EL FUEGO DEL DRAGON
BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA
Nº 150 – Febrero de 2011
Editado por Carlos Alberto Iurchuk
La Plata – Argentina
"El Dragón Invisible"
Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.
Los asombrosos fenómenos de Trancas
Dr. Oscar A. Galíndez
Fuente:
“OVNIS” Nº 4 (Nov. / Dic. 1974)
Material enviado
por: Rubén Ismael Mansilla
Mar de Ajó –
Argentina
Transcripción: Carlos Alberto Iurchuk
[Nota de Carlos Alberto Iurchuk: Dado que el formato del boletín
no incluye imágenes, en el texto se omitió las referencias a los gráficos que
acompañaban al artículo original.]
X. – Aplicación de la Ufología Comparada en el caso de
Trancas
A) Serpentina: La descripción de la serpentina nos
induce a recordar la hipótesis del “sumidero magnético”, del desaparecido
ingeniero canadiense Wilbert Smith, aprovechable a través de un arco conductor,
giratorio, que lo rodease. Los efectos luminosos de la máquina que utilizase
este procedimiento se deberían a la rotación del anillo, aunque a veces podrían
imputarse a una descarga en forma de corona.
Para Smith, muchos “platillos” nocturnos no serían
vistos para nada, especialmente cuando sus aros no experimentasen los efectos
del calor, debido a la ausencia de rotación (Recuérdese que – al principio – el
objeto “F” se mantenía en la penumbra, a corta distancia de la finca).
Pero si el aro rotativo aumentase su velocidad,
recalentándose a consecuencia de sus movimientos dentro del campo magnético,
Smith sostenía que aparecería un resplandor rosado. Luego – a mayor velocidad
del anillo – el color se tornaría más brillante, llegando al rojo, después al
naranja y posteriormente al amarillo. El proceso de conversión sería
gradualmente más veloz. (4)
(En el caso de Trancas la serpentina giratoria comenzó a
moverse lentamente, con una tonalidad entre rosada y roja. A medida que su
rotación cobraba mayor velocidad, el matiz viraba al rojo vivo, para asumir
finalmente un tono anaranjado que persistió durante toda la duración del
fenómeno. Las fases de mayor velocidad de giro – que aparejarían coloraciones
amarillas y rojo-blancuzcas – no fueron alcanzadas por el objeto de Trancas. No
obstante, el orden correlativo de las variaciones advertidas resulta coincidente
con las especulaciones de Smith).
B) Azufre: Suele estar íntimamente ligado a los
descensos del fenómeno. Entre los casos argentinos en que el olor a azufre fue
una nota distintiva, vale la pena aludir a los siguientes episodios:
a) 11 de septiembre de 1967, Villa Constitución,
provincia de Santa Fe, 21:30 horas.
Dos jóvenes que trabajaban en la finca de la familia
Calamante participaron a la señora Catalina Salvarezza de Calamante de la
presencia de un extraño objeto luminoso que, aparentemente, se había posado a
poca distancia de la casa. Tanto esta última como su esposo y seis personas que
se encontraban ocasionalmente en la casa constataron que a unos 300 metros del
lugar se encontraba – en efecto – un misterioso cuerpo que irradiaba
enceguecedores destellos luminosos. Se mantuvo suspendido a un metro del suelo y
por espacio de 4 horas, no siendo posible aproximarse al mismo, ora por el
vendaval que arreciaba, ora por la notable luminosidad del Ovni. No obstante
ello, y una vez desaparecido el fenómeno, se acercaron al sitio ya casi de
madrugada. La primera gran impresión estuvo dada por un penetrante olor a
azufre que flotaba en el ambiente. La gramilla estaba como desecada en un
área de 3 metros. En el centro de la huella existían dos trazos paralelos, como
producidos por dos ruedas o esquíes. (5)
b) 18 de julio de 1968, Lavalle, provincia de Mendoza,
7:30 horas.
Las maestras Amelia Arasqueta, Zulema Arasqueta, Mary
Granada de Baniglia y Silvia Grozona se dirigían a Lavalle cuando vieron un
extraño objeto rojo-anaranjado, de forma oval, que se desplazaba a muy pocos
metros del suelo. Tenía unos 20 metros de diámetro, se movía muy lentamente y no
producía sonido alguno. Antes de la aparición se percibió un fuerte olor a
humedad (¿ozono?), que se intensificó hasta hacerse irrespirable. Una de las
testigos experimentó somnolencia. (6)
c) 22 de julio de 1968, El Sauce, provincia de Mendoza,
1:20 horas.
Mientras cumplía su guardia nocturna, la señora Adela C.
De Panasitti, enfermera del Hospital Neuropsiquiátrico de El Sauce, fue
sorprendida por un zumbido ensordecedor. Al salir al patio vio en medio del
mismo un objeto de gran tamaño, color aluminio y forma de trompo, con una serie
de ventanillas cuadradas por una de las cuales la testigo distinguió varias
figuras humanas que se movían. La enfermera se sintió quemada por la luminosidad
que emitía el objeto y quedó con las piernas paralizadas. A poca velocidad, el
OVNI se elevó por encima de un muro de 12 metros de altura, rozó las ramas de un
árbol de pimienta y se alejó. Entonces la señora de Panasitti recuperó su
movilidad. El aterrizaje dejó manchas grisáceas en el patio y un olor a
azufre quemado. La enfermera sufrió quemaduras de primer grado en el cuello,
manos y rostro. (7)
d) 18 de diciembre de 1869, La Reducción, Tucumán,
madrugada.
El agricultor Manuel Rodolfo Rodríguez afirmó haber visto
un OVNI de 70 metros de largo con forma de cigarro, dispuesto horizontalmente,
que estuvo suspendido durante 20 minutos a la altura de los cables del tendido
eléctrico que corren paralelo a la ruta Nº 38, en las proximidades de su finca.
La misma visión tuvo el padre del testigo, señor Joaquín Rodríguez, cuando
acudió al lugar de la observación llamado por su hijo. Al día siguiente se
comprobó que en la zona donde estuvo el OVNI, las hojas de los eucaliptos
estaban chamuscadas y en el aire había olor a azufre o a pólvora quemada.
(8)
En orden a la determinación de este tipo de constantes,
el investigador se enfrenta con la dificultad de no contar con una certidumbre
plena de que las emanaciones realmente sean sulfurosas. Los testigos – por lo
general –, hablan de un gas “fuerte y penetrante”, asociándolo al olor a
azufre, que les es más conocido. Pero muchas veces los protagonistas alimentan
dudas acerca de tal calificación. Son numerosos los casos en que tal
encuadramiento se hace a título aproximativo.
De nuestra parte, pensamos que la verdadera naturaleza de
estos efluvios podría estar en el OZONO, más que en el azufre. Es un gas fuerte
y penetrante, que importa una modificación alotrópica del oxígeno. En cantidades
apreciables presenta una tonalidad azulada que – sin embargo – puede pasar
desapercibida frente a la coloración de la potentísima luz del fenómeno. Su
densidad equivale a una vez y media la del oxígeno (De allí que no se volatilice
rápidamente). A la temperatura ordinaria se descompone lentamente, lo que
explicaría su persistencia por varias horas en los sectores de descenso. Una de
las formas de manifestarse es a través de descargas eléctricas. Es más, la
física nos enseña que un campo magnético alterno, motivado por una corriente de
inducción, produce las llamadas corrientes parásitas o de Foucauld. Este efecto
se presenta asociado no sólo a un INCREMENTO DE LA TEMPERATURA, sino también a
la PRODUCCION DE OZONO, cuya inhalación en estado concentrado acarrea la PERDIDA
DEL CONOCIMIENTO (La doctora Vera estuvo a punto de desmayarse).
Nos preguntamos – en consecuencia – si el fenómeno OVNI
no es sino un proceso eléctrico o, al menos, utiliza energía eléctrica en su
desenvolvimiento.
Adviértase la significación que adquiere la verdadera
naturaleza del gas, con miras a la determinación del mecanismo rector de estas
manifestaciones. Creemos que en el ozono, y no en el azufre, puede estar el
indicio que buscamos.
C) Residuos: El residuo carbonatado de Trancas es
plenamente coincidente en su composición química con el de otros aterrizajes,
entre ellos el producido el 12 de mayo de 1962, en las inmediaciones de Bahía
Blanca (Argentina). El análisis de este último material fue realizado en los
laboratorios de la Universidad Nacional del Sur arrojando presencia de un
elevado porcentaje de carbonato de calcio y un remanente de carbonato de
potasio. (9)
D) Haces coherentes de luz: En oportunidad de
nuestra entrevista con la señora Yolié M. de Colotti, le exhibimos varias
publicaciones ufológicas que incluían dibujos aclaratorios de observaciones
referidas a “tubos” de luz. Mayúscula fue la sorpresa al advertir las
marcadas semejanzas que existían entre esos casos y el fenómeno de Trancas.
Conviene tenerlos en cuenta ya que abonan la autenticidad de este último caso.
a) Constante I: El 6 de mayo de 1967, el señor
Raymond Schirrmann, su señora, su hijo Jean Luc (10 años) y un compañero de
éste, Phillippe Wassiner (11 años), fueron a pasar el fin de semana a un chalet
ubicado en Das Hochfeld, en la ciudad de Estrasburgo, a unos 9 kilómetros al
S.E. de Schirmeck, Francia. (10)
A las 19 horas, luego de terminar de cenar, se dirigieron
a una pequeña terraza para contemplar la puesta del sol. Súbitamente una hilera
de 7 u 8 objetos alineados surgió en dirección Oeste-NO, a unos 9 kilómetros de
distancia. Cada elemento parecía estar compuesto por un núcleo oscuro, rodeado
de un halo que semejaba a un “círculo de humo”. Al cabo de unos minutos
desaparecieron hacia el Sur, pero luego reaparecieron para dispersarse
rápidamente en distintos sentidos, siempre dentro del cuadrante Oeste. En ese
sector el bosque presentaba una fuerte tonalidad rojiza, como producida por un
incendio. A las 20 horas, el esplendor se extinguió.
Aún comentaban estos incidentes cuando a las 21 horas,
emergió a una centena de metros de la vivienda – viniendo del sur – un enorme
objeto oscuro que respondía a la configuración de una lenteja. Tenía unos 15 ó
20 metros de diámetro. El silencio era total. Se aproximó lentamente hasta unos
20 ó 30 metros del chalet y allí se detuvo. Una suerte de haz luminoso blanco –
amarillento y de aspecto COMPACTO se proyectó entonces desde la parte inferior
del objeto hacia la ventana de la cocina. El rayo era perfectamente cilíndrico,
salvo su extremidad que parecía ligeramente más voluminosa. Desapareció
bruscamente.
La señora de Schirrmann aprovechó esta circunstancia para
penetrar a la cocina e intentar cerrar los postigos, pero un nuevo haz luminoso
que partió del objeto la hizo desistir de tal propósito. La mujer llamó
atemorizada a su marido al tiempo que otros dos rayos coherentes se incorporaban
al anterior. Los tres guardaban un perfecto paralelismo, siendo el primero de un
color azulado y los dos restantes de un verde malva. El primero tenía el grosor
del pulgar y los otros dos el del meñique. Terminaban bruscamente a un metro de
tierra y se situaban en un mismo plano, no vertical. Si distancia entre sí era
de una decena de centímetros, orientándose los tres hacia el interior de un
trapecio luminoso que se dibujaba en el suelo y cuyos lados no paralelos
terminaban al pie del muro del chalet.
Minutos después se produjo la desaparición instantáneas
de las proyecciones cilíndricas y del trapecio luminoso. Segundo más tarde, el
objeto volador enfiló lentamente hacia el norte, perdiéndose entre los árboles
que circundaban la vivienda. La estación de radar de Das Hochfeld denunciaba
poco después la captación de un cuerpo no convencional, entre las 20 horas y las
22 horas.
COMPARACION CON TRANCAS: Las diferencias más
notables radican en el grosor de los “caños” de luz, el color de los
mismos y en su aparición instantánea. Las similitudes se dan en función de la
perfecta coherencia de los haces así como su aparente tarea de escrutación.
b) Constante II: En la noche del 29 de agosto de
1967 – en ausencia de sus padres – el joven Yvan Guindon (13 años) se encontraba
con sus dos hermanas (Diana y Dennise), en el hogar paterno de Oka a 36
kilómetros de Montreal, Canadá. Sus hermanas dormitaban en una habitación
contigua. (11)
A las 23:10 horas, percibió un extraño zumbido, al tiempo
que los dos gatos de la casa comenzaron a correr en distintas direcciones.
Llevado por la curiosidad, el joven subió a un banquillo y se asomó por la
ventana de la sala de baño. Con natural sorpresa, no exenta de temor, comprobó
la presencia de un aparato luminoso que se balanceaba
suavemente a unos 50 metros de la casa. Se encontraba suspendido a unos 5
ó 6 metros del suelo y parecía tener 10 metros de diámetro por 5 de alto. Su
parte superior emitía una luminosidad blancuzca, mientras que sobre su periferia
horizontal (de apariencia circular) se movían ondulantes unas luces rojas,
anaranjadas y amarillas.
Del extremo inferior del artefacto emergió un rayo
luminoso de mayor intensidad que el arco de una soldadura eléctrica, el que se
alargó lentamente. Sus contornos eran perfectamente definidos, lo que le
comunicaba la apariencia de una “barra” o “CILINDRO” brillante.
Daba la impresión de buscar algo en el suelo, de modo que estaba animado de
cambios direccionales permanentes. Fue así como imprevistamente, el rayo se
elevó hasta la altura de la ventana y quedó apuntando al niño que, presa de
pánico, se arrojó prestamente al suelo. Sus ojos le ardían y casi no veía,
normalizándose su visión unos 2 ó 3 minutos después.
Recompuesto del susto, el joven trepó nuevamente al
banquillo y dirigió su mirada hacia el exterior. El objeto se mantenía en el
lugar, aunque el rayo coherente había desaparecido. Ahora una suerte de
proyección luminosa – también de aspecto compacto – había surgido en la parte
superior del extraño vehículo, estirándose verticalmente hasta alcanzar una
altura de 12 metros. La extremidad de esta prolongación coherente se expandió,
recayendo sobre el objeto y formando una especia de muro transparente de forma
acampanada. Su base alcanzó el suelo, abarcando una extensión de 80 metros de
diámetro. El ronroneo o zumbido comenzó a hacerse más persistente. Las luces del
objeto se apagaron y éste cobró rápidamente altura, desapareciendo hacia el
N.N.E. Eran las 23:25 horas.
COMPARACION CON TRANCAS: En Trancas y en Oka, los
haces parecían estudiar minuciosamente las dependencias de las fincas. En ambos
hay coherencia de la luz emitida; las proyecciones avanzan con lentitud; los
animales domésticos acusan la presencia del fenómeno; existe una serpentina
giratoria con variaciones del rojo al naranja y al amarillo; un ronroneo preside
la manifestación del fenómeno.
c) Constante III: A fines de octubre de 1967, el
señor A. R. Spargo, en circunstancias en que se conducía en su automóvil hacia
Boyup Brook, Australia, fue súbitamente enfocado por un “TUBO” de luz que
partió de un objeto situado a 30 metros o más del suelo. El vehículo se detuvo.
Desde el parabrisas pudo comprobar que el “tubo” tenía entre 60 cm. y 1
metro de diámetro y era hueco (12). Se mantuvo como observando al señor Spargo
por espacio de 5 minutos y luego desapareció con el objeto emisor.
COMPARACION CON TRANCAS: Para el señor Spargo, el
haz compacto daba la impresión de ser hueco. La misma sensación experimentó la
señora Yolié al ver avanzar de frente los rayos proyectados por el objeto “D”.
En uno y otro incidente, coherencia de la luz de por medio, medió una tarea de
escrutación.
d) Constante IV: El 31 de agosto de 1968, los
señores Marius Carré y Paul Billard habían llevado un tractor con un acoplado a
fin de recoger atados de centeno en un campo perteneciente al primero de ellos,
ubicado casi en la cima de una colina, en Villiers-Morvan, Francia (13). A la
izquierda de un bosque de abetos, y sobre una pequeña colina situada a 2
kilómetros de allí, al S.O., Carré visualizó a las 10:30 de la mañana, una
mancha blancuzca que tenía apariencia romboidal o – si se quiere – de un naipe
de picas extendido sobre la hierba.
Los trabajadores no prestaron mayor atención al hecho por
lo que continuaron con su tarea. Pero media hora después comprobaron con
extrañeza que desde aquel cuerpo blanquecino estaba emergiendo una prolongación
luminosa que – en forma de TUBO – se alargaba paulatinamente en dirección a
ellos. Entre 5 y 10 minutos cubrió la extensión de 2 kilómetros, deteniéndose
sobre unos arbustos a 30 ó 40 metros del lugar en que se encontraban.
El señor Billard, de pie sobre el acoplado, apilaba los
atados que desde el suelo le alcanzaba el señor Carré. Este podía ver el “tubo”
ligeramente de costado, mientras que el señor Billard lo apreciaba bien de
frente. Era tan brillante que imposibilitaba una observación detenida. Su
extremidad – de 1 a 2 metros de diámetro – presentaba una especie de telaraña
brillante, animada de un curioso movimiento comparable a los puntillos luminosos
de las pantallas de TV. Cuando el tractor se desplazaba, la extremidad del tubo
coherente hacía lo propio como estudiando los movimientos de los hombres y su
máquina.
Al cabo de una decena de minutos, el rayo – o lo que
fuere – se contrajo lentamente hacia el objeto originario, el cual desapareció
bruscamente. El fenómeno duró en total entre 30 y 45 minutos.
COMPARACION CON TRANCAS: El objeto “F” de Trancas
proyectó un haz coherente de unos 3 metros de extensión, distancia que cubrió
entre 10 ó 15 minutos. En ambos casos los rayos avanzaban con lentitud; el
enorme diámetro del “tubo” de Francia (1 a 2 metros) parece muy semejante
al caso argentino, con unos 3 metros de diámetro; tanto en uno como en otro
incidentes, el haz coherente denota cumplir una tarea de observación por espacio
de más de media hora; el brillo es intensísimo en ambos eventos.
e) Constante V: En la noche del 1º de septiembre
de 1968, en Mendoza, Argentina, cinco entidades extrañas – que minutos antes
protagonizaron una curiosa experiencia con los señores Carlos Peccinetti y
Fernando José Villegas – penetraron a un objeto volador por un rayo de luz
COMPACTO que guardaba una inclinación de 45º con relación al suelo (14). El haz
se retrajo y desapareció con el ascenso del elemento que lo producía.
COMPARACION CON TRANCAS: En ambos casos la luz
proyectada no se dispersaba; las figuras que se movían entre los objetos “B” y
“C” de Trancas, aparentemente lo hacían dentro del tubo que los unía; en Mendoza
las entidades antropomorfas se introducen por el tubo.
XI. – Conclusiones sobre los haces coherentes
Cuantiosos son los incidentes que incluyen referencias a
proyecciones compactas de luz, pero para no fatigar la atención del lector
estimamos conveniente limitar su examen a los casos precedentemente expuestos.
El propósito que ha informado esta numeración ha sido
meramente ejemplificativo, a fin de ilustrar sobre los procedimientos de la
ufología comparada y el valor de sus verificaciones. De manera que va de suyo
que todo aspecto susceptible de reiteración en manifestaciones posteriores,
deberá ser materia de cuidadoso estudio dentro de esta rama ufológica. El
detalle de los rayos es apenas uno entre más de un centenar de pormenores que
tipifican estas observaciones, siendo todos dignos de consideración
preferencial.
Los hechos relatados anteriormente denotan manipulaciones
lumínicas a un nivel difícil de comprender. Lo más aproximado a estos
comportamiento es el rayo Láser (sigla de “Light Amplification by Stimulated
Emission of Radiation”, esto es amplificación de luz por emisión estimulada
de radiación). Consiste en una barra de rubí sintético con cierto porcentaje de
óxido de cromo, aunque también se emplean otras sustancias sólidas y gaseosas,
como el fluoruro de calcio, el helio o el neón. Una lámpara tubular envuelve en
forma espiralada la barra. Cuando aquella se enciende, su luz estimula los
átomos de la barra de rubí, almacenando éstos una luz que emiten de repente, con
una viva tonalidad rojiza. Este fenómeno se produce en forma coherente, o sea,
con una serie de ondas sincronizadas que viajan en rayos casi perfectamente
paralelos ya que poseen la misma frecuencia e igual amplitud.
En los casos ufológicos citados el brillo de los haces
coherentes habla muy a favor de una luz concentrada, como el Láser (La
intensidad del Láser de rubí es un millón de veces superior a la de ese mismo
color emitida por el sol). Pero las demás particularidades de los “tubos”
los sitúan en un plano sorprendentemente más avanzado que el del propio Láser,
si de luz concentrada se trata.
No creemos que los denunciantes hayan discurrido esas
experiencias, complicándolas con la incorporación de un detalle que acrecentaría
su inverosimilitud. Recordemos que en el caso analizado como constante II, el
único protagonista fue un niño de apenas 13 años, no obstante lo cual su
testimonio observa plena coincidencia con los correspondientes a otras partes
del mundo. Estos incidentes han sido acoplados por primera vez en este artículo,
de manera que resulta materialmente imposible su conocimiento previo por
personas de tan variada extracción cultural como lingüística. Nos parece
evidente que aquella gente ha visto algo que tiene existencia concreta y que
responde a definidas pautas de constancia.
Sin embargo, no nos aventuremos a arriesgar una hipótesis
fundada en la materialidad de esos “tubos”, pese a que su carácter
compacto dejaría entrever tal presunción. En las proyecciones de Morvan y
Trancas – por ejemplo – la suposición de una prolongación sólida sin
sustentáculos visibles, a lo largo de 2 y 3 kilómetros de extensión,
respectivamente, resulta incomprensible. Máxime en orden a la explicación del
mantenimiento recto del tubo – pese a su horizontalidad – o de los sucesivos
segmentos retráctiles que posibilitarían esa prolongación. La introducción del
antebrazo en uno de los “tubos”, por parte de uno de los testigos, aleja
aún más la eventualidad de su naturaleza sólida.
En igual tren especulativo, el carácter de escrutación a
que parecería responder el comportamiento de los rayos, sugeriría un expediente
observacional que dispondría aparentemente de las propiedades de las fibras
ópticas. La telaraña terminal del caso Morvan insinuaría – verbigracia – un
retículo colocado en la extremidad de un tubo óptico.
De igual modo, se plantea la posibilidad de que los
llamados “cigarros de nubes” (Tipo II) – al menos algunos – no
constituyan una categoría especial del fenómeno, sino haces coherentes como los
recién estudiados. ¿Qué aspecto habría tenido la proyección de 3 kilómetros de
Trancas si la misma se hubiese verificado a gran altura? El avance lento del haz
le hubiese comunicado el carácter de un objeto que de circular deviene en
tubular. Tal lo ocurrido, por ejemplo, con el “cigarro” de Dole
(Francia), del 18-19 de agosto de 1954, descrito por Aimé Michel (15). En esa
oportunidad, el objeto – casi circular al comienzo – se alarga cada vez más
hasta hacerse cilíndrico.
Un proceso inverso lo refiere Jacques Vellée (16), al
aludir al fenómeno de Homer (EE.UU.), ocurrido el 11 de abril de 1954. Uno de
los cuerpos visto en esa ocasión tenía la forma de un lápiz, pero a los pocos
segundos comenzó a disminuir su longitud, hasta tomar el aspecto de un “platillo”.
La masa nubosa que generalmente rodea uno de los extremos
de esas manifestaciones tubulares, podría interpretarse como el núcleo de la
proyección. Nos explicamos: el objeto “F” de Trancas se rodeó de una espesa
nubosidad, a tal punto que ésta terminó por cubrir las formas estructuradas de
aquel. Recién entonces emitió el rayo de luz compacto hacia la casa. Este
proceso nos induce a pensar que la producción de la nube estaría íntimamente
relacionada con las proyecciones coherentes. Nube y proyección serían dos
aspectos de un mismo fenómeno. Si el objeto “F” – con su ígneo rayo luminoso –
hubiera estado a gran altura, habría sido visto como un “cigarro”
blancuzco con un penacho vaporoso y anaranjado en uno de sus extremos. Dejamos
planteado el interrogante.
La cuestión – según se advierte – es bien compleja,
corriéndose el riesgo de adentrarse en lucubraciones privativas de la ficción
científica, en detrimento de la estricta confrontación de los hechos. No
obstante, tales consideraciones resultan de utilidad en cuanto orientan nuestra
pasión inquisitiva hacia estos pormenores, siendo su profundización con miras a
la determinación de su verdadera naturaleza.
Si el mentado Proyecto de Colorado hubiese practicado
análisis comparativo, sus conclusiones hubieran sido completamente diferentes.
La honestidad investigativa exigía un examen de amplitud. Desafortunadamente sus
integrantes se circunscribieron a los límites que sus mentalidades se fijaron
apriorísticamente.
Los colaboradores del desaparecido doctor Condon – y éste
especialmente – fueron incapaces de aportar elementos valederos de juicio
tendientes a refutar un fenómeno que – en verdad – no supieron explicar. Aquél
optó por la poco feliz fórmula histórica de negar, en nombre de la ciencia, algo
que le resultaba embarazoso interpretar en términos convencionales; y ello a
pesar de que en el propio contexto del Informe se aceptan varios incidentes bajo
la clasificación final de “no identificados”. Si se desconocía su
naturaleza, mucho más científico hubiera sido evitar un pronunciamiento tan
categórico.
Al respecto, decía Laplace que “estamos tan lejos de
conocer las fuerzas de la Naturaleza y sus múltiples modalidades de acción, que
sería poco filosófico negar la existencia de ciertos fenómenos, tan sólo porque
no pueden ser explicados en el estado actual de nuestros conocimientos”.
(17)
No dudamos que los integrantes del Comité de Colorado son
relevantes personalidades en sus respectivas especialidades, pero algunos
demostraron ser grandes profanos en ufología, en donde carecieron por completo
de autoridad. No aspiramos a ver más allá de lo que su “sano juicio” les
recomendaba. La ceguera mental, cuando consciente, doblemente reprensible. “¿Qué
podemos pensar – se preguntaba el genial Galileo – de la actitud de
aquellos científicos que con obstinación realmente viperina, se han negado a
mirar el cielo por el telescopio? ¿Qué debemos hacer ante ellos, reír o llorar?”
(18)
Citas
bibliográficas
1)
RUPPELT E., “The Report on Unidentified Flying Objects”, Ace Books Inc.
NY, 1956, p. 44-45.
2)
GALINDEZ O. A., “Trancas after seven years”, FSR, may-jun 1971, p. 14-20.
- “Trancas,
sept ans apres”, Phen. Spat., Nº 33, set. 1972, p. 18-28.
- “Trancas,
sept ans apres”, LDLN, Fcia., Nº 121, dic. 1972, p. 16-22..
- “Amerique
du Sud, continent de prédilection des Ovnis: Trancas”, Inforespace, Bélgica,
Nº 9, 1973, p. 29-36.
3)
Goupll, J. “L’Hypolhese de champ magnétique canalise”, Phen. Spat., Nº
12, jun 1967, p. 24.
4) Keyhoe D.
E., “Platos Voladores del Espacio”, Colecc. Aeron., Argent., 1955, p.
129.
5) Aldunati,
G., “Aterrizaje en V. Constitución”, Bol. del CADIU, Nº 2, 1966, p.
51-52.
6) “Espacio”,
Rosario, Nº 3, 1970, p. 4.
7) “Exo”,
Corral de Bustos, Córdoba, Nº 1, jun.-jul., 1971, p. 7.
8) “La
Gaceta” (diario), S. M. de Tucumán, 21-12-69.
9) Uriondo,
O., “Objetos Aéreos No Identificados”, Bs. As., 1966, p. 153.
10) Mesnard,
J. “Quatre Enquetes”, Phén.
Spat., Nº 14, dic., 1967,
p.18.
11)
Observations Canadiennes, Phén. Spat., Nº 18, dic., 1968, p. 12.
12)
Hugil, J. “A Tube of Light”, FSN Nº 4, Jul-Ag.
1968, p. 15-16.
13) Meshard,
J. y Fouere, R. “Enquetes dans Le Nivernais et Le Morvan”, Phén.
Spat., Nº 18, dic. 1966, p.
24-26.
14)
Bowen, Ch. “One day in Mendoza”, FSR, Nº 6, nov.-dic., 1968, p. 2-5.
15) Michel,
A. “Los misteriosos Platillos Volantes”, Pomaire, 1963, p. 34.
16) Vellée,
J. “Les Phénomenes Insolitos de l’Espace”, La Table Ronde, 1965, p. 28.
17)
Talamonti, L. “Universo Prohibido”, Plaza & Janés, Barcelona, 1970, p.
289.
18) Uriondo,
O., ob. cit., p. 137.
Historia de los Ovnis
en la Argentina
Por qué los OVNIS visitan bases y regimientos militares
argentinos
Marcelo Cristian Calvo
Guaymallen – Argentina
El material bibliográfico y periodístico sobre los no
identificados recopilado a lo largo de los años, e incluso informaciones
extraídas de la Web más algunas investigaciones personales realizadas a testigos
militares, en donde los relatos mucha veces han estado al límite de la realidad,
pero lo que más ha llamado la atención en mí, son la llamadas constantes, casos
en donde el elemento en común ha sido la visita de objetos volantes no
identificados a Bases, Regimientos y Destacamentos Militares de la República
Argentina.
Analicemos los siguientes casos:
1)
Caso Base Aérea Tandil, provincia de Buenos Aires,
julio de 1948. Roberto Cosentino se encontraba realizando el servicio
militar obligatorio. Estando una de las noches de guardia apostado cerca de un
grupo de aviones “Gloster Meteor”,
observa venir desde el norte una luz muy blanca que al ir acercándose fue
tomando forma alargada, él clásico “Cigarro
Volador”. El objeto pasó a 500 metros del conscripto, la noche era clara,
pudiendo apreciar su silueta que en apariencia era una sola banda luminosa, no
pudiendo distinguir divisiones. El largo del cigarro sería de unos 50 metros por
10 metros de alto, no emitía ninguna clase de ruido, su velocidad sería de unos
2.000 km/h. El Cigarro recorrió unos 15 ó 20 kilómetros. La visión duró
aproximadamente 30 segundos.
2)
Caso Base
Aérea El Plumerillo, Mendoza. El testigo no recuerda con exactitud la fecha
pero es posible que haya sido entre 1958 ó 1960. Un grupo de Suboficiales que
estaban de guardia, siendo las 3 de la madrugada, avistan un objeto en forma de
“cigarro con ventanas, de extraordinaria
luminosidad”, el cual queda suspendido en plena plataforma de aviones. A
continuación el Cigarro “eyecta”
varios objetos menores, seis en total. Otros puestos de guardia pudieron
observar el objeto.
Aquí tenemos dos casos prácticamente idénticos: el mismo
escenario, las Bases Aéreas, el mismo objeto volador, un “Cigarro Volador” desplazándose o suspendido
en plena plataforma de aviones.
Cabe agregar que por esas fechas, 7 de febrero de 1963,
Félix Carrizo fotografía el famoso cilindro volador de color gris plateado, de
una enceguecedora luminosidad en su parte central. Esto ocurrió en la localidad
de Alberti, provincia de Buenos Aires. Según el testigo, el cilindro debe haber
tenido unos 200 metros de largo. ¿Acaso se trató del mismo objeto observado en
las bases aéreas de Tandil y Mendoza? (*)
3)
Caso Destacamento Naval Decepción, Antártica
Argentina, 3 de julio de 1965: A las 19:40 fue observado un objeto volador
de forma lenticular, aspecto sólido, coloración predominante roja y verde, por
momentos con tonalidades amarillas, azules, verdes, blancas y anaranjadas. El
reconocimiento del OVNI fue efectuado por el observador meteorológico del
destacamento, junto con diez personas más de la dotación, siendo observado de 15
a 20 minutos, pudiéndose tomar
fotografías.
4)
El caso
Arroyo Tapalque: Regimiento de Caballería Blindada, en Olavarría, el 19 de julio
de 1968: Poco antes de las dos de la madrugada donde un ovni de gran
luminosidad evolucionó para luego, aterrizar sobre una pista de aviones de
emergencia. Luego una patrulla integrada por un Cabo Menéndez y algunos soldados
observan la presencia de 3 entidades de aspecto humanoide junto al objeto. La
reacción de los integrantes de la patrulla fue instantánea, disparar contra los
tripulantes.
5)
El caso del Regimiento de Infantería Mecanizado Nº
24, Rió Gallegos, provincia de Santa Cruz, el 24 de Marzo de 1978: 20
miembros del Regimiento observan el paso de un objeto de grandes dimensiones y
de forma ovalada, con tres potentes focos que se desplazaba en línea recta en
dirección norte-sur, a 800 metros del suelo y a una velocidad regular. El hecho
ocurrió a las 22:30 hs. El fenómeno fue fotografiado por un fotógrafo del
Regimiento.
6)
El Caso Bariloche, Río Negro, durante 1978:
Frente al Cerro Leones, y cerca del aeropuerto, siendo las 02:00, un soldado que
estaba de guardia avista una gran luminosidad, la misma iluminaba toda la zona.
Esta luminosidad ocurría a intervalos, y duraba escasos segundos, eran flashes.
Alertados otros miembros de la patrulla que llegan al lugar, ven como sobre la
ladera del cerro un plato grisado, alto como una casa de 3 metros y 10 de largo,
sin zumbido, ni ruido, ni olores, sólo el silencio. El mismo parecía tener
escotillas, la luz que emitía pasaba del amarillo al rojo, verde y violáceo. El
objeto tenía un movimiento de zigzag.
7)
El caso de la Base Naval Puerto Belgrano, Bahía
Blanca, en septiembre de 1978: Un grupo de soldados disparó a mansalva
contra un objeto muy luminoso en forma de “calesita”.
Recordemos que en 1978, Argentina
estuvo al borde de un conflicto bélico con Chile.
Tanto en el caso de Arroyo Tapalqué como en el de la Base
Naval Puerto Belgrano, los testigos dispararon contra el ovni e incluso a sus
tripulantes-
8)
Estancia El
Cóndor, en la ruta 3, Río
Gallegos, aproximadamente entre el 4 y 10 de abril de 1982: A las 2 ó 3 de
la madrugada un soldado que estaba de guardia alerta a otros soldados que se
encontraban descansando, sobre una luminosidad. Al ir afuera los otros soldados
observan en el cielo un ovni ovalado que iluminaba un sector de la estancia,
como si fuera una cancha de fútbol. El ovni a la vista de uno de los soldados
parecía transparente, y lo curioso es que en ese momento en la zona estaba
nevando, menos en el lugar que se encontraba el objeto, e incluso la temperatura
era agradable.
Conclusiones
Seguramente habrá muchos más episodios como los aquí
expuestos y aún más interrogantes. Lo concreto, lo real, es que no se puede
negar que estas visitas obedecen a un notable interés por lo armamentístico. Al
menos creo es el único punto de luz sobre el cual posiblemente estemos de
acuerdo.
Fuentes:
1) Visión OVNI: “Casos del Pasado”.
www.visionovni.com.ar
2) El Dragón Invisible: Investigación realizada por
Marcelo Calvo.
(*) Del Libro “Los
Ovnis y la evidencia fotográfica”. Guillermo Roncoroni y Gustavo Álvarez.
Colección Cuarta Dimensión: Dir. Fabio Zerpa. 1978.
3) Revista Aeronáutica y Espacial – Julio 1965.
4) Del Libro “Los
Ovnis y sus Ocupantes”. Roberto E. Banchs. Ediciones Tres Tiempos 1980.
5) Del Libro “La
Gran Oleada”, J. J. Benítez. ED Planeta. 1982.
6) El Dragón Invisible: Bariloche – Río Negro, 1978.
7) El Dragón Invisible: Investigación realizada por
Carlos Alberto Iurchuk.
8) “Ovnis en la
Guerra de Malvinas” por Prof. Daniela Ciancia. Río Turbio. Santa Cruz.