LAGO ARGENTINO, SANTA CRUZ: LA PEONZA VOLADORA (18 MAR 1950)


El caso que trataremos a continuacion ha sido mundialmente conocido a traves de la literatura ufologica (1) y considerado du­rante mucho tiempo como el primer avistamiento de ovnis con ocupantes en el territorio argentino.

La informacion original procede de una presunta carta dirigida al vespertino La Razon, de Buenos Aires, por un lector llama­do Wilfredo H. Arevalo quien, al parecer, seria “propietario de campos y un comercio de lanas y cueros en la zona de Lago Argen­tino”.

En su edicion del jueves 13 de abril de 1950, el citado diario reprodujo a cuatro columnas, casi sin comentarios, el texto inte­gro -pero sin fecha- de la misiva del presunto testigo, junto a un detallado croquis del artefacto, indicando en su epigrafe: “Este es el dibujo con que el señor Wilfredo Arevalo acompaña su carta cuyo texto reproducimos por considerarlo de suma importancia”.

De ahi en mas la noticia fue transcrita en numerosas publicaciones y el caso, con los años, fue cobrando mayor notoriedad.

Nuestro proposito inicial fue localizar al testigo (o familiares) y a los responsables de la publicacion.

En primer lugar, aun cuando en aquella epoca eran muy pocos los “platillistas”, la revision de tan famoso caso nos per­mitio determinar que jamas habia sido investigado. En cambio, supimos que el destinatario circunstancial de la carta fue el Secretario de Redaccion de La Razon, Pedro Larralde (ya fa­llecido), quien dispuso de inmediato su publicacion, sin tomar intervencion en el texto, pues -a decir de un colega suyo- “no estaba en el tema”. Por otra parte, las diversas con­sultas orientadas a localizar a Wilfredo H. Arevalo resulta­ron infructuosas y mostraron cierta inconsistencia respecto a la existencia del testigo[1].

¿Existio realmente Wilfredo H. Arevalo? Al momento, no lo sabemos. Pero la investigacion continuo su curso y obtuvimos algunos hallazgos sugestivos

A LA ESPERA DE UN “PLATO VOLADOR”

Se debe recordar que el caso habria ocurrido el 18 de marzo de 1950, y publicado en La Razon recien el 13 de abril.

En tal sentido, es curioso que el mismisimo vespertino, en su edicion del sabado 18 de marzo, destinara cinco columnas para informar (agencia UP y ratificado por EFE, en otros medios) sobre el avistamiento de un “plato volador” situado a gran al­tura durante 15 minutos sobre la ciudad de Montevideo (Uru­guay), ese mismo sabado 18. El titulo de La Razon no deja de ser menos atrayente: “Esperan un plato volador en Buenos Aires”, Subtitulo: “Lo vieron a las 12,45 en Montevideo y se dirigia hacia aqui: procuran ubicarlo”. Al dia siguiente, este diario tambien da la noticia de un ovni observado el dia 18 en San Lorenzo (Santa Fe), a las 12,25. La expectativa creada en torno a la venida del plato volador y la sobredimensionada in­formacion periodistica, prometia una fantastica aparicion.

Los diversos observatorios (y observadores) astronomi­cos se pusieron en aquella jornada en estado de alerta, pero ninguno a los que se recurrio buscando informacion (La Plata, Parque del Centenario en Buenos Aires), registraron algun objeto extraño.

¿Acaso el ovni de Lago Argentino, observado -segun la carta- unas seis horas despues, es el mismo que se desplazo desde Montevideo? La pregunta resulta incitante. Sin embar­go, remitiendonos al opusculo titulado “La oleada de 1950 en la Argentina” (3), deciamos que: “1as constancias horarias de los avistajes indican que la mitad de las denuncias de 1950 tuvo lugar en horas de luz solar, en manifiesto desacuerdo con las caracteristicas generales de las presentaciones de ovnis (…). Al respecto, es oportuno recor­dar que para aquella epoca el planeta Venus se encontraba en su minima distancia a la Tierra y brillaba con una intensidad tal que podia ser percibido a simple vista en horas de luz solar”[2].

La descripcion de los improvisados observadores de Mon­tevideo -y en forma casi simultanea en San Lorenzo-, carece de notas significativas y admite sin reparo algun tipo de identificacion convencional. Concretamente, bien podria concernir a la presencia de Venus, con oscila­ciones y movimientos aparentes, Lago Argentino (4) Glaciar Perito Moreno, frente al Lago Argentinoproducidos por masas nubo­sas provenientes del sudeste.

Sea como fuere, la expectativa aludida anteriormente fue satisfecha holgadamente con la observacion de Wilfredo H. Arevalo.

¿”FLYING TOP” EN LA PATAGONIA ARGENTINA?

Continuando con la compulsa periodistica, el 23 de abril (o sea, 10 dias despues de publicado el caso de Arevalo), La Razon vuelve con el tema y titula una nota: “Un tecnico ale­man dicese inventor del ‘Plato’: Quiere reconstruirlo”. Segui­damente dice: “Se encuentra al Servicio de Estados Unidos en la actualidad”. La noticia procede de Nueva York, y de un cable “Especial” (?), hace referencia a las declaraciones formuladas por un eminente ingeniero aleman y ex aviador de la Luftwaf­fe, R. Schriever, afirma: que si la Junta Militar de Seguridad le proporciona los elementos necesarios, se comprometia a construir un aparato como el que se encontraba trabajando poco antes del colapso de Alemania, que puso fin a la II Guerra Mundial. “Tarea que Hitler conocia -segun Lago Argentino (5) La naturaleza asombra Las noticias de platos vol tambien (Glaciar Perito Moreno)el articulo- con minuciosidad y que, asimismo, conocieron los aliados, puesto que (en 1945)”

El articulo incluye un dibujo del “Flying top”, o peonza (trompo) voladora de Schriever, cuyas cualidades tecnicas eran las de su ascension vertical, asi como el movimiento estatico en el espacio, segun el piloto.

Lo significativo es que el croquis que se acompaña, resul­ta sorprendentemente identico al prolijo diseño de Wilfredo H. Arevalo (incluso el estilo de sus trazos): forma discoidal, cabi­na abovedada transparente fija, plano ecuatorial giratorio, camaras inferiores, etc.

¿Es esto otra coincidencia? El tema reactualiza la hipote­sis de que, al menos, determinados ovnis sean armas secretas nazis, y sobre la denominada teoria de los enclaves secretos igualmente nazis en la Antartida. Por extension, en la region patagonica[3].

Un aspecto plausible se refiere a la posibilidad de que el supuesto artefacto de Lago Argentino sea uno de estos portentos de fabricacion humana

No obstante, en un articulo aparecido en la revista alemana Luftfahrt International (4) (Navegacion Aerea Internacional), se pone en duda la realidad de los platos voladores alemanes. Mencionemos algunos parrafos de interes:


Comparacion grafica del plato volador de Arevalo y el Flying Top de Schriever. Para pensar.

“En los articulos de prensa publicados a partir de 1950 se habla esencialmente de dos tipos diferentes de discos vola­dores (…) y se afirmaba que una de tales peonzas habia sido ideada por el capitan de vuelo Schriever y la otra por el inge­niero Dr. Miethe. A ambas peonzas se les atribuian unas veloci­dades indescriptibles”.

Asi, parece que en abril de 1945 el trompo volador de Rudolph Schriever estaba a punto de ser ensayado, aunque antes del final de la guerra solo se llego a efectuar un lanza­miento de ensayo, sin llegar a un vuelo, y al mes siguiente el apa­rato fue destruido. Su inventor y constructor se paso enton­ces a Occidente, portando todos los planos del invento.

Lago Argentino (7) La peonza voladora del aleman, segun una revista española“Rolph Schriever murio en los años 50. Entre sus papeles se encontraron -aparte de una descripcion provisional de cons­truccion no fechada, aunque probablemente posterior a la ter­minacion de la guerra- algunos borradores y esquemas de su artefacto volador, asi como recortes de prensa sobre el tema

“Las primeras de estas notas de prensa estan fechadas el 30 de marzo y el 2 de abril de 1950. Los reporteros del Der Spiegel, habituados a dar primicias, ofrecieron la sensacional noticia sobre la peonza de Schriever tres dias antes de que fuera publicada por el semanario Heim und Welt y probable­mente a partir de la misma fuente de informacion, ya que ambos articulos poseen un contenido bastante coincidente, habiendo podido servir de base para otros reportajes que, sin embargo, se diferenciaron de ambas notas”.

Al respecto, resulta muy significativo que si bien el caso de Wilffedo H. Arevalo, en Lago Argentino, habria ocurrido 12 dias antes de que se tuvieran noticias del artefacto de Schrie­ver, en realidad, el publico recien supo del testimonio del estanciero argentino el 13 de abril, es decir, exactamente dos Lago Argentino (8) La peonza voladora del aleman, segun una revista española se­manas despues de conocer el proyecto de Schriever. Aunque notese que los lectores de La Razon fueron informados de la peonza voladora alemana inmediatamente despues del caso de Arevalo, 10 dias mas tarde, cuando la prensa extranjera ya es­taba al tanto del sensacional proyecto.

Un examen critico de todo el material disponible, de la confrontacion de las diversas fuentes y del contenido de los documentos detalla­dos en la revista Luftfahrt International, permite mostrar una serie de incongruencias y contradicciones.

Esta respetable publicacion especializada en navegacion aerea concluye afirmando: “Ninguno de estos ingenios existio realmente, ninguno de ellos llego a construirse y, menos aun, llego a volar. Durante los primeros años de la posguerra, cuan­do todavia no se disponia de documentos autenticos acerca de las armas secretas del III Reich, florecieron las fantasias de los investigadores fracasados y de los reporteros exagerados, pues el lector se tragaba incluso las mas aberrantes historias. Solo de esta forma resulta explicable que innumerables articulos -como los referentes a la peonza voladora- pudieran ser publicados sin ningun criterio selectivo y aceptados con Lago Argentino El caso fue difundido por el vespertino La Razon, reproduciendo una carta de un lector la misma falta de criterio por el publico”.

El tema de las presuntas armas secretas alemanas ha propiciado argumentos a su favor (6), aunque mayor ha sido la perdida de credibilidad. De cualquier manera, no es este el eje de nuestro articulo.

Es por destacar aqui la razonable sospecha en torno a la produccion del caso de Lago Argentino y de su presunto testigo Wilfredo Arevalo, donde el periodismo ha desempeñado un papel preponderante. Las circunstancias y el concatenamiento de los hechos expuestos, sumado a las claras coincidencias descritas y, en definitiva, a la dudosa existencia de ese unico testigo, indican que el clasico episodio argentino hallaria su explicacion mas en terminos de la imagineria de un periodista, o tal vez, de algun bien informado lector (llamado “Arevalo”), antes que en el espacio cosmico o en un enclave secreto de procedencia terrestre.

REFERENCIAS

(1) Ribera, Antonio. Platillos Volantes en Iberoamerica y España. Pomaire, Barcelona, 1968, ps. 63/64.

Creighton, Gordon. Los Humanoides en Iberoamerica en: Los Humanoides. Pomaire, Barcelona, 1967, ps. 122/123.

Vallee, Jacques. Pasaporte a Magonia. Plaza & Janes, E. de Llobregat, 1967, ps. 225/226.

La Razon (Buenos Aires), 13 abril 1950; y 23 abril 1950.
[1] El ufologo Eduardo Azcuy -quien dedico varios articulos al suceso-, tampoco conocio al testigo, pero segun le comentaron, Larralde habria tenido la posibilidad de verlo “tiempo despues”. En otra ocasion, Fabio Zerpa nos dijo que exhibiendo un espectaculo en Bahia Blanca se le acerco alguien manifestando ser el hijo de Wilfredo Arevalo y mantuvo un breve dialogo. Nada mas. No obstante, en un pasaje de su re­vista (2), agrega haber entrevistado no solo a su hijo, sino tambien al padre. Lamentablemente, tampoco aporta una com­probacion fehaciente de la pretendida identidad de los citados, ni detalle alguno.

Asimismo, en 1986 enviamos cartas, e incluso telefonea­mos, a todos los Arevalo -apellido comun, por cierto- residen­tes en el sur argentino (en 10 localidades), segun la guia tele­fonica, con el fin de que nos proporcionen cualquier referencia sobre el presunto testigo. Ninguna tuvo una respuesta afirma­tiva. Tampoco la hubo cuando nos dirigimos a la Asociacion de Ganaderos, y la consulta al Catastro Municipal para determi­nar si hubo tierras pertenecientes a Arevalo resultaron tam­bien negativas.

[2] Nuestro informe agrega: “El examen preliminar de los datos tabulados permite advertir que la oleada se distri­buye en su casi totalidad (91,4%) en el trimestre febrero-marzo-abril; pero los avistajes se concentran en un tiempo mas breve aun, de apenas 17 dias, entre el 18 de marzo y el 4 de abril, que incluye el 70% de las observaciones registradas”.

[3] Precisamente, en esos años, Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay habrian recibido contingentes de refugiados nazis (5)