EL FUEGO DEL DRAGON

BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA

Nº 42 – Febrero de 2002

 

Editado por Carlos Alberto Iurchuk

La Plata – Argentina

iurchuk@netverk.com.ar


Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.


 Dossier OVNIS

¿De dónde vienen? ¿Qué pretenden? ¿Por qué no toman contacto?

(Segunda parte)

 

Ignacio Darnaude Rojas-Marcos

Sevilla – España

ignaciodarnaude@galeon.com

 

CAPÍTULO II

¿De dónde vienen?

 

Si existen muy variadas teorías acerca de qué son los ovnis, también abundan las hipótesis que intentan aclarar de dónde vienen. Comenzaremos por hablar de aquellas que dan como origen un punto próximo.

 

Bases secretas en la Tierra

 

Los pilotos de los platillos volantes podrían ser criaturas que comparten la Tierra con nosotros. Desconocidas para la mayoría de los mortales e ignoradas por la ciencia oficial, estos "ultraterrestres" son indígenas de nuestro propio planeta y la causa directa no sólo de la aparición de los ovnis sino de toda suerte de fenómenos psíquicos, paranormales y hasta religiosos. Esta idea, sustentada – entre otros – por el Doctor Jacques Vallée, se apoya en la abundancia de tradiciones orales y escritas sobre estas criaturas que aparecieron en muchísimas civilizaciones anteriores.

Entre las muchas razas que nos visitan, algunas de ellas podrían ser los habitantes de continentes perdidos (Atlántida, Lemuria o Mu) que antes de que éstos fuesen sepultados por el océano buscaron refugio en algún lugar seguro y recóndito de la Tierra, en un recinto de naturaleza material o "etérica" conservando todas sus prerrogativas tecnológicas, entre ellas los dispositivos de avanzado diseño para vencer el espacio.

Sea que provengan de otros planetas y / o planos o de la propia Tierra, de manera transitoria o permanente pueden utilizar recintos especialmente acondicionados como bases de operaciones. Se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que existan bases alienígenas secretas en áreas remotas como la Antártida, Groenlandia, la selva amazónica, las montañas del Tíbet, y muchos otros lugares deshabitados o semiexplotados.

 

Teorías de la Tierra hueca

 

Según Raymond Bernard, no todos los ovnis serían extraterrestres: algunos provienen del interior del globo terráqueo que es parcialmente hueco y posee sendas aperturas en los polos. Se dice que el Almirante Byrd, explorador del Polo Norte, penetró en esta región desconocida, encontrando una tierra de clima templado con montañas, bosques, ríos, lagos, vegetación y vida animal.

Para Brinsley Le Poer Trench, miembro de la Cámara de los Lores británica, este mundo subterráneo habría sido construido por los habitantes de la Atlántida, para protegerse de catástrofes oceánicas y sísmicas. Las dos entradas localizadas en los polos (que habrían sido incluso fotografiadas por los satélites americanos) son las que dan acceso al mundo exterior. Allí se alojan desde hace más de once mil años los "barcos del espacio" que nos visitan en la actualidad. Robert E. Dickhoff y Michael Barton X, también son partidarios de la hipótesis de un mundo subterráneo. Los platillos volantes – según ellos – son oriundos de una gran "conurbación" integrada por siete metrópolis subterráneas, comunicadas entre sí por unos conductos huecos y con aperturas que afloran en el Tíbet, Siberia, América del Norte, Sudamérica y ciertas remotas cumbres montañosas. Fueron construidas por los marcianos que en su día habían acudido a colonizar la Tierra y que se establecieron en ellas con el fin de escapar a la radioactividad que siguió a un conflicto atómico entre Atlántida y Lemuria. Sus naves interplanetarias entran y salen por las mencionadas aberturas superficiales y su propulsión se basa en las corrientes magnéticas planetarias. Sus tripulantes supervisan desde hace muchos siglos el destino de la humanidad.

 

Civilizaciones suboceánicas

 

Antonio Ribera, Will Carson y Otto Binder dan como posible origen subacuático a los ovnis. El setenta y uno por ciento de la superficie del globo está cubierta por las aguas, con profundidades de hasta diez mil quinientos metros (lo suficiente como para sumergir el monte Everest). ¿Qué mejor sitio – nos dicen – para ocultarse de los pobladores de la tierra firme?...

Se han registrado centenares de observaciones de cuerpos raros sumergiéndose en el mar, evolucionando en sus aguas o emergiendo del mismo. A veces con tal asiduidad que han dado pie a especulaciones sobre la existencia de "platillopuertos" como los de la zona de Malasia en el océano Indico o los del golfo San Matías en la Patagonia. Ivan T. Sanderson, uno de los más competentes estudiosos de lo insólito, después de Charles Fort, mantenía la tesis de que en cada medio (agua, tierra y aire) podrían florecer complejas culturas inteligentes separadas entre sí como en compartimentos estancos. Concretamente en el inmenso volumen de agua oceánica habitarían razas conscientes capaces de surcar los cielos en vehículos anfibios.

 

Fenómenos metaterrestres tridimensionales

 

Merece la pena considerar la eventualidad de que los hombres del espacio hayan fundado una civilización que se extienda por todo el universo, sin vinculación particular a planetas específicos, residiendo a perpetuidad en grandes naves superacondicionadas que vagabundean por el espacio libre. En esta concepción de los "Refugios Interestelares", navíos espaciales de considerable volumen podrían albergar a comunidades enteras durante varias generaciones.

Estas naves viajarían de continuo y en diferentes direcciones, con ánimo de satisfacer una curiosidad intelectual y científica, buscando nuevos mundos para habitar. También Galíndez, Peter Sharp y Borret postulan que los platillos volantes serían sondas de comunicación entre la superficie terrestre y sus voluminosas naves nodrizas.

 

Bases en otros planetas y satélites

 

Todos los planetas y satélites del sistema solar han sido, antes o después, considerados bases de procedencia o tránsito de los platillos volantes. La posibilidad de que "ellos" sean de origen intergaláctico pero que hayan organizado "apeaderos" en cuerpos deshabitados de nuestro sistema solar, ha sido formulada nuevamente por Coral E. Lorenzen.

Los Fenómenos Transitorios Lunares (T.L.P.) son modificaciones circunstanciales y de corta duración observados por astrónomos profesionales o aficionados, por astronautas o simplemente registrados en fotografías del cercano satélite. Consisten en transformaciones aparentes y fugaces de la estructura del suelo lunar acompañadas a veces por otros fenómenos: brillos y fosforescencias de variadas tonalidades, nieblas, vapores que dificultan la visión óptica, luces móviles, desaparición y reaparición de pequeños cráteres, súbita visión de un nuevo cráter no apreciado anteriormente, figuras geométricas, estructuras con apariencia artificial, bandas longitudinales claramente diferenciadas del terreno circundante, pequeños promontorios o "cúpulas", etc.

Particularmente en Platón – un círculo de fondo plano con 96 kilómetros de diámetro – se registraron abundantes y llamativos cambios en las cuatro últimas décadas del siglo pasado, reportadas con todo detalle por los miembros de la Royal Astronomical Society de Londres.

Considerando la gran masa de T.L.P. acaecidos durante varios siglos, unidos a determinadas observaciones de notable extrañeza, surge inevitablemente la sospecha de si algunas de estas ocurrencias no tendrían un origen artificial.

 

La clásica hipótesis extraterrestre o E.T.H.

 

Esta es sin duda la más popular de las justificaciones a la incansable presencia de los ovnis en nuestra atmósfera. También es la que más adeptos ha conseguido en la comunidad científica y entre el cuerpo de ufólogos "profesionales". Presupone que estamos ante navíos no terráqueos, construidos por seres inteligentes comparables al Homo Sapiens, aunque tal vez mucho más avanzados en ingeniería, mecánica y sicología que nosotros. Residen en planetas y satélites de naturaleza asimilable a la de la Tierra. Tanto "ellos" como sus "mansiones y moradas" estarían compuestos de materia ordinaria perceptible a los sentidos humanos, es decir, su estructura atómica y molecular sería sólida, física y estrictamente tridimensional.

Para llegar hasta el sistema solar desde remotas regiones del universo, habrían tenido que cruzar vastos abismos siderales y para vencer tan inmensas distancias necesariamente habrán desarrollado dispositivos de desplazamiento espacial de gran eficacia técnica. Es de suponer que hayan superado, de forma que no podamos ni imaginar, el callejón sin salida de la inviabilidad de velocidades superiores a la de la luz, postulado básico, como se sabe, de la teoría de la relatividad de Albert Einstein.

 

 

Hipótesis del no contacto que divierten particularmente al autor

 

A título meramente personal, el autor se inclina por un paquete de hipótesis más o menos extravagantes, según el siguiente orden de prioridades:

 

 

Mundos interpenetrados

 

Según Otto Binder, los ovnis y otros fenómenos conexos pueden originarse en un mundo cuyo grado de vibración esté una octava por encima del nuestro, implicando el concepto de "mundos dentro de otros mundos", interpenetrándose mutuamente. Los habitantes de cada una de estos recintos vibratorios en particular sólo ven, oyen y tocan el sistema limitado de realidad que les ofrecen sus propios órganos sensoriales, capacitados para operar exclusivamente en un tramo muy definido del espectro total de la energía vibratoria. Así tendríamos mundos enteros invisibles al alcance de la mano, estratificados en "capas" o esferas interpenetradas; como si las bandas del interior de una cebolla se solapasen e interpenetrasen unas con otras y, no obstante, se mantuviese una abismal separación vibratoria entre todas ellas. J. B. Hasted, físico y parapsicólogo, sostiene que hay un número infinito de "mundos" que coexisten a su vez en el seno de un número infinito de dimensiones, pero no interaccionan directamente entre sí porque son mutuamente "ortogonales". No obstante, si la conciencia humana fuese capaz de recibir impresiones sensibles de uno de esos recintos diferenciados, quedaría así explicada una gran variedad de fenómenos, tanto ufológicos como paranormales. A efectos prácticos la realidad no es algo absoluto, sino condicional y relativo. Para una mente concreta en particular, su "realidad objetiva" estará en función de en qué dirección, hacia qué "área" específica focalice su atención.

 

Teoría de las realidades alternativas

 

Formulada hacia el año 1966 por Allen Greenfield, plantea que la realidad no es algo fijo y estático, o al menos no lo es en nuestro presente estado de comprensión. Por lo tanto cabe que resultemos atrapados en alguna suerte de determinado estado de realidad, por medio de viajes o transmisiones en una cierta inter-realidad. El universo en el que residimos sería sólo una porción de la totalidad de lo real.

A través de la historia, los habitantes de otras realidades alternativas han estado en contacto con la humanidad, por lo general con ánimo amistoso y en menor grado con propósitos hostiles, en orden a dominar a la población con manipulaciones encubiertas.

En la concepción einsteniana cabe concebir "atajos" espaciales por la producción de curvaturas locales (como los agujeros de gusano). Cuanto mayor es la cantidad de materia, mayor es también la curvatura del espacio en ese punto. Si la masa de un entorno fuese suficientemente grande y se hubiese llegado a un determinado radio de enrollamiento, la curvatura circundante se cerraría sobre sí misma. Su contenido quedaría entonces aislado del resto del complejo espacio-temporal. Tal efecto se traduciría en una sorprendente desaparición de objetos materiales. Un cuerpo espacial que estuviese animado de una velocidad próxima a la de la luz adquiriría – según la Teoría de la Relatividad – la masa necesaria para cerrar sobre sí mismo su propio campo gravitatorio. Pasaría de esta manera a otro plano diferente al del universo observable. Fuera de éste, la materia no estaría sometida a las mismas leyes físicas que rigen normalmente en su interior, pudiendo desaparecer y reaparecer en otros puntos del espacio, en escasísimo tiempo. Esta teoría ha sido propuesta por Schwarzschield.

Similares especulaciones hace Luis Schöenherr. Según este investigador los viajeros proceden realmente del espacio exterior, pero durante sus desplazamientos utilizan la cuarta dimensión para vencer las grandes distancias intersiderales. Es decir, son tridimensionales y se originan en nuestro mismo continuum de espacio-tiempo, pero para viajar fuera de él se valen transitoriamente de artilugios de la tecnología tetradimensional. Para evitar "cruzar" extensiones longitudinales, producirían con su avanzada técnica unas curvaturas locales en el espacio que ha de ser vencido; una vez conseguido esto, ellos simplemente empezarían a surgir ante nuestra vista.

 

Otros sistemas de realidad

 

Los ovnis vienen de un universo de cuatro dimensiones, opina Raoul Foin; sus frecuentes desapariciones instantáneas se explicarían por la súbita transferencia al futuro, donde no les podemos percibir. Así pues, no surgen del espacio sino del tiempo. Podrían ser practicantes de la regresión temporal, que se complacen en examinarnos como a sus ancestros.

Otto Binder sugiere que serían seres de una diferente "zona del tiempo" y por ello sin existencia real, sólida y tangible en nuestro tiempo. Más bien se trataría de meras proyecciones a través de la barrera temporal.

Para John A. Keel, John R. Young y el Doctor Stannard, es posible que nos estemos topando con seres inteligentes de un "universo negativo" integrado por antimateria, que coexiste con el nuestro o lo interpenetra sin que seamos conscientes de ello. Aquello podría explicar el por qué tanto de los platillos volantes, del poltergeist, de las extrañas materias que caen inexplicablemente del cielo, etc.

Otra de las hipótesis postula que los ovnis no se originan con el convencional espacio exterior, sino que pertenecen al "espacio interior" del hombre. Para Matt Graeber, lo que hoy llamamos ovnis se denominó en otros momentos de la historia: visiones, dioses, santos y ángeles.

 

CAPÍTULO III

¿Qué pretenden?

 

Partiendo de la base de que no hay una sola explicación para el fenómeno ovni, se comprenderá que es obvio que las teorías acerca de sus objetivos también sean muy variadas; hay quienes aseguran que los supuestos extraterrestres vienen a destruirnos o esclavizarnos y otros, por el contrario, suponen que su cometido es "civilizarnos", enseñarnos y protegernos.

 

Raptos y Cyborgs humanos

 

Según Jacques Scornaux, algunos humanoides podrían ser mortales capturados por los extraterrestres y sometidos a obediencia por los seres que comandan los ovnis. De esta manera, y si así les interesare, podrían explorar detalladamente el planeta con el concurso de estos biorobots teledirigidos, sin necesidad de que ellos se manifiesten directamente. Por manipulación genética han podido desarrollar innumerables razas de cyborgs humanos, cada una de ellas adaptada a las misiones especializadas que ha de desempeñar mezclada entre nosotros, del mismo modo que los ingenieros pecuarios crían centenares de especies caninas para la caza, guardería, cuidado del ganado, salvamento de personas, carreras, etcétera. Las misteriosas desapariciones de seres humanos que parecen volatilizarse en el aire son una constante en los archivos policiales. Por otra parte, se sabe de varios casos en los que grotescos tripulantes de ovnis han aparecido acompañados de otras personas idénticas a los humanos terrestres. Los "contactados" a su vez indican que los alienígenas raptan – con diversos fines – a numerosos hombres y mujeres del medio terráqueo, siempre con el consentimiento consciente o inconsciente de los implicados.

 

Fenómenos de Mimetismo y Camuflaje

 

Según John A. Keel, los ultraterrestres se nos han aparecido en el pasado asumiendo las formas fingidas que mejor cuadraban a los rasgos psicológicos y temperamentales de cada comunidad y sistema de creencias. En la segunda mitad del siglo XX remedan vehículos de lejanos planetas, porque es lo que mejor se adapta a la mentalidad tecnocrática de los nuevos tiempos. Y en el futuro seremos testigos del flujo en nuestro continuum de espacio-tiempo de una gama de fenómenos todavía mucho más extraños, anómalos y misteriosos que los objetos no identificados contemporáneos. Los ovnis y humanoides camaleónicos representan ante nuestra perpleja mirada lo que Jean Robin ha motejado como "La Gran Parodia": una magnum opus de teatro cósmico, montada con tantos actos y sofisticadas escenas cual una excelente comedia de Shakespeare. He aquí algunos de los personajes y situaciones falsificados que, en el decurso del tiempo, han sido urdidos por los habilidosos del cielo:

 

 

La ideología alienígena habría precedido masivamente y en el campo de lo inobservable (novelas baratas por entregas), a lo que ocurriría mucho después; de esta manera se habría hecho una preparación sibilina de la mentalidad popular con el fin de introducir progresivamente la noción de una multiplicidad de culturas en el cosmos.

 

Implicaciones cataclísmicas

 

Por una oscura relación de causa y efecto que algún día descubriremos, el origen de los ovnis está ligado con eventos tales como huracanes, grandes tormentas, terremotos, erupciones volcánicas y otras hecatombes que siempre se han considerado obra de fuerzas ciegas de la naturaleza.

Los ovnis se suelen concentrar en estas áreas conflictivas por razones que se desconocen. Alberto Perego mantiene que están vinculados con una interminable serie de lo que el público toma por "accidentes" aleatorios, pero que a su juicio exhiben características que le llevan a calificarlos como intencionales. Efectivamente se nota una sospechosa repetitividad en determinados siniestros-tipo: caída de aviones, explosiones en portaaviones norteamericano cerca de China y Vietnam, trenes con combustibles químicos, convoyes de armas y municiones, colisiones de vehículos que transportan emigrantes y peregrinos religiosos, fulminantes incendios en asilos de ancianos y en hogares donde hay niños solos, etc. También se han registrado oleadas de calamidades con una frecuencia aparentemente superior a la media del azar, en ciertas áreas geográficas (Filipinas, Colombia, Pakistán) y durante épocas de miedo, odio violento e intensas agitaciones sociopolíticas. Los antiguos ya lo sabían, pues consideraban a los "escudos ardientes" del cielo como signos de mal agüero, anunciadores de seguras desgracias.

En opinión de Ramatís y otros "contactados", las adversidades destructivas no tienen nada de fortuitas, sino que son cuidadosamente preparadas por eficientes equipos de especialistas angélicos.

El motivo de fondo para que los ingenieros siderales programen con tanta meticulosidad dolorosas experiencias individuales o colectivas, no es disfrutar ejercitando una crueldad gratuita; muy por el contrario, ellos saben que las que parecen terribles desgracias de la vida nos son muy necesarias; más aún: resultan imprescindibles para el progreso interior y cumplen – aunque de ninguna manera lo parezca – una utilísima función catártica. Los infortunios, administrados con sabia oportunidad, constituirían la técnica de máxima eficacia conocida a fin de purificar moralmente el alma y el vector psicológico del individuo. Y sobre todo optimizan, en conjunto y a largo plazo, la velocidad de desarrollo evolutivo y espiritual de los seres conscientes.

 

Un sistema de Control

 

El fenómeno ovni, según Jacques Vallée, sería la manifestación de una realidad que trasciende al tiempo y al espacio. Ya es hora de que reconozcamos que el estudio de estos fenómenos no compete a la ciencia sino a la "Inteligencia", es decir, a los servicios de contraespionaje.

Existe un elaborado sistema de control metalógico del planeta Tierra, que ha entrado progresivamente en funcionamiento a partir de la Segunda Guerra Mundial, cuando los viejos mitos se han vuelto inservibles. Este nivel de intervención en la sociedad terrestre funciona como un regulador de su desarrollo, e influye en la conducta del género humano. Los ovnis constituyen una manifestación simbólica, una poderosa imaginería proyectada para alterar los sistemas individuales y colectivos de valores y comportamientos. La tecnología ufológica distorsiona el sentido de realidad del observador y afecta a la conciencia humana con sofisticadas técnicas psicotrónicas, en orden a generar transformaciones psicosociales, políticas y económicas en la biosfera cerebrada de este planeta.

Los ovnis serían dispositivos que originan una deformación en la estructura de realidad del espectador, con el propósito deliberado de proyectar imágenes y representar escenas, a modo de un gigantesco drama teatral, diseñadas para cambiar nuestro acervo de creencias.

"Ellos" constituyen una bomba social de relojería y ejecutan sus papeles en un vasto plan de seducción subliminal; cuidándose mucho de tomar sus conceptos ideológicos de los propios arquetipos básicos del género humano, con lo que buscan forzar un cambio global del comportamiento colectivo. El mecanismo de vigilancia del medio humano que utilizan los ovnis, podría estar localizado en el espacio exterior. Esta ingeniería anímica seria tal vez originada en otro mundo y es, a la vez, física, psíquica y espiritual, capaz de un hábil amaño de la mentalidad pública.

¿Podrían ser, en última instancia los "Manipuladores" nada más que un grupo humano, que ha conseguido ostentar una forma muy avanzada de poder psicotrónico?... Debemos considerar también que las riendas se manejan desde "Magonia", una suerte de universo paralelo imbricado con el nuestro, pero inaccesible tanto a los sentidos como a la razón del hombre ordinario. El tiempo en Magonia no fluiría a la misma velocidad que en la Tierra, ni el espacio allí sería una mera extensión longitudinal como nos enseña la ciencia física.

Algunos dicen que los ovnis son un cuerpo de policía estelar que trabaja como guardas-jurados para protegernos de la eventual agresión de hordas alienígenas e imperialistas. Al mismo tiempo, también se ocupan de impedir nuestras expediciones de conquista al espacio exterior y del que estalle una Tercera Guerra Mundial, la que podría desaparecer la biosfera terrestre y originarse una deflagración atómica en cadena que haría peligrar seriamente el equilibrio y la seguridad del mismo sol y su familia de planetas. Según muchos "hombres-contacto" que aseguran recibir mensajes de otra dimensión, los moradores de los mundos vecinos tomarán contacto con nosotros y de forma contundente, para neutralizar con métodos coercitivos la hecatombe de un conflicto nuclear, rompiendo así, por tan graves y justificados motivos, su tónica acostumbrada de no-contacto.

Dan Lloyd postula que en el universo hay ciertas categorías de seres espirituales cuyo propósito es obstaculizar la verdadera evolución de la humanidad. Inducen deliberadamente conceptos materialistas para evitar el libre pensamiento e impedir que el auténtico conocimiento espiritual sea aplicado en las actividades humanas vitales: educación, medicina, ciencia, arte y religión. Estas personalidades malignas eran ya bien conocidas en la antigua Persia con el nombre genérico de Arimán y como Satán, en la Biblia. Estarían sembrando la ilusión de que máquinas físicas están llegando a la Tierra cargadas de hombres corporales del espacio exterior, es decir alienígenas, lo que no sería más que un gran cuadro alucinatorio inducido a propósito.