OLAVARRIA, BUENOS AIRES: A LOS TIROS CONTRA UN OVNI (19 JUL 1968)


En julio de 1968 Olavarria fue conmovida por una serie de raras experiencias en torno a la aparicion de ovnis. Todo comenzo el martes 2 cuando Oscar H. Iriart denuncio que una nave espacial habia aterrizado en el campo de sus padres, y que sus ocupantes se pusieron en contacto con el, dejandole un mensaje escrito. El domingo 14 fue en Crotto donde Oscar D’Onofrio y Sixto Romero testimoniaron haber visto un ovni asentado en tierra, asegurando el primero que junto al fulgurante objeto se encontraban dos extra­ños seres. Mientras tanto, la observacion de curiosidades en el cielo fue tornandose en un hecho habitual. Aun cuando hubo quienes se negaban a cumplir con sus tareas especificas, o evitaban el transito por la noche para “no arriesgarse”.

De pronto, cuando parecia que esa localidad continuaba siendo destinada a criar ganado y producir cemento, nuevamente el comentario tomo la calle con una version, que de inmediato fue desmentida por las autoridades, pero que por largos años dio mucho de hablar. Segun la misma, el viernes 19 de julio de 1968, “un plato volador con tres tripulantes habria aterrizado en la guarnicion militar local y se habria abierto fuego contra ellos”, de acuerdo al encabezamiento de la primera noticia, publicada por el diario olavarriense El Popular (l), cuyo texto pasamos a reproducir:

“En las ultimas horas de la tarde de ayer (viernes 19), uno de nuestros cronistas fue llamado por una persona de su amistad -merecedora de su mayor confianza- quien le comunico una version que poseia por trascendidos de la guarnicion militar local, segun la cual habria tenido lugar en la misma un hecho que revestiria singular importancia: la aparicion en las inmediaciones o dentro de ese ambito de un plato volador tripulado por tres extraños seres. De acuerdo a la misma version, el personal -testigo de esa aparicion- alcanzo a disparar sus armas contra dichos individuos, sin haber logrado, por razones desconocidas, que los proyectiles hicieran efecto en los mismos.

“Anoche, El Popular intento obtener una informacion oficial sobre el suceso por parte de las autoridades militares locales, con la finalidad de obtener una confirmacion o desmentida al respecto. Al no haber sido posible encontrar a las personas que se intento entrevistar, damos a conocer a renglon seguido una version mas amplia del asunto, de acuerdo con lo que hemos podido reconstruir a traves de diversos relatos que en forma directa o indirecta nos hicieron personas que nos merecen fe”.

LA VERSIoN

“El suceso habria ocurrido alrededor de la 1,30 o las 2 de la madrugada de ayer, en momentos en que se iba a proceder al relevo de la guardia por parte de un cabo cuyo nombre nos reservamos”, continua El Popular. “El mismo, poco antes de proceder a esa formalidad habria avistado una luz extraña cerca del cuartel, por lo cual solicito permiso para efectuar una recorrida, obteniendo compañia de otros cuatro -hay quienes dicen que fueron tres y otros, dos- soldados, todos armados con ametralladoras de mano.­

“Como el objeto, al parecer habria sido avistado por el suboficial en las cerca­nias del arroyo Tapalque, que pasa por la parte posterior de la zona militar citada, hacia ese lugar se dirigio la patrulla. Habria sido entonces cuando, detras de ella, habria vuelto a aparecer la luz, que al darse vuelta sus integrantes les permitio ver al objeto posado sobre la pista de aterrizaje para aviones.

“Al lado del objeto, que despedia -siempre segun nuestros informantes- una fuerte luminosidad, estaban parados tres extraños seres que hicieron ademan de avanzar hacia la fuerza militar.

“El cabo fue el unico que tuvo tiempo de aprestar su arma y efectuar de inmediato una rafaga con la misma, que habria alcanzado a disparar cuatro o cinco tiros. Pero el efecto en los tripulantes al parecer fue nulo: los disparos no causaron en ellos daño de ninguna clase.

“Luego, mientras los desconocidos personajes mantuvieron bajo su mirada al cabo y a los soldados, todos estos se sintieron paralizados por completo, y fueron ya incapa­ces de utilizar sus armas. Por ultimo, los tripulantes del desconocido aparato, subie­ron en el mismo y en medio de una gran luz este se alejo en forma vertiginosa y fue entonces cuando los soldados y su superior pudieron recuperar sus facultades fisicas.

“Otro dato que cabe mencionar, siempre de acuerdo con nuestros informes, es que durante el dia de ayer tanto el suboficial como los soldados habrian tenido la vista sumamente irritada, detalle este que coincide con otros casos supuestamente ocurridos en nuestro medio de parecidas caracteristicas.

“Reiteramos que esta es una informacion obtenida en forma extraoficial, ya que no fue posible a nuestros cronistas, dada la jurisdiccion en que habria ocurrido el fantastico suceso, hablar con ninguno de sus protagonistas”, concluye el diario.

PRIMERAS REPERCUSIONES


Mayor Julio Cesar Cattani

Al dia siguiente de la publicacion, El Popular vuelve a tratar el tema (2). En esta oportunidad señala: “La informacion, trascendida de fuentes extraoficiales por cuanto oficialmente no fue posible localizar al jefe del C-2, ni al jefe del Escuadron de Ingenieros -ambos ausentes de la ciudad- como asi tampoco al segundo jefe del Regimiento, tuvo una rotunda desmentida por parte de este ultimo, mayor Julio Cesar Cattani. (VER FOTO)

“El mencionado oficial informo ayer telefonicamente a El Popular que la version publicada era totalmente falsa, que la misma carece de asidero y, finalmente, que no sucedio absolutamente nada.

“Otras versiones: Ante la desmentida oficial y frente al incremento de las versio­nes sobre el presunto insolito suceso que se habria producido en el Regimiento local, debemos agregar que, por nuestra parte, hemos tratado de ampliar la informacion sobre el particular y, al respecto, se nos han formulado nuevas declaraciones que certificarian lo ya adelantado en nuestra edicion anterior y, a la vez, las ampliarian con nue­vos detalles que señalan que con este motivo se habrian producido algunas detenciones en la guarnicion militar local.

“Reiteramos que la informacion suministrada ayer, como la de la fecha, en, lo que se refiere a los nuevos detalles sobre lo ocurrido, solo tienen caracter de version y como tal la suministramos”.

OTRAS INDAGACIONES PERIODISTICAS

En su edicion del 27 de julio, el diario porteño La Razon (3) advierte que al no existir una informacion oficial que aclare lo ocurrido, son numerosas las versiones que se han propalado en torno al espectacular suceso ocurrido en Olavarria, y del cual fueron protagonistas “un cabo del Ejercito y algunos soldados, y no un policia, como se dijera en los primeros momentos”. Aunque en rigor, fue este vespertino quien difundio la erronea version (4), ahora rectificada. Indica ademas que la conformacion fisica de los ocupantes difiere en las narraciones: para unos eran altos y rubios, y para otros, se trataba de seres casi deformes, de gran torax, que “caminaban balanceandose como monos”. Y agrega otro detalle: “el cabo principal Menendez hizo una rafaga con su ametralladora y a pesar de estar a poco mas de 10 metros del extraño grupo no acerto con sus proyectiles. O estos no hicieron daño a los desconocidos. Tambien la version (n: reco­gida por el mismo medio) dice que los soldados trataron de gatillar sus armas, pero estas se trabaron misteriosamente”.

Por su parte, la revista Gente y la Actualidad (5) hizo otra tentativa por descorrer el largo velo de silencio impuesto por las autoridades militares, logrando conversar con un suboficial -el que por obvias razones se reserva su nombre-, quien afirmo haber visto “la luz”, pero no haber integrado la patrulla y que conocia los hechos a traves de lo que habian contado quienes vivieron la experiencia, el cabo Menendez y los soldados Flores y Hernandez (n: no se cito sus nombres de pila), del Regimiento 2 de Tiradores de Caballeria Blindada “General Paz”, de guardia en la unidad. Ellos habrian sido trasladados a la Escuela de Suboficiales en Campo de Mayo, donde estarian unos dias bajo observacion.

Sin disponer de suficiente informacion, a principios de 1988 fuimos a Olavarria en busqueda de mayores datos, los cuales -confiabamos- irian de iniciarse en el diario local. La ausencia de su director, en esta, frustro nuestro proposito ante el posible recelo o desidia de quienes lo reemplazaban en esos momentos, motivo por el que debimos posponer dicha tentativa. Le siguio un llamado telefonico y la invitacion de uno de los jefes de Redaccion, Ernesto Ducuing, para que concurrieramos al diario a fin de brindamos la colaboracion requerida. Hecho que no fue necesario en virtud de la gentileza del director, Julio Mario Pagano, quien el 2 de marzo de 1988 nos remitiera una extensa carta, de la que extraemos lo siguiente:

“En el caso sucedido en terrenos de jurisdiccion militar (un amplio predio ocupado a escasos 2,5 Km. del centro de la ciudad, entre el camino vecinal que une a la locali­dad de Sierra Chica y el arroyo Tapalque), las autoridades militares de aquel entonces (el jefe del Regimiento 2 de Caballeria de Tanques Blindados 2 “Lanceros Gral. Paz”, era el teniente coronel Luis Maximo Premoli (VER FOTO), y el jefe del Escuadron de Ingenieros Blindados I, era el mayor Tatavito) se negaron terminantemente a suministrar detalles so­bre lo acontecido, escudandose en el secreto militar. No obstante eso, pudo saberse (en ese entonces un fotografo de El Popular, Miguel angel Di Guilmi (h) estaba cumpliendo con el servicio militar en la citada guarnicion) que algo raro sucedio. Y tanto fue asi que se instruyo un sumario, tambien con caracter secreto donde constarian las declaraciones de los soldados que abrieron fuego contra algo desconocido. Y -segun esos testimonios- ese algo (presumiblemente un ser con traje muy luminoso) lo­gro paralizar al cabo y a los dos o tres soldados que intentaban disparar sus ametralladoras livianas contra el extraño ser.

“Tal como usted podra enterarse leyendo las cronicas respectivas, los oficiales de mayor graduacion evitaron la requisitoria periodistica y hasta el segundo jefe (mayor Julio Cesar Cattani) intento desmentir nuestra informacion con un comunicado. Dicho comunicado, que fue publicado por El Popular el 22 de julio de 1968 (6), en una nota que lleva sello del Ejercito Argentino -C. 2-, pero sin firma, expresa lo siguiente:


Luis Maximo Premoli

“Con relacion a los hechos supuestamente ocurridos en jurisdiccion de Guarnicion Militar Olavarria, cuyas versiones fueron publicadas por organos periodisticos de la localidad, el Jefe de la Guarnicion Militar Olavarria comunica a la opinion publica: l°) Que la autoridad militar a cargo de la Guarnicion en ausencia de su jefe natural en ningun momento tuvo conocimiento de la requisitoria periodistica a que se hace alusion en un matutino; 2°) Que los hechos mencionados han sido objeto de la investiga­cion correspondiente sin que exista el mas minimo indicio que hagan verosimiles las versiones publicadas respecto de un ovni y seres extraterrestres; 3°) Que esta Guarnicion militar, acorde con su conducta habitual, mantendra informada a la opinion publi­ca de todo asunto de interes rechazando la difusion de versiones alarmistas que aten­ten contra la tranquilidad de la poblacion y la seriedad del Ejercito.

“Al final de dicha nota El Popular agregaba la siguiente Nota de Redaccion: El matutino que alude el comunicado en el apartado l° es evidente, El Popular. Podra ser exacto que la autoridad militar no tuvo conocimiento de la requisitoria periodistica; pero es absolutamente cierto que tal requisitoria existio, aunque -como se dejo aclarado en la informacion aludida- los principales jefes de la Guarnicion no fueron localizados por el cronista -como se explica mas abajo-.

“Como cuadraba en una emergencia como la relatada se procuro obtener una version oficial y directa, lo que no pudo lograrse, por lo que recurrimos a la version extrao­ficial: la obligacion informativa asi lo aconsejaba.

“En cuanto a los seres extraterrestres, en la informacion de El Popular no se hablo de tal cosa: simplemente, la version -redactada en forma condicional- aludia a extraños seres


Vista desde el Arroyo Tapalque hacia los fondos de la guarnicion militar, exactamente donde se habria producido el estruendoso encuentro.

“Queremos aclarar expresamente que, al tomar conocimiento de la version, el cronista -en la noche del viernes- recibio instrucciones de entrevistar a las autoridades militares para obtener una informacion directa y responsable del presunto suceso. En forma telefonica, el cronista pidio comunicacion al Regimiento con el mayor Cattani, informandosele que no se encontraba presente. Concurrio luego al domicilio del citado oficial, donde el llamado personal no fue atendido, presumiendo el cronista que los o­cupantes de la finca habian salido. El periodista se traslado entonces al domicilio del mayor Tatavito, cuya esposa le informo que el citado oficial se habia ausentado de la ciudad. El sabado 20, el mismo cronista, Sr. Albano Luayza, concurrio en la mañana a la guarnicion, donde tampoco encontro al mayor Cattani; fue atendido por el subteniente Leloir. Concurrio luego al domicilio del mayor Cattani, donde dos jovencitos le informaron que el nombrado jefe se encontraba ausente: el señor Luayza solicito se le hiciera saber cuando regresara, que en nombre de El Popular habia estado en su busqueda. Queda establecido, en consecuencia, que la requisitoria existio, aunque la autoridad militar no haya sido, en definitiva, informada de ello.

“Por lo demas -con referencia al punto 3° del comunicado-, no advertimos por que la publicacion de una informacion sobre hechos producidos o presuntamente registrados en terrenos comprendidos en jurisdiccion militar, como es el referido por el diario, pueda atentar contra la tranquilidad de la poblacion y la seriedad del Ejercito.

“Espero, doctor Banchs, que esas cronicas puedan servirle como antecedente de hechos ocurridos en Olavarria en 1968”.

Y en efecto, en 1980 (7) habiamos señalado que el comunicado debio expresarse en estos terminos: l°) Que la autoridad a cargo de la Guarnicion no tuvo conocimiento personal de la requisitoria periodistica; 2°) Que no existen indicios que se trate de un ovni y seres extraterrestres; y 3°) Que esta Guarnicion rechazara la difusion de he­chos alarmantes que considere atentan contra la tranquilidad de la poblacion


Vista desde el Arroyo Tapalque hacia los fondos de la guarnicion militar, exactamente donde se habria producido el estruendoso encuentro

Los fundamentos del comunicado guarda curiosa relacion con el emanado de la Policia de Mendoza (8), el 5 de septiembre de 1968, llegando a ser publicado incluso por el New York Times. El insolito comunicado de prensa[1], advertia:

“Con motivo de varias denuncias que ultimamente se han producido en esta provincia y que han tenido amplia resonancia en los organos de la prensa escrita, oral y televi­siva, relacionadas con la supuesta aparicion de ovnis y de seres de apariencia extraña (…) la Policia de la Provincia previene a la poblacion sobre estos hechos tendientes a alterar la tranquilidad publica e invita a la serenidad, justeza y mesura en la apreciacion y divulgacion de tal tipo de noticias. Asimismo, recuerda que el Codigo Penal sanciona con pena de prision a quienes infundieren indebidamente un temor publico, por lo que se procedera a instaurar los correspondientes procesos a las personas cuya con­ducta encuadrase dentro de la citada disposicion legal”.

PROSIGUE LA INVESTIGACION

A continuacion tratamos de localizar a Miguel angel Di Guilmi (h), joven fotografo de El Popular que estaba cumpliendo el servicio militar y a traves de quien se dio a conocer la sensacional noticia. Al preguntarsele sobre el episodio en cuestion, respondio: “No se nada. Yo escuche en rueda del cuartel, de conscriptos, que habia sucedido eso, y lo comente en el diario”. Agrego que hubo descargas (de ametralladoras), pero que no sabia de quien se trataba. Lo comento en el diario, en su laboratorio de foto­grafia en donde trabajaba junto a su padre, y fue entonces cuando los periodistas empezaron a indagar.


Vista desde el Arroyo Tapalque hacia los fondos de la guarnicion militar, exactamente donde se habria producido el estruendoso encuentro.

Parco en sus comentarios, quedamos en reanudar el dialogo. Hubo un largo silencio. Finalmente, su padre nos comunica que en mayo de 1990 fallecio tras una penosa enfermedad a los 41 años.

No alcanzamos a conocer siquiera algo de su personalidad, pero recogimos la impre­sion de Mario Girella, un anciano profesor de electronica que lo tuvo como alumno despues del suceso: “Era muy imaginativo, de pocas palabras, en su modo de hablar, no despierto en intelecto, mediano al menos. No lo creo capaz de hacer historias. Fabulador no, no lo creo. Imaginativo si”.

A pesar del animado interes que Girella posee por el fenomeno de los ovnis, respecto al caso tratado, resueltamente nos dice: “La idea popular era que estaban de parran­da, de jarana, que no paso nada. Nadie vio nada. El comentario es que estarian achispados y dispararon unos tiros”.

Recien en agosto de 1992 tuvimos oportunidad de dialogar con el entonces teniente coronel Luis Maximo Premoli, jefe del Regimiento 2 de Caballeria. Sobre el presunto aterrizaje del ovni en la guarnicion militar nos manifesto: “Fue un episodio sin ninguna importancia. No tuvo ningun tipo de comprobacion. Fue una cuestion interna. Se habia tratado de una confusion con los faroles de noche…”.

Esta corta declaracion adquiere especial interes. En primer lugar, porque el tiem­po transcurrido ha permitido que la maxima autoridad de esa unidad militar pudiera pronunciarse, sin riesgo de provocar una agitacion publica, empezando por dar una larga­mente esperada explicacion y rectificar -de algun modo- el polemico comunicado que pa­recia desconocer todo cuanto se habia publicado. En segundo lugar, porque la elucida­cion del Tte. Cnel. Premoli coincide con una apagada interpretacion que giraba en aquella epoca, indicando que se trataba de las luces de la pista de aviacion (hoy inexistente); hipotesis que se bandeaba entre la genuina aparicion de una nave extraterres­tre y la sistematica negativa oficial rechazando la ocurrencia de algun hecho inaudito


Vista desde el Arroyo Tapalque hacia los fondos de la guarnicion militar, exactamente donde se habria producido el estruendoso encuentro.

Una visita mas reciente al lugar, en enero de 1993, nos permitio conversar con algunos oficiales y suboficiales jovenes que por razones obvias nada sabian del episodio y dando muestras de cierto interes historico, procuraron orientarnos en el acopio de datos, facilitandonos inclusive el acceso y recorrido por las inmediaciones a la guarnicion militar.

CONSIDERACIONES FINALES

Es posible que nada sepamos de los circunstanciales testigos. O si. Lo cierto es que el caso parece fundirse entre versiones y conjeturas de la hipersensibilizada po­blacion olavarriense. Pruebas de la importancia que habia adquirido el problema ovni, son los informes producidos durante ese mes de julio y de los cuales el periodismo se hizo eco; tambien, la noticia (que acompaño en las ediciones del 20 y 21 de ese mes las notas sobre el ovni en la guarnicion militar) referida a la creacion en Olavarria de “una agrupacion de vecinos interesados en el estudio y observacion de los denominados ovnis” (9), que contaba entre sus activos fundadores al propietario de una importante emisora, un periodista, una religiosa y a otros influyentes vecinos.

Tanta ha sido la trascendencia de las apariciones en esa zona, que el equipo filmico que realiza la serie televisiva “Los invasores” (cuyo argumento consiste en la supuesta invasion de alienigenas al planeta Tierra) anuncio la decision de viajar a la Argentina a fin de recoger elementos utiles para sus capitulos, debido a la continuada produccion de informes proveniente de este pais (10).

Es evidente que el caso que hemos expuesto esta teñido por las dos condiciones basicas necesarias para hacer posible la transmision de un rumor: importancia y ambigüe­dad[2]. Hemos visto que el asunto ha tenido cierta importancia, aunque mas no sea por su notoriedad. En cuanto a la ambi­güedad, puede ser inducida por la ausencia o parquedad de noticias, o por su naturaleza contradictoria, que tornan al individuo incapaz de aceptar los hechos conforme a las comunicaciones oficiales. Y esto es precisamente lo ocurrido. El presunto secreto militar, junto con la natural confusion que propicia el tema, ayudan a crear una profunda ambigüedad en un problema que nos concierne a todos

No obstante, en el rumor puede haber un meollo de verdad, pero en el curso de la transmision se lo ha recargado de adornos, obra de la fantasia, que rinden aquella ba­se inicial irreconocible. La verdad acerca de ese meollo, originario, es la siguiente: Por regla general, la mayoria de los rumores parten del relato de un episodio real, esto es, de la experiencia perceptual de un acontecimiento que se la considera de interes para comunicarla a los demas. Luego, el tema central de un rumor es muy renuente al cambio, y podemos creer -segun G.W. Allport y L. Postman- en lineas generales, que la version que nos traen tiene algo que ver con el incidente que pretende referirnos (ll).

Finalmente, estamos de acuerdo en que estos hechos son -en el decir de Premoli- “internos”, en tanto ocurren en jurisdiccion militar y con testigos de la propia fuerza, ­ pero en la medida en que los mismos trascienden, y se tornan de dominio publico, una declaracion no puede sofo­car su existencia.­

REFERENCIAS

(1) El Popular, Olavarria, 20 julio, 1968, p. 5.

(2) Ibid., 21 julio 1968, p. 5.

(3) La Razon, Buenos Aires, 27 julio 1968, p. 2.

(4) Ibid., 26 julio 1968, p. 1 (recogida de aqui por otras agencias).

(S) Gente y la Actualidad, Buenos Aires, ano 3, n° 158, 1 agosto 1968, ps. 40/41.

(6) El Popular, Olavarria, 22 julio 1968, p. 3.

(7) Banchs, Roberto E., Los ovnis y sus ocupantes, Tres Tiempos, Buenos Aires, 1980, p.80.

(8) Ibid., ps. 91/92; New York Times, New York, 8 setiembre 1968.

(9) El Popu1ar, Olavarria, 20 y 21 julio 1968, p. 5; Gente y…, op. cit.; Nueva Era, Tandil, 24 julio 1968; et. al.

(10) La Razon, Buenos Aires, 27 julio 1968; El Popular, Olavarria, 29 julio 1968, p.3.

(11) Allport, Gordon W. y Leo Postman, Psicologia del rumor (The Psychology of rumor), Psique, Buenos Aires, 1953, ps. xi, 1/2, 119, 150-154.
[1] A proposito del encuentro con ocupantes ocurrido en Mendoza el 31 de agosto de ese año, en cercanias del Liceo Militar Gral. Espejo, que alcanzo enorme repercusion.

[2] Allport y Postman proponen una formula para medir la intensidad del rumor, a saber: R = i x a. La re1acion entre importancia y ambigüedad es multiplicativa, puesto que con importancia o ambigüedad igual a cero, no hay rumor. A proposito, el rumor -en la acepcion que adoptamos del vocablo -, es una proposicion especifica para creer, que se pasa de persona en persona, por lo general oralmente, sin medios probatorios seguros para demostrarla.