EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 30 – Febrero de 2001
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
Importantes detalles de casos claves
(Segunda parte)
Milton W. Hourcade
Virginia – Estados Unidos
(Nota de Carlos Iurchuk: En éste y el anterior boletín se reproduce íntegro, con autorización expresa del autor, el capítulo VIII del libro escrito recientemente por Milton W. Hourcade "OVNIs: La agenda secreta".)
"Las acciones humanas se basan en la imaginación, la creencia y la fe, no en la observación objetiva...
Y quien controla la imaginación humana podrá conformar el destino colectivo de la Humanidad, a condición de que el origen de este control no pueda ser identificado por el público".
Dr. Jacques Vallée
Kyushu, Japón – 1948
"The Hynek UFO Report" es un libro recomendable, que supongo muchos Ovnílogos han leído oportunamente, aunque la ausencia de una versión en español, --hasta donde sé-- puede haber impedido una mayor difusión de la obra, y generado su desconocimiento por parte de los investigadores hispanoparlantes.
Hynek relata varios casos, muchos de ellos tomados de los archivos oficiales de los Proyectos Sign y Blue Book, los analiza y comenta, poniéndolos como ejemplos de las categorías que él creó para clasificar los casos-OVNI.
El que nos ocupa es un informe que el Proyecto Sign recibió en el otoño de 1948, "describiendo el encuentro de un avión F-61 con dos a seis objetos voladores no identificados" (página 134). Hynek dice que el caso ocurrió aproximadamente a las 11:05 PM del 15 de octubre de 1948, a unas 50 millas al Noroeste de Fukuoka, frente a la costa Noroeste de Kyushu.
El 28 de enero de 1949, --¡3 meses después!-- el Teniente 2do. Barton Halter del Escuadrón 68 de Combate, que era el operador del radar del F-61, presentó un informe escrito.
Hay algo muy interesante en este caso, que Hynek lo presenta como un ejemplo de captaciones por radar. Algo que también ocurrió en otros casos de detecciones radáricas, entre ellos el famoso de Washington D.C. referido más arriba. Para ponerlo en las propias palabras de Hynek, y para que los lectores queden pensándolo:
"Informes de Inteligencia procedentes de fuerzas aéreas del Extremo Oriente indicaron que los OVNIs tenían que haber 'llevado equipo de advertencia de radar', porque el 'objeto parecía conocer dónde estaba el F-61 todo el tiempo'".
Y lo mejor es la conclusión del deponente, quien expresa (la negrita es mía): "En mi opinión, se nos mostró un nuevo tipo de aparato aéreo por alguna agencia desconocida para nosotros..."
McMinville, Oregon – 1950
Tal vez uno de los mejores análisis que se hayan hecho de fotografías de objetos de formas no-convencionales, se encuentre en el trabajo de científicos del grupo de la Universidad de Colorado, que bajo el contrato No. F44620-67-C-0035 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, proveyó el "Scientific Study of the Unidentified Flying Objects" ("Estudio Científico de los Objetos Voladores No Identificados", Bantam Books, N. York, enero de 1969, 965 páginas).
Y unas de las favoritas son sin duda, las obtenidas por Paul Trent, de McMinville, Oregon, el 11 de mayo de 1950.
Quien estuvo a cargo de estudiar el caso, no fue un experto específicamente en el área de fotografía, sino un profesor adjunto del Laboratorio Lunar y Planetario de la Universidad de Arizona, que recibió su doctorado en Astronomía, y que hizo fotoanálisis lunar y planetario en México, Hawaii y en campos volcánicos de Arizona, -según se establece en las páginas 939 y 940 del mismo informe. Se trata del Dr. William K. Hartmann.
Hay algunos aspectos en torno al caso y a la opinión de quien obtuvo las fotografías, que merecen ser especialmente tenidos en cuenta.
Por ejemplo, en el informe, el Dr. Hartmann escribe en la página 398: "En cuanto al origen del OVNI, el Testigo II remarcó tanto en su momento como en 1967 que él pensó que era un aparato secreto de los Estados Unidos" y a continuación transcribe palabras pronunciadas por el propio señor Trent: "...se escucha mucho sobre esas cosas... yo no creía en todo lo que se conversaba antes sobre los platillos volantes, pero ahora tengo idea de que el Ejército sabe qué es lo que son".
Hartmann cuenta que el testigo no buscó publicidad, admitiendo que estaba "como asustado por eso" y "temeroso de que se meterían en problemas con el 'gobierno' y de ser molestados por la publicidad".
Sin embargo --cuenta Hartmann-- "El reportero del McMinville Telephone Register Bill Powell supo de la observación por dos banqueros de McMinville, Ralph y Frank Wortman, y rastreó la historia".
Y mucha atención a lo que sigue: "Encontró los negativos en el piso, debajo de un sofá-cama donde los hijos de los testigos habían estado jugando con ellos".
Esto es totalmente insólito, casi increíble. A mi me lleva a hacer tres consideraciones:
1) Los testigos no pensaron que eso que fotografiaron era nada extraordinario.
2) Los testigos hicieron un truco pensando en explotarlo comercialmente, luego temieron las consecuencias que eso les pudiera traer y entonces dejaron los negativos sueltos dentro de la casa, y hasta toleraron que sus hijos jugaran con ellos; o
3) Los testigos duplicaron los negativos, y esos con los cuales jugaban los hijos, no eran los originales. Pero no hay elementos de juicio de ningún tipo para sostener esta última opción, por lo que sería una mera especulación.
Hubo además, una contradicción esencial en la que no conozco que investigadores del tema hayan reparado siquiera, o lo hayan hecho suficientemente: Hartmann relata en la página 399:
"El viernes y sábado, 9 y 10 de junio, los diarios de Portland, Oregon, y Los Angeles, relataban la historia. La revista Life publicó las fotos la semana siguiente. Los testigos aceptaron una invitación para aparecer en un programa de televisión 'We the People' en Nueva York"...
¡Menos mal que "no buscaban publicidad"!
La revista Life nunca le devolvió los negativos a los testigos. Primero les dijo que se habían traspapelado, y luego les prometió enviárselos por correo a Oregon, lo que nunca sucedió. Hartmann relata que "con la cooperación de Life el proyecto de Colorado descubrió que los negativos de 1950 habían estado en posesión de International News Photo Service que posteriormente se fusionó con United Press International".
Hubiera sido interesante saber cómo los negativos pasaron de Life al International News Photo Service, si esta empresa pagó y cuánto por esos negativos, por qué aparentemente no los usó más, y quiénes eran los verdaderos propietarios de la citada empresa fotográfica. Ni Hartmann ni el grupo de la Universidad de Colorado se preocuparon en averiguar o en dar a conocer nada de eso. Tal vez, no fuera conveniente...
Base Otis de la Fuerza Aérea – 1950
"The Hynek UFO Report" relata en la página 139 un caso de radar ocurrido el 21 de septiembre de 1950. Lo que documenta el caso es una carta del Mayor Tuttle, un Oficial meteorólogo del Ala 33 de Combate, en la Base Otis de la Fuerza Aérea, en Massachusetts.
El Mayor detectó un blanco en el radar y le advirtió a pilotos que en ese momento volaban un caza a reacción F-86. Los pilotos indicaron que no vieron nada, y el Mayor Tuttle comenta que eso no es sorprendente "considerando la velocidad del objeto y que el mismo puede haber pasado varios miles de pies por encima o por debajo de ellos".
El Mayor comenta entonces: "lo que más me molesta es que daba un muy buen eco de radar, lo que implica superficies irregulares y un tamaño comparativamente grande, lo suficientemente grande como para que los pilotos pudieran tener una buena posibilidad de verlo.
Es altamente posible que me esté metiendo en algo que no es de mi incumbencia, pero por otro lado, puede ser algo que a la Fuerza Aérea le agradaría conocer si es que ya no lo sabe".
Muy sensato y prudente por cierto, el Mayor Tuttle en su informe.
Claro, en el año 1950 se estaba aún lejos de desarrollar las tecnologías de lo "Stealth", lo oculto, furtivo, y no detectable por el radar, que es una fase superior de la tecnología militar actual. Más adelante, me ocupo de ella.
Isla de la Trinidad – 1958
16 de enero de 1958, pleno Océano Atlántico, verano, Brasil, Año Geofísico Internacional.
Mucho científico y equipo e instrumental haciendo experimentos e investigaciones por todas partes del mundo.
Un buque escuela de la Marina de Guerra del Brasil, el "Almirante Saldanha", y un fotógrafo profesional a bordo, en una época en que el tema de los OVNIs estaba en la zona "al rojo vivo" luego de la serie de artículos publicados en la revista "O'Cruzeiro" por el Ingeniero Joao Martins.
Entonces, algo se divisa en el cielo a la distancia. Ya había ambiente psicológico en el barco de que en días anteriores los "discos voadores" habían estado rondando el área. Se había perdido un globo sonda. Otro apareció pero no soltó su carga útil. La natural impresionabilidad y sugestibilidad que es patrimonio de los brasileños, se unió para poner un marco perfecto.
Apareció algo volando, y no faltó quien emulando a Juan Rodríguez Bermejo, el marino que viajaba con Colón y que a las 2 de la madrugada del famoso 12 de octubre de 1492 gritó "¡Tierra!", gritó 466 años después "¡Olha o disco!", ''Vean el disco", y fue así, --como dice el Génesis. El grito puso en alarma a todo el barco, y ni corto ni perezoso, Almiro Barauna, el fotógrafo profesional, alistó su Rolleiflex, y sacó varias tomas.
Barauna era un fotógrafo "free-lance". El Agregado Naval de la Embajada de los Estados Unidos en Brasil, Capitán M. Sunderland, dice textualmente en un informe oficial remitido 11 de marzo de 1958: "Este caballero tiene una larga historia de trucos fotográficos y es bien conocido por ítems tales como falsas fotografías de tesoros en el fondo del océano".
Esta es la clase de individuo que tomó las fotos. Luego reveló el negativo en el propio barco, y lo mostró al Capitán del navío, pero... no sacó allí copias ni ampliaciones. Su rollo en el bolsillo, se lo llevó a su casa, y luego de procesarlo, aparecieron las fotos que han dado la vuelta al mundo.
Son fotos evidentemente retocadas. Un estudio minucioso de las mismas demuestra que no hay coincidencia en la forma de lo avistado entre unas y otras. Ora aparece un objeto claramente oval, con una línea al medio atravesándole, que hace recordar al planeta Saturno, ora es una línea alargada, apenas abultada en la parte central.
Pero por fortuna, el Dr. Hynek al reproducir dos de las fotografías, en "The Hynek UFO Report" lo hizo de tal suerte que la que ocupa el lugar inferior de la página --la undécima de las páginas de ilustraciones, sin numerar-- permite verificar notoriamente que se trata de un avión, allí tomado de frente.
Tengo al respecto una jugosa anécdota. Yo me di cuenta de esto en 1985. Sin decir de qué se trataba, llevé el libro al asesor fotográfico del C.I.O.V.I., el señor Mario Borgunder, experimentado fotógrafo profesional, miembro activo del Foto Club del Uruguay, con vastos conocimientos de fotografía, y con negocio instalado desde hace muchos años en Montevideo, la capital. Y le dije a Mario, "quiero que me saques una ampliación de esta foto, y que la trabajes para lograr la mayor nitidez posible".
Borgunder hizo un trabajo excelente. Y cuando tuvo la foto lista me la entregó. Entonces le pregunté: ¿qué es esto?, y sin titubear un ápice me respondió: "Un avión visto de frente". Me alegro, le dije, yo pienso lo mismo. Y entonces le expliqué el origen de la foto, y cómo ese objeto había sido hecho pasar por una extraña nave extraterrestre.
Lo que queda por hacer, es identificar el avión. En eso estoy, y si lo logro antes de terminar este libro, aquí constará. Tiendo a pensar que bien pudo haberse tratado de un Avro Vulcan británico. Un extraordinario bombardero con alas en delta. Bastaría que alguno de estos aviones hubiera utilizado la Base de la Real Fuerza Aérea británica de Isla Ascención, también en pleno Océano Atlántico, y no demasiado distante de la Isla de la Trinidad.
En 1993, me dirigí al Museo Nacional del Aire y del Espacio, en Washington D.C., perteneciente a la prestigiosa Institución Smithsoniana, inquiriendo al respecto, adjuntando fotocopias de la foto aparecida en el libro del Dr. Hynek, y un dibujo interpretativo de mi parte.
En carta fechada el 27 de julio de ese año, Dan Hagedorn, de la División Archivos, me respondió.
Ante las posibles alternativas de explicación que yo le ofrecía, un Blackburn "Buccaneer", el Avro 698 "Vulcan" o el Avro experimental 707, o un Hawker P.1052, el señor Hagedorn me escribió:
"El primer 'Buccaneer' no voló hasta el 9 de julio de 1958, mientras que el Avro 698 "Vulcan" y el Avro 707 experimental serían difíciles de explicar lejos de las costas de Brasil, así como con el experimental Hawker P.1052. Pensamos que hay una mayor posibilidad de que el avión en cuestión fuera de origen local brasileño. Sugerimos que podría ser uno de los Gloster Meteor F.8's adquiridos por la Fuerza Aérea Brasilera aproximadamente por entonces. Aunque sus fotocopias no revelan mucho detalles, la vista frontal de un Meteor F.8 (ver fotocopia adjunta) puede presentar ese aspecto más bien "abultado" representado por la mejor de sus tres fotocopias".
El problema es que el Gloster Meteor F.8 tiene sus motores muy separados del cuerpo del avión, ubicados en la mitad de cada ala. Eso no encaja con la figura fotografiada. En cambio, las tomas de aire de los motores del Vulcan, están justamente en el lugar en que correspondería a lo que se aprecia en el objeto fotografiado.
Por otra parte, sería insensato pensar que los marinos brasileños no reconocieran un avión de su propia Fuerza Aérea. Pero no sucedería algo semejante, con un avión de una potencia extranjera, desconocido o muy poco conocido en el área, en aquel entonces. Tal el caso del Vulcan.
La autonomía del bombardero, le permitía perfectamente bien trasladarse desde Isla Ascención a la Isla de la Trinidad y retornar a su base. Téngase en cuenta que fue precisamente desde la base de la Isla Ascención desde donde los Avro Vulcan despegaron para sus operaciones de guerra en las Islas Falkland (como las llaman los británicos) o Malvinas, como preferimos llamarles en el Río de la Plata.
Es obvio que yo efectué la consulta al National Air and Space Museum, sin decir para nada que esa era una de las fotografías de un pretendido "OVNI".
De lo que no me cabe duda es que se trataba de un avión, y que Almiro Barauna retocó todas las fotos en su laboratorio, para producir las que luego recorrieron el mundo y posiblemente le deben haber dado ganancias por su venta.
Boianai, Papúa – 1959
El caso ocurrido a una misión religiosa Anglicana en Boianai, Papúa, Nueva Guinea, el 26 y 27 de junio de 1959, ha sido uno de los que más vueltas dio al mundo, en su momento.
En su favor tenía: 1) que había múltiples testigos; 2) que todos pertenecían a la misma Iglesia; 3) que el Padre William Melchior Gill fue también testigo y respondía por la veracidad de las demás personas, a las que en su momento interrogó por separado y les hizo hacer dibujos de lo avistado, los que --con las diferencias que son de esperar-- coincidían esencialmente en describir una misma nave, idénticos tripulantes, y la misma actitud.
Es un caso en el que hay un contacto o mejor aún, un intercambio inteligente. Cuando la gente que está al aire libre, ve la nave flotando, les hace señas con luces, moviéndolas a izquierda y derecha. La nave responde haciendo lo mismo. Otro tanto ocurre en sentido vertical. Finalmente, los de Papúa hacen señas levantando sus brazos, a manera de saludo, y los tripulantes de la nave les responden.
Me voy a referir a dos aspectos sustanciales del relato del Padre Gill, quien dice sobre el avistamiento del día 26:
"A medida que lo observamos, salieron hombres del objeto y aparecieron en la parte superior del mismo, en lo que parecía ser un puente arriba de un enorme disco. Eran cuatro hombres en total, ocasionalmente dos, luego uno, luego tres, y después cuatro: notamos las varias veces que los hombres aparecieron" (The Hynek UFO Report, pág. 220).
El día 27, Annie Laurie Borowa, una de las nativas de la misión, corre a advertirle al Padre Gill que la nave ha vuelto, y entonces relata el religioso:
"...Permanecimos al aire libre para observar. Aunque el sol se había puesto (detrás de las montañas), aún hubo bastante luz por los siguientes quince minutos. Vimos figuras aparecer en la parte superior --cuatro de ellas-- no cabe duda de que eran humanos" (op. cit. pág. 220).
El mismo Dr. Hynek se interesó por el caso, y bastante tiempo después de ocurrido, entrevistó al Padre Gill. Relata entonces Hynek:
"Cuando le hablé al Padre Gill en Melbourne, le pregunté, sin embargo, acerca de esto. Su respuesta fue: "Mirando retrospectivamente, me pregunto a veces acerca de mi mismo. Yo pensé, también, que tenía que ser simplemente un nuevo aparato de ustedes los estadounidenses" (op. cit. págs. 221-222).
Y si esto no fuera suficiente, el propio Hynek, comenta en la página 223:
"Aparentemente otros, además del Padre Gill, sintieron que los estadounidenses tenían algo que ver con lo que habían observado (y entonces era más seguro irse a cenar)".
Porque ha de saberse que el Padre Gill, y luego de él otros en la Misión, no se quedaron más viendo el objeto, sino que ¡se fueron a cenar!
Es cierto que Hynek a renglón seguido, en la misma frase, culmina con este ingenuo comentario:
"¡Lamentablemente, la Fuerza Aérea no puede acreditarse tener un aparato que puede flotar a pocos metros de altura sobre el suelo, lo suficientemente cerca para que los observadores individualicen hombres y que sin embargo sea completamente silencioso!"
Casi está demás que me permita destacar el hecho de que el propio Dr. Hynek admite lo más importante del caso, que el aparato estaba suficientemente cerca de los observadores, como para individualizar hombres. Si el aparato pertenecía o no a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, o a lo mejor a la Marina de Guerra del mismo país, o a otro país, esa no es la cuestión.
Lo que queda claramente testimoniado, y no controvertido por nadie, es que el artefacto era un producto de tecnología humana, porque el mismo estaba tripulado por hombres.
"EC-III" en Texas – 1966
Como preámbulo a este caso, quizás cupiera reflexionar acerca de cuán compleja es la naturaleza humana. Partiendo de esa complejidad, --a veces difícil de desentrañar-- uno puede al menos admitir que un Astrofísico, un profesor universitario de Astronomía, un científico asesor del Blue Book, pueda mencionar un caso omitiendo elementos tan importantes como la fecha y hora en que ocurrió.
O lo que es aún peor, ¿cómo es posible que nos presente como un ejemplo de lo que él llamó un Encuentro Cercano del Tercer Tipo --presuntamente con entidades procedentes de no se sabe dónde-- un suceso en el cual, lo único que cabe pensar es en un artefacto militar, y un piloto tan terrestre como cualquier otro?
Pero, para ser más justos, tal vez corresponde hacer un lugar para admitir cuán complicadas son algunas situaciones en las que una persona puede encontrarse que, para poder emitir un mensaje, o decir algo, debe valerse de estratagemas y de formas sutiles, en la esperanza de que alguien capte el contenido esencial. Sólo pensando en esto último, tengo un consuelo al exponer lo que sigue, en palabras textuales del Dr. Joseph Allen Hynek, al relatar este caso de las página 208 a la 210 de su libro "The Hynek UFO Report":
"Aquí hay otro relato de un Encuentro Cercano del Tercer Tipo, esta vez por un instructor civil de la Base Sheppard de la Fuerza Aérea, en Wichita Falls, Texas. Según el Blue Book, él se encontraba conduciendo su automóvil por la carretera cuando localizó un objeto de aspecto extraño estacionado de tal manera que bloqueaba la porción exterior de una señal de curva en la ruta (o sea, justamente antes de una vuelta del camino). El objeto tenía la apariencia de un avión convencional pero sin alas o motores. Había una burbuja tipo plexiglás en la parte superior, similar a la cabina de un B-26. A medida que el observador se aproximó, notó que un hombre que lucía una gorra de béisbol (!) entró en el objeto por una escalera que estaba en la parte trasera. Luego que el hombre entró, el objeto comenzó a elevarse del pavimento y se encaminó en una dirección hacia el sureste a aproximadamente 700 MPH. El objeto tenía luces delanteras y traseras que eran brillantes. Al elevarse del suelo, se escuchó un sonido parecido a una perforadora de alta velocidad más el sonido de una varilla de soldar cuando se dispara un arco".
En una descripción a la Associated Press, publicada por el diario "TheTimes-Herald" de Dallas el 27 de marzo de 1966, Eddie Laxon, el testigo de 56 años de edad, declara:
"A medida que me aproximé, vi que el vehículo tenía la forma de un pez perca, visto de costado. Noté también una cabina de plástico en el frente. De costado vi las letras TLA, siendo las dos últimas de 38 pulgadas... Cuando un hombre que vestía lo que parecía ser un gorro de mecánico con la visera levantada, subió por una escalera hacia el objeto".
Cabina de plexiglás, escalera, letras, un hombre con una gorra. Todo visto bien de cerca, al punto que el testigo le nota la visera levantada. Un aparato estacionado casi al borde de una carretera, que tiene luces delanteras y traseras, de lo que se deduce que cumplía con las normas de tránsito, o de tráfico aéreo... "Encuentro cercano", sin duda, pero... ¡con un muy terrestre aunque no convencional aparato!
¿Acaso puede inferirse alguna otra cosa?
Afortunadamente Hynek no es nuestra única fuente de información sobre este caso. Un gran estudioso del tema OVNI, el Astrofísico y matemático francés Dr. Jacques Vallée, también se refiere al mismo -pero no con el propósito de ponerlo como ejemplo de un ECIII- en su memorable obra "Pasaporte a Magonia" (Plaza & Janés, S.A., Barcelona, España, 1972, 459 páginas).
Así, en las páginas 172 y 173, Vallée nos aporta en primer lugar, la información espacio-temporal necesaria para cualquier posterior análisis o estudio de un caso, y transcribe declaraciones textuales del testigo, que no tienen desperdicio alguno.
Advierto previamente, que hay una diferencia en cuanto al Estado en el cual tuvo lugar el incidente. Según Hynek, es Texas, según Vallée, es Oklahoma. Esto tiene sin embargo, una posible y lógica explicación. Es probable que el testigo viviera en Temple, Oklahoma, y se dirigiera hacia el Sur, por la ruta 44, hacia la Base Sheppard, de la Fuerza Aérea, en la cual trabajaba, que está en Wichita Falls, Texas. Ocurre que entre Temple y la Base Sheppard, hay 30 kilómetros de distancia.
Me inclino a pensar que el caso haya ocurrido cerca de Wichita Falls, próximo a la Base, sede de los Escuadrones de Entrenamiento 80 y 82.
Relata Vallée entonces:
"El 23 de marzo de 1966, en Temple (Oklahoma), W. E. Laxson, de cincuenta y siete años a la sazón, instructor civil de la Aviación estadounidense, iba en su coche hacia el Sur, a las cinco de la mañana, en dirección a la Base Aérea Sheppard, cuando encontró la carretera bloqueada por un gran objeto de las dimensiones de un 'Douglas C-124 Globemaster', sin alas ni motores, descansando sobre patas extensibles. Un hombre vestido con un mono y tocado con una especie de gorra de béisbol, parecía estar examinando algo en la parte inferior. Cuando se le preguntó qué aspecto tenia ese hombre, Laxson contestó:
Era un vulgarísimo mecánico militar..., o un jefe de tripulaciones, o un miembro de esas tripulaciones de tierra. Sostenía una lámpara en su mano derecha y estaba casi arrodillado sobre la rodilla del mismo lado, mientras con la mano izquierda tocaba la parte inferior del fuselaje, que se encontraba a un metro del suelo.
Y agregó:
La gente me pregunta si aquello parecía 'del espacio exterior'... A eso yo contesto que no sé qué aspecto debe de tener algo del 'espacio exterior', pero puedo afirmar que lo que vi estaba fabricado en América, de eso estoy seguro. En cuanto al hombre, era un vulgarísimo soldado, eso puedo asegurarlo, y lo reconocería inmediatamente si mañana me encontrase con él en Chicago" [la letra en negrita es de mi responsabilidad N. del A.].
Yo creo que sigue siendo cierto aquello de "A buen entendedor, pocas palabras bastan".
Vallée, cuya sagacidad y brillantez intelectual han sido sus mejores aportes al tratamiento del tema OVNI, escribe poco más adelante, en la página 175, algo que será una de sus ideas clave:
"Es posible hacer creer a grandes sectores de la población en la existencia de razas sobrenaturales, en la posibilidad de máquinas voladoras, en la pluralidad de los mundos habitados, exponiéndoles a unas cuantas escenas cuidadosamente preparadas, cuyos detalles se adaptan a la cultura y a las supersticiones de una época y un lugar determinados".
Volveré a Vallée más adelante, cuando realice una evaluación final de todo el tema, porque sus ideas y sus revelaciones, son muy importantes, y para mí, constituyen el tipo de aporte más valioso dentro del campo de la Ovnilogía. Pensar en profundidad con mente analítica, ayudar a pensar a otros, unir ordenadamente una serie de cabos sueltos, y componer un cuadro total que nos revele la verdadera identidad del asunto, es la tarea que verdaderamente importa y hay que cumplir. Vallée y algunos otros estudiosos --pocos por cierto-- pertenecen a esa categoría.
Los Ovnis ¿Naves viajeras en el tiempo?
Rodolfo Pareja
Cartagena – Colombia
rodopareja@plasenciaweb.zzn.com
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"Por todo el mundo han ocurrido anomalías temporales: cosas que no pudieron pertenecer al período en que se las encontró... Artefactos, esqueletos de hombres y mujeres fechados en millones de años antes de que la humanidad evolucionara en el planeta. ¿De dónde y cómo llegaron? ¿Son estas anomalías los restos dejados por viajeros del tiempo, llegados de nuestro futuro?"
Dr. Fred Alan Wolf, Ph.D. Físico
Anotemos en primer lugar, como prefacio, que las anomalías temporales encontradas, mencionadas arriba por el Dr. Wolf, han producido estupefacción en el mundo, aunque la mayoría están catalogadas en el rango de lo que Cremo y Thompson llaman la Arqueología Prohibida, puesto no hay explicación racional para que aparecieran en esa época, en la que el hombre oficialmente no existía ni evolucionaba en el mundo.
Cuatro de las más renombradas anomalías temporales serían: el hallazgo de la huella del zapato de un hombre en Utah, EE.UU., por un fotógrafo aficionado, al coleccionar trilobites (1); el descubrimiento durante años, por mineros, de extrañas y pequeñas bolas de metal sólido, azuladas con puntos blancos, y algunas con estrías alrededor, y por lo tanto manufacturadas, en Sudáfrica; el de un recipiente de zinc y plata acampanado, bellamente tallado y repujado en plata; en fin el de restos humanos, entre ellos un esqueleto completo, de hombres modernos en un período que va de tres a cuatro millones de años, pertenecientes a una familia de cuatro personas, el padre, la madre y dos niños, en la localidad de Castenedolo, al norte de Italia. Todos estos, hallados en estratos sedimentarios desenterrados, que los expertos fecharon, el 1º del período cámbrico 500 millones de años atrás, el segundo del precámbrico a 2.800 millones de años, el siguiente con 600 millones de años antiguo, y de 3 a 4 millones de años los restos humanos, en el Plioceno medio.
Algunos atribuyen estas anomalías temporales a la intervención, y como resultado, de las actividades de extraterrestres, sin embargo no todo caza en este asunto con esa explicación, como en el caso de los restos humanos hallados, los que han identificado plenamente como eso, como restos de hombres de carne y hueso, de este mundo.
Pero ¿podría ser posible que las naves espaciales, los llamados Ovnis, sean solamente eso, naves procedentes de otros mundos, de extraterrestres con distintas misiones en la Tierra ya sea reconocimiento, de ayuda evolutiva a los hombres, o aún de preservación de la civilización terrestre actualmente amenazada? ¿O volviendo con la tesis planteada, no podrían también ser las tales, visitas de viajeros en el tiempo, de hombres del futuro visitándonos en sus naves harto evolucionadas con respecto a las de hoy, en viajes como de investigadores de la historia, o para más neurastenia, como simples turistas en viajes pagos de placer, al pasado? Esta es la tesis planteada, como digo, que trataremos enseguida de demostrar. Estos viajes podrían tener entre otras cosas una respuesta, a los síndromes de abducción, tan comunes hoy, en que los agresores o violadores, etc., serían más bien humanos venidos del futuro, antes que actos de extraterrestres, lo que es más improbable.
Algo es seguro, a la luz de los conocimientos actuales de la física, a los viajes por el tiempo se les considera hoy en día no solamente como posibles, sino que serían una práctica de uso común y extendida en el futuro.
Como se sabe a partir de Newton y las leyes mecánicas del movimiento, al tiempo se le consideraba como una flecha que se desplazaba en línea recta, inmutable, igual y sin variaciones, desplazándose del pasado hacia el futuro, sin desviarse jamás. Esos conceptos por fortuna fueron superados y revalorizados a partir de los descubrimientos y teorías de Einstein, los cuales se comprobaron más tarde en la práctica, los que, a riesgo de cansar al lector, vamos a describir brevemente. Con su Teoría Especial de la Relatividad Einstein demostró en 1905 que el tiempo era, no sólo relativo, o sea que no siempre corría a la misma velocidad, sino que no existe y actúa como entidad independiente; demostró que el tiempo en realidad estaba estrechamente ligado al espacio, y era, por así decirlo, la cuarta dimensión del espacio. El espacio y el tiempo por sí solos no existen, dijo Einstein, lo que realmente existe es un continuo llamado espacio-tiempo, al que toda la creación física está ligada, y al que estamos ligados también nosotros. "Un continuo es algo que tiene partes, pero tan unidas que es imposible separarlas"... "La realidad de la Relatividad Especial consiste en que, desde un punto de vista cuatridimensional, todo pasado, presente y futuro ya existen como una sola urdimbre, un solo continuo. No es así como lo experimentamos, pero así son las cosas" (2). Luego en 1916 Einstein presentó las Ecuaciones del Campo de la Gravitación o Teoría General de la Relatividad en la que quedó incluido el aspecto de la gravitación universal, y la descripción del espacio-tiempo más real, con las deformaciones producidas por grandes masas de materia como los soles y planetas. Supuso que en realidad no se trataba de que la materia deformara el espacio-tiempo, sino que la materia era realmente su deformación. Cada sol, o planeta es una protuberancia mayor o menor en ese espacio-tiempo, y los caminos en él rodean esas protuberancias mayores o menores. La gravedad como fuerza tampoco existía. Prácticamente hizo una descripción de ese continuo, trazó un mapa, que se puede decir abrió las puertas a las posibilidades de los viajes por ese espacio-tiempo. "La Teoría General de la Relatividad de Einstein presentó una manera enteramente nueva de considerar el universo, en que la energía, el tiempo, el espacio y la materia, están íntimamente conectados, y confirmó los atisbos de la Relatividad Especial de el tiempo como una cuarta dimensión del espacio". También dio pie para que se descubrieran los agujeros negros, que no son sino el desgarramiento de la urdimbre, por una acumulación excesiva de materia en un solo punto. Físicos actuales están de acuerdo que las ecuaciones de Einstein posibilitan la existencia de los viajes por el tiempo, a condición de hacerlo desde un punto fijo del espacio, o al revés, lo que implica que permiten viajar en el espacio sin hacerlo en tiempo (al pasado o al futuro). Las ecuaciones también permitieron el descubrimiento de los agujeros de gusano, pero por supuesto los físicos no opinan que sea muy práctico viajar utilizando estos recursos de los agujeros negros, o los de gusano, que posiblemente aplasten a la persona que los utilice.
Todo estaría bien que no haya nada en las teorías de la física Newtoniana, donde el tiempo aparece elevado al cuadrado lo que hace que se pueda avanzar o retroceder en él, las de la Relatividad, y las de la Mecánica Cuántica, nada que muestre que no se pueda viajar en el tiempo, sin embargo ¿hay algún indicio de la ciencia moderna que indique que sí se puede, que tu y yo podríamos viajar si no hoy, por lo menos muy pronto? Pues sí lo hay. Kurt Godell por ejemplo mostró, más de treinta años después, que las ecuaciones de Einstein "permitían viajar por el tiempo" y declaró: "Si se hace un viaje redondo en una nave rápida (un cohete), trazando una curva lo bastante vasta, es posible en estos mundos viajar a cualquier región del pasado, el presente y el futuro y regresar". Pero fue otro científico, "Frank Tipler de la Universidad de Maryland, quien demostró la posibilidad real de los viajes en el tiempo, siendo el primero que pondría sobre la mesa de dibujo la primera máquina del tiempo en el mundo. Expuso sus ideas y su diseño en 1974 en la Physical Review bajo el título ‘Los Cilindros Rotatorios y la Posibilidad de Violación de la Causalidad Global’. En una sola frase Tipler lo expresó de esta manera: La Relatividad General sugiere que si construimos un cilindro rotatorio lo suficientemente grande, crearemos una máquina del tiempo". (3)
Esta máquina del tiempo es un vasto ingenio rotatorio, de origen tanto natural como artificial, compuesto por la reunión de al menos cien estrellas de neutrón o púlsares, que por el tamaño reducido que normalmente tiene este tipo de cuerpos astrales, son esferas de unos 35 Km. de diámetro, ocuparían unos 4.000 Km. de longitud en el espacio exterior, las que sería necesario colocar en fila, una tras de otra, y que conservarían la rotación natural que poseen sobre sí mismas, desde antes de ser juntadas. Y armadas girando en torno al sol, donde no estorben, más allá de los ámbitos de Plutón. Este ingenio espacial, debido a la enorme densidad que tienen, posee un enorme campo gravitacional, que es lo requerido por la máquina de Tipler. Es de absoluta lógica que al hombre hoy, con los desarrollos y capacidad técnica con que cuenta, le está absolutamente vedado la construcción de tan maratónica máquina, mas no será así para las generaciones futuras, que contarán con la capacidad y los medios necesarios. No obstante si nos ocupamos en recordar un poco lo estudiado atrás, con todas las leyes del continuo espacio-tiempo y la urdimbre extendida ya como un todo, en lo que podemos pensar y gozar imaginándonos, que lo maravilloso es que el tan mentado cilindro de Tipler, ya debe estar allí construido y esperándonos, y deseando que lleguemos a él y lo utilicemos, habiendo sido colocado allí por el hombre del futuro, hace tiempo. Como para volverse locos ¿no es cierto? Pero así es en realidad el Universo.
Para viajar, para turistiar o investigar en el pasado o el futuro, deben tan sólo los viajeros del espacio-tiempo acercarse en sus naves a ese poderoso ingenio, con sus computadoras ya programadas, e ingresar a la "zona de inversión del tiempo". Lo demás corre por cuenta y riesgo del viajero. (4)
Llegados a este punto podríamos ya interrogarnos sobre si ¿son algunos de los ovnis que se pasean por el mundo entero, recientemente o no, hechura del hombre, de hombres venidos del futuro a investigar, aprender, o sencillamente a pasear, o son naves alienígenas, las más sofisticadas, de extraterrestres con una tecnología sorprendente, venidos en misiones muy específicas a este planeta? Esta consideración queda del todo a juicio del lector, quien dirá la última palabra.
Con todo queda la posibilidad que algún ansioso lector, decepcionado y frustrado por no haber podido hacer su viaje ya (estaba planeando ir en un tour de cacería al jurásico y traerse como trofeo la cabeza disecada de un Tyranosaurio Rex, o al menos algunas fotos y videos tomados a su lado, si es que logra salir vivo por supuesto), se esté preguntando si no hay un modo más práctico y expedito de viajar pues de seguro le saldrán canas si espera a que le avisen de la empresa Time Travels Tours, dadas las lentísimas velocidades a que viajan los vehículos espaciales actualmente, como el Transbordador Espacial que alcanza sólo una velocidad de 26.500 Km./h.
Hay algo, sin embargo, que ayudará a tan desencantado y potencial viajante del espacio-tiempo, y es la antigua teoría, que en su tiempo, al ser expuesta, intrigó a todos los científicos, incluyendo al propio Einstein, por la que se decía, no sin una gran dosis de razón, que el tiempo en si mismo, no era algo intrínseco al universo físico, sino mejor, también una función de la mente humana. Algo así como que nuestra mente lo ha utilizado, y utiliza, para ordenar y clasificar el sinnúmero de acontecimientos a que se enfrenta, y tener alguna coherencia en la labor de discernir y comprender el universo. Es decir como si el tiempo objetivo fuera sólo una ilusión, un aspecto de la sicología humana., lo que estimado tan solo de esta manera no resulta muy claro por supuesto. El caso es que si eso era cierto, entonces el tiempo debía ser susceptible de control mental, y si no nuestro cuerpo, nuestra mente sí debía ser capaz de viajar por el tiempo.
Y parece que tal cosa no resultó tan descabellada, pues sin duda fue lo que hicieron algunos de los más grandes y conocidos personajes, entre los que se puede incluir, el gran historiador inglés de este siglo Arnold Toynbee. De él se dice que, en algunos de sus momentos más lúcidos, estando en los sitios históricos que luego tan bien describió, entraba como en unas "burbujas de tiempo", trasladándose al lugar y momento del acontecimiento histórico. Así vio en un momento, mientras visitaba Grecia en 1912, cómo el macedonio Filipo V era derrotado por las legiones romanas que conducía el cónsul romano Quincio Flaminino, en el 197 a. de C., igual que en otro momento vio a San Pablo en el anfiteatro de Efeso a punto de ser linchado por los orfebres de la ciudad, comandados por Demetrio, cuando condenaba a éstos por la fabricación de estatuillas, para su venta, de la diosa Artemisa, honrada en ese entonces en el gran templo de esta ciudad (Hechos C.19). En palabras del propio Toynbee: "...Yo cobraba conciencia directa del paso de la historia, la que fluía tersamente a su través, en una poderosa corriente, mientras la propia vida se le hinchaba como una bola". Fue de este modo que escribió su monumental "Estudio de la Historia", entre 1934 y 1961 en 12 tomos. (5) En el caso del vidente y médico francés Michel de Nostradamus sus visiones fueron hacia el futuro, tenidas en forma muy nítidas, entre ellas se dice que refirió con pasmosa precisión, la huída del rey Luis XVI, y su esposa, la odiada reina Maria Antonieta, por la ciudad de Varennes, donde fueron detenidos y, más tarde de regreso en París, guillotinados (centuria 9ª, cuartetas 20 y 34). ¿Se anima pues el lector a investigar por su propia cuenta y riesgo, con su maravillosa mente? El camino, sin duda alguna, está trazado.
Notas:
(1) Criaturas marinas extintas que vivieron entre 600 y 225 millones de años atrás.
(2) Time Travel, J.H. Brennan, Llewellyn Publications, 1998.
(3) Ibíd.
(4) Ibíd.
(5) A Study o History, Oxford University Press, 12 Vol.