EL FUEGO DEL DRAGON

BOLETIN MENSUAL DE OVNILOGIA

Nº 28 – Diciembre de 2000

 

Editado por Carlos Alberto Iurchuk

La Plata – Argentina

iurchuk@netverk.com.ar


Se permite la reproducción parcial o total, por cualquier medio, de los artículos presentados en este boletín. Si así se hiciere, se agradecerá la notificación al autor del artículo y al editor del boletín.


Bio-ovnis, la teoría olvidada

 

José Antonio Roldán & Marisol Roldán

Barcelona – España

jars@mixmail.com

 

Desde que en el año 1947 se implantó el concepto de ufología moderna, los investigadores hemos estado preocupados y obcecados con recabar testimonios y pruebas que estuvieran relacionadas con los ovnis.

Todo ha sido poco para una búsqueda, que hoy por hoy, sigue siendo estéril. No por falta de signos que avalan su existencia (otra cosa es su origen y procedencia), sino porque ninguno es lo suficientemente contundente para mostrarlo al mundo como una realidad solucionada. Los ovnis siguen sin explicación. El que piense lo contrario ha incurrido en uno de los "pecados" prohibidos al investigador, es decir, se ha dejado llevar por lo que él cree, otros creen y todos deseamos. Pero en el fondo, continúan sin dar claridad al oscurantismo del fenómeno de los No Identificados.

Hemos tenido medio siglo para engrosar las listas de avistamientos. Los archivos con casos sin resolver están a punto de caer por su propio peso. Y ni uno, ni uno sólo de ellos, por mucha publicidad que se le haya dado o por muchos beneficios que haya dado han sido verificado como auténtico.

No por más famoso que se haya hecho un caso en concreto se ha transformado en una realidad. Que a unos nos gustaría y que otros negarán hasta la saciedad. Seguimos en el punto cero. Los más atrevidos intentan buscar explicación. Se atreven a formular hipótesis. Los ovnis pueden ser terrestres, extraterrestres o intraterrestres. Estos son los tres vientres preñados de la madre Ufología. Uno de ellos, gesta la verdad. Los otros tal vez también. Y en ese ambiguo camino nos debemos de mover los estudiosos y los aficionados a este tema. Aunque los más afectados suelen ser los propios protagonistas de las luces y de los seres que parecen manipularlas.

Si son terrestres, alguien nos está engañando. ¿Debemos suponer de que paralela a nuestra sociedad han coexistido seres de elevada tecnología que siempre nos han mantenido oculto su poder e intenciones? ¿Existían militares, proyectos secretos, prototipos... en la prehistoria? o debemos pensar algo más...

Si son intraterrestres, alguien está viviendo absurdamente. Es magnífico pensar que grandes filosofías y culturas viven gracias a un sol interno, en nuestro planeta. Sea cual sea la leyenda apocalíptica que les llevó hasta allí. Pero a estas alturas, con el maravilloso universo que nos rodea y la aparente tecnología que representan estos ovnis si fueran suyos, ¿por qué iban a seguir viviendo como prisioneros en su propio reino? En el caso de no querer mezclarse con nosotros, ¿por qué no buscarse otro planeta habitable? O acaso, ¿tanto tiempo bajo tierra les ha hecho ser biológicamente adaptados a la vida interior, es decir, ya no son humanos – tal y como nosotros entendemos –? Otra vía-teoría inexpugnable.

Si la respuesta está más allá de nuestro sistema solar, los ovnis, ¿por qué a veces se dejan ver como objetos sólidos y materiales? ¿Tal vez porque nuestras mentes aún no han entendido que viajar en vehículos por el espacio es inviable a largas distancias, en la actualidad? Alguien podría rebatir esta interrogante, mencionando la palabra mágica... agujero de gusano, pero es eso... simplemente magia y magia es igual a deseo, por ahora. Además no es tan sencillo. Existiendo estos portales cósmicos no sabemos cómo afectarían a la materia. Grandes aspiradoras estelares, succionantes de la materia y de los campos gravitacionales, de la energía, en cuyo interior se desintegraría todo átomo y de haber salida, posiblemente el elemento engullido no tendría que ver nada con el resultante. Es curioso escuchar en distintos medios, a presuntos expertos que apenas saben de física más allá de lo leído en un artículo, hablar de lo viajes interestelares con tanta facilidad, atreviéndose incluso a dar como veraces teorías de posibilidad matemática dadas a conocer por sondas espaciales y radiotelescopios de observación espacial. Que hablan de la posible existencia de agujeros negros más allá de nuestra galaxia. Pero lo que nos están diciendo realmente, a nivel teórico, es que hay con cada uno la posibilidad que el cosmos esté transmutando en ese punto en concreto (es decir, que cada agujero de gusano sería una puerta a la nada, roturas de nuestro universo y lo que entre por él desaparece, transformándose en pura energía que está preparada para un nuevo proceso big bang a pequeñas escalas). De todas formas, la astronomía y la astrofísica humana, como todo, está dando sus primeros pasos y parte de pura teoría.

¿Quién sabe si ciertamente los ovnis, y los que supuestamente los tripulan, no han logrado controlar esas aspiradoras cósmicas, de espacio y tiempo? Y afinando más, ¿quién nos dice que no vienen del otro lado?

Pero si intrincado es inclinarse en la triple elección principal de su procedencia, más complicado se hace entre otras clasificaciones que hacen referencia a las formas de los objetos, de las luces... Triangulares, circulares, ovalados, esféricos, romboidales, etc., es decir, lo que nuestra geometría les permite variar. Y metamórficos, metafísicos, etc., lo que nuestra imaginación les puede permitir.

Entre las miles de descripciones, en pocas ocasiones existen coincidencias totales, lo que nos puede llevar a pensar que, o bien, sus autores nunca los hacen iguales o que no son iguales todos sus autores. Implicando distintas procedencias y posibilidades para el mismo fenómeno o para lo que a los hombres nos ha parecido que es un mismo fenómeno, que podría no serlo.

Debemos de ser conscientes que la raza humana no tiene asumido que su lógica puede no ser la lógica que reine en el universo. Y que no sería la primera vez, que hemos estado conviviendo con un misterio al que le hemos creado una leyenda, mientras llegaba el científico de turno que lo transformaba en ley. El físico, astrónomo, matemático y filósofo inglés Isaac Newton bautizó la gravedad, el astrónomo polaco Nicolás Copérnico hizo girar la Tierra alrededor del Sol, el biólogo y religioso agustino austriaco Gregor Mendel apadrinó la actual genética, etc... ¿quién será el que encuentre o se tope con la ley de los ovnis?

Más allá de las propias creencias, de las investigaciones periodísticas, han existido personas que han intentado encontrar sentido científico a la actuación de estas luces. Jacques Valleé quiso verle explicación a las oleadas, Antonio Ribera nos mostró que cada cual asimila el fenómeno según el prisma de la ciencia que domina y de la creencia que posee, Juan José Benítez nos enseñó que la temática ovni nos interesaba a todos y desde todos los tiempos, pensamiento que defiende el suizo Erik von Däniken. Pero, ¿ciertamente estamos dispuestos a buscar la verdad... aunque nos defraude? o ¿preferimos responder al interrogante ovni con una verdad que nos guste y complazca a la mayoría? Al fin de cuentas, ¿quién no ha dicho eso de "esto es así... porque algo dentro de mí me lo indica"?

No somos dioses. De nuestra naturaleza humana y de la que nos envuelve no lo conocemos todo. En realidad, ahora estamos atisbando algunas posibles respuestas de cosas que nos han preocupado desde la antigüedad: la inmortalidad, la genética, criptozoología, etc... ya no suenan a misterio, sino a ciencia. Y eso nos hace pensar que posiblemente aún estemos unos lustros llevándonos sorpresas. Los pequeños descubrimientos que acontecen día tras día y que los medios de comunicación se encargan de difundir van atando cabos a los enigmas pendientes y los ovnis no se escapan. Cuando por fin llegamos a asimilar el concepto de relatividad enunciado por Albert Einstein, vimos la posibilidad de mundos paralelos, entrelazados en dimensiones, teníamos casi explicada la premisa del fenómeno... alguien nos dice que el universo es plano, que la Tierra posee más masa, que nuestro planeta engorda diariamente varias toneladas gracias al material espacial que le cae, o que en el planeta de la esquina existen vestigios de que su geología fue habitable. Es el momento de plantearse nuevas hipótesis o tal vez de rescatar y revisar algunas de las antiguas que se guardaron en los cajones del olvido por parecernos absurdas, poco cientifistas.

Cuando tras el Big-Bang inicial se formaron los planetas al nuestro comenzaron a llegar un bombardeo de asteroides portadores de elementos químicos que cambiaron nuestra atmósfera y rebajaron el calor del planeta. Entonces, al parecer se produjeron los océanos y se inicio la vida.

¿Pudieron llegar en esos asteroides... seres semicreadores?, que no han perdido su adecuación genética a los lugares de origen. Lo que les podría hacer adaptables a los medios hostiles que a otros seres vivos se les niega por constitución física.

 

Bio-ovnis, ¿podrían existir?

 

Es lógico que antes de empezar a plantearnos la posibilidad de que cierto número de objetos no identificados pudieran ser definidos cómo supuestos bio-ovnis, tengamos claro que queremos decir bajo las siglas de este término ufológico.

Biovnis serían organismo vivos no identificados que podría llevar a confundir lo visionado con algo inanimado o no. En realidad los ovnis, en el caso de estar tripulados no dejarían de ser una suerte de bio-ovnis, una conjunción de máquinas y organismos vivos. No sólo porque los tripulantes pudieran ser entes vivas, sino porque la misma aparente máquina o luz que los transporta pudiera estarlo en parte. Nada descabellado para los que se atreven abrir su mente a las posibilidades. A fin de cuentas ya tenemos, aquí en la Tierra, un recién "parido" ordenador capaz de reproducir parte de sus componentes. O chips de desarrollo biológico.

Cuando el matrimonio de biólogos británico Ekdman sostuvo entre sus manos un celacanto recién pescado, una pieza del puzzle de nuestros enigmas volvió a desencajarse. Un fósil extinto... en un mercado asiático. Cuando un grupo de científicos se sorprendió ante la existencia de bacterias que metabolizaban azufre se habían dado cuenta de que la vida se había desarrollado al margen de nuestra ciencia, pero no por ello se podía negar la evidencia. Pero claro, era muy sencillo hacerlo cuando ya estaba en el objetivo del microscopio. Y ¿si parte del fenómeno ovni tuviera un origen biológico y terrestre desconocido hasta ahora por nosotros?

¿Podrían existir seres conviviendo con nosotros, seres invisibles, salvo contadas excepciones en las que son vistos y tal vez confundidos por objetos no identificados? Nos referimos a tipo de vida cuya vibración energética no es igual que la nuestra y de la que desconocemos cualquier característica vital.

Los oceanógrafos Baisfield y Lebland son dos de los científicos que más aportaciones han dado sobre especies desconocidas en las aguas marinas. Escribieron en su libro Cadborosaurus: supervivientes de las profundidades, acerca de saurios y reptiles que se creían no extintos sino imposible, debido a que no son más que saurios "ya evolucionados" en el medio marino, su hábitat.

Olvidémonos de la biología física y abramos nuestras mentes en un intento de escrutar esta antigua hipótesis ufológica, a una auténtica fórmula vital. En la que se entienden los seres vivos, no sólo como cuerpo, sino como un campo energético, en un aparato inmunológico, etc... Y por otra parte, atrevámonos a pensar a que los lugares que se creen no habitados de nuestro planeta pudieran estarlo. Los fondos de los océanos, las grandes fosas marinas, son una buena muestra de enclaves que pensábamos imposibles de morar y han resultado estar totalmente poblados, eso sí, por formas desconocidas de vida, desconcertantes aptitudes y actitudes, producto de la necesaria adaptación al medio. Desde el génesis de nuestro planeta, los propios hombres hemos variado, nos hemos adaptado, sobrevivido y reproducido... ¿no pudieron otras especies haber hecho lo propio en lugares como la estratosfera, hidrosfera, etc...? Metabolismos sutiles y cambiantes según la necesidad del medio.

Ivan T. Sanderson en su polémico libro Residentes invisibles hablaba de razas anteriores a los hombres, descendientes directos de las primeras formas de vida marina, que podrían haber logrado una evolución intelectual igual o superior a la humana. Que saldrían de cuando en cuando a la superficie, topándose con testigos anecdóticos.

Si tomáramos un vaso vacío y lo pusiéramos boca abajo en una mesa, en condiciones normales, nosotros no veríamos nada... excepto aire. Desde pequeños nos han enseñado que el aire eran elementos de hidrógeno, de oxígeno y otros gases. Pero, cohabitando invisibles entre ellos minúsculas formas de vida evolucionan y se reproducen igual que hacemos los hombres. Y aunque no les echemos cuenta, están ahí y forman parte de nuestra vida. Eso sí, para verlos necesitamos cambiar o modificar el medio, es decir, aprender a verlos. Hoy en día, el mundo microscópico se nos hace más real. Muchas enfermedades transmitidas por estos habitantes del micromundo fueron tomadas ayer, entre los creyentes de la raza humana, como castigos de entidades superiores.

Leviatán, el señor de los mares, conocedor de todas las lenguas del planeta, con un aspecto monstruoso y gigantesco. Las leyendas hebreas lo describen capaz de vomitar fuego, producir humo en sus fosas nasales. Dejando en su vagar marino una estela plateada detrás de si.

El Talmud cuenta que dos sabios rabinos hacían una travesía marina cuando vieron brillar una luz sobre las aguas. Creyeron ver los ojos de Leviatán.

Leviatán era una creación divina, un ser deforme, pero sabio. Impuesto para cuidar a los hombres o castigarles. Capaz de volar hacia su creador. Guardián de tesoros y lugares mágicos. Al que además la leyenda atribuye muchos casos de secuestros de hombres sabios o de buscadores de sus "enigma" a las que "engullía en su luz o fuego".

Entre las décadas de los 70 y 80 muchos estudiosos de lo inexplicable examinaron concienzudamente el fenómeno ovni desde todos los campos del saber posibles. Apoyados por estudios tecnológicos novedosos como el láser empezaron a postular sobre la existencia de la mismísima antimateria como algo real en el universo. Las mentes instruidas empezaron a ver enlaces increíbles entre el campo de las energías y los fenómenos ufológicos.

La tensión tectónica o teoría de la TTT se formuló hace 20 años por Derry Persinger y pretendían encontrar explicación a los ovnis con fenómenos naturales. Según esta teoría la tensión tectónica de los volcanes podría producir liberación de bolsas energéticas o gases, a veces, luminiscentes que podrían resultar la explicación de muchos casos ovnis, sobretodo en zonas marinas como Canarias.

De todas formas las Canarias es un ejemplo peculiar digno de observación, pues al parecer estas islas no se cortan donde el mar parece delimitarlas, sino que se extienden miles de kilómetros por debajo del mar, lo que podría propiciar la existencia de una forma desconocida de vida y por qué no... anfibia.

Lo que llamaba más la atención de estos objetos desconocidos era esa "extraña luz" que describen los testigos y que suelen envolver al objeto o salir del mismo. Las declaraciones de los observadores repiten insistentemente esta constante lumínica, incluso en los casos en los que no aseguraban que hubieran visto un objeto sólido.

Las extrañas luces con o sin relleno tangible y sólido variaban en su intensidad y color, pero guardaban en común el hecho de no ser molestas al ojo humano, pese a que por las dimensiones de sus focos en muchas ocasiones debieron haber provocado deslumbramiento o ceguera momentánea entre los observadores. Hecho que indica que se trata de un tipo de luz especial, de un espectro o gama desconocida... Lo que podríamos llamar energía fría... pero, ¿qué tipo de energía produce frío? Desde luego no hablamos de energía eléctrica ni de combustión de ningún tipo, en ambos casos hay una pérdida calorífica. Y por el contrario pruebas realizadas por investigadores ufológicos demostraron que tras la presencia de un ovni, los termómetros instrumentales más sutiles no mostraban incremento en sus índices, más bien sucedía lo contrario. Algo similar a lo que sucede en la paraciencia cuando se registran presencias "extrañas". ¿Hablamos pues de energías que absorben calor?, es posible. Tal vez sea una explicación lógica y prudente pare entender el porqué los casos de ovnis lumínicos más espectaculares han sido registrados en zonas de clima tropical o templado, pero también se han dado casos en lugares de frío externo como en la estepa rusa o en Noruega, a este respecto podríamos buscar la explicación en la nieve. Una especie de acumulador natural del calor solar (algo parecido a placas solares o espejos). Claro que todo puede ser coincidencias.

Otra curiosidad que ofrecen las luces es su frecuente parpadeo o destello. Algunos como el contactado italiano Siragusa, lo describían como latidos, porque dan la sensación de seguir una constante. Los latidos del corazón de los seres vivos producen un ritmo similar (sístole y diástole), pero eso no sería un detalle suficiente para probar que los ovnis – alguna parte de ellos – son seres biológicos, pues las máquinas creadas por los hombres (el motor) reproducen estos movimientos.

Y ¿si lo que se llega a deducir es que se trata de un lenguaje similar al de animales eléctrico como la anguila?, debemos de pensar que el parpadeo no es constante, sino con variantes perceptibles lo suficiente para la construcción de un idioma. Pero, ¿cuál? ¿Se tratará de un sistema básico como el binario empleado en nuestro planeta o como el empleado en telegrafía? Tal vez.

Quizás la misma función tenga ese sonido sutil que presentan casi todos los ovnis observados por los testigos a poca distancia. Muchos afirman haber percibido un débil zumbido más similar al provocado por el vuelo de una abeja que al de una máquina con motor. Un zumbido cuya intensidad variaba según la propia luz expelida por el No Identificado.

La tercera peculiaridad que a estas alturas del fenómeno ovni no pasa desapercibida nos viene señalada por su movimiento. Casi siempre zigzag, pero también por su extraña capacidad de pasar de estar inerte a adquirir grandes velocidades. No importándoles lo sentidos arriba y abajo, derecha o izquierda y su capacidad para realizar maniobras increíbles. Sólo aptas para seres invertebrados o exentos de engranajes. Y cambios de sentido imposibles, al menos para máquinas humanas.

Los calamares gigantes como los "pescados" en las últimas fechas (Canarias y la Antártida, por ejemplo) y que forman parte de la leyenda de dichas zonas son enormes (y no tanto) seres tentaculares, cuyo nado vertical o rectilíneo nada tiene que ver con un pez. Visto desde la superficie podría dar la impresión de una bola submarina de enormes dimensiones pues pueden llegar a medir 20 metros (Architenthis Dux) que además pueden provocar el efecto óptico de luminosidad y que suele crear una estelas con su defensiva expulsión de tinta. En el museo de Naturales de Tenerife se puede observar un calamar de 10 metros. Igualmente resulta curioso que precisamente en esta zona de la península se den constantes avistamientos osnis.

Sin embargo, los seres vivos más ágiles que las máquinas podrían lograr ese efectos, suponiendo claro que pudieran las especies nadar, volar, bucear y dominar los espacios conocidos, todo a un mismo tiempo, como parecen hacerlo estas luminiscencias desconocidas o tal vez, ¿nos confundimos?

En Canadá, donde frecuentemente se producen avistamientos y denuncias ovni, existe un elevado porcentaje de los que se mueven exactamente bajo el mar costero (OSNIS). Curiosamente es allí también (bahías como la de Cadboro) donde se cuentan leyendas de serpientes marinas luminosas.

Este punto nos tiene muy divididos a los que buscamos una explicación a los ovnis. La gran mayoría tras revisar la casuística mundial (cada día se reportan más de 300 ovnis a nivel mundial como media) creen que sí, es decir, un ovni tiene la extraña capacidad de dominar los medios y los elementos que conocemos: el aire, el fuego, el agua, la tierra... más que dominar tienen la aparente facultad de desenvolverse y desplazarse en todos.

Para un reducido grupo de investigación empiezan a abrirse nuevas posibilidades con el estudio de los diferentes medios y los ovnis característicos que se muestran en cada uno en concreto.

 

 

Durante la II Guerra Mundial los foo-fighters fueron observados por pilotos de la contienda de ambos bandos implicados. Años después lo afirmarían, así como el que no habían hablado pues creían que eran armas secretas del enemigo.

Pero la historia, ya nos habló de carros de fuego, de dragones escupidores de bolas de fuego o de dioses lanzadores de las mismas.

Por supuesto que nuestros antiguos tenían más facilidad en relacionar este tipo de fenómenos con animales y dioses, su mente mítica no es nuestra actual inteligencia tecnológica. Nosotros buscamos explicaciones más complicadas a los fenómenos ufológicos, como el caso de los foo-fighters, la definición de máquina voladora no es más tentadora que la del dragón... Pero no olvidemos que también somos más imaginativos y que nuestros ancestros explicaban las cosas que veían, a su manera, pero viéndolas. Porque no hablaron de "artefactos o aparatos", sino de descripciones biológicas como animales... ¿tal vez porque eran más parecidos a algo vivo que no a un objeto tecnológico? (ejemplo: Leviatán).

En este punto tendrían sentido seres mitológicos como los propios ángeles "alados" o las sirenas, por citar ejemplos. Y sin duda, más cercano nos queda el mundo de los dragones... de gran parecido con los saurios, que en su forma alada o en su versión acuática (plesiosaurios), pudieron en pequeñas cantidades haber sobrevivido a la extinción de los grandes saurios. Eso enlazaría el misterio de los ovnis con otros, como el de los animales lacustres, que pudieran ser no ya fósiles de los saurios vivos, sino evoluciones adaptadas al medio. Algún día, quizás, nosotros también nos convirtamos en bio-ovnis.

La medicina afirma que el hombre podría adaptarse, en mente y cuerpo, a un hábitat marino. En la investigación actual, ya se experimenta con la posibilidad de que el hombre pueda adaptarse a los medios marinos y espaciales. Donde los problemas más graves a reducir serían la oxigenación sanguínea y la presión atmosférica, que influye sobre la misma y el riego cerebral. Jean Costeau, ya soñaba con esos adelantos. Y, ¿si los anteriores moradores del planeta se hubieran adelantado, bien por vía natural de selección o genética?

Si vivieron y sobrevivieron en las profundidades ocultos, necesariamente hubieran desarrollado, por las leyes de adaptación biológica evolutiva de las especies, particularidades como la de la luz (caso como los peces de las grandes fosas abismales ya las presentan) e igual ocurriría si la adaptación vital se hubiera dado por encima de la estratosfera, donde la presión atmosférica y la luz escasean... y la misma opción habrían sufrido los que hubieran terminado morando en las grutas internas del planeta.

En el caso de ser posible la existencia de formas de vida desconocida en nuestros cielos o mares, y suponiendo que tengan relación con la actual ufología casuística, debe subrayarse que deberían por su comportamiento de ser seres individualistas, pues se muestran en poco número como norma general. Aunque podrían vivir en manadas de 7 a 9 miembros, número máximo de ovnis avistados... y que podrían tener enclaves preferidos para su reproducción. Lo que explicaría su presencia máxima en lugares como las Bermudas, donde generalmente barcos y aviones han desaparecido hallándose décadas después parte de sus despojos. Justamente los bio-ovnis se comportarían como cualquier otra especie ante un ser desconocido como el hombre nos observarían, pero sólo nos atacarían cuando directamente lo hiciéramos nosotros o cuando se sintieran amenazados ellos o sus familiares.

Hoy por hoy, la ciencia se ve a diario sorprendida por las posibilidades de vida que aparecen en los lugares más insospechados. Algunos destinados para el desarrollo biológico como eran los interiores de volcanes o los planetas de alta radioactividad como Marte o Júpiter.

Dentro de un cráter en 1998 se hallaron unas esporas de bacteria que utilizaban para vivir bases de azufre y no de carbono como era habitual en los seres desconocidos. Marte nos trajo hace milenios unos meteoritos en cuyo interior se encontraron bases para vida microbiana. Júpiter (y algunos de sus satélites naturales) ha mostrado a los radiotelescopios de nuestra ciencia grandes cantidades de agua helada que posibilitan la existencia, al menos de los elementos necesarios para la vida.

Y la sorpresa llegó al mundo de los biólogos precisamente de la mano de un saurio encontrado en Dakota del Sur (USA). Exactamente de su corazón fosilizado que demostró al mundo que tenía cuatro cavidades y que había producido sangre caliente para el gran thescelosaurus "Willo".

Cualquier de estas ideas hubiera resultado absurda hace unos años, pero no lo han sido tal vez por la misma ecuación de posibilidades. Las teorías de que, sino los ovnis, si cierta partes de los que se dejan ver ante los asombrados testigos pudieran tener su origen en una forma biológica desconocida.

Al igual que los delfines sienten afinidad y curiosidad por el hombre, estos bio-ovnis podrían ser tentados con los objetos voladores como aviones que entran en sus territorios, desde hace apenas un siglo, que bajan a sus aguas desde hace también poco más de una centuria y que en cuyo caso la novedad no serían ellos, sino nosotros que nos atrevemos a introducirnos en su dominios.

Quizás todo lo que apunta a la existencia de bio-ovnis definiéndolos no como artefactos, sino como "seres vivos", parezca ante los ojos de los aficionados a la ufología restar importancia al fenómeno ovni. Sin embargo, no es así. Ya que se enriquece las posibilidades y daría la explicación a parte del Misterio.


¿Creen en Dios los extraterrestres?

Teologías Heterodoxas del Espacio

 

Ignacio Darnaude Rojas-Marcos

Sevilla – España

 

(Nota de Carlos Iurchuk: El siguiente es sólo un extracto del extenso artículo escrito por Ignacio Darnaude. Quienes deseen tener la versión completa del mismo, pueden solicitármela que se las enviaré a través del correo electrónico.)

 

Tecnología del contacto interdimensional

 

En la famosa jornada de la noche de San Juan de 1947, inolvidable efeméride del natalicio de los platillos volantes, esta aldea planetaria se puso de moda para el espionaje interplanetario, "Ellos" sabrán por qué. Desde aquel pistoletazo de salida a la era de los ovnis la histriónica y abrumadora presencia alienígena ha jugado al escondite con los desconcertados ciudadanos, seduciéndonos mediante sus hábiles artimañas de servir el trigo arrebujado con la cizaña. Su ambiguo teatro pedagógico de exhibición / ocultamiento ha representado durante medio siglo en el cielo de nuestro planeta un drama educativo tan descabellado (en apariencia) como magistral, diseñado, como lo haría Maquiavelo, con el designio de espiritualizar el nivel de conciencia de la humanidad y advertirnos al mismo tiempo de que "No estáis solos. Necesitáis la tutela exterior". Los Forasteros han urdido tan vasto espectáculo aéreo, adobado con la sal y pimienta de surreales despliegues de extrañeza y absurdo, mediante la escenificación de decenas de millones de avistamientos de aeroformas no convencionales, entreverados con aterrizajes, marcas y anómalas sustancias dejadas sobre el terreno, narcisistas desembarcos de humanoides y "grises" cabezudos, ovnis estrellados, cadáveres de ufonautas, contactos cercanos del enésimo tipo, "channeling", abducciones psíquicas, amenazadores hombres de negro, apariciones de María Santísima, yetis, animales fantasmas en zonas urbanas, monstruos marinos, mutilaciones de ganado, fenómenos de poltergeist y criptoglifos en los sembrados, todo ello contaminado por una incomprensible fenomenología paranormal.

El aspecto más revelador de esta coreografía celeste con fines didácticos radica tal vez en el impresionante aparato del llamado contacto extraterrestre, que ha ido adquiriendo con el tiempo las colosales – y preocupantes – proporciones de un masivo lavado de cerebro a los 6.000 millones de paisanos alegres y confiados, cuyas actitudes y creencias están siendo arteramente condicionadas, sin que nos demos ni cuenta, por medio de una táctica harto inteligente de gradualidad y disimulo, camuflaje, arrojar la piedra y esconder la mano, amén de endosarnos con sus ambivalentes comedias una de cal y dos de arena, para que nunca sepamos a qué atenernos. Por todos los indicios, el subliminal programa de adoctrinamiento del "ganado humano" por parte de los histrionautas de la exosfera pretende nada menos que reconvertirnos a largo plazo de egoístas en altruistas, que arrumbemos la violencia y las bombas H en los museos y aprendamos a aviárnoslas con una convivencia civilizada, tanto entre nosotros mismos como de cara a nuestros extraños vecinos siderales. Y este reciclaje moral, previenen los de fuera, adquiere dramática prioridad, ante la emergencia de que la Tierra resulte autodestruida por el apocalipsis ecológico y/o una contienda nuclear.

La herramienta de trabajo que las civilizaciones galácticas están aplicando, con ánimo de desanimalizar los hábitos de conducta de los belicoicos inquilinos de este geoide azul, reside en infiltrar a diminutas, encubiertas pero extendidas dosis la ideología espiritualista al parecer imperante en poblaciones avanzadas del espacio exterior. Sus mensajes éticos, más heterocéntricos y centrífugos que egocéntricos y centrípetos, se están diseminando con el propósito de erradicar, a escondidas y a tempo lento, el déficit de honradez que amenaza con devastar el ecosistema terráqueo. La eficiente técnica de paulatina y disfrazada inseminación de la filosofía de otros mundos más acordes con las leyes naturales, consiste en reclutar a un tremendo ejército autóctono de sensitivos – los contactados – que por decenas de millares y hábilmente repartidos por la geografía del mapa mundi, son los profesionales de trasvasar un volumen aterrador (se calcula que más de un millón de páginas) de información oriunda del cosmos contra la entropía moral, mediante la telepatía, el trance o la escritura automática.

 

Ingeniería psicológica y propaganda alienígena

 

La programación mental de allende el espacio / tiempo incide en primer término en el grupúsculo de seguidores adictos a cada contactado, hasta pasar seguidamente a otros núcleos afines y a los medios de comunicación, y acaba extendiéndose – sin llamar la atención – a un segmento cada vez más amplio de los ciudadanos. El gota a gota de la literatura alienígena, no tan inofensivo como parece a primera vista, está haciendo de hecho menos provinciana y más universalista a la mentalidad popular, y sin provocar alarma social ni la intervención neutralizadora de la clase política. Nos están embaucando como a conejillos de indias, y la CIA y el CESID en Babia. A este paso, y gracias al nuevo evangelio voceado desde el púlpito mundanal de los contactados, en el año dos mil y algo todo el mundo encontrará natural que hay otros astros habitados que se rigen por normas divinocráticas, y cuyos emisarios influyen activamente en nuestros asuntos domésticos.

Los textos dictados por jerarquías inaprehensibles a los receptores de la revelación contemporánea se refieren con insistencia a los más inquietantes problemas que afligen a la raza humana en los estertores del milenio: superpoblación, agotamiento de los recursos naturales, irreversible deterioro ecológico, declive de la honestidad colectiva, amenaza de guerra atómica y el apocalíptico "fin del mundo" que se avecina (una catártica sucesión de hecatombes naturales), como anticuerpos defensivos de Gaia contra las irresponsables agresiones del homo in-sapiens a la naturaleza. Estas advertencias de cajón, a las que por desgracia nadie echa cuenta en nuestro orbe averiado, ponen de manifiesto que los E.T. como mínimo demuestran tener sentido común. Sus textos describen asimismo los envidiables niveles alcanzados en otras "mansiones" en cuanto al conocimiento de la estructura y naturaleza de la materia y la realidad universal, su cosmogonía, ciencia, filosofía, religión, justicia socioeconómica, coeficiente evolutivo, ética cosmocéntrica, costumbres cotidianas, cuál es el propósito de la vida, y lo que nos espera después de la muerte. Y como sería de esperar se extienden ampliamente en torno a la metafísica, la revolucionaria lovecracia que reina en el universo, y sus concepciones teológicas. Y en sus hipótesis de Dios nos vamos a centrar. A continuación exponemos una apretada síntesis de los más relevantes postulados de la teodiceda foránea, ideario que hemos entresacado de algunas comunicaciones reveladas a la horda de telépatas que trabajan de sol a sol como "telegrafistas de otros mundos" en los más apartados confines del globo.

 

Teoría extraterrestre de la divinosfera

 

Los agentes ultradimensionales, con sorprendente unanimidad, defienden con apasionado ardor un contundente monoteísmo. No conocemos ni un solo testimonio exobiológico favorable al ateísmo o que reniegue de la ley universal del amor.

Todos los reveladores creen (diríamos con mayor propiedad que saben, viven y sienten) en la existencia incuestionable de una Primera Causa, y ninguno de ellos – y son muchos millares – se declara ateo, agnóstico ni politeísta. Tan llamativa concordancia denota que el deísmo más profundo y visceral impregna hasta la médula la metafísica del Espacio. La opinión generalizada de los heraldos del cosmos es que existe, con emocionante certidumbre, una Inteligencia Infinita única y omniabarcante, con jurisdicción monopolizadora sobre la globalidad del esquema de las cosas.

Para que nos podamos entender, aunque con insuficiente rigor terminológico por la carencia de un apropiado léxico de la teología, diríamos que la deidad es una, increada, autosuficiente, sin principio ni fin, que pervive en el eterno presente. Es a la vez personal (comprensible para la mentalidad y los sentimientos del hombre), e impersonal (un omnímodo campo de fuerzas o sistema energético). El Ser Supremo es omnisciente, todopoderoso, polifacético, trasciende el espacio, el tiempo y la materia que conocemos, y goza de un dominio infini-dimensional, esto es, sus macrofacultades le permiten hacer y deshacer simultáneamente en los infinitos universos paralelos o niveles de realidad alternativos que conforman el Todo, lo que sólo resultaría concebible en un ente de insondable complejidad e investido per se de una ilimitada potestad organizadora y creativa. La sobrecogedora variedad y diversificación del multiverso, cuyos infinitos elementos son todos únicos, originales e irrepetibles, se explicaría por el hecho de que el Todopoderoso ha dotado cualitativamente a cada ente con uno o varios de los incontables atributos, facetas o aspectos diferenciales que enriquecen el patrimonio de sustantividad ontológica de la figura divina. Toda persona, ser viviente, roca, vegetal, planeta o galaxia corporeiza una cualidad, aspecto o particularidad del Punto Central, el mosaico sin término de matices y características contenidas en el Supremo. Hasta lo más insólito e impensable ha sido inventado y plasmado por la Unica Presencia, con toda probabilidad, en algún campo de experimentación de su glorioso omniverso. En otros sistemas la realidad percibida es absoluta y fantásticamente distinta a la nuestra. De aquí la brillante boutade del biólogo inglés H.B.S. Haldane: "El universo no es sólo más vasto y extraño de lo que imaginamos, sino mucho más vasto y extraño de lo que somos capaces de imaginar".

Variedad y libertad; superabundancia de opciones, aparejada a la capacidad para escoger entre ellas: he aquí dos parámetros fundacionales que enmarcan el puesto del hombre en el cosmos. Somos más afortunados de lo que suponemos. Disfrutamos del ser en un fascinador hervidero de posibilidades y oportunidades, que es el polimorfo universo al que nos han asignado como humildes pero insustituibles engranajes sinérgicos. El esquema de las cosas no es en modo alguno un club exclusivo, sino un emporio abierto plagado de fabulosas riquezas de todo orden, accesibles y protagonizables, sin restricción alguna, por los humanoides inteligentes que lo pueblan (Por cierto, ¿qué sería del mundo material sin gente que lo ennobleciera? Da vértigo pensarlo). Pero claro está, no nos dan la venia para consumir los universos de golpe porque nos atragantaríamos, sino en cómodos plazos, a lo largo de las sucesivas y ascendentes etapas de la evolución individual. ¿Y de balde? Desde luego que no. Lo único gratis es el existir por la gracia de Dios. Lo demás hay que conquistarlo con el sudor de la frente, el altruismo y nuestra cooperación tal músicos sinérgicos afinando para que el Todo resuene como la Filarmónica de Viena.

¿Y qué hay de la celebrada libertad? Dios aborrece los robots, por eso nos ha cedido el explosivo juguete del libre albedrío, que como todo hay que aprender a manejarlo con responsabilidad. El Benefactor, cuyo amor desinteresado nos envuelve uno a uno como si fuésemos la única criatura existente en la Creación, ha decretado con buen acuerdo una draconiana ley de no-interferencia en la libre determinación de los individuos, colectivos y humanidades planetarias, norma sacralizada que ni El mismo osa vulnerar. Todo es gradual, asimilable y voluntario en la Tierra y en los demás habitáculos. El universo es seguro y estamos protegidos. Nadie impone nada a nadie ni le dicta lo que debe hacer. No hay ni atisbos de eventos predeterminados ni arbitrarios, sino que todo lo que nos ocurre es resultado matemático y kármico de nuestro desempeño en vidas pasadas. A primera vista el menú de elecciones a la carta que se le ofrece al hombre es un mero espejismo, si tenemos en cuenta las apabullantes restricciones innatas y ambientales (somáticas, psicológicas, temperamentales, sociales, económicas, etc., etc.) a las que estamos sometidos sin remedio de la cuna al sepulcro. Sin embargo, y a pesar de las preocupantes apariencias, hay dos ámbitos incuestionables en los que podemos decidir sin cortapisas. Antes de encarnar en un orbe escogemos a voluntad todas nuestras circunstancias en ese lapso de vida, con el objetivo de optimizar el aprendizaje espiritual. ¿De qué nos vamos a quejar luego? Y una vez aquí abajo nos es dado reaccionar libérrimamente, de acuerdo con nuestras actitudes, expectativas ante la vida y tablas de valores, ante los variados estímulos de la existencia. De lo que se infiere que bien mirado disfrutamos de una cuota razonable de autodeterminación. Ah, y algo importante: A más evolución y libertad, más responsabilidad. Y que el tesoro de la libertad no carece de riesgos: podemos elegir entre A y Z, bien entendido que en ambas opciones nos exponemos a sufrir en carne propia, y sin remisión alguna, las consecuencias lógicas (por el mecanismo natural de causa y efecto) que hemos desencadenado con nuestra decisión. Si nos metemos en un lío por haber optado en base a motivaciones irracionales, Dios no va a acudir a solucionarnos el problema. El Dispensador nos regala la libertad, pero a cambio del justo precio de apechar con todas sus secuelas, sean las que fueren, incluso las que parecen más trágicas. Debemos ser consecuentes y asumir con honradez lo que se nos viene encima con cada uno de nuestros pensamientos, actos u omisiones, y dejarnos de falsos victimismos.

(Texto inscrito en el Registro de la Propiedad Intelectual)