COLON, BUENOS AIRES: ¿ATERRIZO UN PLATO VOLADOR? (26 JUL 1967)


La pregunta, inquietante y espectacular, encabezaba la noticia aparecida el 29 de julio de 1967 en La Voz de Colon, sin que tuviera -por alguna razon- la conti­nuidad informativa que pudiera esperarse por semejante acontecimiento. Sin embargo, esta circunstancia -lejos de soslayarla indefinidamente-, animo buscar una respuesta que recien hoy estamos en condiciones de ofrecer.

Pero vayamos a lo que señala la cronica periodistica: “…Bueno, decimos ate­rrizaje porque en materia de platos voladores no conocemos el termino exacto. Pero digase como se diga, lo valedero y sensacional es que, al atardecer del miercoles, un plato volador habria aterrizado en nuestro medio, como quien dice alli cerquito de la ruta, en inmediaciones. La noticia, dicha primero en voz baja y luego un poquito mas alta ha ido corriendo, y si bien hasta el momento no es posible identificar al prime­ro que la enuncio, el caso es de que lo dicho da como cierto ese aterrizaje: una masa brillante y violacea enceguecedora, que se poso unos instantes, descendio de su inte­rior una figura mas bien pequeña que de inmediato retorno a esa masa brillante y le­vanto vuelo. ¿Como, hacia donde? Misterio

“Pero asegurase de que ante esa presencia todo quedo inmovilizado, vehiculos, personas, imposibilitando llamar la atencion de nadie. Luego, tras la sorpresa trastornante, afrontar el pensamiento de si fue realidad, o fue un sueño…

“El lugar muestra una quemazon de pastos en forma bastante sugestiva. Recogimos manojos de ese quemado para ser sometido a analisis. Veremos que pasa. A lo mejor to­do ha sido una linda tomadura de pelo… ¿o no?”. Con este interrogante concluye la noticia de prensa.

UNA APROXIMACION UFOLoGlCA

En febrero de 1990 nos dirigimos a La Voz de Colon a fin de ampliar la informacion sobre el presunto aterrizaje con ocupantes, a lo que su actual di­rector Rodolfo Piraccini accedio gentilmente remitiendonos copia del articulo y requiriendo otros datos que pudiere habernos llegado por otras vias[1]. Datos que, desde luego, no disponiamos


El director de La Voz de Colon y gran colaborador Rodolfo Piraccini, frente a las oficinas del diario generador del informe de ovnis con ocupantes de julio de 1967.

Fue asi que, compartiendo la misma inquietud, decidimos iniciar la investiga­cion en la localidad de Colon, provincia de Buenos Aires. Una vez alli, supimos que los probables autores de la nota, Alicia M. y Hector Cardosi, por entonces directores del periodico habian fallecido. Consultamos entonces a quien ocupo luego esa direccion durante varios años, Jaime J. Orpella, manifestando no estar al tanto sobre aquel sensacional encuentro. La misma respuesta obtuvimos de quien le sucedio en esas fun­ciones, Oscar L. Viola. Ningun comentario llego tampoco a Rodolfo Piraccini, en los ocho años que llevaba en el diario, decano de la prensa local. Resultaba inverosimil que un hecho de tales caracteristicas, de ser real, pasara al olvido por quienes estan habituados -a fuerza de la profesion- a conocer los acontecimientos locales y, por añadidura, de aquellos viejos y memoriosos vecinos que suelen tener meticuloso registro de toda cuanta rareza ocurre en la zona

El linotipista Oscar H. Sanches, que por entonces trabajaba en el periodico, fue consultado tambien sobre el extraño episodio, pero nada sabia al respecto. En cambio, su mujer -Emilia Rochi- resulto la unica que recordaba mas o menos aquel casi legen­dario encuentro, aunque desestimo su posible autenticidad y conjeturo que la noticia habria provenido de algun rumor o comentario de la poblacion rural, del que La Voz de Colon se habria hecho eco.

Pese a lo expuesto, emprendio algunas averiguaciones, consultando a personas que por esa epoca estuvieron trabajando en el diario, pero nadie pudo aportar el mas minimo dato que permitiera ahondar la investigacion.

UN “OVNI”, DE CARNE Y HUESO

No obstante la desfavorable perspectiva que arrojaron las encuestas, procedimos a compulsar la coleccion de La Voz de Colon. Ninguna noticia de similar extrañeza fue publicada por esa epoca. Pero con cierta inmediatez a la publicacion del presunto aterrizaje de un “plato volador” en Colon, el diario reproduce un aviso de 9 x 17 cm. que dice: “¡¡HOY miercoles 16 inaugura!! – OVNI (Plato Volador), carniceria, P. J. Marchione”, acompañado de una columna de 10,5 cm. de alto en otra pagina, comentando las bondades del “nuevo despacho de carnes”[2]. Estas publicidades aparecidas 18 dias despues de la noticia del supuesto aterrizaje, son reforzadas el viernes 25 de agosto con una noticia de caracter in­formativo, con un titulo por demas sugerente: “OVNI: exito comercial”.

En ella se expresa: “Segun testimonio oyente y vidente de varios vecinos, en la madrugada del miercoles -23- se registro por nuestro cielo otro paso de un ‘objeto volador no identificado’. Y decimos oyente y vidente porque, segun refieren, fueron despertados por un ensordecedor ruido, y al asomarse al exterior a inquirir su origen alcanzaron a divisar una gran estela luminosa que se perdia en el espacio. Por lo visto parece que estamos justo en la ruta de los OVNIS…

“… Tan justo que hasta tenemos un comercio con ese nombre, impuesto no para sig­nificar que sus precios andan por las nubes sino -dice su dueño-, para estar a tono con los acontecimientos del dia. Y parece ser que ha estado muy acertado, pues desde el 16 ppdo., dia de su inauguracion, la carniceria ‘OVNI’ del Sr. Pedro Marchione esta marcando record de venta…”

A nuestro requerimiento, Rodolfo Piraccini continuo la investigacion de este hecho constituido practicamente en un acerbo folclorico de ribetes tec­nologicos. “En primer lugar -nos dice Piraccini[3]-, visite al carnicero Pedro J. Ma.rchione, quien apenas recordaba haber sido el propietario de ‘OVNI’, pero avanzando en la conversacion se encargo de desvincularlo totalmente de ese episodio y justifico la adopcion del nombre en que los ovnis eran un tema relativamente de moda. Otras personas presentes en la carniceria, durante esa charla, intentaron hacer memoria, y an­te la insistencia, entre todos, creyeron recordar el hecho, dandome algunos datos so­bre el lugar del hipotetico descenso”.

SIGUIENIDO LAS PISTAS

Habiendo ubicado el campo en el que supuestamente habria ocurrido el descenso del ovni, aunque sin tener la certeza de que fuera ese, Piraccini hablo con una mujer ma­yor que vive sola en la casa. Creyo recordar algo, muy vagamente, sugiriendole hablar con su hijo, Eduardo Floridi, que reside en el pueblo y es dueño del campo. Este se hallaba trabajando en el sur, por lo que debio aguardar su regreso. Recien entonces pudo entrevistarlo, asegurandole no recordar en absoluto que en su campo hubiera pasado algo asi. No obstante, se comprometio a conversar con los vecinos de chacra que tenia en aquel momento

Cerca de la ruta, en sus inmediaciones, una masa brillante se poso y de ella descendio una figura. Ante esa presencia, todo quedo inmovilizado, vehiculos, personas…

Transcurrido un tiempo volvio a verlo, y quien se habia confesado incredulo en esta tematica, resulto un apasionado investigador, ya que consulto a cuanta persona pudo, con resultado negativo.

“Pese a las distintas puntas que intente -concluye Piraccini-, fue absolutamente imposible conseguir un solo dato que pudiera juzgar de interes. Realmente, da la impresion que el hecho nunca ocurrio, contrariamente a la experiencia que podemos tener en otras cuestiones, donde tras las primeras frustraciones, orientando bien la pesquisa se van consiguiendo respuestas. En este caso, no pude encontrar a nadie que tu­viera algo para decir”.

CONSIDERACIONES FINALES

El sondeo descrito no permitio obtener algun dato positivo, confirmatorio de aquella version. En cambio, parece indicar -precisamente-, que no habria “nada” tras la noticia periodistica. Agotados los recursos a nuestro alcance, la investigacion imprime el final. Al menos, hasta que surjan nuevos y solidos elementos que respalden la presunta realidad de la noticia.

Para quienes estudian desapasionadamente el problema, la posibilidad de hallarse ante un episodio extraño o novedoso, constituye una contingencia. Su busqueda se orienta hacia la verdad, cualquiera fuere. Aun cuando se trate de un rumor. Porque despojado del encanto magico de la ficcion, se ha de hallar una respuesta -quiza menos seductora- pero genuina.

Pasando ahora a considerar ciertas facetas relacionadas al caso aqui expuesto, hemos de señalar lo siguiente:

1. Es notable la receptividad y colaboracion de quienes se preocuparon por saber mas de su propia historia, como pueblo y cultura, a partir de un hecho que trasciende lo cotidiano.

2. La meritoria actitud del periodismo local, al retomar la investigacion de un antiguo evento de un asunto siempre actual, en contra de la tendencia generalizada de no seguir sus alternativas hasta la evaluacion definitiva.

3. Refiriendonos estrictamente al caso, no hay dudas que la inauguracion de la Carni­ceria “OVNI” aparece signada por una proverbial casuistica ovni, de cuyos testigos nada sabemos. Del mismo modo, puede asegurarse que el “ovni” estuvo en el comentario de todos durante varias semanas.

4. Suele ocurrir que la inmediata difusion de hechos novisimos, por el afan de la primicia y de la imperativa celeridad de informacion, traiga el consiguiente riesgo de un manejo poco estricto de los sucesos recientes. Asi, pues, la velocidad de informa­cion parece estar reñida con la exactitud; a lo que debe añadirse el proposito de ofrecer un relato vivido y atrayente (como debiera ser toda noticia), pero vacia de informacion.

De acuerdo a los datos obtenidos, puede suponerse que la su­cinta noticia del aterrizaje de un ovni publicada en La Voz de Colon, el 29 de julio de 1967, bien pudo haberse originado en algun rumor o comentario -a la vista imprecisa y superficial-, alusiva a la inminente inauguracion del citado local comercial. O tal vez, como señalo en esa ocasion el diario: “A lo mejor todo ha sido una linda to­madura de pelo… ¿o no?”.

REFERENCIAS

[1] Comunicacion epistolar del 8 de marzo, 1990.

[2] La Voz de Colon, Colon, l6 de agosto, 1967.

[3] Comunicacion epistolar del 16 de marzo, 1992. Y tambien, del 9 de junio, 1992