EXTRAORDINARIA EXPERIENCIA EN LA PUNA

Un OVNI siguio durante dos horas a tres mecanicos

«Nunca habia sentido tanto miedo», dijo uno de los protagonistas de la tan extraña como fantastica aventura.
Juan Antonio Abarzua de El Tribuno

Un equipo de tres mecanicos salteños que habia concurrido a efectuar el rescate de un minibus de una expedicion cientifica canadiense averiado en el sector chileno de la region andina que limita con las provincias de Salta y Jujuy, vivio una insolita experiencia: un objeto volador no identificado (OVNI), de gran tamaño, esferico y de una «luminosidad impresionantemente blanca», los siguio durante mas dos horas, en una recta que une a las localidades puneñas de Susques con Purmamarca, en el camino del paso internacional de Jama.
«Jamas habia sentido tanto miedo. Esa cosa no era de este mundo. Se movia a una velocidad imposible y en una ocasion, se nos acerco tanto, que pensamos que nos iba a impactar», relato Raul Eduardo Oviedo Tomas, del taller salteño «Forani». Los norteamericanos estaban varados en San Pedro de Atacama. Encabezados por la doctora Randall, realizaban un relevamiento de la flora cordillerana.
«Salimos el sabado a las 4.45 de Salta, rumbo a la cordillera. Solicite a dos amigos -Marcos Figueroa y Alejandro- que me acompañaran para no efectuar el trabajo ni el viaje en solitario. Era la primera vez que recorreria esos caminos. Y realmente, quede impresionado. No solo por el paisaje ni la desolacion, sino por lo dificultoso.
Hay que trepar -ejemplifico- al llegar a Chile, una cuesta de mas de 70 kilometros de largo, que puede destruir el motor de cualquier unidad conducida por un neofito», comenzo su relato Oviedo Tomas, de 37 años y fisico atletico.
Luego, continuo: «Arribamos a San Pedro de Atacama a eso de las 14 del mismo dia. Pero, en el lugar, nos dimos cuenta que seria imposible remolcar el minibus canadiense con mi camioneta Chevrolet S10 doble cabina: pesaba mas de 5.000 kilos y nos basto apreciar su estructura y equipamiento para determinar que la unica forma de moverlo de alli seria con el concurso de un camion mosquito o similar. Por ello, decidimos emprender el regreso», conto el mecanico.
El episodio
Sin vacilar en su narracion, aspirando profundas bocanadas de un cigarrillo, Oviedo Tomas prosiguio: «El camino en el sector argentino es realmente espantoso, sobre todo por el contraste con el lado chileno que es una mesa de billar asfaltada, con señalizacion y marcaciones viales.
A tal punto, que antes de llegar a Susques, las lajas nos reventaron una cubierta lo que determino que hicieramos esa parte de la travesia angustiados porque no teniamos otro repuesto. Pensabamos repararla en el pueblito pero el gomero estaba de viaje, de modo que debimos continuar asi nomas. Todavia era sabado.
Como a las 20, salimos de Susques a Purmamarca. Ibamos escuchando musica y comentando la impresionante soledad y oscuridad de esta zona, que es una planicie en la altura. De pronto, las luces y la radio se apagaron. Frene porque la oscuridad era tal que no se veia nada de nada. «Dejate de joder», me dijo Alejandro que iba en el asiento de atras.
Mientras tanto, yo movia todas las perillas para ver que habia pasado. Nada funcionaba, solo el motor. De pronto, a mano derecha y no se a que distancia, vi una luz extraña. Era una pequeña esfera que irradiaba un haz blanco intenso. «¿Vieron eso?», pregunto Marcos. No alcance a responderle, aunque pense que era lo que llaman la «luz mala», porque comenzo a moverse velozmente en direccion a nosotros, hasta que se hizo enorme.
Se detuvo y quedo estatica. «No miren», les dije a mis amigos, aunque no se por que. De improviso, las luces y la radio se encendieron. Acelere e imprimi la mayor velocidad posible a la camioneta. Sin embargo, «eso» comenzo a volar, en una linea recta perfecta, en forma paralela. No emitia ni un solo ruido. De repente, tomo velocidad y en menos de un segundo, se perdio al fondo de la planicie.
Nos quedamos callados, sin hacer ni un solo comentario, aunque todos nos preguntamos varias veces: «¿Lo viste, lo viste?». Seguimos en silencio, aunque no por mucho rato, porque despues sucedieron cosas que son para no creer. (Siga el relato en esta misma pagina: «Crei que ibamos a morir»).