EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 143 – Julio de 2010
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
"El Dragón Invisible"
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
Francisco Javier Torrent
Valencia – España
El denominado “fenómeno”
OVNI, se ha vuelto un asunto complicado de entender. La pretensión del presente
artículo es arrojar una posible luz sobre algunas de sus características,
aparentemente, menos físicas y más psíquicas.
Se asegura que más del 90% de los avistamientos OVNI son
producto de malas interpretaciones, errores de percepción o simples fraudes. [1]
Incluso hay quien afirma que más del 95% de los avistamientos OVNI reportados
han sido fraudes conscientes o inconscientes. [2] Cuando se investigan
adecuadamente, entre un 92 y un 98 por ciento (según las fuentes) de los sucesos
OVNI se descubren como algo perfectamente explicable. Muchas veces son estímulos
astronómicos, otras veces son fenómenos atmosféricos; ha habido casos de
reentrada de chatarra espacial que fueron tomados por OVNIs, de bandadas de
pájaros, de aviones, de globos, etc. [3] [4]
En efecto, la historia ha mostrado cómo los casos más
famosos de OVNIs, de finales de los 40 en EEUU, tenían explicaciones
convencionales. [3] Numerosos autores han planteado que los OVNI pudieran ser
armas secretas fabricadas por los nacionalsocialistas durante la Segunda Guerra
Mundial; y que posteriormente dichas armas pudieron pasar a manos de EEUU y de
la URSS. [4] Así por ejemplo, se sabe que algunos encuentros de pilotos con
OVNIs han demostrado ser aviones militares secretos, como el SR-71. [5] De igual
modo, aviones como el F-117 Nighthawk
o el bombardero B-2 Spirit, hasta hace
poco tiempo secretos, encajan con la descripciones de objetos triangulares
hechas por muchos testigos. [6] Desde que, a finales de la década de los '90, la
marina estadounidense concediese permiso a muchos marineros y científicos que
habían estado en la armada a hablar públicamente sobre algunas de las misiones
más sensibles realizadas durante la guerra fría con la URSS, también se ha
sabido que es muy posible que gran cantidad de objetos submarinos no
identificados, fuesen artefactos experimentales de las marinas de las distintas
potencias mundiales. [7]
El Gobierno de Tony Blair en el año 2006, publicó las
conclusiones de las investigaciones realizadas por el Ministerio de Defensa, en
relación a los OVNIs (más de 450 páginas repartidas en tres volúmenes),
mencionando que los OVNIs (a los que se refiere como
Fenómenos Aéreos No Identificados) existen, pero son una mezcla de
fenómenos naturales y de fenómenos de origen humano que van desde meteoros hasta
aviones espía. Aunque no se han encontrado pruebas que sugieran que los
fenómenos sean hostiles. [8] En base a ello, el Ministerio de Defensa (MoD)
británico ha dado de baja el número de teléfono y el buzón de correo electrónico
en los cuales recibía denuncias ciudadanas sobre apariciones de OVNIs. [9]
Ello deja sin investigación los casos sobre los que no
hay datos que permitan tener una explicación como las anteriores; pese a que lo
más probable es que la tengan. [3] Es decir, que se trata de sucesos
inexplicados, no inexplicables. [3]
Para los científicos del mainstream, ello no supone
afirmar que dicho 5 % se trate de la demostración del fenómeno como algo
asociado a una tecnología superior. [3] Sin embargo, dado que desde el caso
Arnold hasta la fecha se han recopilado más de setenta millones de avistamientos
en todo el mundo, quedan por lo tanto un buen número de “objetos” sin identificar. [10]
En este sentido, se ha mencionado la posibilidad de que
fuesen colonias de insectos, patologías visuales, creaciones del inconsciente
colectivo, exobiología espacial [4] similar a la que se cree que puede existir
en Titán (satélite de Saturno), [11] o bien autóctona, de animales no
catalogados por los biólogos [7] [12] E incluso manifestaciones de una realidad
diferente de otro Universo. [13]
Hasta hace unos años, parecía coherente admitir una
autoría extraterrestre y de hecho, los investigadores centraban sus esfuerzos en
informes denominados “tuercas y tornillos”,
basados en una supuesta tecnología superior. [14] La cual no ha sido nunca
aceptada por el mainstream científico, [15] [16] ya que no existe actualmente
evidencia convincente directa de ningún tipo que apoye la afirmación de que los
OVNIs representan naves espaciales de otra civilización que visitan la Tierra,
[14] pese a su demostrada viabilidad teórica. [17] [18]
Por ello la mayoría de científicos tratan de ridiculizar
a aquellos que buscan algunas explicaciones; [19] e incluso muchos autores han
mencionado la manipulación del fenómeno OVNI, y las constantes campañas de
desinformación que hay detrás de ello. [20]
Pero, ¿por qué tanta campaña de desprestigio? ¿Qué es lo
que realmente se pretende ocultar?
Para muchos, simplemente es la realidad OVNI como un
fenómeno extraterrestre, sin más. [19]
Pero, dados los múltiples matices que el fenómeno
encierra, y que algunos han bautizado como “La
hipótesis THAT”, o “Teoría General Del
Aquello”, [21] son muestras de su complejidad.
Un primer apunte de complejidad, nos lo da su más que
probable, relación con la religión judeocristiana. Los ejemplos de Fátima (“la
danza del sol”), historias bíblicas sobre ángeles, etc., han sido
investigados por numerosos autores. [13] [22] Salvador Freixedo encontraba
numerosos paralelismos entre OVNIs y demonios; de igual modo, el Dr. Pierre
Guérin sostenía que los modernos ovninautas y los demonios de épocas pasadas
eran probablemente idénticos. [4] Autores, como Jacques Vallée, relacionaban las
apariciones de duendes, hadas, elfos, de siglos pasados con la de los OVNIs.
Demostrando analogías evidentes entre los anillos de las hadas y los platillos,
los secuestros de los elfos y las abducciones, etc. [23] El experto en folclore
Bertrand Meheust, apunta que dichos relatos están nutridos de la imaginería
arcaica pero encarnan en igual medida a los sueños de la modernidad, dando como
resultado una experiencia OVNI. [10] [21] De modo que los modernos contactos con
supuestos “extraterrestres” son
relatos análogos a antiguos mitos y leyendas ancestrales, pero con la única
variante de estar adornados con elementos acordes a la tecnología actual, sin
que por ello reste similitud alguna en los hechos. [10] Ello nos muestra que
bajo el término OVNI ocurrieron en el pasado decenas de hechos que bien pueden
llevar ese calificativo y que el fenómeno es muy antiguo. [1]
De hecho, algunos autores mencionan que el fenómeno
debería dividirse en dos grandes etapas: una que engloba los avistamientos
habidos desde épocas prehistóricas hasta nuestro siglo XX, y otra que recoge los
avistamientos contabilizados en la época tecnológica, desde aquellos nueve
discos volantes que avistara Kenneth Arnold el 24 de junio de 1947 junto al
monte Rainier, en Washington, hasta hoy. [24]
Alvin Lawson encontró 12 puntos comunes (“encuentro
modelo”) en fenómenos tales como los encuentros con OVNIs, experiencias
extracorpóreas, trances o éxtasis místicos, experiencias cercanas a la muerte,
efectos de drogas psicodélicas, proceso del nacimiento humano, etc. [10] Por lo
que en los casos sin explicación racional posible, ese remanente del 3 ó 5 por
ciento, podemos dar muy bien cabida a los "estados
alterados" y a las implicaciones psicológicas y parapsicológicas. [10]
Dichos estados alterados no implican sólo un uso
psicológico del fenómeno, ya que se ha constatado en numerosas ocasiones un
efecto electromagnético en aparatos y vehículos terrestres, quedando evidencias
físicas tales como trastornos y alteraciones en relojes, tendidos eléctricos,
brújulas, motores, etc. Así como efectos en personas y animales a modo de
quemaduras en la piel, irritaciones oculares, crisis nerviosa, náuseas, dolores
de cabeza, etc. [10]
Los textos sánscritos, las tablillas asirias y sumerias,
los textos hebreos y en definitiva, el folclore y la mitología, nos indican que
en el pasado prehistórico existió una civilización tecnológica. [25] [26] [27]
[28] [29] [30] [31]
Según Louis Pauwels y Jacques Bergier; la idea de una
sociedad internacional y secreta de hombres intelectualmente muy avanzados,
transformados espiritualmente por la intensidad de su saber, deseosos de
defender sus descubrimientos científicos contra los poderes organizados, contra
la curiosidad y la codicia de otros hombres (reservando para el momento oportuno
la utilización de sus descubrimientos, o enterrándolos por varios años, o
poniendo sólo una pequeña parte en circulación) es una tradición muy antigua.
[25]
Algunos círculos esotéricos afirman la existencia de “una
sociedad que hace siglos ya se vanagloriaba de preparar la reforma de ‘todo el
ancho mundo’ y cuyos miembros no sólo se reunían en una ‘fortaleza suspendida en
el aire’, sino que se ocupaban de el ‘trabajo’ en todo el sistema solar y
poseían además ‘mil piezas’ que harían palidecer de envidia a nuestros técnicos
actuales”. [32]
Actualmente, la hipotética existencia de una sociedad
secreta o civilización desconocida superdesarrollada, dado el conocimiento que
se tiene de nuestro planeta y la eficacia de los servicios policiales y de
espionaje de las grandes naciones, tiene poca aceptación. [33]
Sin embargo, dada la relación entre demonios, brujos y
chamanes, es probable que dicha sociedad secreta tuviese un eco entre dichos
individuos. En este sentido cabe señalar que en Chile, donde existen documentos
que acreditan dichas prácticas, se organizaban en forma de asociación
jerarquizada y constituía una autentica forma de gobierno paralelo. [34] El
texto (de 1880) expuesto en la Vista Fiscal citaba textualmente:
“Es una asociación
secreta, compuesta en la generalidad de indígenas, y que tiene por objeto
castigar a los que hacen mal, con arreglo a sus leyes que nos son enteramente
desconocidas, pero que la pena común y más general es la de muerte. Para hacer
efectivas las penas tienen sus cabildos (como los nombran ellos) o corporaciones
y éstas nombran sus jefes para tal o cual parte con el título de 'reparadores',
debiendo existir un rei de la 'Recta Provincia' (con esto comprenden a todos los
lugares en que existen miembros de esta ilícita sociedad) que está a cargo de la
administración principal. Tienen además sus 'curanderos' para aplicar remedios a
alguna persona enferma y cobrar sus derechos por la curación. Esto es lo más
inhumano y terrible de esta sociedad de hechiceros, estafa, etcétera, se valen
de venenos que es la medicina más común para castigar a los que se muestran
rebeldes a obedecer o pertenecer a la 'brujería', o para efectuar una venganza
que cualquiera solicita, con tal que le den alguna recompensa en dinero”. “Hacen
creer también a los ignorantes que los que pertenecen a la sociedad pueden
transformarse en seres irracionales que pueden hacer muchos males a los que se
resisten a obedecer a sus jefes”. [34]
Actualmente, la creencia y existencia de la brujería
sigue vigente en dicha zona. [34] No debemos olvidar que el brujo era
precisamente, aquel que se ponía en contacto con los demonios y es el individuo
de una sociedad cuyos miembros, según la opinión común, tienen como fin causar
enfermedades por medios ocultos y misteriosos, especialmente por las virtudes
secretas de ciertas plantas y raíces y se prestan mutua ayuda en otras empresas
igualmente criminales y tenebrosas. [34]
Dichos conocimientos, tales como la fundición del hierro
(meteórico, en un primer momento) o los secretos de la alquimia (origen de la
química, ciencia de menos categoría para un alquimista). [35] Adquiridos con el
paso de los milenios por los chamanes, y guardados celosamente en secreto, se
envolvieron de un manto de superstición y mito, para engañar a aquellos que no
pertenecieran a su sociedad, porque si…
“…toda enfermedad
se suponía tener su origen en las hechicerías o embrujamientos, sus curaciones
debían tener forzosamente un aspecto mágico, y cuando sanaba el enfermo, ya sea
por su propia resistencia física o debido a los remedios y yerbas que le
suministraban, se atribuía su mejoría principalmente a las encantaciones y arte
mágica del machi”. [34]
Teniendo en cuenta que toda la ciencia y tecnología
actual apenas tiene una historia de 250 años. [36] En los cuales, la necesidad
de energía nos ha llevado desde utilizar el carbón hasta, pasando por la energía
eléctrica, finalmente emplear la energía nuclear. [37] ¿No pudo ocurrir un
desarrollo similar en la antigüedad?
Juan Marcelo Encalada, relacionaba los relatos sobre
abducciones con experiencias cercanas al sueño, ya que estos casos por lo
general, suceden de noche, antes, durante y después de dormir. Sabiendo que “El
sueño es un estado no ordinario de conciencia o más precisamente un estado
modificado de conciencia con respecto a la vigilia, con un registro
electroencefalográfico (EEG) sucesivamente particular”. [38] Ya Terence
Mckenna relacionó el chamanismo y los OVNIs, concretamente con la utilización de
alucinógenos triptaminicos en general y especialmente con la psilocibina. [39]
El uso de tecnología avanzada para conseguir estados
alterados de conciencia, probablemente estimulando la glándula pineal, parece
entresacarse de la mayoría de relatos con encuentros OVNI [40] Es probable que
además, se utilicen otros métodos, basados precisamente en el conocimiento de la
química, y que se consiga, por ejemplo, la incapacidad para realizar movimientos
musculares voluntarios o un estado de cataplejía.
La parálisis del sueño aislada (con episodios que duran
desde unos pocos segundos hasta 1 ó 2 minutos en los cuales los afectados son
incapaces de moverse o hablar y que terminan por sí solos o cuando a la persona
la tocan o la mueven) y la cataplejía (pérdida súbita del tono muscular estando
despierto y que ocasiona incapacidad para moverse; y que las emociones fuertes,
como la risa o la ira, con frecuencia la reproducen) pueden estar unidas a la
narcolepsia (los expertos creen que es causada por la reducción en las
cantidades de una proteína llamada hipocretina, la cual se produce en el
cerebro; aunque lo que hace que el cerebro produzca menos cantidad de esta
proteína no está claro). [41] [42] [43]
En todas estas patologías relacionadas, la persona puede
tener sensaciones similares al sueño o alucinaciones que pueden asustarla, y que
involucran los sentidos de la vista o el oído y posiblemente otros sentidos.
[41] [42] [43]
Si, tal y como afirman los escépticos, no hay constancia
de que los OVNIs se relacionen con tecnologías extraterrestres; entonces, no
queda más remedio que suponer que su origen es terrestre; y a tenor de lo
explicado, resulta poco creíble que se trate de fenómenos naturales. Por ello,
es posible que lo que llamamos esoterismo, cimiento de las sociedades secretas y
de las religiones, sea el residuo difícilmente comprensible y manejable de un
conocimiento muy antiguo, de naturaleza técnica, que se aplica a la vez a la
materia y al espíritu. [25] [32]
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Julio Alberto Bustos
San José – Costa Rica
La idea ni siquiera es original y tiene una larga
tradición en libros y películas de ciencia ficción como “Stargate”, “Alien” o los “Expediente
X”, donde se recurre – al amparo de la fértil imaginación de sus autores – a
criaturas que se introducen en los cuerpos de personas, se adueñan de sus mentes
y les fuerzan a realizar las acciones que requiere el invasor para reproducirse.
En Stargate, el imperio de los Goaul'd es una raza que usa a los
humanos como anfitriones y ellos son unos parásitos que utilizan el cuerpo
humano para su beneficio. Pueden vivir muchos años y son quienes dirigen la
evolución humana, cambiando el carácter de hombres y mujeres y, en cierta forma,
intervienen también en la evolución de nuestra cultura.
La serie Stargate
(que significa Puerta a las Estrellas o Puerta Estelar) se inicia en 1994 con la
versión cinematográfica de una novela de Dean Devlin. Posteriormente fue también
llevada a la televisión. Stargate
tiene multitud de referencias a la mitología antigua. El planteamiento se basa
en que dichas creencias mitológicas se fundaron en torno a la llegada de seres
extraterrestres que asumieron el papel de antiguas divinidades. Las más
importantes son la egipcia, la hindú, la escandinava y la griega, aunque nuevas
mitologías, como la maya, la japonesa, la celta o incluso elementos del bien y
del mal (cielo e infierno) de religiones monoteístas actuales también toman
importancia, en especial en las últimas temporadas de la serie, que formalmente
comienza con un segundo viaje expedicionario a “Abydos”, donde el SG1 es capturado por los goa'ulds, que fingen ser
dioses para vivir como parásitos y someter a los pueblos que conquistan
valiéndose de su tecnología avanzada.
Es útil aclarar el concepto de parásito recordando que en
la antigua Grecia había encargados de custodiar y servir la comida en los
banquetes. Se les conocía como los “parásitos”
(de para: al lado de, y
sitos: comida). Con el tiempo, el
término se fue ampliando hasta aplicarse a toda persona que conseguía
alimentarse a costa de otros. La biología incorporó el vocablo a su terminología
científica para definir a los seres que en algunas etapas de sus vidas necesitan
vivir dentro o sobre otros animales o plantas para aprovecharse de ellos.
Porfiadamente convencidos de vivir ajenos a un mundo en
el que estamos inmersos, siempre hemos pensado que lo que consideramos irreal
sólo forma parte de la ciencia ficción, aunque algo perturbadoramente parecido
pudiera estar ocurriendo en la realidad sin que nos demos cuenta. Enceguecidos
por nuestra soberbia, que nos lleva a calificarnos de sapiens y a vivir
convencidos de que somos creados a imagen y semejanza de Dios para señorearnos
en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias y en todo animal
que se mueve sobre la Tierra hemos asumido conductas que resultan
incomprensibles, como lo es, por ejemplo, adoptar una forma de vida social en la
que la mayoría se degrada en nombre de la exaltación de la minoría.
Al igualitarismo que debió existir en los estados
tribales fuimos agregando nuevos elementos, sin llegar a tener conciencia de la
naturaleza de los cambios, sin ser capaces de determinar la consecución final de
controles absolutos, aceptando leves desviaciones de las condiciones vigentes
que sólo consideramos alteraciones menores de las costumbres establecidas. En
este terreno la ciencia ficción abre puertas a lo que parece son realidades
imposibles, como en algún tiempo lo fueron las novelas de Julio Verne. Ocurre
con ello algo así como lo que sucede a muchos científicos – limitados en su
tiempo, espacio y hasta en la información de que disponen – que niegan los
fenómenos paranormales y las evidencias materiales de la presencia actual o
pretérita de otras civilizaciones no humanas sobre la Tierra, tratando de
desvirtuar su existencia o las reiteradas evidencias que así lo demuestran con
argumentos muchas veces candorosamente pueriles.
Por ello – aunque pareciera hermanado a la ciencia
ficción – me he propuesto hacer el presente análisis sobre un protozoo parásito
que eventualmente pudiera dar luz sobre muchas conductas humanas y, a la vez,
ayudarnos a comprender fenómenos como la renuncia o al menos la alteración de
conductas vinculadas a la forma de vida social que hoy nos rige o la que
idealmente debiera regirnos: el toxoplasma
gondii.
El “Toxoplasma
gondii” es un parásito microscópico causante de la toxoplasmosis, una
zoonosis parasitaria considerada en general una enfermedad leve, pero que puede
complicarse hasta convertirse en fatal, especialmente en los gatos y en los
fetos humanos. El gato es su hospedador definitivo, aunque otros animales
homeotermos como los humanos somos también y con alarmante frecuencia sus
hospedadores intermediarios (La homeotermia es el proceso mediante el cual un
grupo de seres vivos mantienen su temperatura corporal dentro de límites,
independientemente de la temperatura ambiental, gracias a que tienen mecanismos
para producir calor en ambientes fríos o para ceder calor en ambientes cálidos,
consumiendo energía química procedente de los alimentos).
El ciclo de vida del toxoplasma gondii tiene dos fases.
La fase sexual del ciclo de vida ocurre sólo cuando parasita en los gatos, sean
domésticos o salvajes, y que son los hospedadores primarios del parásito. La
fase asexual del ciclo de vida puede ocurrir en cualquier animal homeotermo o de
sangre caliente, como otros mamíferos y aves.
En los gatos el toxoplasma reside en la pared del
intestino delgado y sale del hospedero en las heces. Estas contagian ratas y
otros hospedadores intermediarios y, si los parásitos tienen “suerte”, a su hospedero roedor se lo come un gato y el ciclo entero
empieza de nuevo.
En el hospedador intermediario los parásitos invaden
células, formando un compartimiento denominado vacuola parasitófora que
contienen los llamados bradizoitos, la forma de replicación lenta del parásito.
Las vacuolas forman quistes en especial en los músculos, el hígado y el cerebro.
Por estar el parásito dentro de las células, el sistema inmunológico del
hospedador no detecta. los quistes. El toxoplasma gondii se propaga dentro de
estas vacuolas por una serie de divisiones binarias formando los llamados
taquizoitos. La célula infestada se rompe, liberando a los taquizoitos, que son
mótiles, y es la forma de reproducción asexual del parásito. A diferencia de los
bradizoitos, los taquizoitos libres son eliminados por el sistema inmunológico
del hospedador, a pesar de que algunos logran infectar otras células formando
bradizoitos, manteniendo así el ciclo de vida del parásito.
Sabido es que en su comportamiento natural los roedores
tienen una fuerte aversión a los gatos, lo que implica una negativa a
transformarse en hospederos del toxoplasma y a ayudarlos a pasar a su siguiente
albergue. Sin embargo cuando las ratas y ratones son infectados con toxoplasma
cambian su comportamiento, haciendo que se acerquen, en vez de huir del olor de
los gatos. Pareciera que quieren ser devoradas por su más temible depredador lo
que, es indudable, favorece el ciclo del parásito. Es decir se produce lo que la
doctora Joanne Webster, del Imperial College de Londres denomina “la
fatal atracción felina”, empiezan a vagar y a llamar la atención de los
gatos, incluso se sienten atraídos por su olor. La infestación tiene una gran
precisión, en el sentido de que no impacta los otros temores de la rata, tal
como el temor a los espacios abiertos o del olor de alimentos desconocidos.
La forma en que se producen estos cambios en el
comportamiento era bastante extraña y se presumía restringida sólo a la relación
entre ratas y gatos. Sin embargo un trabajo presentado por Manuel Berdoy y su
equipo, de la Universidad de Oxford, demostró que el 33% de las ratas salvajes
están infectadas con el protozoo y también a través de los gatos, hay toxoplasma
en humanos en porcentajes que van desde el 22% en Gran Bretaña hasta el 84% en
Francia. En general, la población mundial está infectada entre un 20% y un 80%
por este protozoo.
Algunos investigadores han ido más allá y constatado
cambios permanentes en el comportamiento humano. Aunque su relación con la
esquizofrenia ya había sido sugerida en 1950, es en el año 2003 cuando el doctor
Edwin Fuller Torres del Instituto de Investigación Médica Stanley, en
colaboración con el doctor Bob Yolken de la Universidad Johns Hopkins logran
constatar que la gente que sufre esquizofrenia es casi tres veces más propensa a
ser hospederos del protozoo o más susceptible a la infección. El doctor Kevin
Lafferty de la Universidad de California en Santa Bárbara, publicó un ensayo en
el año 2006 en el que hace notar la correlación entre niveles de neurosis
establecidos por estudios nacionales en varios países y el nivel de infección de
toxoplasma registrado.
Otros estudios demuestran que los infectados tienen bajos
niveles de reacción y están más propensos a involucrarse en accidentes de
tránsito. El doctor Jaroslav Flegr, de la Universidad Charles en Praga, revisó
la tasa de infección de personas involucradas en tales accidentes, tanto
conductores como peatones, y comprobó que ésta era casi tres veces mayor que la
comparada con individuos que no la habían sufrido. Un estudio parecido, con 446
accidentados de la población en general, encontró 146 de ellos infectados, lo
que ha permitido comprobar que el riesgo de sufrir aumenta 2,65 veces para las
personas que tienen el toxoplasma.
De manera similar el grupo del doctor Jaroslav Flegr
determinó la presencia de toxoplasma en 857 militares del ejército checo y al
someterlos a un cuestionario psicológico, los militares infectados demostraron
un bajo interés por el cambio, menos iniciativa, y menos extravagancia y
desorden que los individuos sin toxoplasma, además de un cociente de
inteligencia más bajo y una menor probabilidad de alcanzar la universidad que
los no infectados. Igualmente se constató la reducción en la “búsqueda
de novedades” que debe entenderse, entre otras posibilidades, como la falta
de iniciativas propias, la resignación ante situaciones dadas y la apatía
manifiesta a alterar ideas o convicciones que se aceptan sin ser lógica o
razonablemente cuestionadas.
En Turquía el doctor Kor Yereli, de la Universidad Celal
Bayar, en Manisa, encontró resultados similares. Después de estudiar la
presencia de toxoplasma en 370 accidentados, se constató que son como cuatro
veces más los que tienen el parásito. Adicionalmente también se ha comprobado
que los hospederos del toxoplasma tienen tiempos de reacción tardíos, menor
capacidad de atención, un aumento en comportamientos de alto riesgo y
sentimientos de inseguridad, lo que podría explicar las elevadas estadísticas de
accidentes de tránsito y muchas veces el comportamiento suicida de sujetos que
son propiciadores directos de impactos de vehículos en carretera por manejar a
altas velocidades, adelantar en zonas prohibidas, invadiendo carriles contrarios
o simplemente ignorando o no logrando llevar a nivel consciente los riesgos que
implican sus conductas.
Las investigaciones sobre el tema han establecido la
evidencia de que la toxoplasmosis humana causa alteraciones en la conducta y
permiten asegurar que causa un síntoma común en hombres y mujeres que consiste
en una mayor disposición a experimentar sentimientos de culpa. Lo más curioso es
que estos efectos difieren según sea el género del infectado. Los hombres
infectados tienen un cociente intelectual más bajo, menor capacidad de
concentración, son más arriesgados, anárquicos, independientes, antisociales,
desconfiados, celosos y malhumorados. Las mujeres contagiadas, sin embargo, se
vuelven más promiscuas, extrovertidas, amigables e inteligentes.
Pero los efectos del toxoplasma no terminan aquí, los
niños que han tenido contacto con gatos, parecen tener mayores probabilidades de
desarrollar, una vez adultos, esquizofrenia y síntomas neuróticos. De hecho hay
una correlación estadística entre el número de neuróticos de un país y la
cantidad de sujetos que tienen o han tenido un toxoplasma habitando su cerebro.
Todo esto lleva a considerar como dignas de atención las
afirmaciones de investigadores – entre otros el doctor Kevin Lafferty – quienes
han postulado que este parásito puede influir o está influyendo en sociedades
enteras haciendo que sus miembros sean más o menos arriesgados, asuman conductas
antisociales con amplia tolerancia al riesgo, prefieran leyes más o menos
estrictas, carezcan de capacidad de reacción ante esos leves o aparentemente
insignificantes cambios que hacen privar la tolerancia a un status definido con
menosprecio a la posibilidad de cambios, etc., llegando incluso hasta tener
consecuencias en los resultados electorales. Esto puede parecer exagerado, pero
lo cierto es que todo es mucho más complejo que lo que son las meras
apariencias.
Cabe preguntarse si un protozoo puede alterar las
conductas y con ello el ámbito de competencia o el libre albedrío del sujeto
pensante, ¿qué pasa con la res cogitans de Descartes? En la filosofía cartesiana
esta expresión designa a las mentes. Es la realidad de la que cabe el
conocimiento más cierto, conocimiento que Descartes describe con la frase "pienso,
luego existo". La característica esencial o atributo de la res cogitans es
el pensamiento, entendido como el "ser
consciente de", y las formas variables de darse o modos del pensamiento en
sentido estricto, la voluntad, los sentimientos, los recuerdos y, en general lo
que llamamos vivencias. Sin embargo, el “ser
consciente de” puede ser alterado por la presencia de un protozoo parásito
que nos infecta, modifica nuestra voluntad y nuestra capacidad de decidir e
inducidos por la “fatal atracción felina”,
arriesgar nuestras vidas e incluso la de nuestros familiares en conductas
suicidas al desplazarnos por carreteras sin el freno de una voluntad consciente
del riesgo a que nos exponemos.
Cabe valorar, dentro de las variables que consideramos
como consubstanciales a nuestra capacidad para decidir, que el yo consciente que
elige racionalmente y el inconsciente freudiano tambalean también como
explicación racional de tales conductas humanas, sin perjuicio de otros
comportamientos que nos resultan incomprensibles y – como ratas – nos
expondríamos voluntariamente a ser manipulados y devorados por quienes nos
necesitan para asegurar su propia supervivencia.
Recordemos que en un tiempo todos creíamos en la
racionalidad del ser humano, pero Freud nos demostró cuánto de nuestro
comportamiento estaba influenciado por la biología y como éste podía ser
alterado por conductas de nuestros semejantes, incorporando en ellos nuestra
propia familia y la sociedad. Cuando la gente consideraba que éramos
individualmente responsables de nuestras acciones, nos enseñó el impacto del
inconsciente en nuestra capacidad para adoptar decisiones y como éste era
moldeado por la sociedad. Cuando todo el mundo creía que la masculinidad y la
feminidad eran roles impuestos por Dios, nos enseñó cómo influía en los mismos
los patrones dinámicos familiares. El Ello y el Superyo, las manifestaciones
psíquicas de la biología y la sociedad, estaban siempre con nosotros, de una
forma o de otra, influyendo en nuestras decisiones, aceptadas siempre como
soberanas.
Adicional a lo expuesto, debemos también considerar que
Darwin nos enseñó que no todos nuestros impulsos se originan en la consciencia,
sino que tienen un origen mucho más oscuro y pueden interpretarse como
adaptaciones de la especie al medio y así nuestras decisiones no sólo no son
completamente racionales, sino que no son tampoco nuestras, del individuo, sino
‘de la especie’, aseveración que
resultaba lógica y plenamente válida hasta que el toxoplasma gondii aparece como
si, de alguna manera, estuviera dando forma a ciertas culturas y conductas
humanas que racionalmente devienen en incomprensibles.
Es difícil aceptar que algunas conductas ni siquiera
pertenecen a nuestra especie, sino que son las estrategias de otros seres, en su
lucha por la vida, con los que estamos en inextinguible comunión. Tal vez nos
estén dando pistas para procurar entender por qué pueblos enteros actuaron como
nómadas vagando 40 años por el desierto, en busca de un destino o tierra
prometida que podían alcanzar en pocas semanas de desplazamiento, dejando a su
paso muerte y destrucción sobre los habitantes de los pueblos que Dios les dio
por heredad, o la razón por la que otro pueblo se desplazó por más de un siglo
en busca de la tierra que les había prometido su Dios principal, el que estaría
señalado por un águila posada sobre un nopal y devorando una serpiente. Es
posible también que nos permita encontrar el punto de partida para determinar
por qué para la inauguración de una pirámide pudieron sacrificarse miles de
prisioneros que formaron cuatro filas de tres kilómetros de largo – según narran
cronistas españoles – o el descubrimiento de miles de cráneos humanos
metódicamente ordenados en lugares destinados a sacrificios humanos, así como el
exterminio de etnias, sin razones válidas para justificarlas.
Todo nos lleva a considerar que al final cada acto, cada
decisión, cada gesto, no es sólo producto de la voluntad humana, creyéndonos
reyes de la Creación, sino el resultado de un sinnúmero de fuerzas colisionando
entre sí, que apenas empezamos a descubrir como posibles, sin que hayamos
realmente intervenido en su adopción. Y muchas de ellas se podrían dar por la
participación de voluntades ajenas o meras infecciones parasitarias que nos
degradan a la simple condición de integrantes de un medio en el que hemos vivido
sin llegar a comprenderlo...