EL ATERRIZAJE DE TREVELIN

AUTOR: Guillermo Carlos Roncoroni
FUENTE: UFO PRESS, Julio 1983, N° 17
EL SITIO DEL AVISTAJE

El incidente que motiva la presente nota, tuvo lugar en una chacra situada en las afueras de la localidad de Trevelin, en la provincia patagonica de Chubut (Argentina).

Trevelin es una pequeña ciudad, de no mas de 5000 habitantes, muy pintoresca, situada a unos 20 kilometros al SO de la ciudad de Esquel y a unos 8 kilometros al este del lago Futaleufu, en el extremo occidental de la provincia de Chubut, cerca del limite fronterizo con la Republica de Chile, en las primeras estribaciones de la Cordillera de los Andes.

Las coordenadas geograficas de Trevelin son: 71’21’57’ longitud oeste, 45′ 01′ 05′ latitud sur.

El sitio exacto del avistaje esta ubicado a 3 kilometros del centro de la localidad de Trevelin, en la chacra propiedad del Sr. Emrys Evans, chacra dedicada a la explotacion de algunos arboles frutales y una pequeña dotacion de animales de granja. Esa explotacion carece practicamente de sentido comercial y es dedicada casi por completo a satisfacer las necesidades de manutencion de su propietario.

EL TESTIGO DEL INCIDENTE

Emrys Evans es un anciano agricultor, que contaba con 70 años a la fecha del incidente, de nacionalidad inglesa y que se halla radicado en la localidad chubutense de Trevelin desde el año 1938, es decir hace unos 44 años, habiendo arribado a la Argentina a principios de 1935.

Evans habla correctamente el castellano, aunque con un leve acento ingles. Es un individuo comunicativo, amante del dialogo y que no opuso ningun tipo de reparos a nuestra requisitoria, llegando a reproducir todos y cada uno de sus movimientos en relacion con el avistaje que lo tuvo por testigo.

Pese a contar con mas de 70 años, Evans es una persona sumamente dinamica, muy lucida, y presenta un envidiable estado de salud. Dedica practicamente todo su tiempo a las tareas rurales relacionadas con la explotacion de su chacra

EL ATERRIZAJE

La primera noticia que llego a nuestras manos acerca del incidente de Trevelin fue un extenso recorte del diario EL CHUBUT, que nos fuera remitido merced a la amabilidad de Rolando P. Coluccini. Posteriormente, y gracias a la desinteresada colaboracion de un investigador neuquino que visito la ciudad de Trevelin, obtuvimos los datos adicionales que nos permitieron tener un panorama total de los hechos y trazar el siguiente relato pormenorizado:

El dia domingo 16 de agosto de 1981, pasadas las 21 hs., el Sr. Evans abandono la cocina de su finca para dirigirse al dormitorio principal. Para ello debia atravesar un pequeño patio, de tierra compactada. Luego de apagar la lampara de la cocina salio al exterior munido de una linterna. La noche era muy oscura, y la temperatura exterior muy baja (aproximadamente 2 grados centigrados) . El cielo estaba completamente despejado y no habia vientos de superficie.

Apenas salio al exterior le llamo la atencion una luminosidad rojiza que se hacia notar hacia el oeste. Apenas unos instantes despues, noto un gran alboroto producido por las aves de corral, y algunas avutardas se espantaron levantando vuelo, a la par que observo una notoria Inquietud entre los caballos encerrados en un corral distante unos 50 metros del lugar.

Extrañado, Evans decidio acercarse hasta el galpon, con la finalidad de determinar el motivo de la inquietud de los animales y el origen del resplandor.

Llegado al galpon, observo que alli todo estaba en orden pero al dar la vuelta al mismo pudo ver, entre los arboles, una especie de llamarada o lengua de fuego, que parecia emerger de entre un denso grupo de pinos.

Pensando de inmediato en un foco de incendio y consciente del peligro que de el emanaba, Evans se dirigio decididamente hacia el grupo de arboles a los fines de determinar la extension del presunto incendio y tomar las medidas para contrarrestarlo.

Al llegar a los arboles, se interno en el pequeño monte y, a poco de andar, observo a unos escasos 100 metros lo que en primera instancia tomo por un «vehiculo empantanado» (habia llovido copiosamente durante las 48 horas anteriores a la fecha y los caminos de tierra estaban intransitables), que poseia una especie de faro del cual emanaba una luz muy potente dirigida hacia un grupo de sauces, distantes unos 600 metros del lugar.

Extrañado, y deseoso de averiguar el motivo de aquella presencia, Evans decidio acercarse dando un pequeño rodeo entre los arboles.

Asi pudo situarse a unos 60 a 70 metros del objeto, teniendo entonces una vision mas completa del fenomeno.

El objeto en cuestion era oscuro, alargado (ahusado) , con lo que Evans describe como «algo asi como unas ventanillas verticales, de las que emanaba una- luminosidad amarillenta, aunque no podia verse nada hacia el interior, y alrededor de las ventanillas una especie de remaches». En uno de los extremos el testigo observo «un faro de como un metro de diametro, de luz muy blanca, que al principio me habia parecido el buscahuellas de una camioneta. El objeto no parecia estar apoyado en tierra, sino que daba la impresion de flotar a unos dos metros o dos metros y medio de altura, balanceandose y «dando cabezadas».

Pese a lo insolito de la vision, Evans decidio tratar de acercarse lo maximo posible al fenomeno, pero para ello debia alejarse y dar un rodeo, ya que entre el y el lugar sobre el cual se situaba el objeto desconocido corre un angosto curso de agua.

Comenzo a caminar, casi sin apartar su vista del fenomeno hasta que, de improviso, el «faro» giro 90 grados y practicamente apunto al sitio que ocupaba el testigo.

Evans, tomado de sorpresa, solo atino a cubrir su rostro y guarecerse tras un arbol cercano. El subito resplandor dirigido a el lo habla enceguecido, sus ojos lagrimeaban intensamente y casi no podia mantenerse en pie.

Permanecio cubriendose el rostro y apoyado contra un arbol por un periodo de tiempo que no puede precisar. Finalmente tomo la decision de alejarse del lugar, buscando refugio en su casa.

Evans comenzo a alejarse del lugar. Pese a que habia extraviado su linterna podia visualizar el camino gracias a la luminosidad que irradiaba el objeto.

Casi al llegar a las inmediaciones del galpon, volvio la mirada al grupo de arboles entre los cuales habia observado al objeto desconocido, notando entonces que el resplandor habia desaparecido.

Sintiendose ‘»a salvo», Evans permanecio observando el lugar con atencion, sin volver a ver el resplandor ni tampoco al objeto hasta que, finalmente y motivado por el intenso frio reinante, penetro a su habitacion.

POSIBLES HUELLAS FISICAS

Aquella noche Evans casi no pudo conciliar el sueño. Apenas despunto el sol, decidio dirigirse al sitio del avistaje «para ver si eso estaba todavia alli» y tratar de recuperar la linterna que habia dejado caer al ser encandilado por el objeto.

La linterna, con sus baterias agotadas, se hallaba junto al arbol tras el cual Evans se habia guarecido la noche anterior. Pudo notar las huellas de sus zapatos, firmemente marcadas en la tierra blanda, a todo lo largo del recorrido.

Tras atravesar el arroyuelo, Evans se situo en el lugar donde suponia habia estado aterrizado o suspendido el objeto. Alli pudo notar que la tierra parecia casi seca -en contraste con los alrededores- en una extension de unos 10 por 5 metros. No pudo observar huellas, ni marcas de neumaticos (aunque cabe hacer notar que el sendero mas cercano corre a unos 80 metros del sitio), por lo cual descarto de plano la posibilidad de que la observacion hubiera sido provocada por un automovil o camioneta.

EFECTOS FISIOLOGICOS EN EL TESTIGO

Luego del incidente, y por espacio de una semana, el testigo sufrio molestias visuales que lo llevaron a consultar a un oftalmologo de la localidad de Trevelin, el cual diagnostico una leve conjuntivitis, recetandole unas gotas que disiparon la molestia en el curso de pocas horas.

Asimismo, Evans declaro que en los dos dias siguientes al incidente, sintio una «gran pesadez en las piernas» y leves, pero persistentes, dolores de cabeza.

CONCLUSIONES PRELIMINARES

Como siempre hemos sostenido, la investigacion de todo incidente de OVNI debe hacer especial enfasis en la evaluacion del ocasional testigo. En el caso que nos ocupa las circunstancias de la oportunidad de la encuesta nos impidio llevar a cabo un estudio profundo de la personalidad de Emrys Evans lo cual, como es obvio, nos impide abrir juicios absolutos acerca de la confiabilidad de su testimonio.

Sin embargo, aunque con las logicas reservas del caso tratandose de un incidente con un unico testigo, entendemos que el relato de Evans puede tomarse como la version objetiva de un hecho cierto.

La impresion que obtuvo nuestro colaborador sobre el testigo, sumada a los testimonios de las personas del lugar que conocen a Evans desde hace mas de 30 años y que lo definen como una persona honesta, sincera y poco aficionada a fantasear, nos llevan necesariamente a concluir que su testimonio es ciertamente confiable.

Bien es cierto, sin embargo, que el testigo pudo haber confundido algun vehiculo terrestre o aereo, dadas las malas condiciones de luminosidad en que se efectuo la observacion, aunque algunas precisiones sobre el lugar del incidente permiten descartar esa posibilidad.

Un periodista de un semanario que se edita en Trevelin tuvo oportunidad de visitar el sitio del avistaje apenas 72 horas de ocurrido el incidente. Pudo observar las huellas de Evans -todavia marcadas en el terreno- pero ninguna huella de neumatico en el sitio preciso del cuasi-aterrizaje. Ello permite descartar de plano a cualquier movil terrestre convencional.

Por otra parte, las dimensiones del claro en el pequeño bosque de alerces impiden (o al menos dificultan gravemente) la maniobra de un helicoptero aun en horas de luz solar (ni hablar , por supuesto, de intentar un aterrizaje en plena oscuridad) , lo cual -sumado a la ausencia de sonidos producidos por el objeto- permitiria descartar ese tipo de vehiculo aereo como causa de la observacion. Por otra parte cabria preguntarse, ¿que hacia alli un helicoptero en plena noche?, maxime si tenemos en cuenta que la base aerea militar o aeropuerto mas cercano esta mas de medio centenar de kilometros.

Finalmente, las caracteristicas del objeto permiten descartar cualquier fenomeno natural meteorologico conocido, como fuente motivadora de la observacion.

Por lo antedicho, entendemos que estamos en condiciones de enunciar, como conclusion preliminar, que el avistaje relato por Evans tiene un origen real, habiendo sido motivado por un elemento, objeto o agente desconocido.

Guillermo C. Roncoroni, Buenos Aires, octubre de 1982