EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 144 – Agosto de 2010
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
"El Dragón Invisible"
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
Los relatos sobre antiguas tecnologías
Francisco Javier Torrent
Valencia – España
Analizando con detenimiento algunos textos en fuentes muy
arcaicas, tales como algunos textos sánscritos o sumerios, pasajes bíblicos,
etc.; numerosos autores han encontrado la evidencia de una descripción
tecnológica.
La mayoría de expertos han restado importancia a dichos
relatos, y los han calificado de exagerados o fantasiosos.
Sin embargo, nosotros debemos permitirnos el beneficio de
la duda…
Las tablas tibetanas de Kanchur, abundan en menciones de
naves como burbujas o perlas espaciales capaces de transportar gente a grandes
velocidades.
En la historia de la antigua China es conocido un
episodio en el que un príncipe llamado Wan Hu (siglo XV aC), se elevó por los
aires en un asiento de 47 cohetes para no ser visto nunca más.
John Michell aseguraba que las transfiguraciones de
serpientes entre los pueblos antiguos, eran en realidad interpretaciones veladas
de naves volantes. Así por ejemplo pone el caso de Quetzalcóatl, el cual
finalizada su labor civilizadora, huyó por los aires, fue por el espacio de un
lado a otro, y se convirtió en el planeta Venus, con el nombre náhuatl de la “estrella
que echa humo”. Es decir que la serpiente voladora, más
que una estrella; es un cohete que se aleja hasta convertirse en sólo un
punto luminoso en el cielo... y echa humo.
Si analizamos con una visión moderna los textos hebreos,
encontramos infinitos detalles interesantes. Por mencionar algunos, podríamos
citar lo relatado en el libro del profeta Elías, que bien podríamos clasificar
como “abducción previamente anunciada y
acordada” por “un carro de fuego
tirado por caballos de fuego” que recibió el adjetivo de turbonada
(figuradamente, multitud de cosas que caen de golpe o vienen juntas y
violentamente. Fuerte chubasco acompañado de truenos).
El Éxodo también está lleno de relatos interesantes, como
cuando menciona que “El Señor los precedía
de día en una columna de nube (...), y de noche en una columna de fuego para
alumbrarles” que no es otra cosa que un objeto que al impulsarse provocase
un torbellino de arena que tras oscurecer, permitiese ver la misma arena
iluminada por efecto de la propulsión del objeto. Además, en el textos se
mencionan máquinas para fabricar comida (la “máquina del maná” que en el libro Hadra Zuta Odisha -2ª crónica
2,5-, se describe como un aparato que cada día permite fabricar metro y medio de
alimento y que estuvo guardado en el templo de Jerusalén. Del cual el ingeniero
electrónico George T. Sassoon y el biólogo Rodney Dare construyeron un prototipo
que funciona y actualmente lo conservan en Londres), armas sofisticadas (como el
herem, denominada anatema o en otras ocasiones dardo, la cual se colocaban en la
mano y daba origen a la destrucción o a la parálisis de sus enemigos), etc.
De igual modo, lo referido por el profeta Ezequiel junto
al río Quebar, cerca de Babilonia, podría corresponder, según Josef F. Blumrich
(antiguo ingeniero jefe responsable de la Oficina de Construcción de Proyectos
de la NASA), a “la descripción total y
compleja” de un vehículo aéreo. No en vano la Merkaba (“carro
de Ezequiel”) es uno de los relatos que componen la Cábala hebrea.
También podríamos mencionar los denominados terafim,
objetos que la tradición describe como “cabezas
momificadas” y que según Éliphas Lévi eran unos artilugios que realizaban
oráculos. Lo cual nos obliga a relacionarlos con el mismo artilugio que poseía
el Papa Silvestre II (en el volumen CXXXIX de la Patrística –Patrología– latina
de Migne, se describe a un autómata con un funcionamiento análogo a las máquinas
binarias) o Albert von Bollstädt (el cual construyó un ser artificial que poseía
la capacidad de profetizar, el cual fue destruido por su alumno el teólogo San
Tomás de Aquino).
En el Ramayana, se menciona con absoluta naturalidad los
vehículos que a voluntad de su piloto, volaban libremente por el aire; los
cuales eran metálicos y brillaban en el cielo. También se describen que los
vimânas (literalmente “objeto que
atraviesa el cielo y se desplaza como un pájaro”), eran triangulares,
aterrizaban sobre ruedas que se replegaban en vuelo, eran de metal y alcanzaban
grandes velocidades. El motor funcionaba con un combustible líquido que contenía
mercurio y se almacenaba en tres depósitos. Lo conducían tres pilotos y cabían
cuatro pasajeros más. A continuación describe el entrenamiento de los pilotos,
las rutas de vuelo, componentes y sistemas de impulsión diversos. Los vimânas
también se mencionan, coincidiendo en los detalles, en el Saramangana
Suttradhara, y en el Mahābhārata. Según estos textos, los tripulantes de estos
aparatos estudiaban a los que vivían en la Tierra.
En el Veda Sabhaparva se describen ciudades espaciales
que rodeaban la Tierra, giraban sobre su propio eje para generar fuerza
gravitatoria. También se mencionan armas que eran “proyectiles que encerraban la fuerza del sol, levantaban tempestades,
atronaban hasta que la tierra temblaba, la oscuridad se cernía sobre la ciudad y
después la gente perdía el cabello, las uñas, le salían protuberancias y
finalmente moría”. Dicha arma también está descrita en el poema Mahavira
Charita del Ramayana y en el Mahābhārata.
Muchos han alegado que las armas descritas en los textos
sánscritos únicamente mencionan arcos y flechas; y que los vimânas de los
textos, están fabricados con madera.
En efecto, en el Drona Parva (libro de Drona) que forma
parte del Mahābhārata, menciona que: “Adwatthaman
el valeroso… invocó el arma de Agneya, incapaz de ser resistida por los mismos
dioses. Teniendo como objetivo todos sus enemigos visibles e invisibles… Inspiró
con mantras un eje ardiente, del brillo de un fuego sin humo, y dejó todos los
lados quemados en un fuego del bosque. Las duchas de flechas agudas y feroces
cayeron y emitieron sobre el viento... quemado por aquellos ejes... los
guerreros hostiles se cayeron como árboles quemados por un fuego furioso. Los
elefantes enormes se quemaron por esa arma y cayeron abajo en la tierra por todo
alrededor, pronunciando gritos feroces… los corceles, rey de O, y [los
carros] también fueron quemados por la
energía de esa arma, has visto, Señor de O, como las cimas de árboles [han
sido] quemados en un fuego forestal”.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que isu (flecha en
sánscrito), según el diccionario de Monier-Williams, significa no sólo “flecha”,
sino también “rayo de luz”.
Otra de las cosas que debemos tener en cuenta es que, por
ejemplo, también Noé construye su “arca”
con “maderas resinosas”. Si pensamos
que el término hebreo para “arca” es
tebah (“recipiente”); siendo
precisamente el mismo término que se utiliza para la “cuna” donde se encontró Moisés, podemos especular que el uso de la
madera podría haber alcanzado un adecuado nivel de presurización, máxime cuando
es sabido que el tebah de Noé y el extraño submarino cuadrado que se menciona en
el Poema de Gilgamesh son probablemente el mismo objeto.
El uso de la madera en vehículos aéreos no es algo
inusual, y pruebas de ello son, por ejemplo, los aviones Horten Ho IX y De
Havilland DH.98. Ello parece concordar con las tradiciones de la isla de Pohpei,
donde se sostiene que existían seres que “construyeron
pájaros voladores con árboles”. Dichos seres “penetraban en grandes pájaros, pronunciaban palabras mágicas, el pájaro
se alzaba y volaba con ellos dentro”. Como último apunte, debemos indicar
que uno de los primeros cuerpos generadores de sustentación (diseñados para
validar el concepto de volar en un vehículo sin alas desde el espacio de regreso
a la Tierra, y hacerlo aterrizar igual que una aeronave en un lugar
predeterminado), fue el M2-F1 (construido por el diseñador Gus Briegleb y que
contribuyó a construir la base de datos que se tradujo en el desarrollo del
programa del transbordador espacial), el cual ¡poseía un revestimiento de madera
contrachapada colocada sobre un armazón tubular de metal! De igual modo, en
China se han desarrollado naves espaciales recuperables que supuestamente
utiliza la madera como material ablativo. Siendo precisamente la madera (y en
algunos casos corcho) utilizada como material ablativo para algunas zonas del
motor de cohetes norteamericanos y los obenques de carga útil (que se calientan
cuando el cohete vuela a través de la atmósfera). Por lo tanto, la comprensión
de los textos y su dificultad de interpretación, sólo reside en la exacta
transcripción moderna de expresiones tales como vaihayasi (volar), gaganacara
(aire) o vimana (objeto volador). De modo que únicamente la técnica moderna ha
permitido una traducción razonable. No en vano, en algunos lenguajes modernos de
la India, por ejemplo en gujarati, la palabra vimania significa “avión”.
Tal vez por ello, J. Robert Oppenheimer mencionaba que diseñó la primera bomba
atómica en la historia moderna; es decir, que en un pasado existieron otras.
Algunos historiadores clásicos, como Sozomen (Salminius
Hermias Sozomenus 400-450), mencionaban como unos individuos utilizaban ciertos
objetos con los cuales descendían como “estrellas
llameantes” caídas del cielo. Cuando descendían se calificaba a los objetos
de donde salían como huevos, si los objetos estaban en el aire, Sozomen asegura
que se describían como grandes aves o Grifos llameantes y también como figuras
aladas o anillos volantes. Los relatos de Higinio, Manilo y Jano también cuentan
como dichos seres, se sumergían en las aguas del río Éufrates desde el cielo. El
fragmento de Heladio preservado por Fotio explica que Oe salió de un objeto “parecido
a un gran huevo”. En el Comentario de Germánico a la edición de Arato, sobre
el mismo texto, menciona que otras variantes cuentan que salió una deidad de un
huevo que había caído al río y un pez lo había empujado a una orilla, este huevo
tenía un aspecto luminoso. Por lo tanto, están describiendo aparatos que
entraban en el agua (“huevos”) y
volaban (“grandes aves”, “grifos llameantes”), tratándose probablemente de cápsulas que
poseían un anillo alado.
En una tablilla asiria, se describe con detalle cómo se
ofrece a Gilgamesh un vehículo hecho de metal, que tenía ruedas y alas que
giraban y son impulsadas por artilugios que hacen viento. Los textos mencionan
las armas “el cazador supremo” y “el
matador supremo” que emitían haces luminosos y rayos de muerte. También
nombran el Mu-na-da-tur-tur, cuyo significado es “lugar
de descanso de la recia piedra de Mu”, siendo Mu un objeto para trasladarse
hasta la atmósfera y más allá de ella (“El
Mu que se enciende como el fuego, lo hice alto y fuerte”). Igualmente narran
la experiencia de Etana, el rey de Kish, el cual tras obtener el permiso de
Utu-Shamash, encargado de los Shem (literalmente “naves
cohete”) y de la Águilas; fue instruido para poder alzar el águila del foso
donde se encontraba, tras aprender las maniobras y controlar los instrumentos y
tras el tercer intento logró despegar, al día siguiente, junto a un piloto y
debidamente equipados, volvieron al Águila con la intención de llegar a la “morada
del cielo”, a través de la escotilla y conforme se iban alejando describe
como todo se hace pequeño hasta que finalmente, incluso el suelo y el ancho mar
habían desaparecido, finalmente al perder de vista la Tierra y entrar en una
zona que “no pertenece a ningún dios”, se le apodera el miedo y pide al piloto
que lo devuelva a la Tierra.
Para el historiador Alberto Fenoglio, el rey Etana fue
llevado como huésped de honor en una nave voladora con la forma de un escudo.
También el filólogo Hermann Burgard opina que en los textos sumerios de
Gilgamesh se constata un encuentro con astronautas. Burgard justifica sus
argumentos desde el punto de vista lingüístico; los sumerios no mencionan la
palabra dioses, sino que hablan de dingir, término que deriva de din (“el
que manda”) y gir (“objeto volador”).
Según algunas tablillas, unos individuos denominados
anunnaki, precisaban oro para reparar la atmósfera de su planeta (denominado
Nibiru) y se establecieron en el Golfo Pérsico.
Si tenemos en cuenta que las sondas espaciales se
protegen con el mismo material, muy posiblemente los textos mencionen la
descripción de una gran nave espacial. Además, la posibilidad de que se trate de
un planeta errante parece poco creíble, siendo más posible que se trate de un
objeto tripulado. A este respecto cabe mencionar que científicos como L.R.
Shepherd, I.M. Levitt, Dandridge Cole, J.D. Bernal y Donald Cox, afirman que es
posible utilizar asteroides como vehículos espaciales, e incluso vaciándolos,
podrían realizar el papel de arcas espaciales y sostener la vida en el espacio
interplanetario.
Algunos datos parecen demostrar esta posibilidad, ya que
por ejemplo el científico Johannes Fiebag señaló que desde 1672 se comunicó el
avistamiento de una luna en Venus (ente otros por el astrónomo italiano
Cassini). Después desapareció sin dejar rastro hasta que entre 1768 y 1886 la
redescubriera el astrónomo egipcio Houzear (y le puso el nombre de Neith). Pero
desde 1892 nadie la ha vuelto a ver.
Un caso similar ocurrió con Vulcano, desde que en 1855
Urbain Leverrier (director del observatorio de París) sospechó de un objeto que
desestabilizaba la órbita de Mercurio. El 26 de marzo de 1859, Lescarbaults
confirmó la existencia de un pequeño planeta, que estuvo observando durante una
hora, al que llamó Vulcano. En 1871, el astrónomo Rudolf Wolf de Zúrich encontró
anotaciones de dos objetos con periodos orbitales de 26 y 38 días
respectivamente. El 4 de abril de 1875 Heinrich Weber descubrió de nuevo a
Vulcano en el lugar calculado; los observatorios de Greenwich y Madrid lo
fotografiaron. El 19 de julio de 1878 durante un eclipse, James D. Waston,
profesor de astronomía de la Universidad de Michigan y Lewis Swift vieron de
nuevo dos objetos. A partir de 1878 ya nunca más han sido vistos.
Actualmente existen varios objetos sospechosos en órbita
alrededor del Sol (CG9; 1996 PW; 1991 VG; en este último el radar da un “efecto
cero”, es decir, no aparece en las pantallas).
Incluso, en la década de los ’60, Mijail Vasin y
Alexander Sherbakov, de la Academia Soviética de Ciencias habían expuesto la
hipótesis de que nuestro satélite fue en realidad construido indudablemente de
manera artificial. También en 1962, Gordon McDonald, de la NASA, basándose en el
análisis de los movimientos lunares indicaba que nuestro satélite era hueco.
Christopher Knight y Alan Butler, basándose en argumentos matemáticos tales como
que se adecue con sospechosa precisión a la yarda megalítica, o que es
exactamente cuatrocientas veces menor que el Sol y se encuentra exactamente
cuatrocientas veces más cerca de la Tierra que éste, o que tarda exactamente
10.000 días terrestres en contemplar 366 órbitas de la Tierra; también opinaban
que la Luna era artificial.
Dado que su concreta posición en el espacio, su volumen y
su masa, ha sido un elemento fundamental en el desarrollo de formas de vida
inteligentes sobre la Tierra y que numerosos expertos están de acuerdo en que la
Luna no debería estar donde está, ya que no obedece a las reglas conocidas de la
astrofísica, y no hay ninguna teoría suficientemente convincente sobre su
origen, actualmente, numerosos informes de la NASA parecen confirmar los
postulados de una luna artificial.
Ello podría explicar, las informaciones sobre
moonblinks (señales luminosas) en el
interior de algunos cráteres. Durante siglos astrónomos de la talla de sir John
Herschel y el reverendo Nevil Maskelyne (astrónomo real) han observado
esporádicamente estos fenómenos lunares. Pero el brote de estos fenómenos se
inició en 1869 y cesó en 1879, donde se registraron más de 2.000. Aparecían en
grupos circulares, en formaciones triangulares y rectas; moviéndose y variando
de intensidad como si estuviesen controladas por un ser inteligente (todas
cercanas a Mare Crisium). Además desde 1927 hasta 1934 se recibieron señales de
radio desde la luna. Incluso en 1935 se captaron alrededor de ella (por los
científicos Van der Pol y Stormer).
No deja de ser curioso que precisamente en 1935 los
astrónomos ingleses H.P. Wilkins y Patrick Moor avistaran un puente gigante en
Mare Crisium (en aquella época, el astrónomo Wilkins estaba considerado la
primera autoridad lunar y calificó su hallazgo como “uno de los elementos más asombrosos, misteriosos y de apariencia
artificial de la Luna”), el cual también fue observado por John O’Neil, el
editor científico del Herald Tribune,
la noche del 23 de julio de ese mismo año. Y quizás por ello, el Apolo 11,
alunizó cerca de Mare Crisium. Algo que pareció motivar a Armstrong para
realizar posteriormente una expedición a la Cueva de los Tayos. De la cual, Juan
Moricz opinaba que: “se hallaba registrada
la historia de la humanidad en los últimos 250.000 años”.
Referencias:
·
Barclay D. Extraterrestres. La respuesta
definitiva sobre los ovnis. Barcelona. Ed. Timun Mas; 1999.
·
Colaboradores de Wikipedia. De Havilland DH.98
Mosquito. Wikipedia, La enciclopedia libre. Disponible en:
http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=De_Havilland_DH.98_Mosquito&oldid=38618786
(consultado el 8 de julio de 2010)
·
Cox DW. Chestek JH. El asteroide del fin del
mundo. Barcelona. Ed. Timun Mas; 1998.
·
Curry M. (editor) Cuerpos Generadores de
Sustentación. NASA. 2008. Disponible en:
http://www.nasa.gov
(consultada en julio de 2010).
·
Day DA. Advanced Reentry Vehicles. U.S.
Centennial of Flight Commemoration. Disponible en:
http://www.centennialofflight.go (consultada en julio de 2010).
·
Faber-Kaiser A. La isla secreta. 1991. Disponible
en: http://andreas.faber.cat
·
Faber-Kaiser A. Los primeros contactados. 1992.
Disponible en:
http://andreas.faber.cat
·
Faber-Kaiser A. Sombras extraterrestres. 1971
Disponible en:
http://andreas.faber.cat
·
Fiebag P, Gruber E, Holbe R. Lugares mágicos.
Madrid. Ed. Círculo de Lectores; 2003.
·
Fiebag P, Gruber E, Holbe R. Profecías secretas.
Madrid. Ed. Círculo de Lectores; 2003.
·
Kanjilal DK. Ciudades submarinas y espaciales en
los antiguos textos sánscritos. Mundo Desconocido. 1982; (6) 70 (abril).
·
Knight C, Butler A. La ciencia antigua y el
misterio de la luna. Barcelona. Ed. Planeta; 2006.
·
Mendoza Palacios E. ¿Son los ovnis un fenómeno
moderno? Boletín El Fuego del Dragón; 2004; nº 66 (febrero). Disponible en:
http://fuego.dragoninvisible.com.ar
·
Morrison D. Doomsday 2012, the Planet Nibiru, and
Cosmophobia. Astronomy Beat. 2009; No. 3, Septiembre 2,. 6 pp.
·
Paine TO. Manned exploration of the solar system.
Acta Astronautica. 1990;22: 277-279.
·
Paine TO. The next 40 years in space. Acta
Astronautica. 1990; 22: 1-16.
·
Sendy J. Dioses extraterrestres. Barcelona. Ed.
Daimon; 1979.
·
Short R. Out Of The Stars: A Message From
Extraterrestrial Intelligence. Ed. Buy Books on the web; 2003.
·
Sitchin Z. El doceavo Planeta. Barcelona. 2002.
Ed. Obelisco.
·
Temple R. El misterio de Sirio. Nuevas pruebas
científicas de contactos con extraterrestres hace 5.000 años. 1998. Ed Timun
Mas.
·
Vintiñi L. ¿Evidencias de bombas atómicas 5000
años a.C.? Da Jiyuan Internacional. 10.04.2009. Disponible en:
http://www.lagranepoca.com
·
Vintiñi L. La Luna: descomunal proyecto
artificial (segunda parte). Da Jiyuan (la Gran Época). 26.08.2008. Disponible
en:
http://www.lagranepoca.com
·
Vintiñi L. Vímanas: ¿existieron máquinas
voladoras en la India antigua? Da Jiyuan Internacional. 25.08.2009. Disponible
en:
http://www.lagranepoca.com
·
Roldán JA, Roldán M. Bio-ovnis, la teoría
olvidada. Boletín El fuego del dragón. 2000; nº 28 (diciembre). Disponible en:
http://dragoninvisible.com.ar
·
Torrent FJ. El legado hermético de la antigüedad.
Ed. Bubok Publishing; 2008.
·
Wikipedia contributors. Horten Ho 229. Wikipedia,
The Free Encyclopedia. Disponible en:
http://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Horten_Ho_229&oldid=371884245
(fecha de acceso 8 julio, 2010).
Scott Corrales
Bradford – Estados Unidos
Durante la Segunda Guerra Mundial, los pilotos
estadounidenses y británicos que regresaban a sus bases en el Reino Unido traían
consigo no sólo relatos sobre sus experiencias con los controvertidos “foo
fighters” – enigmáticas bolas de luz que maniobraban entre las flotas aéreas
de los combatientes de ambos bandos armados – sino historias aún más extrañas
sobre aviones fantasma: calcos idénticos de aviones conocidos pero de
procedencia desconocida. En 1944, las dotaciones de varias “fortalezas
aéreas” pertenecientes al 92 Escuadrón de Bombarderos afirmaron haberse
topado con cazas P-47 Mustang en los
cielos sobre Alemania a una altura de veintidós mil pies. Pensando que eran
aviones escolta de los aliados, los pilotos de los bombarderos observaron que
los cazas adoptaron posiciones de escolta en torno a sus enormes aviones justo
antes de salir disparados, ejecutando virajes de noventa grados, para volar
directamente contra los bombarderos. A una distancia de trescientas yardas, los
P-47 repentinamente elevaron sus morros para volar sobre los desconcertados
miembros del escuadrón 92. Las ametralladoras de los bombarderos abrieron fuego
sin impactar ninguno de los cazas; sin embargo, la identificación hecha por los
pilotos fue positiva – se trataba, en efecto de cazas
Mustang, pero pintados de colores no reglamentarios; sus fuselajes
eran de color pardo y las alas totalmente negras, sin insignias que
identificaran ni el país de procedencia ni el escuadrón. Según lo manifestado
por John Keel en su libro Our Haunted
Planet (NY: Fawcett Gold Medal, 1970) la conclusión a la que llegó el
informe de inteligencia producido por los militares que tomaron cartas en el
asunto era totalmente equivocada: “Aviones
P-47, tripulados por el enemigo, considerados originalmente como cazas
estadounidenses”. Los no identificados no abrieron fuego contra los
bombarderos en ningún momento – al contrario, fueron victimas de las grandes
ametralladoras a bordo de las “fortalezas
aéreas”. De haber sido aviones capturados por la Luftwaffe, los pilotos
alemanes no habrían perdido la oportunidad de derribar tan siquiera uno de los
bombarderos.
El gorila aviador
Menos misteriosos y ciertamente más simpáticos son los
relatos en torno a los “aviones sin hélice”
vistos por varios pilotos durante la guerra. El capitán Frederick Trapnell lo
recuerda así. “Me encontré formando parte
de un grupo que abordaba los rumores que emanaban de Europa sobre un extraño y
maravilloso método de propulsión sin hélices”. Trapnell no podía explicar a
sus hermanos voladores que estaban presenciando la llegada de los primeros cazas
a reacción al teatro europeo, ya que él mismo era uno de los pilotos de prueba
del XP-59. De hecho, el hermetismo que debían guardar los pilotos de estos
primeros cazarreactores era total, al grado que Jack Woolams, piloto en jefe del
proyecto, se desplazó hasta Hollywood para adquirir bombines y bigotes postizos
para repartir entre los miembros del escuadrón de prueba para mantener sus
identidades en reserva durante los vuelos. Entusiasmados, los pilotos se
autoproclamaron “Bell Bowlers” (los
bombines de Bell, ya que ésta era la empresa que fabricaba el interceptor) y su
esprit d’corps era innegable.
Un grupo de cazas P-38 que ejecutaba vuelos de
entrenamiento sobre Muroc Dry Lake presenció, con cierta alarma, la forma en que
un avión desconocido se adhería a su formación. El avión intruso carecía de
hélice, lo que estremeció a los aviadores a bordo de los P-38, pero mayor fue la
sorpresa al mirar dentro de la carlinga del intruso: su piloto era un gorila con
sombrero bombín, que fumaba un largo puro. El gorila se quitó el sombrero en
ademán de saludo y se alejó del sorprendido vuelo de entrenamiento a una
velocidad prodigiosa. Los atónitos espectadores no sabían que acababan de
encontrarse con el XP-59 y su piloto Jack Woolams, con una careta de simio que
había obtenido para Halloween. “En aquel
otoño de 1943”, escribe el historiador Curtis Peebles en su excelente obra
Dark Eagles, “se dijo que muchos pilotos se habían vuelto abstemios después de
semejantes encuentros”.
Incidente sobre el
Mar de Bohai
El 8 de enero de 2006, un periódico electrónico en ingles
titulado The Epoch Times – publicado
en la república china – dio parte sobre un incidente sumamente curioso. Sin
precisar fechas ni ubicaciones, la noticia informaba que seis pilotos del “Equipo
Aerobático” de la fuerza aérea china habían sido testigos de una gran
formación de aeronaves no identificadas que se abalanzaban contra ellos a alta
velocidad, casi resultando en un choque en el aire, de no haber sido por los
buenos reflejos de los pilotos involucrados. Uno de los pilotos aeróbatas de
mayor antigüedad, de nombre Feng Yi, con más de 3.000 horas de vuelo a su
nombre, abordó la alucinante experiencia que tuvo su grupo sobre el Mar de Bohai
durante un programa de televisión.
Una vez que los pilotos chinos alcanzaron una altura de
21.000 pies en sus interceptores MiG, tuvieron que enfrentar una gran formación
de aparatos que se dirigían justo a ellos desde el sudeste. Esta situación –
altamente irregular – fue dada a conocer a los controladores de tránsito aéreo
(no se especifica en qué ciudad), pero estos advirtieron que no podían confirmar
la presencia de ningún otro aparato en los cielos aparte del escuadrón de
aeróbatas.
No obstante, los seis pilotos estuvieron de acuerdo en
que habían visto la masa de aviones que los obligó a tomar evasivas. El detalle
de alta extrañeza en este encuentro, sin embargo, reside en el hecho de que los
aviones intrusos “representaban aviones de
distintos países y distintas épocas históricas; las formaciones incluían tanto
aviones de hélice como de reacción a chorro”.
The Epoch Times
propone la teoría de que los pilotos aeróbatas sufrieron una alucinación
colectiva, o tal vez algo más inverosímil: que algún campo magnético con las
mismas propiedades que una de nuestras videocaseteras estaba en operación,
duplicando escenas de otros tiempos. Se barajaron otras posibilidades, inclusive
que los aviones eran una “escena de otra
dimensión o de otra época” que estaba siendo transmitida a los aviadores.
Cinco meses después de este extraño evento sobre los
mares de la China, el veterano investigador ovni Stan Gordon recibió informes
sobre un extraño avión “tipo bombardero”
volando en los cielos del estado de Pennsylvania (USA) en julio de 2006. Sin
embargo, sus indagaciones comprobaron que la teoría inicial -- que se trataba de
un avión antiguo que volaba con rumbo a una exposición aérea – era incorrecta. “No
hubo ningún informe de semejante avión aterrizando ni repostando combustible en
el aeropuerto del condado de Allegheny, donde suelen realizarse tales
operaciones”, escribe Gordon. “Si bien
es cierto que hay una exposición área programada para este fin de semana en la
zona de Pittsburgh, tengo entendido que no participará ningún avión antiguo”.
Como podremos ver, estos incidentes que involucran la
presencia de aviones extraños no son nada nuevo.
Regresa Robur el
temerario
El 13 de julio de 2001, un periódico británico publicó la
extraña noticia sobre un acontecimiento extraordinario: un enorme dirigible
rígido de procedencia desconocida había aparecido sobre el puerto de Liverpool
la semana anterior. A las 11:00 a.m. del 3 de julio, docenas de testigos
dirigieron sus miradas al cielo para presenciar un objeto fusiforme, como un
cigarro plateado. La mayoría de los testigos aquél cálido día de verano
coincidieron en que el objeto se había materializado de la nada. Una mujer
afirmó haber visto la enorme sombra proyectada por el objeto sobre la tierra, ya
que era un día soleado. Cuando se les preguntó por la descripción, la mayoría de
los espectadores coincidieron en que parecía un zeppelín o dirigible.
Las dimensiones del objeto desconocido se calcularon en
unos 300 pies de proa a popa (aunque otros manifestaron que el intruso era mucho
más pequeño, con una longitud total de ciento cincuenta pies). Las autoridades
locales y los controladores de tránsito aéreo en Liverpool se vieron inundados
de llamadas provenientes de ciudadanos preocupados. El intruso representaba un
problema importante para los funcionarios del aeropuerto, ya que representaba un
problema potencial para los vuelos comerciales que pretendían despegar o
aterrizar en la región. A pesar de todo esto, el dirigible fantasma no podía ser
captado por los radaristas, aumentando la preocupación.
La nota de prensa informaba que las redacciones y
estaciones de radio en todo Liverpool recibieron tantas llamadas al respecto que
las centralitas no se daban abasto. El dirigible fantasma volaba a alturas tan
bajas que los oficinistas en los rascacielos podían verlo casi al ras de los
edificios. Una empleada, temiendo la inminente colisión con el objeto, salió
corriendo de su oficina escaleras abajo. Pero quienquiera que haya estado al
mando del enorme aparato pudo esquivar el edificio y hacer que su nave se
alejara flotando. Otros informes indicaron que el aparato fue percibido en una
multitud de ciudades inglesas, la última de ellas siendo Blackpool, donde se le
vio volando a una milla de la costa a eso de las ocho de la noche.
Sin embargo, esta narración de alta extrañeza no culmina
con la desaparición del objeto en el horizonte: Gareth Maine, vecino de Hunts
Cross, se valió de sus años de experiencia en el campo de la radiocomunicación
para rastrear al intruso con una antena parabólica omnidireccional,
supuestamente captando las conversaciones de los tripulantes del objeto en la
banda de onda mediana (MW). Aún así, no le fue posible entender lo que decían.
La grabación fue transmitida por una estación de radio y una llamada al programa
apuntó que las voces grabadas – nítidamente masculinas y femeninas – hablaban “un
dialecto del japonés” y que el tema de su intercambio era de naturaleza
técnica, consultando la altura correcta y la dirección de los vientos
predominantes. Las voces también comentaron sobre el despliegue de equipo de
grabación en vídeo, haciendo suponer a algunos que una productora japonesa se
había apoderado de un zeppelín para hacer algún rodaje.
Pero, ¿cuál era la verdadera naturaleza del dirigible
fantasma? Cuando consultamos el tema con John Hayes, director de la página web
UFOINFO.com, nos dijo lo siguiente: “No
tuve noticias algunas del supuesto dirigible fantasma en aquel momento, pero
algo a tomar en cuenta es que los dirigibles regresaron en algún momento durante
la década de los ’80, manifestándose casi a diario. Recuerdo haber visto dos de
ellos volando a muy baja altura [...].
No estoy seguro que sigan apareciendo, pero eran mayormente plateados como los
que aparecen en la foto”.
¿Un dirigible extraviado y lleno de turistas, o tal ves
turistas de una dimensión parecida a la nuestra? A estas alturas sólo podemos
especular.
Llegaron los
aviones extraños
En febrero de 1996, el rotativo londinense
The Times informó que un Boeing 737 de
la British Airways, con 60 pasajeros a
bordo, había tenido un encuentro cercano con un objeto volador no identificado.
El incidente había tomado lugar un año antes, en enero de 1995, mientras que el
avión realizaba sus maniobras para aterrizar en el aeropuerto de Manchester. De
acuerdo con el capitán Roger Wills, se hallaban a una altura de cuatro mil pies
cuando un “avión con forma de cuña”
rebasó al aparato de la British Airways, planeando tan cerca de estribor del 737
que el piloto se estremeció. Tanto el capitán Willis como su copiloto estaban
convencidos de que este incidente de “air-miss” (cercano a pérdida en el aire) no tenía nada que ver con
globos sonda ni ningún otro objeto conocido, aunque el avión con forma de cuña
supuestamente tenía pequeñas luces de navegación y una raya negra a lo largo de
su costado.
¿Sería posible pensar que algunos de estos aviones
fantasmas pudiesen ser, en efecto, OVNIS que se hacen pasar por nuestros propios
aviones de pasajeros y de carga? Existen casos que apuntan a esta posibilidad,
como el caso sucedido en marzo de 1985 en el que participaba un avión de
pasajeros de la Aeroflot que volaba
entre Tblisi (Georgia) a Talinn (Estonia). Según el periódico
London Sunday Times, el avión fue seguido por un OVNI a una altura
de treinta mil pies por espacio de casi ochocientas millas. El objeto
desconocido cambió de formas a lo largo del incómodo trayecto, llegando a
asumir, en cierto momento, la forma de un avión colosal con morro de aguja.
Tanto la tripulación como los pasajeros a bordo del avión de la Aeroflot fueron
testigos de estos cambios, y la presencia del extraño objeto pudo ser confirmada
por las estaciones de rastreo localizadas a lo largo de la ruta del vuelo.
Y si no son OVNIS, ¿cuál pudiese ser la procedencia de
estos aviones desconocidos? Los adictos a la ciencia-ficción, por ejemplo,
podrían conjurar una sociedad en otro nivel de existencia cuyas fuerzas aéreas
consisten de las antiguallas y desechados de nuestro propio mundo, tal vez
aviones que desaparecieron misteriosamente del espacio aéreo de nuestro mundo
para reaparecer en otro lugar o tiempo. Un concepto absurdo a primeras, pero tal
vez no tanto cuando traemos a colación los escritos de John Keel sobre los
vehículos claramente no humanos que han sido vistos en el proceso de robar
bienes de almacenes terrestres. “Algunos
investigadores”, dice Keel en su obra
Disneyland of the Gods (NY: Amok Press, 1987), “comienzan
a preguntarse seriamente si tal vez estemos abasteciendo algún mundo
extradimensional con materia prima”, pasando a citar un caso ocurrido en la
ciudad de Cherry Hill, Nueva Jersey (USA), ocurrido en 1966. Cuatro testigos
observaron las maniobras de un dirigible desconocido sobre una empresa
fabricante de computadoras y efectos informáticos, mientras que sus tripulantes
transferían cajas al aparato fantasma. Los entusiastas de Keel también
recordarán sus informes sobre aviones extraños guardando cierto parecido a los
aerocargueros C-119 que volaban a la altura de las copas de los árboles – con
las luces de cabina brillantemente encendidas – durante las apariciones del ya
legendario “hombre polilla” o
Mothman en 1966-67 (The Mothman Prophecies, NY: Signet, 1976, p.118) y la desconcertante
experiencia vivida por un testigo que presenció luces anómalas sobrevolando una
carretera durante una tormenta de nieve en 1968: las extrañas luces estaban
seguidas por un pequeño avión que normalmente sería incapaz de volar bajo
semejantes condiciones meteorológicas. ¿Un OVNI incapaz de desactivar su
camuflaje? La pregunta seguirá en pie.
Conclusión
La otra interrogante sin contestar se refiere directamente al punto de origen de dichos aviones fantasma. El buen uso de la navaja de Occam – recién afilada – nos llevará a considerar que muchos, tal vez la mayoría, de estos relatos son meramente informes sobre antiguallas militares que se dirigen a las exposiciones aéreas celebradas en muchos países de occidente. Tampoco podemos descartar el factor psicológico. No obstante, la mente nos plantea otra posibilidad inquietante – al igual que hemos propuesto la existencia de “antipersonas provenientes de la nada” (Corrales, “Non-People from Nowhere”, FATE Magazine, Nov. 2001), es muy posible que existan “antipaíses” en alguna dimensión desconocida cuyas aeronaves podemos ver de vez en cuando al producirse una aberración en aquello que llamamos “la realidad”.