CASO FERREYRA

Gustavo Cia
Grupo CIFO
Rosario – Argentina
cedifa@starnet.net.ar


«Un objeto volador no identificado (ovni) fue observado en la madrugada del jueves 19 de junio de 1997 durante varios minutos por un vecino de Santa Isabel (La Pampa), que se trasladó de Santa Rosa hasta esa localidad del oeste.

El avistamiento se produjo sobre la ruta 10, a unos 10 kilómetros de Winifreda, en momentos en que viajaba de este a oeste. El testigo, Jorge Raúl Ferreyra, observó un objeto similar «a una luna llena», que pasó por encima suyo iluminando al campo. Cabe recordar que en la madrugada del sábado anterior, tres efectivos de la comisaría de Telén vivieron una experiencia similar que luego de su publicación en La Arena, se vio reflejada en todos los medios nacionales e internacionales de comunicación«.

Así comienza el artículo del diario La Arena, de Santa Rosa, encabezando el reportaje a Raúl Ferreyra, testigo de una observación OVNI.

A continuación, sacado de los archivos del diario La Arena de Santa Rosa, detallamos el relato del testigo.

Ferreyra había partido de Santa Rosa el 19 de junio de 1997 a la 4:45 y viajando por la ruta 35, al llegar al cruce con Winifreda tomó la ruta 10 para dirigirse a Santa Isabel. A los 10 kilómetros aproximadamente, a las 5:16 «exactamente«, y mientras viajaba de este a oeste, de un campo del lado norte observa algo «como una luna llena, una masa redonda, blanca completamente«.

Ferreyra contó que «automáticamente saca el auto del camino, apaga las luces altas, lo deja con las balizas y se baja para ver mejor«. Mientras tanto «el objeto seguía avanzando de norte a sur, pasa por arriba del vehículo, a unos 20 metros aproximadamente, ilumina toda la carretera y se pierde en un monte del lado sur, pero alcanza a ver que después que pasa el monte, la luz iluminó al campo hasta que se le perdió«.

En cuanto al tiempo de la observación, Ferreyra calculó «unos tres minutos«, en los cuales afirma, no sintió miedo, «en absoluto, soy muy curioso«, explicó.

Consultado por los detalles del objeto que pudo observar, lo describió como bien redondo tipo luna llena, no despedía luces de otros colores, ni ninguna cosa rara, había un silencio total y el auto no se paró en ningún momento, no hubo problemas con las luces ni la radio, afirmó.

Estimó el tamaño en unos 10 metros de diámetro, aproximadamente, y en cuanto a sus movimientos, aseguró que eran constantes, «ni muy lentos ni muy rápidos, pasó como un avión a velocidad normal, sin movimientos bruscos«.

Ferreyra relató, además, que durante su experiencia, otro automóvil pasó por el lugar. «Del lado contrario, venía otro vehículo, al que le hice señas para ver si paraba, y para que pudiéramos ver juntos lo que yo estaba mirando. Pero evidentemente se asustó o no interpretó y cruzó por donde yo estaba, a alta velocidad«.

Al llegar a Santa Isabel, Ferreyra relató a los lugareños su experiencia. «Cuando llegué aquí y lo comenté, supe que mucha gente ha tenido avistajes parecidos, pero resulta que mucha gente se abstiene de comentarlo porque da lugar a que les hagan bromas, o que nos hagan sentir medio ridículos. Pero cuando uno comenta este tema, los demás se sinceran y cuentan cosas«.

Este es un relato sacado del archivo del diario La Arena, que tiene el valor de lo anecdótico, un elemento más para perfilar las características, tanto del fenómeno, como del paisaje y costumbres donde se inserta, sin desmerecer el aporte del relato para establecer un perfil de la fenomenología, pero sin testigos secundarios identificables, rastros, o cualquiera sea la evidencia de un fenómeno físico, aunque sí pueden encontrarse datos de contenido psicológico, y social, de alto interés para una evaluación del fenómeno en su conjunto, su influencia en una comunidad y su posible proyección, o evolución.

 

LA ABDUCCIÓN DE P. S.

 

A raíz del comentario de Quique acerca de un posible caso de abducción de un vecino de la ciudad de Santa Rosa, nos dirigimos a un pequeño conglomerado de edificios, un barrio en los suburbios de la ciudad.

Allí nos encontramos con el señor P. S., un hombre de mediana edad, de pelo algo encanecido, mirada huidiza, que nos atendió con amabilidad no exenta de cierto reparo.

Una vez acomodados en el comedor de la modesta vivienda, agasajados con una ronda de mate, comenzaron las preguntas acerca de su experiencia.

P., cuéntenos acerca de su familia, de que trabaja, en síntesis, un poco de su vida

Tengo 48 años, casado, mi mujer es de la misma edad, llamada H. y tengo una hija de 21, P., he trabajado en tareas generales en radios y otros medios de comunicación en la provincia. Mi vida pudo haber sido rica y pobre, dicen que he sido uno de los grandes guitarreros de Santa Rosa.

Tengo buenos amigos, eso me llena mucho a mí, es el único dinero que tengo, del otro, nada tengo.

Soy de caminar mucho, cuando estoy de ánimo, por lo demás soy un hombre común.

Cuéntenos cuál fue su experiencia por favor

El día lo sabe Quique y lo sabe mi mujer, fue en el mes de junio.

Mi mujer me llevaba la delantera, iba con una amiga, íbamos hacia el canal de TV, por la ruta 35, íbamos caminando a la madrugada, son de acá unas 30 cuadras, salimos por la rotonda que da a la ruta bordeando unas arboledas, y algunas fábricas, pero a la mañana te arriesgás a que te pase cualquier, cosa, es muy oscuro al amanecer, yo tengo una memoria poco fiable para los detalles, así que cuando venga mi esposa, ella puede aclararlos y confirmarlos.

Todo sucedió cuando pasé la rotonda, de ahí en adelante no me acordé más nada, dice mi mujer que, al notar mi tardanza, volvieron sobre sus pasos, llamándome.

Se levanta, nos conduce a la puerta de entrada de su casa, nos señala un campo cercano (Monte Pardo, a unos 2 km.) donde se asoma una antena repetidora (LU33).

Ahí en ese campo aparecí de golpe, o sea que pasé la rotonda (Rotonda Sur) y de golpe, aparecí ahí, eso fue como a las 6 de la mañana, mi mujer y la amiga venían delante de mí. Enseguida notaron mi desaparición.

Mientras tanto yo estaba en el campo preguntándome como aparecí ahí. Repentinamente, aparecieron dos tipos al lado mío, que no me hablaban, no me decían nada, me miraron, yo pasé entre ellos, y noté que tenían ropas como platinadas, luego quise irme, seguro me habrán puesto inconsciente de nuevo, porque, yo no me percaté que habían desaparecido, solo quería cruzar el campo y dirigirme a mi trabajo, entonces veo la antena del campo y me doy vuelta para ubicar la antena del canal, que se veía lejos en la otra punta (esta antena mide 196 m). En el camino de regreso hacia el canal, enciendo mi encendedor, ya que estaba oscuro y temía golpearme, además al final del campo hacia la ruta, hay una zanja, y temía caerme en ella, y que nadie me encontrara, salí del campo y eso es todo. Lo que sí que poder mental para no dejarme pensar siquiera, que poder para hacerme aparecer en el campo. Me sentí impotente, ahora comprendo lo que debe sentir una mujer cuando es violada. Si a mí no me pidieron permiso para meterse en mi vida.

Llegué como a las 2 horas al canal, allí tanto mi mujer como los demás me preguntaron: «¿qué te pasó?» «Nada», les contesté (porque no quería contarles). «No sé que me pasó», les dije. Porque aparte yo tenía miedo porque he tenido amigos que les han pasado estas cosas. Acá hubo un caso, de un tal Fermín Sayago, y lo trataron de mentiroso, y yo pensé delirium tremens no tengo y mi historia es más simple, así que, no podría ser más mentiroso que él, en todo caso (afirma socarronamente). Lo que sé, es que me pasó de verdad.

Después está la parte de la credibilidad, como voy a contar yo una cosa que no sucedió y que el pueblo me trate de mentiroso. Lo saben mi mujer y su amiga Natalia. Hasta podría pensar que son ilusiones a lo mejor, pero que las viví, las viví.

¿No recuerda nada entre el momento en que desapareció en la rotonda sur y apareció en el monte Pardo?

Cuando pasé la rotonda se me fue todo. Hasta que aparecí en el campo. Con respecto a los seres, solo recuerdo que eran altos. Yo digo que me han vuelto inconsciente de vuelta, yo no vi ninguna nave, no vi nada, solo vi estos seres y noté que llevaban ropa plateada, pues la luz de la antena daba un reflejo sobre sus ropas. Pero me gustaría que estuviera mi mujer, ya que ella puede corroborar los detalles mejor que yo.

¿Ha quedado alguna huella física de la experiencia?

Ahora no tengo ninguna. Pero acá tenía un pinchazo (señala su brazo izquierdo a la altura del comienzo del bíceps / cabe señalar que no es visible ninguna marca de pinchazo / y dice haber tenido un bulto en la nuca, el cual ya no se halla, aparentemente, este último examinado por Quique, el cual asegura que existía un pequeño bulto, quizá producto de alguna inflamación subcutánea temporal).

¿Sintió ardor o dolor?

Nada.

¿Cómo se sintió antes y después de la experiencia?

Antes de la experiencia me sentía tranquilo, después de la experiencia me sentía con mucha bronca. Me dio bronca, y desafiaba la oscuridad, todas las mañanas, hasta me levantaba más temprano, para ver si me los encontraba, pero que se van a fijar en mí, pobre infeliz, ¿no?

Yo quería averiguar porqué me habían elegido a mí, eso quería saber, pero no lo voy a saber nunca.

Una única experiencia, ¿no?

Sí. Yo quería saber porqué me habían elegido a mí, si hay otra gente que pasa por ahí en dirección a la fábrica.

¿Cómo se siente ahora, después de unos meses de la experiencia?

Estoy tranquilo, tengo algunas cosas, adversidades, pero es parte de la vida.

Yo estoy trabajando hace 23 años, pertenezco al canal, pero estoy trabajando frente a Casa de Gobierno, en audiovisuales. Estoy mejor.

¿Siente que está mejor, que hubo algún cambio en su vida?

Las cuentas son las mismas, lo mismo que las deudas (se ríe), por lo demás estoy bien.

En ese momento entra la señora H. S., esposa de P. Ante el pedido de su esposo que confirme su experiencia, y aporte detalles por él olvidados, la señora, accede a la entrevista.

¿Hay algo más, algún detalle que quiera aportar con respecto al relato de su esposo?

Yo lo único que sé que esa mañana fui a buscar a mi compañera Natalia, a dos cuadras de acá, le digo entonces, esperá que voy a buscar a Natalia y así vamos todos juntos. No, me contesta, ustedes caminan muy despacio.

Voy a buscar a Natalia y salimos. Le digo vamos Nati, que allá adelante va P. Y lo vimos que estaba como de acá a la calle (unos 30 metros aproximadamente), cuando dio la vuelta a la rotonda, no lo vimos más.

Yo pensé que se había caído a la zanja (existe un zanjón que rodea la zona). Le pedí al guardia (hay un puesto de caminera en el lugar) que me alumbrara con el auto por donde iba P., le pregunté si lo había visto y me dijo que no, que a lo mejor alguien lo había llevado en su auto. Le contesté que no, que íbamos siempre caminando, nos fuimos, mi compañera y yo, pensando que se había adelantado y que lo veríamos después.

Mientras tanto Nati y yo tomamos unos mates al llegar, mientras lo esperábamos. Eran las siete menos cuarto y no venía, nos preguntamos que le habría pasado.

Al rato llega, amarillo, con todos los pies sucios, le pregunto dónde se había quedado, me contestó que no me lo iba a decir, que se lo iba a decir a Nati.

Le digo a Nati: «yo me voy a ver si te lo cuenta a vos«. Ella me dice: «yo después te cuento«.

P. le cuenta su experiencia arriba relatada. Natalia se la transmite a H. a lo que esta agrega: «yo no le creo, no creo en esas cosas«. Entonces Nati me cuenta que tenía un pinchazo en el brazo, y un bulto en la nuca.

Desde los 11 años que estoy en el canal, siempre voy caminando y nunca vi nada, nunca me pasó nada. P. le dijo a Nati que no me dijera nada, que me iba a asustar y no iba a querer caminar más por ahí. Pero que lo único que había visto eran dos tipos vestidos con algo plateado, que flotaban, que lo único que recuerda, era que le habían dicho que no se asustara, que nada le iba a pasar (detalle que S. omitió en su relato).

S. agrega, que no era que se lo habían dicho sino que él lo sentía en la cabeza, y que cuando quiso acordarse, estaba ya en la antena LU 33, la de la radio. Esto fue lo que me dijo mi compañera.

Cuando Nati me cuenta esto, yo le contesto: «mentira, yo no le creo, no creo en esas cosas«. A lo que me contesta que sí, que tenía pinchado el brazo, y un bulto en la nuca.

Luego en casa estaba limpiando y lo veo mal, le pregunto: «¿qué te pasa?» Me contesta: «tengo frío«.

«Pero si acá está calentito«, le respondo. «¿Qué te pasa?«, le pregunto. «Nada«, me contesta.

Se va a la pieza, al rato sube mi hija P. y escucho que le dice a ella: «No le digas nada a tu madre, pero me encontré con un OVNI» (apelativo que le daba a su experiencia).

Mi hija y yo hablamos del tema, y me comenta que su padre tenía pinchazos.

Voy al canal al otro día, lo veo a mi esposo y le pregunto de nuevo: «¿qué te pasa?«, me contesta: «nada«. Le digo que algo le pasaba porque lo encontraba raro.

Le pregunté que estaba haciendo en la antena LU 33, me preguntó quien me lo había dicho, le contesté que una vecina me había dicho que lo había visto (no era cierto, era para sonsacarle y no decirle que me lo había dicho mi amiga).

Entonces él me contó todo. Yo no le creí por supuesto. Luego me mostró las marcas en su brazo y cuello. Aún así tuve muchas dudas.

Luego tuvo fiebre y escalofríos, así que decidimos ir al médico, para que lo examine. El doctor le dio poca importancia, sólo habló de una infección en la muela.

Luego de todo esto, él quedo un poco trastornado, cambió mucho, hay cosas que las repite dos o tres veces. Llamé a sus hermanos para que hablaran con él, tiene la tendencia de tirarse al abandono, volvió a la bebida, tomaba mucho, tuvimos que llevarlo al hospital, luego a recuperación. Hizo un tratamiento, dejó de tomar. A los 5 meses y 22 días volvió a la bebida.

¿Cuál era su estado antes de la experiencia?

Él estaba bien, como todo matrimonio, siempre hay algún problema, pero como ahora, nada. Yo no sé si será por este asunto de los OVNIS.

Una vez en Enero, una luz pasó por acá, ese aparato grande, tal es así que le pregunté a mi hija si era eso de lo que hablaba P., y me dijo que sí. Esto fue a las 00:15 hs. A las 00:20 hs me llaman por teléfono que él estaba tirado en la calle. Fuimos a buscarlo con mi hija, pero el no se acordaba de nada, y acá la vieron todos esa luz colorada. Pero yo le decía a mi hija: «P., eso debe ser un avión«, en tanto que ella me contestaba que no, que no era un avión.

Era una luz bien redonda, de color naranja. Después de eso no pasó más nada

Sólo me acuerdo que estaba lleno de policías, y una ambulancia que fue al lugar para prestarle asistencia.

P.: ¿Ud. sufre de alguna enfermedad neurológica de algún tipo u otra enfermedad severa?

No, para nada.

Luego del agradecimiento a la familia S., por otorgarnos su tiempo y su paciencia, dimos por terminada la entrevista, dirigiéndonos a nuestro hotel.

Las características de este, y los otros casos relatados más arriba, se detallarán al final del informe, en las conclusiones.

 

CONCLUSIONES

 

La incidencia del fenómeno, desde la perspectiva histórica, es importante y digno de ser analizado.

Existe un lazo común, en todos los relatos, tanto los de leyenda, como los actuales. Todas las entidades de leyenda, arriba mencionadas, poseen la característica de aparecer primero como luminosidad, para después tomar la forma acorde a las creencias y expectativas de los testigos.

Con esto no quiero destacar para nada que el fenómeno no sea real, en un sentido no contextual, sino que los patrones de comportamiento previamente estudiados por nuestro grupo, se confirman en la generalidad de los casos, una vez más.

La hipótesis THAT, o Teoría General Del Aquello, del cual poco o nada sabemos, vuelve a ser el emergente, en muchos de los casos analizados, aunque no en la totalidad.

Sería importante y honesto tomar en cuenta en las excepciones, ciertas hipótesis explicativas de estas anomalías, que deben considerarse seriamente.

 

    1. Fenómenos meteorológicos poco frecuentes o inusuales: La Pampa es una zona de alta incidencia de centellas, rayos en bola, bolas de plasma electrostáticas, reflejo de inversión de temperatura, sobre todo bajo la masa nubosa, etc. Estos fenómenos son de gran intensidad luminosa, pero de poca duración (entre unos segundos a varios minutos), lo cual no explicaría los avistamientos de larga duración con patrones de movimiento inteligente.

 

    1. Luces de la tierra: según la teoría de Persinger, Lafraniere y Devereux, las luces de la tierra, pueden ser provocadas por movimientos tectónicos de la corteza terrestre sometida a un estrés, en presencia de algunos minerales piezoeléctricos, tales como el cuarzo. Algunos geofísicos sostienen que las luces que se ven en las cercanías de las fallas geológicas están relacionados con la presión que las rocas experimentan al ser comprimidas por los efectos del movimiento de las capas geológicas al acomodarse y que las mismas generan una liberación de gas radón que produce luminiscencias. Se comprobó que ciertas rocas, especialmente el granito y las rocas volcánicas liberan luces y neblinas azules, rojas, anaranjadas o verdes. En 1958 (año geofísico internacional) los geólogos de todo el mundo fueron testigos de extraños resplandores inexplicables en varios puntos del planeta, entre otras cosas, estudiaron la relación que existe entre los fenómenos geofísicos y la actividad solar en sus ciclos de manchas, ráfagas y explosiones, ciclo que se da cada 11 años y en ocasiones se registran fuera del ciclo. Coincidentemente, las luces que revolotean en las montañas también se dan en estos períodos, sobre todo cuando se dan las dramáticas oleadas de OVNIS que muchas veces, también son cíclicas. Cabe destacar también que los efectos de estas luminosidades en los testigos son: quemadura por radiación, conjuntivitis, choques eléctricos, y casos de leucemia y tumores, producto de la exposición a una alta radiación. A pesar de la fuerte presunción de que estas luces pueden provocar alteraciones en la conciencia, no existe evidencia, ni estudios en profundidad que demuestren dicha influencia sobre los testigos, aunque no debería descartarse a priori. Estudios más profundos aún están por hacerse Es de destacar que existe un área donde se conoce la presencia de mineral de cuarzo, ubicada en el norte de la Pampa, colindando las localidades de Caleufú, Rancul y Realicó. También existe una zona con una importante falla geológica en la laguna «Ojo de agua» entre los pueblos de Anguil y Uriburu en la localidad de Catriló, a unos 50km de Santa Rosa, aproximadamente. Si bien estas localidades no fueron las únicas en tener avistamientos, se encuentran dentro del área de incidencia de los avistamientos. Es verdad que estas luces de la tierra tienen un rango de autonomía de corto alcance, lo cual no explica muchos otros casos en la provincia. No obstante, las prospecciones no están completas en La Pampa, y cabe la posibilidad de que existan fallas geológicas no demarcadas y minas de granito y cuarzo no detalladas.

 

    1. Confirmaciones de control Baires: en el caso de Telén tenemos testigos principales de cierto reconocimiento, apoyados por testigos secundarios (gente de CORPAN), por la altitud del objeto difícilmente pueden ser detectados por el radar, además de las lastimosas condiciones de las torres de control en este país, que deben establecer la altitud de vuelo a través de coordenadas dictadas por radio para evitar las colisiones en vuelos (datos comprobado en Ezeiza), hacen poco significativa, aunque no carente de sentido, las comprobaciones por radares privados. No obstante, este caso es interesante si leemos el testimonio de Gallego, su exactitud al relatarlo y si tomamos en cuenta que la anomalía continúa en el limbo de lo indeterminado, pero no menos real por ello.

 

    1. El caso P. S.: Este caso, está lleno de inconsistencias. Existe la evidencia de alcoholismo de S., confirmado por amigos, conocidos, vecinos, y por su propia esposa. Hay inexactitudes en el relato (si él iba delante o detrás de su esposa y la amiga), las lagunas mentales, la posibilidad de delirium tremens, y, si bien S. nos dice no padecer de enfermedades neurológicas, no podemos descartarlo totalmente. Su médico solo nos habla de infección de una muela (como explicación al bulto en su cuello, sin descartar inflamación ganglionar, y piquetes o reacciones alérgicas en sus brazos (los cuales no tienen evidencias de las famosas marcas de abducción), entre otras cosas. El Mismo Quique Mario tiene ciertas reservas respecto al caso. Es posible un cuadro maníaco – depresivo, aumentado por la bebida y períodos de abstinencia, pero el diagnóstico final debe estar en manos competentes. De otros casos me reservo la conclusión, por no comprobarlos personalmente.

 

  1. Fenómenos anómalos reflejados en las creencias populares: Folcloristas de renombre como Bertrand Meheust, han explicado la relevancia de los mitos para la explicación contextual del fenómeno, podemos establecer un patrón común entre las apariciones marianas, las de entidades como hadas, duendes, etc., que el ser humano viene observando desde tiempo atrás. Los paralelismos con los relatos folclóricos de esta zona son sorprendentes. Casi todas las entidades eran luminosidades, antes de tomar la forma de los mitos preponderantes en la región. Ej.: La bola, el potrillo oscuro, el malón fantasma, Anchümallén, La engualichada, El silbo, Calcu Mlehué, La Deslumbrada, etc. Sin olvidar las entidades semejantes a gnomos, los Colella Che, y el antecedente del mito del Nahuelito: El Maripill.