EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 29 – Enero de 2001
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
El OVNI como fenómeno sociológico
Oscar Alfredo Mario
Santa Rosa – Argentina
El fenómeno OVNI ya está incorporado a la sociedad como un fenómeno sociológico. Por mucho que les pese a los escépticos, ya es común no sólo en las ciudades sino en pequeñas poblaciones que la gente hable del tema. Y por supuesto, si la gente habla del tema, también lo hacen los grandes medios de comunicación.
Este comportamiento espontáneo e incontrolable a las decisiones de la ciencia, está más arraigado de lo que muchos suponen porque hoy los niños de cualquier escuela del interior hablan del fenómeno OVNI como un hecho natural al que también se refieren los docentes que en algún momento también resultaron privilegiados testigos de un suceso relativo al tema OVNI o se ven en la necesidad de ofrecer una respuesta a los chicos.
El cacique Ranquel Carlos Campú me sorprendió con su respuesta en oportunidad de una visita al paraje Arbol Solo en medio del desierto pampeano, cuando le pregunté su opinión acerca de "las luces" y los "aparatos" que dice ver la gente por esa región y me respondió espontáneamente: "Es algo natural".
Imaginan ustedes la cara que habré puesto ante semejante respuesta y mi nueva pregunta surgió también espontáneamente: "¿Cóoomooo algo natural?" "Sí, de eso ya hablaban mis padres, mis abuelos y mis antepasados".
Esa respuesta demuestra que este tipo de manifestaciones no son nuevas y mucho menos desconocidas para los antiguos dueños de estas tierras. Ellos de alguna manera estaban familiarizados con el fenómeno ya que tenía una "clasificación" según el color de "la luz".
El propio cacique explicó que "si la luz es blanca o azulada" no hay que temer porque "esas son buenas". Mientras que si las luces son de color rojizo, "esas son malas", aunque no hay reportes que esas manifestaciones hubieran hecho daño a alguien en algún momento. Sólo se las denomina así porque supuestamente son las que "hacen daño".
Más adelante el cacique se refirió al coraje demostrado por quienes se enfrentaron en algún momento de su camino a "la luz". "Si uno le tiene miedo, la luz se acerca" y obviamente aumenta el miedo, pero si uno no le demuestra temor la luz lo acompaña a cierta distancia, durante un trecho del camino, "luego se va", aseguró el aborigen.
Otro testimonio importante en este sentido es el de la artesana Ester Moyano, que vive en una región alejada de caminos, también en el medio del desierto pampeano. Esta persona vive sin ningún tipo de conexión con la civilización, a excepción del periódico contacto que mantiene con una delegación oficial del gobierno pampeano, dependiente del Ministerio de Bienestar Social que llegan a la zona a recolectar su producción artesanal que compran para poner a la venta en distintas bocas de expendio.
En uno de los tantos trabajos recogidos por la delegación, observaron que la artesana graficó el corral de las cabras que cría con una serie de luces. Al momento de describirlas aseguró que la luz fue "una sola" y que aparentemente evolucionó sobre el corral de cabras a diferentes alturas durante un lapso prolongado que podría haber alcanzado las cuatro horas.
Al trayecto que habría recorrido la luz, la artesana lo graficó con un objeto triangular que luego se convirtió en una especie de sol. La claridad que despedía el objeto no sólo iluminaba el corral sino también la choza que habita Ester con su hijo, lo que de alguna manera nos da una idea de la magnitud y potencia de la luminosidad del objeto, ya que el corral de las cabras se encuentra dispuesto a unos cincuenta metros de la vivienda.
Este tipo de sucesos se repiten en la provincia de La Pampa, sobre todo en las poblaciones más alejadas. Los testimonios son variados y la calidad de los testigos también. Pero a esta altura creo que vale a pena definir el término "calidad de testigo" o "testigo de calidad".
La comprensión del mismo es muy amplia. Testigo calificado no sólo es aquel que tiene estudios determinados y un cierto nivel de comprensión y preparación, sino también una persona desprovista de grandes conocimientos que relata con limitada terminología una experiencia vivida.
Esta cuestión se planteó durante las investigaciones de los casos Sayago, Platner y Flores a principios de la década del ’80. En los tres se planteó la "calidad" de los protagonistas, ajenos a cualquier inclinación por los temas desconocidos como expectativas de publicidad.
De hecho, los medios de la provincia de La Pampa le dieron un tratamiento muy cauto a cada uno de los temas, no así algunos medios nacionales que con espectaculares títulos sólo buscaron aumentar sus ventas sin importarles con el tiempo la suerte de los testigos.
Esa actitud sirvió para que no sólo la gente sino los investigadores de la región tomaran una serie de recaudos a fin de evitar el desgaste de los testigos por parte de medios sensacionalistas que con su actitud no hicieron más que retraer la actitud abierta que caracteriza a la gente del interior.
En ese marco, no trascendieron una serie de casos muy importantes que se sucedieron a principios de la década del ´90 y que colocaron a la región al frente de las estadísticas de avistamientos durante un prolongado período.
Esos sucesos alentaron además a la elaboración de las primeras hipótesis referidas a la problemática y su incidencia no sólo en la geografía pampeana sino en su población. Por un lado, la "opinión propia" del común de la gente sobre una realidad innegable: la presencia OVNI en toda la región y por otro, la pregunta acerca del por qué transitan por aquí. Ese fue alguno de los interrogantes más comunes durante las reuniones mantenidas en distintas poblaciones del interior durante un ciclo de conferencias alusivas.
A principios de la década del ´70, tuve oportunidad de tomar conocimiento de la existencia de un grupo de investigación que tenía sede en la ciudad bonaerense de Bahía Blanca, integrada por varios egresados de la prestigiosa Universidad Nacional del Sur.
En aquellos difíciles tiempos el grupo en cuestión, cuyas siglas jamás se borraron de mi memoria C.O.R.B.E. (Centro de Observación y Rastreo de Bases Extraterrestres) ensayó una de las primeras teorías referentes a la existencia de por lo menos dos bases extraterrestres en la plataforma submarina argentina. Una de ellas ubicadas a la altura de la ciudad de Comodoro Rivadavia y la segunda más al norte, entre Bahía Blanca y Puerto Madryn.
Mi admiración por ese centro creció cuando a través de una publicación leí que esa teoría o hipótesis, fue esbozada a partir de una serie de relevamientos y rastreos realizadas con los pocos medios al alcance de sus integrantes, lo que significó disponer de equipo marítimo con el que detectaron guiados por los relatos de la gente de esas zonas, movimientos atribuidos a naves extraterrestres.
A esta altura del relato cabe destacar un detalle: ellos siempre hablaron de Bases Extraterrestres y Naves Extraterrestres. Lo que nunca pudo corroborar con los integrantes de C.O.R.B.E. a partir de qué pruebas surgió tal afirmación. En esos tiempos yo sólo tenía 16 años y me fue imposible viajar desde Santa Rosa para dialogar con los investigadores que de alguna manera marcaron mi camino en el campo de la investigación seria.
Aunque en esa época, los pioneros de la investigación de campo no tuvieron mayores inconvenientes en hablar de "platos voladores" y "extraterrestres" porque esos términos aunque con ciertas reservas eran aceptados por el común de la gente, mientras que a nivel oficial rara vez se fijó alguna postura, a pesar de la existencia de sucesos que involucraron en algunos casos a personal militar.
La hipótesis de C.O.R.B.E. no fue un anuncio con el que buscaron espectacularidad, porque de hecho, muy pocos medios nacionales se hicieron eco de los mismos. Pero muy pocos años más tarde, otros investigadores que no me consta que hubieran llegado a esa región, comenzaron a hablar de esa posibilidad como si ellos hubieran hecho la investigación, mientras el grupo C.O.R.B.E. dejó de funcionar como tal y hasta el día de hoy no he podido conseguir datos de algunos de sus integrantes.
¿Qué fue de aquellos investigadores? Tal vez sus profesiones y por ende obligaciones ocuparon el tiempo que dedicaban a la investigación OVNI. ¿Su hipótesis de trabajo fue desarrollada en forma secreta por alguna fuerza militar? Oficialmente nunca se habló más del tema, pero... la gente de esas regiones sigue observando extrañas luces y naves que entran y salen del mar en variado número "a veces una... otras veces tres..." aseveró un testigo que acostumbra a observar las anomalías en esos lejanos y desolados parajes.
La hipótesis de C.O.R.B.E. sostenía que las naves salían del mar y se internaban en el continente y viceversa. Entonces... ¿sería descabellado pensar que La Pampa estaría en una especie de ruta o lugar de alto tránsito? Por supuesto que no. Diez años después de los anuncios del grupo bahiense, se elaboró la primera hipótesis pampeana que ubicaba a esta región en una zona de alto tránsito hacia la cordillera de los Andes, especialmente a la altura de las provincias de Mendoza y Neuquen, donde el fenómeno también tiene un alto índice de manifestación.
Durante los años 1984, ´85 y 86 tuve la oportunidad de recorrer una buena parte del desierto pampeano y observar con detenimiento una manifestación aparentemente común para la gente de la región, pero desconocida para quienes la vimos en esa oportunidad.
Por aquel tiempo viajaba de madrugada por la ruta 10, desde la localidad de Santa Isabel hacia Santa Rosa, cubriendo un tramo de 300 kilómetros. Era invierno y como tal, la crudeza del clima se percibía dentro del rodado en que nos desplazábamos.
Mientras tomábamos mate, una bebida infaltable de cualquier campamento que se precie de tal en La Pampa, advertimos a nuestra derecha, hacia el sur y en pleno desierto, unos destellos azulados de espectacular potencia. La coloración de los destellos era azulada, similar a la que produce una soldadora autógena, pero su magnitud era fantástica, teniendo en cuenta la distancia que nos separaba de esa visión.
Era imposible introducirnos en medio del desierto, de noche en procura del origen de esa extraordinaria fuente de luz. Y aquí viene a cuento un detalle importante. En esa región aún hoy son contadas las poblaciones que disponen de luz eléctrica.
Al año siguiente pero en período de verano recorría de madrugada la Ruta del Desierto, con dirección a 25 de Mayo, paso obligado para los viajeros que se dirigen al sur de Argentina. El sentido de circulación es Noreste-Sudeste y también durante una rueda de mate que amenizaba el viaje advertimos destellos similares a los del anterior relato y aquí tuvimos la misma imposibilidad, la de ingresar al desierto, una por falta de caminos adecuados y obviamente de un vehículo potente como para ingresar a campo traviesa.
Años posteriores de relevamiento me permitieron constatar entre la gente de la región que "siempre se ven" esos reflejos. Nunca nadie vio de donde se originan.
La recorrida me llevó a obtener relatos asombrosos de sucesos que no sé si se repiten en otras partes del mundo. Hay lugares donde la gente convive con el fenómeno de manera tal que tiene identificados "aparatos" a los que denominan según su tamaño como "casilla" o "castillo".
La definición de casilla se aplica a un objeto alargado con muchas ventanas, que normalmente se desplaza a muy baja altura a tal punto que en algunos casos quienes recorren la zona deben detener sus vehículos ante la presencia de "la casilla" cruzando la ruta y descendiendo en la zona desértica. La mayoría de los testigos observa las apariciones con respeto y las comenta en determinados círculos, pero está familiarizado con el fenómeno de manera tal que ya es una cuestión casi folclórica su presencia.
El término "castillo" se aplica a "un aparato muy grande", mucho más grande que la casilla que muchas veces han visto emerger de los montes impenetrables y elevarse a gran altura hasta perderse en el espacio. Esto, según los relatos fue observado a las más variadas horas del día o la noche.
Con estos antecedentes podemos sostener sin temor a equivocarnos que el fenómeno OVNI no es una casualidad y que está definitivamente incorporado como un fenómeno sociológico.
A esta altura de los relatos cabe hacer una pregunta: ¿La Pampa es sólo zona de paso OVNI o podemos suponer que hay una o más bases de naves desconocidas en su geografía?
¿Quién le teme a la Ovnilogía?
Gustavo Fernández
Paraná – Argentina
Pocos ejercicios intelectuales son tan aleccionadores y deparan tantas irónicas así como estimulantes conclusiones como aquél al que soy tan afecto: hacer el esfuerzo de "desprenderse del mundo" durante algunos minutos; tratar de observar el flujo de los pensamientos de los demás, buscar comprender un significado holístico en los movimientos sociales y culturales que trasciendan la estrechez de un determinado momento histórico; preguntarme sobre los verdaderos "porqués" más allá de las apariencias.
En algo de todo esto pensaba cuando hace unos días me dediqué, algunos dirían que bastante mediocremente, a plantearme el creciente temor (no otra cosa puede esconderse detrás de las agresiones mediáticas) que venimos observando quienes nos dedicamos a esta disciplina por parte, no como cabría esperar, de las masas ignorantes, sino precisamente de los estamentos que uno supone más informados y formados: los periodísticos, los religiosos, el "establishment" de la cultura.
Centraré mi análisis en una disciplina paradigmática, la Ovnilogía y la tomaré sólo como ejemplo para expresar situaciones y razonamientos que sin duda serían igualmente aplicables para el Tarot, la Parapsicología, Astrología o el Control Mental. Ciertamente, aquellos defensores apasionados de una de estas temáticas en particular se resentiría ante la posibilidad de que su "ciencia" sea confundida con otras sobre las que prefiere no opinar pero sospecha discutibles. Empero, este solipsismo intelectual no puede ignorar el hecho que el embate de los escépticos racionalistas cae sobre todas por igual, y que intentar una tímida defensa de una de ellas en detrimento de las demás sólo puede estar ineluctablemente condenada al fracaso. Insisto en este punto que considero importante: más allá de discusiones sobre las raíces y los destinos que buenos o mal intencionados cultores han dado a estas paraciencias, preocupa observar como muchos ovnílogos sufren erupciones cutáneas cuando algún periodista despistado les pregunta sobre los signos zodiacales, así como algunos espiritualistas de cuño fruncen el ceño si la pregunta que les dirigen apunta a las motivaciones de los extraterrestres. Es obvio, natural y respetable que cada apasionado de cada una de estas vertientes busque centrar su atención en consideraciones que no salgan del tema que domina; empero, es peligroso no advertir que el problema no está en si la Ovnilogía es más "científica" que la Parapsicología o ésta que la Astrología sino que, respetando el disenso y el espacio intelectual vital de cada uno, todos estamos hermanados por una lucha y una misión en común: aportar un grano de arena en el cambio de modelos colectivos de pensamiento (paradigmas) que este particular momento histórico enfrenta a dos concepciones de la realidad.
Seguramente, mis detractores argumentarán que nadie le "teme" a la Ovnilogía; que, por el contrario, ellos – sus refutadores – se encuentran sanamente empeñados en una tarea de clarificación y concientización de la población, y que los ataques que se le dirigen sólo apuntan a demostrar la superchería y el fraude, cuando no la sospecha de paranoia, que aletea detrás de ella.
Y sin embargo, como he escrito en algún otro lugar, creo que el movimiento de "racionalismo" con que trata de enfrentarse a la Ovnilogía tiene otras motivaciones que no son las científicas. Por supuesto, mis contendientes intelectuales argumentarán que dado que los ovnílogos no cumplimos los preceptos y condiciones propios de la investigación científica, nuestras aseveraciones navegan en un mar de confusiones y falsas interpretaciones.
Bien. Busquemos la "inversión de la carga de la prueba". Supongamos – no es tema que entraré a discutir ahora – que en efecto estas disciplinas no cumplen las condiciones científicas. Supongamos también, sólo para no despertar risitas irónicas en mis confrontadores, que evito caer en la tentadora filosofía que la "ciencia" que entendemos como tal en esta época, soberbia y dogmática, puede no ser el non plus ultra del conocimiento humano. Supongamos que evito señalar que, aunque lo que se nos critique no es tanto contradecir las conclusiones científicas, nuestro problema es que no respetamos el método científico y, en consecuencia, perdemos el derecho de exigir credibilidad científica a nuestros postulados. Y, en el colmo de lo permisivo, supongamos también por un momento – pero sólo por un momento – que, humildemente, acepto que los términos de exigencia intelectual de los científicos son los que realmente deben prevalecer y en función de ellos condicionar nuestra búsqueda de respuesta. Bien. Si esto es así, la primera responsabilidad – casi escribo "culpa" – por la falta de "pruebas" valederas es de los propios científicos.
¿Cómo es posible que virtualmente no se le haya prestado a la Ovnilogía atención seria por parte de la comunidad científica, y que no se hayan dedicado fondos para su estudio, cuando paralelamente ingentes cantidades de dinero se han dedicado a temas que de ninguna manera han alcanzado la consideración que el fenómeno OVNI ha ganado en las últimas décadas? Parece haber subsidios para casi cualquier cosa pero, ¿y para los OVNIs? Nada...
Uno podría pensar que la reacción de los científicos debería ser de avidez, furiosa curiosidad y ansiedad por obtener respuestas, cuando individuos altamente confiables, pilotos comerciales y militares, oficiales de la marina, ingenieros, técnicos, agentes del gobierno informan observaciones de OVNIs. Pero... no.
¿Dónde está la curiosidad científica sobre la cual tanto nos hablaron en nuestra época de estudiantes, y aquella obligación científica sobre la cual Schroedinger, padre de la moderna mecánica cuántica, escribió: "Un científico debe ser curioso y tener vivos deseos de hallar respuestas"? ¿Dónde están los científicos curiosos y anhelantes de hallar respuestas a las aseveraciones de aquellas personas fiables y responsables que afirman haber observado OVNIs?
J. A. Hynek, astrónomo ya fallecido y verdadero "padre" de la ufología norteamericana, quien supo ser un escéptico en sus primeros tiempos, hasta que descubrió que sus empleadores, los de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, lo empleaban como una "tapadera", explicaba así sus presunciones respecto del porqué de lo que él llamaba "apatía" por parte de los científicos:
"Personalmente, entiendo que existen dos razones profundas para justificar la apatía respecto del fenómeno OVNI. Las dos son propiedades de la mente humana, demostradas a lo largo de los años en innumerables oportunidades.
Una podría denominarse el efecto escala de peldaños en la aceptación de nuevas ideas. Supongamos que nuestra presente comprensión del mundo que nos rodea es pensada como uno de los peldaños de una escalera, una suerte de escalera de conocimientos. Cuando algo nuevo nos llega, que implica justamente el avance de uno o dos peldaños en esta escalera, no existe dificultad alguna en nosotros para aceptar esa transición hacia un nivel superior. Pero, cuando recibimos un nuevo conocimiento que implica un salto de muchos escalones por sobre el nivel actual de nuestra comprensión, la mente humana se rebela a esa transición; el salto hacia el peldaño superior es demasiado grande. Esto podría semejarse a solicitar a los mejores cerebros de la época de Galileo el considerar seriamente la existencia de la energía nuclear.
Pedirnos ahora aceptar la elusiva presencia junto a nosotros de alguna forma de inteligencia distinta a la nuestra, hacia los que muy bien documentados informes de OVNI apuntan ineludiblemente... implica solicitarnos un salto hacia un precario y elevado peldaño de la escalera. No es un problema de falta de evidencia, es una carencia del tipo de evidencia que nuestra presente posición en la escala de los conocimientos, y nuestro actual sistema de creencias científicas, demanda. Lo que se demanda es una pieza de un OVNI, un aterrizaje en los jardines de la Casa Blanca, una petición cósmica presentada ante la Asamblea de las Naciones Unidas. Sin eso, el fenómeno OVNI es descartado como algo inadmisible en el campo actual de la ciencia. Pero, ¿dónde deja eso a los miles de increíbles informes elaborados por personas enteramente fiables? ¿Dónde está la curiosidad científica acerca del porqué de la existencia de tales informes y, más aún, su increíble persistencia a lo largo de décadas?
Una segunda razón para la apatía respecto del fenómeno OVNI radica en el temor a lo desconocido. Nuestra mente se siente confortable y a salvo en el más bajo peldaño de la escalera, y no solamente se requiere un esfuerzo mental para saltar hacia los peldaños superiores sino que allí también existe un temor a lo desconocido, profundamente enraizado en la mente humana. Entonces, no nos molesten en nuestra actual y confortable posición intelectual; no nos inciten a pensar en cosas o hechos atemorizantes...
Budd Hopkins, autor de "Missing Times", ha comparado la resistencia a considerar seriamente el fenómeno OVNI con la resistencia de muchos ciudadanos alemanes (y de otros países) a aceptar la realidad de Auschwitz y del holocausto judío. Ambos hechos, aunque en distintos niveles, desafían la realidad comúnmente aceptada y originan un increíble bloqueo mental.
El poder de la mente humana a cerrar sus puertas a lo no deseado, a lo desconocido, al temor a lo demasiado extraño, se ha verificado a lo largo de toda la historia, especialmente en el terreno de la ciencia, y se patentiza actualmente en la resistencia a considerar seriamente la existencia del fenómeno OVNI. Pero, afortunadamente, un creciente número de científicos (aunque todavía muy pequeño) están siguiendo la admonición de Schroedinger; están volviéndose cada vez más curiosos respecto del fenómeno OVNI".
Es una muy buena posibilidad. Detrás de todo científico sigue habiendo un ser humano con las mezquindades de siempre, es cierto. También podemos afirmar que muchos detractores lo son en función de actitudes prejuiciosas, ya que refutan sin jamás haber estudiado a fondo el fenómeno. Luego tendríamos que buscar una explicación para esos – pocos – refutadores que sí lo han estudiado, ya sea siempre como negadores – el caso de Phillip Klass – o el ex ufólogo Alejandro Agostinelli. Pienso que, más allá de toda discusión teórica, cuando uno desea negar algo es como cuando desea afirmarlo: los hechos, los testimonios, no son vistos con objetividad, y siempre puede encontrarse un pelo en la sopa si uno busca con cuidado. Así, el refutador siempre encontrará "otra" explicación, mientras que el creyente siempre encontrará "su" evidencia.
Y después tenemos a los otros resistentes: aquellos que medran a la sombra del cenáculo clerical. Los ministros de los más diversos credos, que descubren, tardíamente, que su religión no les había preparado para responder las grandes preguntas del hombre y la mujer contemporáneos, entre ellas, aquello relativo a nuestros hermanos del cosmos. Que se incomodan ante la idea que sus respuestas y doctrinas salvacionistas, pacientemente inculcadas a las masas a través de los siglos, pueden derrumbarse ante la sola presunción que otros pueden haberse redimido por otros ignotos caminos cósmicos que no sean los suyos. Porque las religiones llevan a Dios; no gratuitamente, el término, "religio", alude a encontrarse a sí mismo en Dios. Pero mientras tanto, las iglesias (en griego, "ekklesía" significa "reunión de hombres") son órganos concentradores de poder. Y la Primera Ley de Fernández dice: "Toda estructura religiosa o pseudorreligiosa necesitada de bienes y recursos materiales y apoyo político crece numéricamente de manera inversamente proporcional a la masa de información y del buen uso que del raciocinio hagan sus feligreses". Porque mientras los honestos creyentes del llano y muchos sinceros representantes de las iglesias entienden, con el corazón abierto a otros seres hijos de la Creación, que sus convicciones se verán reforzadas si de los cielos llegaran otros espíritus iluminados, los jerarcas, históricamente más interesados en reforzar, no sus convicciones, sino su poder geopolítico, seguirán creando la confusión en las almas sencillas con anatemas y amenazas veladas, o con el sarcasmo soberbio que nace de creerse propietario de un reinado temporal. Entonces, mirarán con displicencia, casi con paternal paciencia, a los interesados en OVNIs, excepto hasta el momento en que ese interés implique comenzar a hacer preguntas. Ocasión en que el dedo digitador se levanta en los púlpitos, alertando sobre "el avance de pensamientos mágicos" (como si los rituales litúrgicos de las iglesias derrocharan racionalismo) o estableciendo perversas asociaciones entre el olor a "motor quemado" de algunos avistajes OVNI y el de "azufre" de apariciones demoníacas medievales.
También podríamos hablar de los "intelectuales", a secas. Es decir, gente que con más o menos suerte deambula en el mundo de la cultura como periodistas, poetas, dramaturgos, cantantes, representantes de las "ciencias humanísticas" (con psicólogos y sociólogos a la cabeza), que fruncen el ceño con desagrado ante la mención de semejante "pavadas" como los platillos volantes, justo en el momento en que se encuentran enfrascados en discusiones tan prioritarias para la humanidad respecto si Borges era un surrealista, un conservador o un funámbulo, o la esencia de la nada en Sartre y Heiddeger. Un segmento de respetables diletantes del saber que, casualmente, suelen tener una orientación política definida, activista y partidaria. Y ya se sabe; ciertas ideologías (creo que con tantos aciertos y errores como cualquier otra) sospecha a estos temas como un opio para las masas, un quiste en la cultura contemporánea que la aleja de los temas revisionistas y sociales urgentes. Y así como en la política de todos los días un fanático de derechas no aceptaría hablar de "la imaginación al poder" (lo cual sólo hablaría de su propia falta de imaginación), un militante de izquierda, doctrinalmente vuelto su rostro hacia las fábricas, los campos y las masas obreras, sólo reconocería con vergüenza su fascinación por el Universo. Es "intelectual" y queda bien en ciertos cafés literarios, entonces, ridiculizar a los OVNIs.
Lo que ocurre en las sombras y las masas parecen no enterarse, es que la Ovnilogía es un catalizador (en Química, un "catalizador" es una sustancia que acelera la transformación de otra) de la sociedad. A través de ella, las turbulencias culturales que origina pueden generar un orden nuevo. Pienso que la actual situación del mundo es una estructura disipativa cuyas fluctuaciones pueden alcanzar una masa crítica que provoque el salto a un nivel de organización más elevado. El Premio Nobel de Química Ilya Prigogine decía que las "estructuras disipativas" son sistemas abiertos, cuya estructura se mantiene por una disipación continua de energía. Esta disipación crea la posibilidad de un "reordenamiento" brusco hacia una mayor complejidad. Y como el Inconsciente Colectivo de la humanidad es un sistema abierto, la velocidad de absorción y generación de información que contemple la posibilidad de un "universalismo" compensa la velocidad de entropía de la cultura dominante. Está por ocurrir un "salto cuántico". Y si esto es consecuencia de un proceso natural de nuestro psiquismo humano o es sembrado "desde afuera", es algo que escapa a los alcances de este artículo.
Muchos detalles sugieren esto. Por ejemplo, el crecimiento de los "cultos ovni" con su secuela de contactos. Una proliferación similar, pero de corte fundamentalista, ocurrió hace unos 170 años, cuando la sociedad civilizada estaba en medio de otro cambio básico, de un orden agrícola a otro industrial. Por lo que hay que advertir que lo verdaderamente importante de la Ovnilogía no es, tal vez, su aporte de pruebas de visitas extraterrestres, sino que resume el Zeitgeist, el "espíritu de la época". Si bien existían cenáculos espiritualistas antes de los años ‘40, y ya pululaba una abundante bibliografía al respecto, la popularización de los "extraño", lo "sobrenatural" vino a caballo de los OVNIs. Porque mucha gente, interesada en este tema, con el paso del tiempo amplió el horizonte de sus intereses culturales a la parapsicología, las religiones orientales, los misterios del pasado, el yoga, el espiritualismo en general. Los OVNIs tuvieron una popularidad televisiva que después abrió las puertas a otras disciplinas de la Nueva Era. Y si hoy en día, en ciertas comunidades, suena más "raro" creer en ángeles que en OVNIs, lo es, sencillamente, porque los segundos comulgan mejor con la esencia tecnocrática de estos tiempos y que adquirieron crédito popular por su mediatización con anterioridad a esas otras temáticas. Lo escribió Marilyn Ferguson: "Esté o no escrita en los astros, lo cierto es que parece estar aproximándose una era diferente; y Acuario, la figura del aguador en el antiguo zodíaco, símbolo de la corriente que viene a apagar una antigua sed, parece ser el símbolo adecuado". La antigua sed del conocimiento, de que nos digan la Verdad.
Por todo esto, hacer Ovnilogía es algo más que recopilación. Por eso es necesaria la difusión y salir a decir lo que uno piensa; para cambiar el paradigma. A comienzos del siglo XIX, Alexis de Tocqueville observaba que los comportamientos culturales y las creencias no verbalizadas cambian normalmente mucho antes de que las gentes admitan entre sí que los tiempos han cambiado. Durante años, e incluso generaciones, se siguen proclamando de palabra ideas que en privado se habían abandonado tiempo atrás. Como nadie conspira contra esos viejos marcos de creencias, dice Tocqueville, éstas siguen ejerciendo su influjo y debilitan el ánimo innovador. Incluso mucho tiempo después de haber perdido su valor un paradigma, éste sigue reclamando una especie de hipócrita fidelidad. Pero si tenemos el valor de comunicar a otros nuestras dudas y nuestro abandono del mismo, si nos atrevemos a exponer lo incompleto, la endeble estructura y los fallos del viejo paradigma, podemos llegar a desmantelarlo. No necesitamos esperar a que se desmorone sobre nosotros.
Por eso se le teme a la Ovnilogía: porque es una revolución. Y por eso, cuando se ataca a los ovnílogos, no se lo hace criticando sus métodos o contraencuestando sus trabajos, sino se busca socavar su credibilidad como persona o se prejuzga su sanidad mental: porque somos partisanos de la cultura.
Importantes detalles de casos claves
(Primera parte)
Milton W. Hourcade
Virginia – Estados Unidos
(Nota de Carlos Iurchuk: En éste y el próximo boletín se reproducirá íntegro, con autorización expresa del autor, el capítulo VIII del libro escrito recientemente por Milton W. Hourcade "OVNIs: La agenda secreta".)
"Las acciones humanas se basan en la imaginación, la creencia y la fe, no en la observación objetiva...
Y quien controla la imaginación humana podrá conformar el destino colectivo de la Humanidad, a condición de que el origen de este control no pueda ser identificado por el público".
Dr. Jacques Vallée
Hasta ahora he hablado mayormente de los intríngulis de la Ovnilogía, y de un caso que es en sí toda una enseñanza, porque nos demuestra lo absurdo que hubiera sido una situación real, verdadera, de una especie de "invasión" sobre Washington D.C., en plena guerra fría, con aparatos extraños, sobrevolando áreas prohibidas, --como la de la Casa Blanca-- de pronto, sin que a nadie se le pusieran los pelos de punta, sin que el Presidente de la nación fuese avisado, y sin que los mejores aviones de combate y otros mecanismos de Defensa, hubiesen sido alertados al instante, y dispuestos para entrar en acción.
¡Qué seguros estaban quienes manejaron toda la "puesta en escena" sobre la verdadera naturaleza de lo que estaba ocurriendo!
Pero sin duda, lo más sabroso, lo más apetitoso en materia de OVNIs, son los casos. ¿A quién no le gusta enterarse de cosas extrañas? ¿A quién no le interesa saber qué fue lo que pasó? ¿A quién no le gusta sentir aunque sea un poquititito, el sabor al riesgo y la aventura?
Yo también me voy a referir a algunos casos. Seleccionados, por supuesto. Mi idea no es contarlos en su totalidad, porque ya han sido relatados muchas veces. Y si Ud. no los conoce, puede consultar las citas bibliográficas que menciono, y allí los encontrará.
Los casos OVNI han sido siempre las grandes "vedettes" de revistas, libros, grabaciones de audio, programas de TV y películas.
En el historial de casos OVNI, hay varios que han sobresalido. Me propongo compartir aquí, aspectos casi desapercibidos, generalmente no mencionados, en relación a esos casos.
Sin embargo, creo que son detalles importantes, que merecen ser sacados del anonimato, para ponerlos en un primer plano. No se trata de cosas ocultas. Han sido dichas y escritas, pero en el relato total de un caso, más los comentarios de los escritores de turno, esas cosas han quedado al margen, relegadas a un tercer o cuarto plano, y no han sido tenidas en cuenta o han sido simplemente omitidas por la mayoría de quienes han hecho referencia a esos casos.
Aquí me propuse abrevar directamente de las fuentes más directas. Eso da una garantía de autenticidad, y la frescura de lo que tiene valor propio. Siempre, además, citando las fuentes de donde he extraído la información, como respaldo documentado de todo cuanto expongo.
Creo que --al finalizar la lectura de este capítulo-- muchos coincidirán conmigo en que no recordaban, o simplemente nunca se habían enterado, habían leído u oído, sobre las cosas que aquí paso a detallar.
Y para eso, he elegido una muestra, comenzando con un caso de "Objetos Diurnos", siguiendo con un par de casos "Radar-Visuales" luego un clásico caso de "Registro fotográfico", y finalmente un par de "Encuentros Cercanos del Tercer Tipo".
El caso Arnold – 1947
Tal vez nunca se ha hablado tanto de cualquier otro caso, como del "caso Arnold", que se refiere al avistamiento hecho el martes 24 de junio de 1947 por el piloto aviador civil y hombre de negocios Kenneth Arnold, en las estribaciones del Monte Rainier, en el Estado de Washington.
Es pues muy difícil decir algo nuevo, y no es esa mi pretensión, pero sí la de resaltar en éste como en otros casos, detalles y aspectos olvidados de los mismos, que son de por si sumamente reveladores. Esos aspectos que muchos han dejado de lado u ocultado.
De cualquier manera, --y como lo he hecho tantas veces-- vale la pena que una vez más puntualice que Arnold NO vio objetos con forma de "disco" o "platillos". En otras palabras, no eran objetos circulares, sino con forma de una letra "D", siendo su borde de ataque el de la "panza" de la letra, o sea que mirando la letra impresa en esta página, podemos imaginarla desplazándose de izquierda a derecha. Así los dibujó Arnold.
Hay una historia aparecida en una página de la World Wide Web, según la cual Arnold habría visto un total de 9 objetos, pero uno de ellos, el que cerraba la fila, no era igual a los otros ocho. Y se pretende, según esa misma historia, que ese objeto bien podía ser una réplica del proyecto de avión alemán Gotha Go 229, creación de los hermanos Horten, durante la Segunda Guerra Mundial.
Lo que se sabe es que cuando las tropas estadounidenses capturaron la planta donde se producía el Gotha, había varias versiones diferentes del aparato, en construcción, desde modelos de entrenamiento, a aviones de combate de uno y dos asientos. Una de las estructuras fue transportada a Estados Unidos. Otras dos fueron a parar a manos de los soviéticos con suerte desconocida.
Pero la versión cibernética acerca de un último objeto diferente a los demás me parece especulativa, por cuanto que el propio Arnold, en lo que se considera la primera entrevista radial luego de su observación, concedida el 25 de junio, apenas un día después de su observación, describe los objetos avistados de esta forma: "tenían el aspecto como de un plato de pastel que hubiera sido cortado a la mitad con una especie de triángulo convexo en la parte de atrás".
Eso encajaría muy bien con la línea general del Go 229, sólo que Arnold se refiere a todos los objetos avistados, y no a uno solo que fuera diferente.
Hacia el final de la entrevista, dice Arnold:
"…eso es lo que verdaderamente vi, y, ah, como le dije a la Associated Press, me agradaría confirmarlo con mis manos sobre una Biblia porque lo vi, y sea que tenga algo que ver con nuestro ejército o nuestra inteligencia o que tenga que ver con algún país extranjero, yo no sé". [la letra en negrita es de mi responsabilidad - N. del A.]
Brad Steiger, en su ya mencionado libro "Proyecto Libro Azul" transcribe un testimonio completo de Arnold, en las páginas 37 a 41. Allí Arnold expresa algunos conceptos muy importantes a mi juicio, y abrumadoramente omitidos por quienes se refieren al caso. Son palabras del propio Kenneth Arnold y con gusto las voy a reproducir.
Dijo Arnold sobre su avistamiento: "Estoy convencido de que se trataba de algún tipo de avión, aunque en muchos aspectos no se ajustaban a los tipos convencionales que conocía". Esta definición que da Arnold de lo avistado, encaja perfectamente en lo que significa la sigla técnico-operativa OVNI. Lo que Arnold vio eran objetos que él no pudo identificar con nada convencional que él conociera. Lo cual en manera alguna tiene que llevar a pensar que lo que vio era algo extraterrestre.
Pero en la página 40 Arnold comenta: "Algunos ex pilotos del ejército me dijeron que antes de entrar en combate sobre el mar les habían advertido la posibilidad de ver objetos de forma similar a la por mí descrita y me aseguraron que no estaba soñando ni enloqueciendo. Cito las palabras de... (nombre omitido) ...antiguo piloto de la Aviación Naval quien realiza ahora operaciones de fumigación en Pendleton, Oregon: 'Estoy convencido de que lo que observó es un tipo de nave impulsada por cohetes a chorro que está en proceso de comprobación por parte de nuestro gobierno o incluso de algún gobierno extranjero'".
Y lo más importante es lo que Arnold dijo entonces --junio de 1947-- luego de ocurrido su avistamiento: "Aunque he invitado al Ejército y al FBI para que investiguen la autenticidad de mi historia y examinen mi capacidad mental o física, no he recibido ninguna muestra de interés por parte de esa dos importantes fuerzas protectoras de nuestro país; supongo que, tras los informes que di a la United y Associated Press, y en dos ocasiones por radio, recorriendo toda la nación, si nuestra Inteligencia Militar no conociera lo que observé hubieran sido los primeros en venir a visitarme".
Arnold recién fue oficialmente entrevistado el 17 de julio…