EL CASO BARILOCHE (4 PARTE)

La Evaluacion de Confiabilidad
La confiabilidad otorgable a un determinado testimonio sobre OVNIs puede definirse, de acuerdo con el analista estadounidense Thomas M. Olsen, como el valor de probabilidad de que dicho informe refiera, de modo preciso, la percepcion de un hecho real y no responda a una accion fraudulenta o a un fenomeno alucinatorio.
Por supuesto que la confiabilidad de un caso depende esencialmente de la credibilidad que se asigne a los testigos del mismo, en virtud de sus aptitudes y cualidades (tales como profesion, conocimientos cientifico-tecnicos, nivel cultural, objetividad narrativa, amen de otras circunstancias personales); tambien, claro esta, de su numero, sitios de observacion, visibilidad, lapsos de visualizacion, etc.
Pero, igualmente, la labor y actitud de los investigadores posee muy alta relevancia, cuando se trata de evaluar la confiabilidad de un informe. Es fundamental que los detalles aportados de un caso hayan sido documentados correctamente y con la mayor exactitud posible, y que los mismos, confrontados y correlacionados con fenomenos conocidos (naturales o resultantes de la tecnologia humana), no encuentren explicacion razonable en diochos terminos.
Concerniente al episodio de Bariloche, examinaremos dos factores de importancia para la estimacion aproximada de su nivel de confiabilidad, dentro del contexto de los datos hasta ahora disponibles. Son ellos: la calificacion de los testigos, por un lado; y por otro, el rigor con que se cumplimento la tarea de investigacion.

Factor 1: Credibilidad de los testigos.
En las observaciones del 31 de julio de 1995, se da una notable conjuncion de testigos cuya idoneidad profesional implica amplios conocimientos adecuados para la segura identificacion de cualquier fenomeno convencional que se mueva en el espacio aereo. Ese grado de competencia tecnica es absolutamente necesaria para la seguridad de vuelo, ante la eventual interferencia de algun transito imprevisto. El conjunto de personas a que hicimos referencia incluye a pilotos comerciales y militares, operadores de torres de control y meteorologos del aeropuerto.
La supuesta incompetencia relativa a los aviadores, en comparacion con la de otros profesionales -v.g. astronomos- para reconocer fenomenos aereos ortodoxos y naturales, a los que se refiere el Dr. Hynek sobre datos proporcionados por el Project Blue Book Special Report nº 14, nos merece las siguientes reflexiones criticas: a) las pretendidas «ïdentificaciones» del Project Blue Book son reconocidamente tendenciosas, en sentido negativo, y mas aun cuando se trata de casos que involucran como testigos a pilotos aereos civiles y comerciales; b) las confusiones atribuidas a los pilotos conciernen preferentemente a observaciones astronomicas, como bien lo subraya el propio Hynek. Por consiguiente, dichos juicios no son validos para avistamientos ocurridos en el espacio aeronautico, sustentados en muchas ocasiones por excelentes condiciones de visibilidad, distancia y duracion.
A nuestro entender, la opinion sostenida en el clasico The UFO Reference (R. Hall, NICAP, 1964), conserva plena vigencia: «Los pilotos de aerolineas y los militares -expresa- estan entre los mas experimentados observadores del cielo. Su profesion requiere que ellos permanezcan cientos de hora por año en el aire, pocas profesiones exigen un conocimiento practico del tiempo meteorologico, de otras aeronaves y de actividades inusuales, tales com pruebas de misiles».
Todos los aviadores implicados en el caso Bariloche poseen vasta experiencia tecnico-profesional que otorga a sus relatos un elevado nivel de credibilidad. Asi, por ejemplo, el comandante Jorge Polanco lleva 25 años de vuelo, con 10.000 horas en aviones comerciales; es comandante de Aerolineas Argentinas desde 1983. Los otros tripulantes del Boeing 727-200, el copiloto, primer oficial Daniel Dortona (17 años en la empresa y 9.000 horas de vuelo); el ingeniero de vuelo Jorge Allende (15 años de vuelo) y el primer oficial Roberto Luis Benavente, con solida competencia en materia aeronautica. Y lo propio sucede con los pilotos del GN-705, de la Gendarmeria Nacional, comandante principal Ruben A. Cipuzak (20 años de vuelo) y comandante Juan Domingo Gaitan (15 años de vuelo). En cuanto al personal tecnico del aeropuerto, su experiencia es indudable: el suboficial principal Daniel Garcia tiene 23 años de antigüedad en su profesion; el suboficial ayudante Alfredo Blanco, 6 años; y el operador meteorologico Nicolas Araya, y tambien 6 años.
Prima facie, el caso Bariloche pareceria constituir un tipico avistamiento con testigos multiples. En efecto, hay hasta el presente, por lo menos 24 observadores distribuidos en 4 agrupamientos independientes, separados entre si, y desde 4 lugares diferentes y 3 planos de altitud.
Casi todos los testigos incluidos en el incidente han podido ser identificados con nombre y apellido. Ademas, la vinculacion existente entre ellos, en la mayoria de los casos es de indole estrictamente laboral, siendo la excepcion mas notoria el matrimonio Cabral. Por añadidura, muchos de los protagonistas no se conocian entre si, con anterioridad a la ocurrencia de los hechos.
Agreguemos que durante las observaciones, tanto los operadores del aeropuerto, como los aeronavegantes, no descuidaron en ningun momento sus respectivas obligaciones profesionales. Ademas, inmediatamente luego de los sucesos, sus actores prosiguieron con sus labores de rutina: el GN-705 procedio a la evacuacion sanitaria de emergencia para la que habia sido enviado, sin dar mayor importancia ulterior al incidente. Recien al dia siguiente, al sintonizar un canal de television conocieron un reportaje al comandante Polanco. Este aviador, por su parte, una vez elaborado el informe escrito, de caracter interno, solicitado por el jefe de turno del aeropuerto, prosiguio con su rutina de vuelo de regreso a la Capital Federal. Una filtracion informativa permitio a los medios de Bariloche tomar conocimiento del antedicho documento oficial y, a la mañana siguiente, muy temprano, Polanco comenzo a recibir llamadas telefonicas requiriendole confirmacion y detalles del avistamiento.

Factor 2: Calidad de la investigacion.
Este factor posibilita valorar la probabilidad de que los encuestadores hayan registrado documentalmente, de la manera mas correcta, objetiva e imparcial posible, un avistamiento reportado que no admite solucion en terminos convencionales.
La investigacion que sustenta el presente informe incluye, como nucleo principal, una suma de fuentes de primera mano, encuestas directas, realizadas independientemente (muchas de ellas in situ) mediante entrevistas prolongadas con la mayoria de los testigos identificados. Dichas encuestas fueron reiteradas, despues de un lapso superior al año, con el objeto de confrontar las narraciones de los mismos testigos y de sumar nuevos datos. Todas ellas estuvieron respaldadas por grabaciones y fotografias para una pormenorizada revision y ulterior documentacion. A fin de recabar informacion complementaria que coadyuvara al esclarecimiento de ciertos aspectos confusos del caso, se efectuaron ademas llamadas telefonicas a diversos declarantes.
Otros documentos de primera mano a los que se tuvo acceso fueron la transcripcion de la cinta magnetofonica del grabador de la Torre, con las conversaciones entre la torre de control Bariloche y los vuelos AR-674 y GN-705, el informe escrito presentado por el comandante Polanco, rubricado por los otros tripulantes de la aerolinea, señores Dortona y Allende; los informes del suboficial principal Daniel Garcia, del suboficial ayudante Alfredo Blanco y del operador meteorologico Nicolas Araya; y las cartas aeronauticas con las trayectorias de los aeromoviles, la noche del 31 de julio de 1995.
Completando esta fase investigativa de primer nivel, se recurrio tambien a otras fuentes secundarias indirectas, tales como cassettes con numerosas entrevistas televisivas y radiofonicas.
Sobre la base de todos estos elementos de juicio asi reunidos, finalmente se busco correlacionar esa documentacion con categorias de fenomenos conocidos, tanto naturales como artificiales.

Condiciones complementarias de las observaciones.

Situacion meteorologica:
A pesar de la nocturnidad de los avistamientos, las circunstancias del tiempo atmosferico eran favorables: en ese momento no habia perturbaciones de importancia, como lluvia, nieve, granizo o fuertes vientos, que dificultaran la vision. El cielo estaba despejado, con una delgada capa de estratos dispersos con dos octas (dos octavas partes del cielo), a unos 30º`de altura sobre el horizonte Oeste; la nubosidad aparecia recostada, como es habitual en esa region, hacia las montañas. La luna se hallaba en creciente (fase 0,18) y, por tanto, con poca luminosidad, de modo que la noche, extremadamente oscura, permitia una clara percepcion de las fuentes de luz. En consecuencia, puede inferirse que las condiciones de visibilidad existentes en el lapso de las observaciones fueron positivas.

Tiempos de visualizacion.
1. El parametro duracion en el vuelo formado del AR-674 con el OVNI, fue calculado por los pilotos en aproximadamente 3 o 4 minutos, desde las 12 millas DME, hasta el instante en que ocurre el apagon del sistema electrico autonomo del aeropuerto.
2. A partir del momento en que la aerolinea divisa el transito desconocido -el avion estaba a unas 2 o 3 millas de la vertical del aeropuerto- hasta que se inicia el viraje de procedimiento, a unas 13 millas DME, tiene siempre la «luz» a la vista y a su frente, ligeramente a la izquierda de su proa, «a las 11». Vale decir, en su trayectoria por el radial 120, el Boeing 727 mantuvo una visualizacion casi constante por otros 4 minutos aproximadamente.
3. En cuanto al GN-705, de la Gendarmeria, sus pilotos estimaron la duracion en 10 a 15 segundos, a partir de que la luz ambar los pasa por debajo, realiza sus maniobras y regresa en sentido convergente, cruzandolos nuevamente bajo su nivel de vuelo, hasta su alejamiento definitivo con rumbo S.SO.

Distancias estimadas al fenomeno.
En su maxima cercania al avion comercial, el OVNI (segun el testimonio del comandante Polanco) se ubica a menos de 50 m de la cabina de comando -tal vez 100 m, en otra estimacion- a poca distancia de la puntera del ala derecha, tomada como punto de referencia. El prolongado tiempo de observacion, la buena visibilidad, sumadas a la innegable capacidad de los pilotos para identificar objetos en vuelo, confieren validez a estos calculos de distancia y permiten definir el caso como un verdadero «encuentro cercano» en medio aereo.
A su vez el GN-705 alcanza su distancia minima a la luz en el instante en que esta los supera en vuelo, con una diferencia de altitud entre 1.000 y 1.500 m, por debajo del avion.

Evaluacion cuantitativa de confiabilidad.
Para obtener tal valor numerico se apelo a la formulacion de Olsen implementada en su obra The Reference for Outstanding UFO Reports. Segun el mencionado analista los informes sobre OVNIs se califican, en cuanto a su fiabilidad, entre un minimo de 0, y un maximo de 1; vale decir, similar a la escala de probabilidad. La confiabilidad absoluta, por supuesto, representada por el valor 1.0, es teoricamente inalcanzable. (Ver ecuacion en recuadro)

Ecuacion de confiabilidad total (Pr)

Donde p = factor de confiabilidad promedio de los testigos
m = numero de testigos
Pi = factor de confiabilidad de la investigacion
n = n-sima mano del informe

Aplicando los valores numericos obtenidos para los sucesos de Bariloche y considerando en forma separada las observaciones efectuadas desde el ARG-674 y el GN-705, arribamos a los resultados siguientes:

p = 0.125 (experiencia extensiva con fenomenos aereos)
m = 4 y 3 respectivamente
Pi = 0.850 (se ubica entre los llamados niveles intermedios -0.750- y
elevados -0.999-.
n = en nuestro caso es igual a 1

Por consiguiente, para el incidente del ARG-674 se alcanza un indice de confiabilidad igual a 0.8497, y en cuanto al GN-705, el coeficiente es de 0.8483. Lo cual conforma, en ambos casos un nivel numerico dificil de subestimar. En cuanto a la observacion de Dina Huapi, el valor Pr desciende a 0.6375, sensiblemente inferior, en razon del menor numero de testigos y de la escasa experiencia de los mismos con fenomenos aereos (0.500).
A modo de comparacion, acotemos que otro sistema de evaluacion, v.g. el de los españoles Ballester Olmos y Guasp, introduce la siguiente tabulacion:

Hasta 0.4 : credibilidad baja
Desde 0.5 a 0.6: credibilidad normal
De 0.7 a 1.0: credibilidad excelente

Como se advierte, las observaciones efectuadas por las tripulaciones de las dos aeronaves tienen muy elevado indice de credibilidad. En cambio, el avistamiento de Dina Huapi se ubica dentro de lo que se califica de credibilidad normal.

II ANALISIS CRITICO DE LAS HIPOTESIS REDUCCIONISTAS

Una etapa fundamental en la investigacion ufologica consiste en la busqueda de correlaciones significativas entre los datos compilados en el curso de la misma, con fenomenos naturales o ingenios tecnologicos conocidos.
La hipotesis convencionales que puedan formularse sobre la base de las coincidencias surgidas al cabo de tal estudio comparado, hacen posible la identificacion de lo presuntamente desconocido con lo ya conocido. Por ello, se trata en realidad de una reduccion y no de una explicacion en sentido estricto, que explica lo desconocido por medio de nuevas conjeturas o hipotesis. De ah la rotulacion que hemos utilizado para nominar este segmento del Informe.
Examinaremos sucesivamente tres clases de interpretaciones reduccionistas:

Hipotesis psicologistas
Son aquellas que no admiten la realidad de un estimulo objetivo como generador de la experiencia OVNI, vale decir, que no aceptan la realidad fisica y especifica de un fenomeno anomalo, aduciendo que tan solo se trata del resultado de fraudes conscientes o inconscientes, o de alteraciones cualitativas o cuantitativas de la percepcion humana.
Con referencia a los acontecimientos de San Carlos de Bariloche, al cabo de una investigacion prolija, arribamos a la conclusion de que cualquier solucion psicologista aporte una respuesta logicamente satisfactoria, son remotas, sino nulas.

Actitudes fraudulentas
Por de pronto, un eventual fraude o un comportamiento de mendacidad generalizada queda descartada, a poco que se repare en el elevado numero de testigos independientes comprometidos en el caso, y de que la mayoria de ellos no se conocian entre si con anterioridad a los avistamientos, o bien mantenian vinculos estrictamente laborales. Agreguemos que las entrevistas personales que se efectuaron a muchos de ellos permitieron ratificar en detalle las circunstancias arriba mencionadas y, a la vez, adquirir conocimientos directos y de primera mano sobre el cual fundar responsablemente nuestros juicios valorativos acerca de sus cualidades de seriedad y honestidad.

Alteraciones en la percepcion.
Sobre las posibilidades de que, por situaciones particulares, los testigos sufrieran alguna perturbacion de sus capacidades perceptivas a punto tal que su sano juicio hubiera sido anulado, y llevarlos a confundir objetos ordinarios con fenomenos extraños y alarmantes, solo cabe reiterar lo que ya expresaramos respecto a la presuncion de eventuales fraudes.
Por otra parte, la hipotesis de las confusiones sensoperceptivas se hace mas improbable aun, cuando como en el caso de Bariloche, hubo una convalidacion intersubjetiva de los hechos.
La primera, mientras el ARG-674 volaba en formacion con el transito desconocido. Durante 3 o 4 minutos, de descenso hacia la vertical del BAR. En esa instancia, fue percibido por la tripulacion de la aerolinea y desde el aeropuerto por el suboficial principal Daniel Garcia, quien en ese momento se desempeñaba como jefe de turno (y tambien por otro testigo en tierra, como el señor Ezquerra). Acotemos que el mencionado operador diviso, acompañando el vuelo del Boeing a escasa distancia (20 o 30 m, segun una estimacion aproximada) y a babor de la aerolinea, una luz blanco-azulada muy potente y mucho mas grande que el faro de aterrizaje de cualquier aeronave. No se trataba del avion de la Gendarmeria -como algun esceptico ha sugerido livianamente- pues en ese instante, cuando el ARG-674 se hallaba interceptando el ILS y con la pista a la vista, a 5.500 pies de altura, descendiendo y a menos de 10 millas de la vertical de BAR, el GN-705 recien se notificaba a 22 millas afuera.
Con algunas dudas, cabria añadir la observacion del comandante Cipuzak, quien, de manera fugaz (2 segundos a lo sumo) creyo divisar al lado de la maquina de Aerolineas Argentinas una luz ambar y otra verde hacia la cola del avion.
Otra visualizacion simultanea ocurrio con el ARG-674, completando su viraje, a 10.000 pies de altura y, reencontrandose con el fenomeno luminoso, lo cual fue claramente observado desde el GN-705, que por entonces volaba a 11.000 pies de altitud y a unas 5 o 6 millas de distancia, y tambien por los operadores del aeropuerto (suboficial ayudante Alfredo Blanco y cabo primero Julio C. Cantero), segun lo asentado en la cinta magnetofonica grabada con las conversaciones entre los pilotos de las aeronaves y la torre de control; y por supuesto por el testimonio directo del mencionado personal tecnico.

Descontrol emocional.
Las actitudes de los testigos confrontados con fenomenos prima facie inusuales, son de gran importancia para definir la verosimilitud de una hipotesis psicologista en un caso particular. Situaciones tales como histeria, temor o estres, bien pueden inducir percepciones confusas e ilusorias. De igual modo, suele ocurrir que ciertos testigos, guiados por diversas motivaciones mas o menos inconscientes, por deseos y necesidades profundas de tipo mistico, esoterico o salvacionista, vean lo que quieren ver y distorsionen asi una realidad ordinaria.
Precisamente, a partir de este enfoque y desde una postura de extremado escepticismo se ha intentado dar una solucion convencional a los avistamientos de Bariloche, aduciendo un supuesto estres o conmocion emocional por parte de los testigos. Esta opinion puede exponerse del siguiente modo:
El vuelo sobre areas montañosas, aunado al recuerdo de «terribles accidentes» ?? ocurridos en el aeropuerto de Bariloche, provocaron un intenso estres en el piloto del ARG-674, comandante Jorge Polanco, hasta el punto de hacerlo suponer que una luz «ambigua», aparecida, en el horizonte Este, era un transito aereo desconocido. Esta perturbada impresion de Polanco se trasmitio a los demas miembros de su tripulacion, a los operadores de la torre de control y a los pilotos del avion de la Gendarmeria, quienes comenzaron a manejar la hipotesis de que «hay un transito no identificado en la zona». Las restantes visualizaciones del caso fueron tan solo consecuencia de esta situacion de estres compartido.
Segun nuestro criterio, la hipotesis que acabamos de exponer, adolece de graves falencias logicas y no se ajusta en modo alguno a los datos de primera mano obtenidos en el curso de la presente investigacion.
Por de pronto, la ruta aerea de Buenos Aires a Bariloche no atraviesa zonas de alta
montaña; los primeros cordones de relevancia de la Cordillera Austral aparecen mas hacia el Oeste, como es facil de apreciar consultando cualquier carta geografica, aun cuando no se conozca la region personalmente. La presuncion de una situacion estresante no condice en modo alguno con la realidad del paisaje geomorfico de la zona. Recordemos que el aeropuerto de Bariloche esta emplazado en un area amesetada, a unos 800 m de altitud sobre el nivel del mar, denominada la Pampa de Nahuel Huapi. Pero tampoco habria motivos de estres severo si en verdad (que no lo es) las aerolineas se desplazaran sobre regiones montañosas, pues de trata de pilotos habituados a ese tipo de vuelos, que son ya parte de su rutina.
En segundo termino, no fue el comandante Polanco el primero en divisar la «luz» a las 11, sino su copiloto Dortona (y casi simultaneamente el ingeniero de vuelo Jorge Allende) quienes la observaron y llamaron la atencion respecto a su presencia. Fue tambien Dortona quien se comunico con la torre de Bariloche, interrogando acerca de la naturaleza del fenomeno luminoso y recibiendo una respuesta negativa: no se trataba de un avion ni de un helicoptero. Vale decir, que la idea de una «transito desconocido» no surgio de la mente supuestamente perturbada del comandante Polanco, sino que existio un dato objetivo, conforme lo demuestran los registros tecnicos de los operadores del aeropuerto.
Ademas, no es exacto que la configuracion de luces verdes y anaranjadas, acompañantes en el descenso del ARG-674, sin modificar sus posiciones relativas -como una gestalt- fuera vista solamente por el comandante Polanco. Por el contrario, los restantes miembros de la tripulacion del Boeing tuvieron percepciones, no identicas, pero si semejantes en esencia. Luego, es erroneo e injusto focalizar en Polanco y en sus hipoteticos desarreglos psicologicos como via para «explicar» los fenomenos inusuales de Bariloche.
Estudiando en detalle las actitudes de los protagonistas del incidente, advertimos que la intensidad de las respuestas emocionales de aquellos se halla en estrecha relacion con el nivel de extrañeza del fenomeno aereo que visualizaron en cada caso.
En las circunstancias del vuelo GN-705, sus tripulantes, al comenzar a sintonizar las comunicaciones de radio entre la aerolinea y la torre de control, concernientes al transito desconocido, se sintieron inquietos y preocupados pues, al ignorar la altitud del fenomeno, asi como su imprevisible actividad, temieron una eventual colision. Al avistar efectivamente la luz ambar, la sensacion de inseguridad fue reemplazada casi en forma instantanea por una gran tranquilidad; quizas porque los movimientos del fenomeno no parecian azarosos, sino controlados. Por fin, una vez concluida la observacion y alejada la «luz», los pilotos no se ocuparon mas del tema y volcaron toda su atencion hacia la tarea de emergencia sanitaria que debian cumplir. Recien al dia siguiente, al ver y escuchar al comandante el comandante Cipuzack por ATC, una entrevista que le efectuaban al piloto Polanco, comenzaron los requerimientos periodisticos.
En cuanto a los tripulantes del Boeing 727, de una actitud inicial de intriga, por el transito no identificado, pasan de cierta alarma ante lo que pensaron era una eventual posibilidad de colision. Pero a posteriori, la irrupcion dentro de su campo visual de un fenomeno luminoso extraño, provoca en los testigos una evidente inquietud, aunque de distinto grado conforme a la personalidad de cada uno de ellos. No obstante (y pese al hecho de que en ese mismo instante se suma el imprevisto apagon de las luces del aeropuerto) los pilotos dominan sus emociones y, actuando con serenidad y profesionalidad, conducen la aeronave sin problemas a buen termino.
Para los testigos de DinaHuapi -el matrimonio Cabral- los sentimientos predominantes suscitados por el avistamiento de las manifestaciones luminosas, fueron de curiosidad y sorpresa, pero en momento alguno de temor. Y algo muy similar acontecio con los operadores y tecnicos del aeropuerto.

La escalada de hipotesis.
Otro aspecto relevante que notamos, casi como denominador comun, es que todos los protagonistas principales han experimentado el bien conocido proceso psicologico de asimilacion: es decir que los testigos, en primera instancia, procuran equiparar sus observaciones a lo ya aceptado como usual y convencional,. Pero, a renglon seguido, el propio observador se ve forzado, mediante una actitud critica, a rectificar sus juicios iniciales, tras ensayar y descartar sucesivamente diversas interpretaciones y concluir admitiendo la existencia de un hecho misterioso, de algo nunca visto anteriormente.
A proposito de este aspecto recurrente, revistaremos ahora la secuencia de eventos reportados la noche del 31 de julio de 1995, en el area de Bariloche.
DinaHuapi: Los dos testigos observan desde su automovil una luz de gran intensidad, suspendida sobre el lago Nahuel Huapi. Inicialmente pensaron que se trataba de un avion. «¡Para, para, mira que luz rara tiene ese avion!» le advierte el Sr. Silverio Cabral a su esposa Berta. Luego, la inmovilidad, el silencio y ciertos caracteres luminicos del fenomeno los lleva a desechar esa primera impresion. «¡Ay, Dios mio! ¿Que es eso?» exclama la Sra. Berta. Recien a la mañana siguiente, al sintonizar una radio local, ambos testigos conectan su experiencia con la aparicion de un OVNI.
Vuelo ARG-674: Los tripulantes divisan un transito hacia el SE ( a las 11) con aparente rumbo de colision. Al principio pensaron que la luz en cuestion era un avion con problemas de radio, por lo cual no respondia a los llamados de la torre. Despues, a medida que se sucedian los acontecimientos comenzaron a dudar de esa suposicion inicial, a sospechar sobre su verdadera naturaleza y a preocuparse por la actividad del objeto desconocido. La palabra plato volador recien fue expresamente mencionada cuando el objeto (aparentemente el mismo) surge al lado derecho de la aeronave de linea. Antes de ver personalmente el fenomeno, el comandante Polanco supone una broma del copiloto -quien fue el primero en advertir su presencia y comunicarselo al resto de la tripulacion- y luego, aun con el OVNI a la vista, con su anomala conformacion de luces, le resulta dificil aceptar su existencia real.
Vuelo GN-705: La primera impresion de los pilotos, al ser sobrepasados en vuelo horizontal por una luz ambar destellante, es la de estar frente a un jet de combate, pero cuando la luz efectua una serie de maniobras fisicamente imposibles, la idea de un OVNI en el sentido estricto del vocablo, termina por prevalecer.
El panorama que acabamos de mostrar, confirma que, en todos los casos, los testigos han pretendido, como reaccion primaria, buscar una respuesta convencional para sus experiencias y que luego, mediante la llamada «escalada de hipotesis» (Hynek), es decir: ascendiendo paso a paso hacia una mayor complejidad conceptual, aceptar por fin que no se enfrentaban a un estimulo ordinario, sino a un fenomeno marcadamente anomalo.
No estamos pues, en presencia de contactistas que anhelan el encuentro con los Hermanos del espacio, ni de personas que movidas por oscuros impulsos se dirigen a determinados sitios, desde los cuales perciben la llegada de naves del espacio exterior, ni de grupos sectarios que mediante «mantreos» u otras vias de purificacion espiritual invocan la aparicion artefactos extraterrestres, luces inteligentes o seres cuasiangelicos. En cambio, si advertimos que los testigos del caso Bariloche son gente normal, que sin preverlo ni desearlo se vieron de pronto inmersos en sucesos extraños y perturbadores, mientras desarrollaban actividades habituales y cotidianas.

Hipotesis aerotecnologicas
Segun los datos aportados por el Project Blue Book, sobre una base de 1.593 informes reportados, entre junio de 1947 a diciembre de 1952, algo mas de un 30% de ellos, eran susceptibles de ser identificados como globos meteorologicos, aviones y helicopteros, y habian sido confundidos como OVNIs por los ocasionales testigos.
Con respecto a esta segunda hipotesis alternativa, analizando los elementos de extrañeza en los avistamientos de Bariloche, es viable inferir varias conclusiones que refutan dicha interpretacion.
En primer termino, por sus rasgos de configuracion, los fenomenos observados no corresponden a ninguna expresion de la aerotecnologia contemporanea. Tal aserto surge claramente del analisis que se expone a continuacion.
En su momento de maxima cercania, el fenomeno es detectado por todos los pilotos del Boeing 727. Sin embargo, -y esta circunstancia merece ser remarcada- sus respectivas descripciones no son identicas.
Segun el testimonio del comandante Polanco, el objeto* se mostraba como una entidad de consistencia aparentemente solida, morfologia lenticular, con presunta convexidad y tres fuentes luminosas: dos luces verdes en los extremos y otra en el supuesto apice del OVNI. En cambio, tanto el copiloto Dortona, como el ingeniero de vuelo Allende refieren un panorama algo diferente: ellos ven una configuracion de tres luces, del mismo color y muy similar disposicion que las referidas por Polanco; incluso advierten la pulsacion de la luz anaranjada central, mas no distinguen ningun cuerpo solido que las sustente (Dortona ve la luz ambar pulsante, con forma de copa, algo mas elevada con respecto a las otras dos fuentes de luz verde). Por su parte, el primer oficial Benavente, que viajaba accidentalmente en el vuelo ARG-674, a pesar de estar ubicado detras del asiento del piloto Polanco y no disponer de una buena vision de los fenomenos, coincidio con la descripcion de Dortona, pero su interpretacion es mas esceptica, porque no descarta que las luces acompañantes no fueran las de un jet de combate. Sin embargo, se sabe por informes tecnicos del personal del aeropuerto que ningun avion de tales caracteristicas volo esa noche en el area de Bariloche; y tampoco se informaron vuelos de aeronaves militares, civiles o comerciales, ya fueran estos programados o no. Pero, paradojicamente, la opinion de Benavente ratifica la impresion de que se estuvo en presencia de un objeto estructurado y no de simples juegos de luces.
De todos modos, al margen de sus disimilitudes, todos los testimonios coinciden en afirmar la irrupcion de un fenomeno inusual, capaz de intrigar a los pilotos, no obstante su prolongada experiencia profesional.
Para ensayar una posible explicacion valida a las divergencias que se notan en las narraciones de los tripulantes, no es irrazonable argumentar que como las luces mantenian entre si una exacta posicion fija, a pesar de acompañar la trayectoria descendente de la aerolinea durante un lapso prolongado, conformando asi una especie de grupo geometrico, bien podrian haber creado la impresion de fenomenos con estructura solida.
En sentido inverso, experiencias visuales, muy faciles de corroborar, nos indican que en cielos nocturnos solo son visibles las luces de posicion de las aeronaves, y esto no sucede en cambio con el cuerpo (fuselaje y alas) de las mismas.
Aunque sin duda existen numerosos incidentes semejantes que involucran la percepcion de configuraciones luminosas, sin sustento solido aparente, recordaremos aqui un valioso caso, que es ya un clasico de la ufologia mundial.
La noche del 20 de agosto de 1949, el Dr. Clyde Tombaugh, renombrado astronomo estadounidense -descubridor en 1930 del planeta Pluton- se hallaba en el patio trasero de su casa en Las Cruces, Nuevo Mexico. Aproximadamente a las 22 horas, el Dr. Tombaugh y dos miembros de su familia observaron, atravesando rapidamente el cenit del cielo, una extraña hilera de luces verde-azuladas, un conjunto geometrico de rectangulos, cuya visualizacion duro unos 3 segundos. «Los rectangulos iluminados mantenian -decia el astronomo- una exacta posicion fija entre si, lo cual tendia a sustentar la impresion de solidez».
En segundo termino, el comportamiento de los fenomenos avistados sobre la zona de Bariloche, es incompatible con los de cualquier ingenio volador convencional y excluyen soluciones que involucren estimulos aeronauticos. Subrayemos que el factor movimiento es uno de los elementos diagnosticos pro-OVNI mas especificos y definitorios.
En el incidente de Bariloche, comportamientos cinematicos claramente anomalos fueron percibidos tanto por los pilotos del ARG-674, como por los del GN-705. En el primer caso se detectaron maniobras de vuelo en formacion cercana, en abierta contravencion a las estrictas regulaciones del transito aereo que prohibe la aproximacion no prevista entre dos aeronaves, a menos de 150 m. Ademas -y segun testimonio del copiloto Dortona- la luz no identificada efectuo tambien, en cierto momento, un repentino cambio de posicion, moviendose hacia su derecha (a la izquierda del Boeing) con un angulo de 90 grados «como evadiendonos…lo que no es normal en un helicoptero o un avion, o algo que nosotros conocemos…».
Con respecto al aparato de la Gendarmeria, durante 15 segundos sus tripulantes presenciaron con toda claridad las evoluciones de una luz peculiar, no irradiante, que destellaba, ejecutando movimientos discontinuos, con alternancia de fases estaticas y de movilidad. Se percibieron giros cerrados en angulo recto, en ascension vertical, detenciones subitas y aceleraciones insolitas con altas velocidades. Todas ellas, traslaciones en evidente violacion a las leyes fisicas de inercia y gravedad actualmente reconocidas por la ciencia. Acotemos que el brusco ascenso de la luz destellante, vista desde el GN-705 es descrito como «explosivo»o «casi instantaneo».
Las estimaciones de velocidad resultan solo aproximadas y dependen de la altura en que se calcule el vuelo horizontal del fenomeno luminoso, antes de la trepada vertical. Si se le otorga un valor intermedio de 1.300 m y el fenomeno -que se desplazaba a 600 o 700 km/h- ciertamente llego y se detuvo a un nivel de 3.000 m, en 1 segundo, se obtendria una velocidad de 5 Mach, (el comandante gaitan habla de 3 Mach) por lo menos. Pasar de 700 km/h a mas de 6.000 km/h, significa una enorme aceleracion, incompatible con lo que podria soportar cualquier aeronave convencional.
Coincidentemente con lo expuesto, el informe aportado por el matrimonio Cabral, testigos afincados en DinaHuapi, adiciona otros elementos concordantes en cuanto a la cualidad de los movimientos del extraño fenomeno luminoso por ellos percibido; desde una posicion estatica, aquel se alejo a una velocidad impresionante que «no pudo ser seguida por la vista».
Por fin, para concluir este examen critico de la hipotesis aerotecnologica aplicada a los eventos de Bariloche, reproducimos textualmente un informe del Comando de Regiones Aereas de la Fuerza Aerea Argentina, con fecha 5 de setiembre de 1995:
«La investigacion por parte de la Fuerza Aerea fue finalizada en el momento que se determino que no hubo invasion del espacio aereo de jurisdiccion por parte de objetos aereos convencionales conocidos».

Hipotesis astronomicas
Siempre de acuerdo con las mismas fuentes citadas de la Fuerza Aerea de los Estados Unidos y para igual periodo historico, cerca del 15% de las confusiones de los testigos fueron causadas por objetos astronomicos, primordialmente por meteoritos, planetas (Venus, Jupiter y Marte) y algunas estrellas de 1era. Magnitud, como Sirio, Canopus, etc.
Pero los meteoritos se manifiestan dentro de muy limitadas condiciones de movilidad (no efectuan cambios bruscos de direccion, ni detenciones) y de duracion (normalmente son fugaces, con duraciones tipicas de 1 a 15 segundos, 30 segundos como maximo.
En cuanto a los planetas y estrellas, se trata de cuerpos astronomicos caracterizados por su inmovilidad aparente, salvo el poco menos imperceptible movimiento (15º por hora) con que acompañan el de la esfera celeste. Ademas, todos ellos son faciles de localizar en el cielo, mediante los sistemas de coordenadas, y en el caso de los sucesos de Bariloche las posiciones de todos los fenomenos luminosos observados no coinciden con las de ninguno de los astros.
Recordemos que algunos medios graficos dieron cabida a una explicacion astronomica para las observaciones efectuadas por los pilotos del Boeing 727. Segun la misma, las luces percibidas a babor de la aeronave, durante el descenso hacia la vertical del aeropuerto, solo habrian sido el resultado de una confusion con la Luna y el planeta Marte, que por entonces aparecia muy proximo al satelite natural.

Con el fin de evaluar objetivamente la verosimilitud de esta especulacion convencionalista, expondremos a continuacion las ubicaciones respectivas de ambos cuerpos celestes, vistos desde las coordenadas geograficas de San Carlos de Bariloche (Latitud: 41º 09 Sur; Longitud: 71º 10 Oeste).
Datos generados y corroborados mediante la implementacion de dos sofware astronomicos: el Expert Astronomer for Windows, y el EZ Cosmos 3.0).

Horizonte occidental, para la hora 20:30.

Luna
Az. 295º 07′ 44″ (en fase 0.18)
Alt. 27º 53′ 49″

Marte
Az. 301º 50′ 23″
Alt. 34º 12′ 102″

Horizonte occidental, para la hora 20:40.:.

Luna
Az. 293º 07′ 17″
Alt. 26º 14′ 17»

Marte
Az. 299º 33′ 37″
Alt. 32º 34′ 48″

La conclusion que se desprende de los datos mostrados, es insoslayable: la Luna y Marte nunca estuvieron a la derecha y atras del ARG-674 (hacia el E o NE) donde se percibieron los fenomenos luminosos, sino al frente (horizonte occidental) de la aeronave. Ambos se ubicaban proximos a los 300º de Azimut (O-NO) y a una altura de 30º aproximadamente respecto al horizonte. De este modo, la solucion convencional queda absolutamente descartada. El intento por reducir las observaciones de Bariloche a cuerpos astronomicos erroneamente percibidos, aparece fragil e inconsistente.

Hipotesis optico-atmosfericas.
Otra de las interpretaciones escepticas mas remanidas es aquella que se esfuerza por diluir las manifestaciones OVNI como meros procesos opticos de refraccion y reflexion en las capas atmosfericas, de luces emitidas por fuentes convencionales, v.g. faros de automotores, reflectores varios, etc..
Tal solucion (de la mas pura tradicion «menzeliana» es la expuesta por ejemplo, a los medios periodistico por el Dr. Horacio Ghielmetti, fisico del CONICAT, a proposito del caso Bariloche. «En esta epoca del año -señala el profesional- la ciudad de San Carlos de Bariloche siempre esta cubierta de nubes y eso ayuda a que se produzcan efectos inusuales muy importante, producto del reflejo de las luces, y las ilusiones opticas suelen ser muy desconcertantes».
Mas cauto, el Dr. Ernesto Crivelli, de la Universidad del Comahue, admitio que el extraño fenomeno observado en Bariloche «no tiene una explicacion concreta» desde su optica. Aunque aclaro que la nieve puede jugar un papel preponderante en ese contexto. «Con las actuales condiciones meteorologicas -expreso el cientifico- un laser como el que tienen las discotecas locales puede rebotar muchismas veces hasta desaparecer». (Fuente: Rio Negro, jueves 3 de agosto de 1995).
Por supuesto que en el momento de sus declaraciones a los medios, ambos cientificos no habian investigado los detalles del caso, ocurrido 4 dias antes.
¿Que puede inferirse acerca de la verosimilitud de las hipotesis optico-atmosfericas, a partir de los procesos de analisis y evaluacion a que hemos sometido los hechos de Bariloche? ¿Es razonable admitir que un simple fenomeno de reflexion optica pueda generar en testigos calificados la sensacion de hallarse en presencia de configuraciones luminosas, definidas y permanentes? Tal es el caso del fenomeno formado con el ARG-674, en el que los tripulantes concuerdan esencialmente en haber visto una conformacion de tres luces, que mantenian sus distancias relativas y que, como una gestalt, siguio por un lapso de 3 minutos el descenso de la aerolinea.
Lo propio cabe afirmar con relacion a la «luz» percibida desde el GN-705. Se trataba de una fuente luminosa no puntual, con rasgos peculiares: pulsaba, se prendia y apagaba alternativamente; tampoco irradiaba, era opaca, semejante a una «perla». Parecia, en los primeros instantes, el beacon de una aeronave militar y no la proyeccion de algun reflector con base terrestre. Recordemos tambien que el fenomeno se desplazaba por debajo del GN-705, en un area del cielo carente de nubosidad.
En el avistamiento previo de Dina Huapi, los dos testigos relatan la aparicion de haces de luces verde-azuladas, que se proyectaban a partir de una especie de arco luminoso anaranjado, muy intenso, estatico en el cielo. Las luces se irradiaban siempre hacia abajo, sin llegar al suelo, «como el agua que surge de una ducha» -segun la descripcion del matrimonio Cabral. Y en esos momentos, toda la region carecia de energia electrica a causa del primer apagon.
Complementando los argumentos expuestos, subrayemos que las condiciones meteorologicas prevalecientes en esa noche no fueron adecuadas para la produccion de efectos opticos de alguna relevancia. El cielo, en esas instancias atmosfericas estaba despejado, con una delgada capa de estratos dispersos con dos octas (dos octavas partes del cielo), a unos 30º de altura sobre el horizonte Oeste; la nubosidad aparecia recostada, como es habitual en esa region, hacia las montañas. La mayor parte de las manifestaciones aereas insolitas denunciadas se dieron precisamente en los sectores despejados, de modo que no hubo una especie de pantalla natural, como lo seria la base de las capas nubosas, donde se proyectaran los haces luminosos (que por otra parte no se vieron en momento alguno) provenientes de las supuestas fuentes de rayos laser o de reflectores de cualquier tipo.

Conclusiones generales
La contrastacion de las hipotesis convencionales con los datos existentes, evaluados de modo objetivo y racional, revela que ninguna de aquellas posee la suficiente entidad logica como para ser aceptadas como medianamente plausibles.
Conforme a lo antedicho, podemos afirmar con aceptable grado de certitud, que los fenomenos avistados en el area geografica circundante al aeropuerto de Bariloche la noche del 31 de julio de 1995, constituyen autenticas expresiones anomalas; vale decir, que no admiten ser integradas en el cuerpo de conocimientos cientificos reconocidos al presente como validos

NOTA

El vocablo «objeto», para designar ciertas manifestaciones OVNI, predominantemente luminicas, ha sido, con frecuencia, cuestionado. Sin embargo, ateniendonos a su raiz etimologica, el termino significa «lo que se echa delante» , y tambien » lo que se presenta u ofrece a los ojos». En consecuencia, no implica necesariamente la caracteristica de solidez y, en tal sentido, una configuracion de luces -como las que refieren los testimonios- puede calificarse, sin incorrecciones semanticas, como un autentico objeto


Carta de navegacion de Cipuzak