EXPEDIENTE POLICIAL DEL INCIDENTE OVNI DEL RALLY DE 1978

HALLAN EL EXPEDIENTE POLICIAL, DE LOS PILOTOS CHILENOS DEL RALLY DEL AÑO 1978.
DOCUMENTACION CEDIDA POR DANIEL LECOMTE


Documento del expediente policial del caso.


Como muchas veces mencionamos y escribimos, sobre el valor de las campañas que tienen como bondades, no solo concientizar a la gente con un concepto, una idea, o una campaña, si me permiten la reiteracion, sino que como en este caso, la posibilidad de hallar lo que de pronto no se esperaba. Un documento.!!!!

La investigadora Silvia Perez Simondini, coordinadora de prensa de CEFORA, entre las funciones que viene llevando a cabo, es tomar contacto, con personas que acercan inquietudes de una u otra manera. Asi fue que aparecio, de forma inesperada, una documentacion que nutre la posibilidad de ahondar ahora en los archivos de la policia de la provincia de Buenos Aires, que definitivamente, se nutre de cientos de casos de denuncias de ovnis.

Silvia, desde el año 2012, viene teniendo contacto con Daniel LECOMTE, un interesado en el fenomeno ovni, de una localidad de la Pcia de Buenos Aires, que en su interes sobre la campaña de la desclasificacion de expedientes que viene llevando adelante CEFORA, le informa a la investigadora, que tiene en su poder, una serie de expedientes de la Policia de la Pcia de Buenos Aires, que llegan a su mano, por intermedio de un policia retirado.
Esta documentacion increiblemente, iba a ser desechada (arrojada literalmente a la basura), pero dado que el policia conocia el seguimiento que Daniel le daba al tema, decidio resguardarlos, entregandoselos.
Los documentos, que incluian denuncias de todo tipo en la region sur de la pcia. de Buenos Aires, guardaba en su interior una joya, en lo que a la busqueda que venimos haciendo refiere, del caso de los pilotos del Rally de la Vuelta de America del Sur, sucedido el 23 de septiembre de 1978. Sin saberlo, el depositario, guardo la informacion tal cual se los entregaron, sin leerlos. Fue recien cuando en conversacion con Silvia, que en su afan de conocer que tipo de casos encerraban los expedientes, cuando el protagonista decidio abrir la carpeta, encontrandose con el famoso caso.
Compartimos con todos ustedes entonces, algunas paginas del expediente policial.

Para los que no recuerdan o no saben del caso, aqui les dejamos una cronica, muy bien documentada, quiza de uno de los mas conocidos en la decada de los 70, que involucro dos pilotos chilenos, en la primera version para Sudamerica del Rally de la Vuelta de America del Sur . Aqui los detalles del caso a traves de la excelente investigacion que en su momento realizara Guillermo Roncoroni y que fuera publicado en Ufo Press, N° 9, octubre de 1978,
Fuente: Alejandro Agostinelli – Blog Factor 304 http://factorelblog.com/2013/09/22/ufo-press-archivos-desclasificados/

FICHA TECNICA DEL CASO:

Lugar: cruce de la Ruta 3 con el camino vecinal que conduce al pueblo por Cardenal Cagliero (hoy R1) – Carmen de Patagones – Viedma – Pcia. de Buenos Aires.

Testigos: Miguel Angel Moya y Carlos Acevedo


Miguel A. Moya


Carlos Acevedo

Fecha: 23 de septiembre de 1978

Hora: aprox. 3:00 am

Autoridad interviniente: Policia de Pedro Luro – Oficial Inspector Daniel Osimi, Cabo Jesus Garcia y oficial Jose Bordenave.


Jose Bordenave
Testigos secundarios: Eduardo Forchesatto: (sereno de la gasolinera)


Eduardo Forchesatto

EL CASO:

El 17 de agosto de 1978, Carlos Acevedo y Hugo Prambs, partieron de la ciudad de Buenos Aires a bordo de un Citroen GS 1220, en cumplimiento de la primera etapa del Rally de America del Sur, organizado por el Automovil Club Argentino y el Banco de Intercambio Regional.
La competencia de la que participarian era en verdad extenuante para hombres y maquinas: una verdadera maraton de poco mas de un mes de duracion en el transcurso de la cual deberian unir Buenos Aires con Caracas (Venezuela) para regresar por la costa sudamericana del Pacifico.


Croquis del recorrido del Rally

La tripulacion del Citroen numero 102 debio enfrentar innumerables problemas, en especial en los ultimos tramos del Rally, los que determinaron que debieran renunciar a continuar participando de la competencia. Sin embargo, fruto de la determinacion de Acevedo y la ayuda de otros competidores, pudieron «reengancharse», luego de haber efectivizado su abandono, con el objeto de completar el recorrido.

El 16 de septiembre, en la ciudad de Bariloche, se produjo la desercion de Hugo Prambs por problemas personales, siendo reemplazado por Miguel Angel Moya.
En la madrugada del 23 de septiembre, Acevedo y Moya recorrian los ultimos 1000 kilometros del Rally. Aproximadamente a las 02:00 hs., se detuvieron en la estacion ACA de Viedma (provincia de Rio Negro) donde repostaron combustible (llenaron el tanque standard de 50 litros y un deposito suplementario de 40 litros), tomaron cafe y conversaron algunos minutos con otros competidores. A las 02:30 hs. el Citroen numero 102 estaba nuevamente en lo ruta con rumbo a Bahia Blanca, luego de cruzar el Rio Negro y atravesar la ciudad de Carmen de Patagones.
Aproximadamente a las 03:00 hs. habian dejado atras el cruce de la Ruta 3 con el camino vecinal que conduce al pueblo de Cardenal Cagliero y se encontraban a la altura del Salitral del Algarrobo y la Salina de Pedro, a unos 30 kilometros al norte de la ciudad de Carmen de Patagones (coordenadas aproximadas de la localizacion de los testigos: 40* 29′ Latitud Sur, 62* 49′ Longitud Oeste).
Carlos Acevedo se encontraba al volante del Citroen. De pronto observo una potentisima luminosidad que se reflejaba en el espejo retrovisor de su automovil.

Era una luz densa, de una coloracion amarillenta. Al principio se distinguia solo como un punto en el espejo, sin embargo su tamaño aumentaba a ojos vista.
Acevedo y Moya viajaban en aquellos momentos a casi 100 kilometros por hora. Pese a ello la luz parecia acercarse rapidamente, por lo que Acevedo supuso que se trataba de las luces frontales de alguno de los automoviles de la clase de mayor cilindrada ( Citroen 2400 o alguno de los Mercedes Benz ), por lo que decidio disminuir sensiblemente la velocidad de su automovil y pegarse al borde derecho de la cinta asfaltica a fin de facilitar el paso de lo que suponia era otro competidor del Rally.
La luz ya llenaba el espejo retrovisor y continuaba acercandose a gran velocidad. De pronto el habitaculo del Citroen de Acevedo y Moya se »lleno» de luz.
«La luz inundo todo el habitaculo y no podia ver mas alla del capot del auto. Era una luz densa, muy brillante, de color amarillo con algunos tintes violaceos. En ese momento el auto me parecio fuera de control . Mire por la ventanilla y vi que estabamos a casi dos metros del asfalto. De inmediato pense que habiamos saltado un ‘lomo de burro’ y comence a volantear, preparandome para el momento en que tomaramos nuevamente contacto con el asfalto», relato Acevedo.

Sin embargo, el automovil lejos de descender, parecia continuar elevandose incontroladamente.
«Tras algunos segundos, no se, quiza 5 o 10. Reaccione, me di cuenta que aquello era algo completamente anormal. Quise mirar nuevamente por la ventanilla pero lo unico que se veia era esa luz densa.

Recuerdo que comence a gritar ¿Que pasa?, pero Moya no me contestaba. Cuando mire hacia mi derecha mi compañero no estaba alli, o al menos yo no lo podia ver. En realidad ni siquiera podia ver el tablero de instrumentos. Solo veia esa luz, densa, que parecia como un liquido, no se, algo asi como pegajosa», recordo Acevedo.
Por su parte, Miguel Angel Moya permanecia como paralizado por el temor, y nos explico :
«En un primer momento yo tambien pense un ‘lomo de burro’ y me asusto algo la posibilidad de un vuelco, pero cuando note que el auto parecia flotar en el aire y no descendia me atemorice aun mas. Realmente era una situacion que no podia comprender. Lo mire a Carlos y lo vi rigido, con los brazos extendidos aferrando el volante y la vista clavada frente. Parecia que estaba gritando pero yo no oia nada. Lo veia todo como a traves de una niebla amarilla, como si yo estuviera distante, en otro lado. Creo que mi primer reaccion fue escapar de alli, y quise abrir la puerta pero no pude, parecia como soldada. Note que la temperatura se elevaba aunque a lo mejor era producto de mi estado de temor. De pronto la luz lo envolvio todo y yo ya no veia nada, creo que ni siquiera veia mis manos, ni nada».
los testigos perdieron entonces la nocion del tiempo. De pronto sintieron una sacudida y notaron que el automovil estaba nuevamente en tierra.
«Creo que habia pasado un minuto, o dos, no se realmente, cuando senti una sacudida leve, pero de inmediato tuve la impresion de que el auto estaba otra vez sobre la ruta. En ese mismo momento la luz amarilla perecio que se hacia menos intensa y de a poco pude ver a mi alrededor, vi el tablero, el capot del auto. Mire por la ventanilla y vi la tierra, estabamos en la banquina de la contramano, sobre la izquierda de la ruta, totalmente detenidos. De pronto la luz dejo el habitaculo y observe que hacia el oeste se alejaba. algo asi como un cono de luz amarilla, pero que no terminaba en punta sino que estaba como truncado. No se, seria como de cuatro o cinco metros en la base y dos o tres en la cuspide, y de unos seis metros, quiza siete, de altura. La base iluminaba el terreno, aunque en realidad no se veia que era lo que iluminaba, o sea no se veia a traves de la luz. Unos segundos despues la luz se, ¿como podria decirlo?, se retrajo …o se levanto como una cortina, de abajo hacia arriba, y lo unico que quedo a la vista fue una luz blanco-amarillenta, ovalada, que siguio rumbo al oeste hasta desaparecer en la distancia», relato Acevedo.
Por su parte, Moya tardo algunos segundos en recuperarse de la impresion producida por la anormal situacion vivida:
«De pronto todo paso, y estabamos solos en la ruta, nos miramos con Carlos pero no podiamos decirnos nada. Yo estaba como entumecido, me temblaban las manos y sentia una opresion en el pecho, me costaba respirar «.
Acevedo y Moya permanecieron en silencio por algunos segundos, sin atinar a realizar ninguna accion o actividad. Por fin, Acevedo descendio del vehiculo para, segun nos expreso, «ver si todo estaba en su lugar». Apenas un minuto despues ascendio nuevamente al Citroen y, a toda marcha, continuaron por la Ruta 3 rumbo al norte.
Tras 15 minutos de marcha, poco mas o menos la tripulacion chilena del Citroen numero 102 arribo a Pedro Luro, localidad situada en la provincia de Buenos Aires a 123 kilometros al norte de Carmen de Patagones. Se detuvieron en una gasolinera, a fin de averiguar la ubicacion de un destacamento de policia, y al decidir controlar el instrumental del automovil, constataron dos hechos anomalos: el odometro atestiguaba que, desde la ciudad de Viedma a Pedro Luro, habian recorrido 52 kilometros, cuando la distancia real entre las dos localidades es de 127 kilometros; por otra parte, habian arribado a Pedro Luro a las 05:10 horas, habiendo salido de la zona urbanizada de Carmen de Patagones a las 02:50 horas, aproximadamente. Habiendo realizado el trayecto a una velocidad media de 100 kilometros por hora no deberian haber insumido mas de 75 minutos para cubrir la distancia existente entre ambos puntos, pero en realidad habian insumido 2 horas 20 minutos.

Los testigos constatarian un tercer hecho inexplicable: al decidir llenar el tanque principal de gasolina observaron que el deposito secundario estaba absolutamente vacio, pese a que habia sido llenado con 40 litros en la ciudad de Viedma.
Los hechos explicitados confundieron aun mas a los testigos, quienes, presa de un creciente temor, decidieron dar cuenta de los hechos a la policia de Pedro Luro, para lo cual se dirigieron al destacamento respectivo.
Alli fueron solicitamente atendidos por el oficial inspector Daniel Osimi, a quien relataron los pormenores del incidente protagonizado y solicitaron se les facilitara custodia hasta la ciudad de Bahia Blanca.

Aqui compartimos con ustedes, un trabajo documentado en su momentos por la representante de CEFORA, Daniela Ciancio, en su Blog Patagonia Ovni (http://patagoniaovni.blogspot.com.ar/2012/06/ovnilogia-historica-caso-rally-de-la.html), a traves del documental que realizara el Programa Chileno Ovni, conducido por Patricio Bañado y producido por la TVN de Chile entre 1999 y 2000, con recreacion del caso y testimonios unicos de los protagonistas.

Muchos medios periodisticos cubrieron la noticia, entre ellos medios como la revista tematica Cuarta Dimension, donde en el Nro. 58 Relata el caso en comparacion con un suceso en Brasil de similares caracteristicas

Fuentes para la realizacion de esta nota:

Investigacion Guillermo Roncoroni – Ufo Press, N° 9, octubre de 1978.

Alejandro Agostinelli – Blog Factor 304 http://factorelblog.com/2013/09/22/ufo-press-archivos-desclasificados/

Investigador Rodrigo Fuenzalida – Organizacion AION – Chile Asesor Programa OVNI

Produccion TVN de Chile, Programa OVNI

Usuarios de youtube:

Royosobocoto:
http://www.youtube.com/user/royosobocoto?feature=watch

Emocionrally:
http://www.youtube.com/user/emocionrally?feature=watch

Daniela Ciancia – Patagonia Ovni
http://patagoniaovni.blogspot.com.ar/2012/06/ovnilogia-historica-caso-rally-de-la.html

Ovnilogía Histórica: Caso Rally de la Vuelta de América del Sur – 23 de Septiembre de 1978
Autora: Daniela CIANCIA – PATAGONIA OVNI

El caso OVNI del Rally de la Vuelta de América del Sur, también conocido como «Incidente Acevedo-Moya», ocurrió en Norpatagonia argentina el 23 de Septiembre de 1978 y fue protagonizado por el fallecido empresario Carlos Acevedo Ramírez (piloto) y Miguel Ángel Moya (copiloto), ambos chilenos.
El suceso tuvo lugar en plena dictadura militar de Jorge Rafael Videla, cuando el conflicto del Canal de Beagle estaba en su punto más álgido, y la tensión en la Patagonia se hacía sentir.
A continuación, una transcripción del artículo publicado en la revista Cuarta Dimensión N° 58 del año 1978.

«El sábado 23 de Septiembre de 1978, dos corredores del rally de la Vuelta de América del Sur, Carlos Acevedo Ramírez y Mario Moya, circulaban por la ruta número 9 a bordo de la máquina número 102, un Citroën GS 1220, en dirección a Bahía Blanca.
A partir de Viedma, cuando ya habían dejado muy atrás la ciudad bonaerense de Cármen de Patagones, piloto y copiloto se dirigían a Bahía Blanca, a una velocidad aproximada de 140 kilómetros por hora. Fue entonces, en un punto desolado de la ruta, que Moya observó por el espejo retrovisor una potente luz que no era la de su auto. Creyendo que se trataba de otro automóvil, detectó que la luz se aproximaba «como a unos 300 kilómetros por hora». Se lo advirtió a su compañero, quien también observó la luz, e intentó maniobrar para dejar pasar al supuesto vehículo. Pero de inmediato se dio cuenta que le era imposible maniobrar, como si el auto no respondiera a su comando. «Vi que la luz se hacía potentísima y por la luneta trasera del Citroën todo se inundaba con una tonalidad amarillenta, con reflejos violáceos».
En ese momento sobrecogedor, Acevedo Ramírez advirtió que el motor se había detenido y «nos vimos suspendidos en el aire a unos cuatro metros del suelo, envueltos en una intensa luz». «Qué hacemos?… ¿Qué nos está pasando?…», dice que sólo pudo articular. En ese momento, ambos protagonistas sintieron una rara y extraña sensación, que no podrían precisar cómo era, salvo que ese tiempo en que se sintieron suspendidos les pareció «una eternidad». «Poco tiempo después la luz se fue haciendo menos intensa y parecía que estuviéramos bajando en forma vertical», agregó.

Regreso a la tierra

Cuando descendieron, se dieron cuenta que no estaban sobre el pavimento, sino sobre la tierra, en la banquina derecha, mientras el OVNI desaparecía en el horizonte, en dirección al norte.
Con un gran susto, piloto y copiloto revisaron el auto y después de comprobar que estaba en condiciones, volvieron a encender el motor y prosiguieron su camino. Al llegar a Pedro Luro, unos 20 kilómetros después de donde los «había dejado el OVNI», pararon en una estación de servicio, donde también había un policía. «Al relatar el viaje -explicó Moya- nos aclararon que por esa zona, varias personas habían pasado por situaciones similares».
Lo que les acusó una tremenda colisión fue descubrir «que el tanque de nafta auxiliar -que llevan todos los corredores- estaba totalmente vacío, cuando debería estar totalmente lleno, y el cuentakilómetros del auto carecía de registro de esos 70 kilómetros en que fuimos suspendidos». Es decir que durante un minuto -sacando bien los cálculos- viajaron a cuatro mil doscientos kilómetros por hora.

Los protagonistas

Carlos Acevedo Ramírez es un conocido industrial de Santiago de Chile, que goza de gran prestigio. Corredores que lo conocen y lo conocieron en el rally aseguran que se trata de una persona seria, lo mismo que su acompañante. Por eso es que se supone que ninguno de los dos es propicio al macaneo.»

FUENTE DANIELA CIANCIA