CASALEGNO, SANTA FE: ENCUENTRO DE UN TREN (20 ABR 1967)


En las primeras horas del jueves 20 de abril de 1967, en proximidades de la Estacion Casalegno, provincia de Santa Fe, varios ferroviarios observaron un raro elemento rojizo, como fuego, al nivel del suelo y a una distancia superior a los 100 metros. Algunos de los testigos aseguran, incluso, que varios seres de aspecto antropomorfo se movian alrededor del objeto.

El episodio permanecio dentro del circulo familiar y de amistades de los testigos, hasta pasados cinco años, oportunidad en que uno de ellos -el maquinista Enrique Galimberti- decide escribir a una entidad de estudios espaciales de Rosario, dedicada a los ovnis (A.O.A. Internacional), comentandole los pormenores del caso.

Sin embargo, irian a transcurrir otros siete años mas (y doce de ocurrido el caso), antes que fuera difundido a traves de los medios periodisticos, en un articulo de la serie de notas sobre “El secreto de los OVNI” (LXVII), del Ing. S. von Wurmb, miembro de aquel grupo ufologico, publicada en el diario Hoy, de Asuncion, en el vecino pais del Paraguay. Esta circunstancia tambien contribuyo a que tuvieramos conocimiento del hecho bastantes años despues y procedieramos a efectuar las encuestas recien en agos­to de 1991.

LA CARTA DE ENRIQUE R. GALIMBERTI

A continuacion reproducimos la carta que el citado testigo enviara a la Asociacion de Observadores de los Astros, A.O.A., el 11 de julio de 1972, cuya copia nos fue remitida gentilmente por el Ing. Sigurdo von Wurmb:

“Quien suscribe, Enrique R. Galimberti, con domicilio en la calle Iguazu 392, de Ro­sario, maquinista del Ferrocarril B. Mitre, pone en vuestro conocimiento lo ocurrido el dia 20 de abril de 1967, cuando en mi viaje conduciendo un tren de la empresa a la cual pertenezco y, al aproximarme a la estacion Casalegno, de la linea Galvez-Rosario, siendo las 3,30 horas, pude observar en terreno llano, lo que parecia un incendio -que podria ser una vivienda o algun implemento del agro-, pero al estar a poca distancia, hube de mermar la velocidad por si fuera posible prestar auxilio con los extinguidores que va provista la locomotora.

“Al acercarme al lugar estime que no podia ser lo antes mencionado por cuanto en e­sos momentos llovia; a mas, se observaba el desprendimiento de luces de colores en forma de circulos. Ante esta novedad pare el tren para ver detenidamente lo que alli ocurria.

“Con mi acompañante señor Enrique Curto, pudimos ver a una distancia de 120 metros aproximadamente, algo que no podiamos definir; pero si, observamos con toda serenidad sin perder detalles, que se trataba de un aparato metalico de forma cuadrada, de mas o menos 3 metros de lado, como de alto, con una serie de ventanillas en todo su alrede­dor de tres hileras con luz en su interior; de frente se veia con mucha claridad y en su centro, una rueda que giraba y desprendia luces de colores como fuegos de artificio, dos faroles salientes como los de automoviles, uno con una luz fija alumbrando hacia abajo a una distancia de 2 m, y el otro, alumbrando en forma intermitente. Pudimos ver muy facilmente que en el suelo caminaban, alrededor del objeto, seres diminutos de mas o menos 0,70 m de alto, con uniforme brilloso -casi podria asegurar que eran de color gris-, cabezas descubiertas y como si llevaran un arma sobre sus hombros.

“Hice uso de la bocina de la locomotora para ver la reaccion de estos elementos raros, sin conseguirlo.

“A la mañana de ese mismo dia, pase nuevamente por el lugar a las 8.00 horas, y mire el sitio donde habia sucedido el fenomeno, sin notar nada anormal en el terreno.

“Esto fue comprobado por mi compañero Enrique Curto, con domicilio en la calle Camp­bel 984, el señor Aurelio Portillo domiciliado en la calle Jose Ingenieros 943, y Salvador Pomidoro, domiciliado en la calle Morrison 1516, de Rosario, ambos maquinistas, que tambien pasaron por el lugar; uno lo hizo a la 1,30 horas y el otro a las 2,40 hs.

“Al encontrarme con estos compañeros conversamos respecto a lo visto y todos afirma­ron lo mencionado anteriormente. En esa oportunidad solamente lo comente con mis familiares y algunas amistades, no dandolo a publicidad a traves de los diarios de Rosario, por cuanto considere que seria tomado no real lo que yo podia manifestar y que todo fuese publicidad, aunque ya se comentaba y se publicaba la observacion de ovnis en distintas partes, pero no se les daba mayor importancia.

“Lo aqui comentado por el que suscribe es real y he querido en esta oportunidad, visto que esa institucion se interesa por estos casos y los estudia detenidamente, aprovechar la ocasion para demostrar el tipo de ovni por mi observado y que puede ser similar a otros.

“Este hecho ocurrio el 20 de abril de 1967, pero no fue publicado en periodicos, por temor a la burla de los tantos lectores del mismo.

“Sin mas, saludo a esa entidad internacional y en la presente adjunto el dibujo, que considero lo mas o menos visto”. Fdo.: Enrique R. Galimberti.

LA REINVESTlGACloN DEL CASO

Conforme a lo que nos habia anticipado el Ing. von Wurmb, el mencionado testigo fa­llecio en 1983, por lo que no fue posible corroborar su version en forma directa.

Sin embargo, nuestra investigacion se oriento a verificar los testimonios de los demas ferroviarios que habrian sido ocasionales observadores del curioso fenomeno.

– El testimonio de Salvador Pomidoro: Nacio el 8 de junio de 1923, en Rosario. Tiene estudios primarios y trabajaba como maquinista, conduciendo la locomotora del tren carguero que paso por el lugar aproximadamente a las 2,40 horas.

“Habia dado servicio aca, en Rosario, mas o menos a las 18 horas, para proceder a tomar un tren de carga comun. A unos 80 km de Rosario, pasando la estacion Diaz y proximo a Casalegno, en direccion a Galvez, observo hacia mi izquierda y a unos 500-1000 m de distancia, una cosa rojiza como si fuera un horno, una quema de ladrillos, asi. Era una cosa anormal sobre la tierra. Me llamo la atencion por el color, asi, tan… roji­zo, tan parecido al fuego. Se veia como una cosa cuadrada de un metro y medio, mas o menos, pero seria algo grande. Y, uno mira asi, vio, y calcula la distancia.

“Pasando con el tren sin detenemos ni dejar de ver, comentabamos con el foguista, un tal Souza, que era una cosa rara. Habremos estado unos 10 minutos observandola, al paso lento y regular del tren de carga, y seguimos nomas. Despues lo comentamos con el personal de Galvez. No pudimos ver ningun detalle, nada. No se vio nada mas que como un fuego, y tampoco escuchamos sonido alguno. La sensacion que me dio es que estarian quemando en un horno de ladrillos, por el color rojizo que tenia, pero era una cosa rara. A los dos, tres dias volvimos para ver y nada. Su aspecto era como fuego, nomas. ­Totalmente como fuego”, insiste S. Pomidoro.

Al preguntarle si llego a observar personas, o figuras, responde: “No, no he visto, la verdad que no. Tampoco mi compañero el fogonero. el vio lo mismo que yo”.

Luego, al mostrarle la version de E. Galimberti, denota cierta sorpresa por el pormenorizado relato. Nuestra entrevista habia concluido.

– El testimonio de Enrique Curto: Nacio el 22 de noviembre de 1934, estudio hasta el segundo año del nivel secundario, y se desempeñaba como fogonero (luego se retiro como maquinista), acompañando a Enrique Galimberti en oportunidad de ver, a las 3,30 horas, aquel curioso objeto asentado en los campos.

“Hasta yo mismo me quede en duda si lo que habiamos visto era algo real o de nuestra imaginacion, pero no lo soñamos ni estabamos alcoholizados. Nunca mas volvi a ver algo similar, que no haya podido discernir. este es un hecho casi olvidado para mi, no crei que fuera a tener esa trascendencia -tomando entre sus manos el recorte perio­distico-, porque lo vimos y no le preste despues mucha atencion. Quedo entre los cometarios que hicimos con los compañeros, y nada mas. Sera por motivos de mi juventud, o porque este hombre, Galimberti, le ha dado mayor importancia. Lo vi como un hecho natural, y lo di por hecho. No le di mayor importancia al asunto, no me impresiono como para quedar imborrablemente en mi memoria.

“Yo vi una luz y gente que se movia alrededor. Lo que me llama la atencion es que Galimberti haya sacado conclusiones tan concretas…, si podia ser algo comun. Estaban a la distancia, podian ser 100 m, como 200 o 300 m. Es muy dificil precisar, y lo digo porque soy cazador. En el campo y de noche, es muy dificil apreciar una distancia. A partir de 300 m es poco lo que se puede ver, por eso podian ser 100-200 m. Galimberti quedo muy impresionado. Yo no. O sea, que decir que eran seres de otros…, es aventurado.

“Si recuerdo que en ese momento me llamo mucho la atencion, pero despues no. No vi tantos detalles. Era una luz y gente que se movia todo cuanto se podia ver. Me sorprende incluso como puede afirmar tan categoricamente que habia ciento y pico de metros…

“No recuerdo si esa forma tenia elementos en movimiento, pero como hecho central si, me acuerdo de la luz, y la gente que se movia alrededor. Eran varios, tres o cuatro, como seres humanos; con dos piernas y dos brazos normales. Estaban en torno a esa luz, es decir, que se veian cuando pasaban frente a ella, yendo y viniendo. No podia notar el tipo de vestimenta, pues solo veia la figura recortada del ser humano que se movia como persona normal, erguida, quizas un poco apresurada en los movimientos. Nada mas.

“Esa luz no encandilaba, asi que un reflector no pudo haber sido, porque al pasar por delante de un reflector la tapa, corta el haz de luz.

“Ocurrio a la madrugada, cuando ibamos hacia Galvez. Lo vimos de mi lado, a la iz­quierda. Me parece que fui yo quien llamo la atencion, porque el maquinista, el conductor, va siempre del lado derecho; aunque pudo ser el, se que hubo un llamado entre los dos, un: ‘che, mira, veni a ver que pasa, mira aquello’, y empezamos a hacer comenta­rios. Comence a ver la luz cuando la tenia en un angulo de 45 grados; despues la tuve perfectamente de costado, y fue entonces cuando le avise. Hasta que quedo atras, y quedo, tras verla en un recorrido de 90 grados, en el que transcurrieron unos 10 minutos, debido a la marcha del tren, a unos 40 km/h. No recuerdo habernos detenido, ni tener siquiera el impulso para frenar la marcha del tren y observar; ademas, no se puede ha­cer abandono del tren, salvo por una circunstancia muy especial, debiendo quedar uno arriba de la locomotora.

“Pienso que Galimberti quedo mas impresionado que yo, porque el lo dio como un hecho de que se trataba de un plato; muchas veces me dijo: ‘¿Te acordas Curto aquella vez?, o ¿te acordas cuando vimos el plato volador?’. Y yo me preguntaba ¡¿de que me esta ha­blando?! O sea, que el ya lo dio por hecho al momento en que lo vio, pero ¿realmente era?, una cosa… Es cierto que las conclusiones que sacamos en ese momento apuntaban a que podian ser seres de… no comunes, o una nave no comun, o seria que yo mismo de­seaba ver algo asi y lo di como un hecho normal. Pero no podria ser tan categorico, y tampoco creo que hayamos pedido observar tantos detalles.

“Galimberti era un hombre serio, muy responsable, una excelentisima persona. Por eso me llama la atencion que despues de tantos años… las apreciaciones que yo saque en ese momento fueron que se trataba de un hecho normal, que podia haber sido…, no se si habre estado influenciado, porque en esa epoca se sentia mucho el tema de los objetos voladores no identificados. Lo di como algo que ya dudo.

“Pienso que tal vez los haya, solo que tengo una teoria muy especial que entra dentro de la fe, de la religion. Pienso que existen seres, que son buena gente, y que realmente son custodios de este y otros tantos planetas. Que son los custodios del universo, sus guardianes en el sentido que son ayudantes de Dios para vigilar.

“Sin embargo, aquella experiencia es otra cosa la descarte de mi memoria porque despues la tome como algo que pudo tratarse de una confusion. Podrian haber estado arando, pudo haber sido un vehiculo comun con las luces encendidas, con la gente.

“Le digo que es muy dificil cuando hay un vehiculo con luces, resulta dificil discernir que es lo que esta, que es. Solo veia una luz en el piso, estaba en tierra. Podria ser como la de un vehiculo, pudo haber sido un camion, como el tamaño de un camion cuando lo vemos a lo lejos; como una casilla que se estaba incendiando, aunque no parecia que asi fuere.

“A mi me paso este año (1991), estaba cazando de noche y habia un vehiculo que no sabia si estaba dentro o fuera del campo, despues encendieron las luces, y se veia gente moviendose alrededor. Pero yo sabia que se trataba de un vehiculo, porque despues pasamos por al lado. Pero de lejos, ¿que era? En este caso, me asegure mirando con los prismaticos y ahi si, puedo asegurar de que se trataba.

“En cambio, en aquella oportunidad, solo vimos una luz en tierra y un movimiento a su alrededor, sin poder ver que tipo de actividad hacian. Lo unico que se veia era la contraluz de personas en movimiento”.

CONSIDERACIONES FINALES

La inspeccion de la zona del avistamiento, transcurridos tantos años del suceso, no ha permitido hallar vestigios, u otros testimonios, para esclarecer lo ocurrido aque­lla madrugada del 20 de abril.

No obstante, el examen de los testimonios parece indicarnos que un hecho ha sucedido realmente, para el cual no disponemos de una explicacion categorica, pero que nos deja ciertos margenes para dudar acerca de la naturaleza inusual del fenomeno descrito.

Sin agregar mucho mas a lo expuesto por nuestros entrevistados (Pomidoro y Curto), varias cosas tienen en comun. Entre estas, el no tener muy fresco el recuerdo de algu­nos detalles del caso, pero no por el paso del tiempo, sino mas bien por haber banalizado su experiencia al considerarla futil, insustancial.

La actitud de ellos ha sido aceptar un hecho que no pueden explicar de manera satis­factoria, y tras comentario a nivel familiar sin animar una posible vinculacion del fenomeno con algo fantastico o no terrestre, despues de un tiempo, separarlo de si como una de las tantas informaciones parasitas a que es sometido diariamente el ser humano.

La confusion a que se ha prestado la imagen percibida, dio lugar a expresiones como “horno de ladrillos”, “casilla incendiada”, “fuegos de artificio”, “un vehiculo…”, que denotan la vaga, o ambigua, impresion recibida. ¿Por que pensar en ovnis?: “porque en esa epoca se decia mucho de los objetos voladores no identificados”, dice E. Curto, compañero de viaje de E. Galimberti, para quien la fuerza emocional de su capacidad de asombro -quizas, exagerada-, habria determinado el apremio por atenuar su inquietud, llevandolo a preocuparse por encontrar una respuesta dentro y fuera de si mismo.

REFERENCIAS:

S. von Wurmb, el 67° articulo de la serie “El Secreto de los OVNI”, Hoy, Asuncion, Paraguay, 22 mayo 1979. Cfr. Antonio Ribera, Las maquinas del cosmos, Planeta, Barcelona, 1983, ps.1l3-115