notable diferencia existente entre este y el objeto observado. El convoy convencional se desplazaba a muy poca distancia de la ruta (recuerdese que la via ferrea corre paralela al camino, a apenas 10 metros del mismo), apareciendo sus ventanillas muy pequeñas, con una luz blanca que permitia divisar sin dificultad los detalles interiores de los vagones. El extraño objeto -en cambio- acuso marcadas disimilitudes, tanto con respecto a la distancia del camino (50 metros), como con relacion a las dimensiones de las «ventanillas» (3 m por 0,70), a la suave luz anaranjada que estas irradiaban y a la falta de apreciacion de detalles correspondientes al interior de ese elemento.
IV EL PROBLEMA DE LA REDUCCION TEMPORAL
Al margen de las caracteristicas insolitas de la observacion practicada por los señores Brunelli y Porchietto, resulta obvio que el detalle de mayor significacion esta centrado en la notoria reduccion del viaje. Procuraremos precisar algunos conceptos que nos seran de utilidad para la efectiva comprension del episodio.
1° La distancia media entre Balnearia y Cordoba es de 185 km, hasta Arroyito hay 76 km; entre esta localidad y Rio Primero, 56 km; y entre esta ultima y Cordoba 53 km. (ver croquis).
2° Los testigos solo recuerdan haber traspuesto la poblacion de Arroyito e inmediatamente despues vieron el «convoy» detenido. Unos 5 o 7 minutos mas tarde divisaron las luces de lo que -asombrados- supusieron era Rio Primero (situada a 132 km de Balnearia y a 56 km de Arroyito). Sin embargo, se trataba de Montecristo (situada a 157 km de Balnearia y a 81 km de Arroyito).
Les ha llamado poderosamente la atencion que no recordaran haber pasado por Transito, Santiago Temple, Rio Primero (la ruta atraviesa el centro de la ciudad, la que cuenta con una excelente iluminacion) y Piquillin. Evidentemente hay un tramo de 81 km respecto del cual los protagonistas no recuerdan absolutamente nada;
3° Si tal impresion no estuviese complementada por otros detalles de importancia, obviamente careceria de relevancia. Esos detalles son:
a) Si bien cabria presumir que por distraccion no se percataron de las poblaciones que pasaron (lo que de por si resulta bastante improbable, particularmente para con una ciudad como Rio Primero), resulta significativo que la sensacion de asombro fuera simultanea. Ambos reaccionaron sorprendidos al ver la curva hacia la izquierda. Es curioso que personas muy conocedoras de la ruta hayan experimentado coetaneamente igual desconcierto. El señor Porchietto reconoce que despues de la observacion del objeto se puso algo nervioso (no pudo -por tanto- conducir con tanta distraccion y displicencia como para no recordar los centros de poblacion superados). El señor Brunelli -por su parte- admite que inmediatamente despues del «relampago» se empeño en localizar la presunta tormenta. (Esto lo tiene que haber mantenido en vilo, por lo que debio haber notado las ciudades emplazadas a la vera de la ruta);
b) El vehiculo solo consumio 12 1/2 litros de nafta desde Balnearia, cuando regularmente el viaje les insume 25 litros;
c) El señor Brunelli entro en su domicilio a las 3,30 a.m., lo que certifico con el reloj de su habitacion. El señor Porchietto arribo a su casa a las 3:35 a.m., y reconocio que 5 minutos antes habia dejado al señor Brunelli en la suya. Esto significa que en solo una hora recorrieron 185 kilometros. No solo el Ford Falcon del señor Porchietto no alcanza esa velocidad, sino que, por prudencia, raras veces supera los 115 km/h.
Preguntado el señor Porchietto si no atilno a fijarse en el cuenta-kilometros del vehiculo, manifesto que no lo hizo ya que generalmente no controla el kilometraje recorrido en cada uno de sus viajes;
d) Un hermano del señor Porchietto, que tambien estuvo en la reunion de Balnearia, confirmo que ambos protagonistas salieron de esa ciudad alrededor de las 2:30 horas a.m.
Otras personas que asistieron al agape nos corroboraron igualmente el dato horario en cuestion.
Los familiares de uno y otro certificaron que llegaron a Cordoba a las 3,30 a.m. (Brunelli) y 3:35 a.m. (Porchietto).
e) Fuera del itinerario seguido por los protagonistas de este episodio, no existe ninguna otra ruta mas corta entre Balnearia y Cordoba.
V OTROS TESTIGOS
Los testigos procuraron mantener la vivencia en secreto, refiriendola solo dentro de circulos muy estrechos. (Debe recordarse que las entrevistas se llevaron a cabo un mes despues del incidente, y hasta ese momento la prensa no habia tomado conocimiento del hecho). Sin embargo, una maestra allegada al señor Brunelli comunico el hecho a la corresponsalia cordobesa de La Razon, cuyos reporteros entrevistaron al señor Brunelli y elaboraron una nota que se publico en el vespertino mencionado.
La difusion del hecho -por lo menos en sus aspectos mas generales- tuvo un corolario positivo. En efecto, una familia apellidada Isala -afincada tambien en Cordoba- tomo contacto con el señor Brunelli para hacerle presente que la misma noche del avistamiento habia divisado un relampago de similares caracteristicas al descrito por ellos.
El 21 de octubre entrevistamos a los señores Isala, con miras a interiorizarnos de los pormenores de su experiencia.
Habian salido de Balnearia entre las 2:35 y 2:45 a.m. del 16 de julio de 1972. Cinco personas se conducian en un Ford Falcon (consumo: 20 litros de nafta cada 170 o 180 km), siendo ellas los señores Tito Aldo Isala, Enrique Isala, Ludovico Isala y dos amigos circunstanciales, el señor Ricardo Baile y una señorita de nombre Estela. Tras 15 o 20 minutos de viaje se encontraban a la altura de Frontera (23 km de Balnearia) cuando advirtieron hacia el S.O. un vivo relampago que ilumino ese cuadrante por fraccion de segundos. (En la Fig. 1 se vera que la localidad de Arroyito se encuentra al S.O. de Frontera. La hora de observacion coincide con bastante aproximacion con la proporcionada por los señores Brunelli y Porchietto). El destello fue de una blancura excepcional. Tambien pensaron en una tormenta, pero no divisaron nubes que afianzaran tal presuncion. La noche era fria, con atmosfera limpida y un cielo tachonado de estrellas.
No vivieron otras alternativas de interes, ni vieron el «convoy» despues de Arroyito. Llegaron a Cordoba a las 4:15 a.m. (o sea, entre 1,30 h y 1,40 h de viaje, segun las horas aproximadas de salida suministradas por los señores Isala).
VI IMPROBABILIDAD DE UN TREN
Hemos confirmado en el Ferrocarril Nacional General Belgrano que, a la hora de visualizacion del supuesto «convoy» de Arroyito, no se encontraba en esa zona ningun tren. El ultimo convoy salio de la ciudad de Cordoba a las 22 horas del sabado 15 de julio, de modo que resulta insostenible la posibilidad de que, 6 horas despues de su partida, aun se encontrare a 109 kilometros de aquella estacion ferroviaria.
Ademas, las normas de seguridad del control de circulacion exigen que -producido cualquier percance en un convoy- se notifique el hecho de inmediato a la oficina de circulaciones y por cualquier medio que fuere. No hay constancias en los partes de esa fecha sobre la eventualidad de que algo de eso haya sucedido con el tren de las 22 horas, el cual llego a destino sin novedades de importancia.
Tambien hemos recabado a la Oficina de Control de Circulaciones sobre la posibilidad del desplazamiento de una unidad del tipo denominado «coche-motor» informandosenos que en la fecha mencionada no se registro movimiento alguno de ese transporte.
VII UFOLOGIA COMPARADA
El fenomeno de «Cuesta de las Vacas» -San Juan- del 7 de julio de 1968. (Ilustro Vallejos).
A) El «tren» de la Cuesta de las Vacas (San Juan).
El 7 de julio de 1968, en oportunidad de realizar un viaje en automovil desde la localidad argentina de Difunta Correa a la ciudad de San Juan, el señor Francisco Zamora (40 años, industrial establecido en esta ultima ciudad) tuvo una extraña experiencia. Le acompañaban su esposa Maria Frias, su hermana Trinidad Zamora, su cuñado Carlos Muñoz y dos niños.
Tras pasar la Cuesta de las Vacas (Provincia de San Juan) se encontraron con una suerte de «tren» que cruzaba la ruta. Detuvieron el vehiculo hasta que el «convoy» terminara de pasar. Cuando reanudaron la marcha no encontraron las vias ferreas.
Observando el lugar con extrañeza, determinaron que se encontraban en una llanura. Alli no habian visto jamas vias de ferrocarril, pues recordaban que si las habia mucho mas adelante. Estaban seguros de ello y lo confirmaron. Varios kilometros mas adelante las encontraron, a la entrada de Pozo de los Algarrobos.
Recopilando lo acontecido, manifestaron que vieron algo asi como un vagon de ferrocarril con ventanillas y de unos 30 metros de largo. Daba la sensacion de que se movia suspendido en el aire, a un metro del suelo. La vision fue perfecta dentro del area de luz proyectada por los faros del automovil (3).
B) El «tren,» de Colonla Helalco (Santiago del Estero)
En los primeros dias de julio de 1972 (unos 15 dias antes del incidente de Arroyito) el señor Director de la Escuela Industrial de Frias fue testigo de un episodio de contornos semejantes. El señor Emilio Albaire se encontraba de noche con su familia en una casa de campo que tiene en Colonia Helalco, Santiago del Estero, cuando vieron que se posaba en medio del monte, a un kilometro de distancia, un enorme objeto alargado -parecido a un tren- con ventanillas iluminadas por una luz fija entre verdosa y azulada. Tendria unos 50 metros de longitud. Minutos despues el objeto irradio una luz enceguecedora y se elevo verticalmente convertido en una inmensa bola de fuego. (4)
El fenomeno de Colonia «Helalco» -Santiago del Estero – de principios de julio de 1972 (Ilustro Vallejos).
C) El «tren» de Lavalle, (Santiago del Estero)
El sabado 8 de julio de 1972 (ocho dias antes del fenomeno de Arroyito) el señor Carlos Altamirano, subgerente de la sucursal «Bonafide» de la ciudad de Tucuman, se conducia en un automovil con rumbo a la localidad de Frias (Provincia de Santiago del Estero). Lo acompañaban las señoritas Aurora Bracamonte, secretaria de la Escuela Normal de Frias y Maria Angelica Bracamonte, ambas domiciliadas en esa ciudad santiagueña.
Habian salido poco antes de las 11:00 p.m. de la capital de Santiago y a poco de andar vieron caer delante del automovil una esfera de fuego del tamaño de una pelota de futbol -supuestamente una centella- que estallo antes de tocar el suelo. Este fenomeno lo observaron cuando atravesaban la sierra de Guasayan.
Un trecho mas adelante, cuando viajaban por la ruta 157 a la altura de Colonia Achalco entre las localidades de Tapso y Frias, cerca de Lavalle, vieron algo insolito. Eran las 11:45 p.m. Al tomar una curva del camino, a unos 800 metros a la derecha, observaron posado un objeto que el señor Altamirano describira como «un tren entre los arboles». Se trataba de una serie de ventanas verdosas que tenian la altura de una puerta comun, y que se disponian a lo largo de un objeto de unos 50 metros de largo que se encontraba detenido en el suelo.
El conductor -evidentemente impresionado por el fenomeno (no hay vias ferreas en ese sector)- opto por acelerar el vehiculo y alejarse a gran velocidad. La señorita Aurora Bracamonte expreso que en ese sector no existe ningun poblado ni casa y, por tanto, la fuerte luz que irradiaban las ventanillas no podia provenir sino de un elemento extraño, ya que en ese lugar no hay electricidad (5).
VIII CONCLUSIONES
En aras de la seriedad cientifica que debe presidir la consideracion de estos fenomenos hemos creido oportuno especificar en esta cronica los aspectos mas significativos del incidente Brunelli-Porchietto, absteniendose de entrar en elucubraciones que nada aportarian aJ esclarecimiento del problema.
Solo cabe practicar una interesante distincion entre los efectos individuales y comunes que ambos tuvieron como consecuencia de la observacion. Asi:
a) Comunes: (Tanto Brunelli como Porchietto vieron el destello y el objeto, no recuerdan haber recorrido los 81 kilometros posteriores del Itinerario, no tuvieron espiritu de curiosidad por indagar la naturaleza de ese elemento y fueron embargados por una extraña sensacion de placidez);
b) Individuales: (Solo el señor Brunelil experimentara otras curiosas sensaciones psicofisicas, caracterizadas por el adormecimiento circular de una parte de su region dorso lumbar derecha, el olvido por espacio de 33 horas del incidente y la estabilizacion de su presion arterial).
Nos da la impresion de que algo realmente insolito sucedio en ese tramo de 81 kilometros, y en donde -a estar por los efectos individuales- el señor Brunelli habria sido el mas afectado. ¿Como y por que? No lo sabemos.
Creemos -sin embargo- que la investigacion no esta terminada ni mucho menos. Nos hemos permitido sugerir a los protagonistas la posibilidad de someterse separadamente a sesiones de hipnosis. Prometieron consultar con sus respectivos facultativos para evaluar la conveniencia de su verificacion.
CITAS BIBLIOGRAFICAS
1) a) Bibliografia sobre implicaciones parapsicologicas de la teleportacion:
Fodor, N «Mind over space: The mystery of teleportation» en la revista Fate, abril, 56, pp. 81-91; mayo 56, pp. 87-94; junio 56, pp. 89-96; julio 56, pp. 82-87; agosto 56, pp. 89-96; set. 56, 79-96; act. 56, pp. 85-96; dic. 56, pp. 84-95; feb. 57 pp. 87-93; mar. 57, pp. 82-91; abr. 57, pp. 91-98; may. 57, pp, 88-94; jul. 57, pp. 89-98; ag. 57, pp. 89-108.
Sanderson, Iven I. «Atta the telepathic teleporting ant.» en la revista Fate, XVI, mayo 63, pp. 45-52.
b) Bibliografia sobre Implicaciones ufologicas de la teleportacion:
– Jessup, M. K. «El Caso de los OVNIs» Populibros «La Prensa», Mexico 1956. pp. 169-182;
– Creighton, G.»Teleportationa»,Flying Saucer Review, mar-abr. 65, pp. 14-16;
– Galindez, 0. A. «Teleportation from Chascomus to Mexico» FSR, set-oct. 1968 pp. 3-4.
– Creighton, G. «More Teleportations» FSR,- set-oct. 1970, pp. 11-13 y 32;
– Creighton, G. «Another Teleportation and its Sequel» FSR, set-oct. 1971, pp. 15-17 y 19;
– Creighton, G. «Uproar in Brazil» FSR, nov-dic. 1971. pp. 24-29;
-Creighton, G. «More on Teisportations» FSR, set-oct. 1972, pp. 31.
2) Creighton, G. «Teleportations», op cit.
Galindez, 0. A. ‘Teleportation from Chascomus to Mexico’, op. cit.
3) Boletin AIDOVNI, Buenos Aires, num. 15, set-oct. 1968, pp. 46-47.
4) La Razon, Buenos Aires, 14 julio 1972. La Voz del Interior, Cordoba, 18 julio 1972.