SIERRA CHICA, BUENOS AIRES: UNA ORIGINAL INVITACION (02 JUL 1968)


Oscar Iriart, a los 14 años, centro de atencion periodistica
A unos 2.000 metros del centro de Sierra Chica, poblacion bien conocida por su penal, y en direccion a Tapalque, vive Heriberto Antonio Iriart, un agricultor de 51 años, que explota sus 72 hectareas de campo. El martes 2 de julio de 1968, el dia se presen­to brumoso en esa zona, lo mismo que en Sierra Chica BA (1a) Oscar Iriart, a los 14 años, centro de atencion periodistica todo el centro y sudeste de la provincia de Buenos Aires. Poco antes de las 11,30 horas, uno de sus tres hijos, Oscar, de 14 años, que trabajaba como tenedor de libros en una panaderia, recorria a caballo el campo cerca de una alambrada divisoria. De pronto, al llegar a una curva del camino, detuvo el caballo proximo a unos arbustos. En esos momentos noto la presencia de dos sujetos que le hacian señas, instandolo a que fuera hacia ellos. Creyendo que se trataba de cazadores furtivos, decidio acercarse

Al estar en proximidad de los visitantes, pudo ver que eran hombres de estatura nor­mal, vestidos con una especie de polera roja. Sus cabellos eran blancos, cortos o escasos y sus ojos permanecian inmoviles, hundidos, que miraban fijo sin parpadear. Pero lo que mas le impresiono fueron sus piernas, pues parecian transparentes, pudiendo ver a traves de ellas el pasto. Sus formas estaban delineadas y caminaban como individuos normales. Y sus pies estaban cubiertos por un calzado negro.

Como en el primer momento el joven Iriart no se percato del detalle de la transparencia, se acerco confiado y entablo un dialogo en español (castellano), en el que fue invitado a “conocer el mundo”, a lo que respondio: “¡Si, como no, el dia que tenga plata!”. Observando el detalle de las extremidades, Oscar sintio nerviosidad e intento vanamente em­prender veloz regreso a su casa, sintiendose desganado o falto de voluntad, a lo que se sumo la inmovilidad del equino. “No. Nosotros lo llevaremos. Ahora no SierraChica6 podemos por­que tenemos mucha carga”, dijo uno de ellos, señalandole un artefacto posado en el zanjon barroso existente entre la alambrada y el camino, a poca distancia.

Luego le entregaron un sobre blanco, forrado en violeta, dentro del cual habia un papel escrito. Enseguida le pidieron que pusiera el sobre en un charco de agua “para de­mostrarle que no se mojaba”. Al hacerlo, pudo comprobar que tanto el sobre como su ma­no no se habian mojado.

Los ocupantes subieron despues al aparato y, subitamente, ascendieron en forma vertical y se alejaron. “Como si estuviera dormido” corrio hacia el caballo, el que conti­nuaba paralizado, hasta el instante en que el objeto volador desaparecio totalmente. Despavorido galopo hasta su casa, situada a varios centenares de metros, alarmando tambien a algunos vecinos. Narro a su madre lo que le habia ocurrido y le enseño el testimonio. La carta, manuscrita en media hoja de cuaderno comun, dice textualmente: “Uste (sin d al final) va a conocer el mundo”. Y la firma: “P. Volador” (1).

A la familia parece haberles llamado la atencion los ojos desorbitados del menor, “como si realmente recien saliera de un estado hipnotico o temiera la extraña vision”, habrian dicho. Con algunos vecinos concurrieron al lugar Sierra Chica BA (2) Lugar exacto del descenso donde dijo haberse detenido el objeto desconocido y, en presencia de periodistas del diario El Popular, de Olavarria, se descubrieron tres perforaciones.

Segun se comentaba, hasta entonces las dudas sobre el relato del jovencito eran muchas, y la carta no convencia a nadie. Pero ocu­rrio que un tal Amarante, vinculado al citado periodico y entusiasta por la arqueolo­gia, decidio realizar unas mediciones que parece haber causado sorpresa y hacerles va­riar su juicio sobre el episodio. Las perforaciones, de unos doce centimetros de pro­fundidad, de las que se hicieron calcos en yeso, formaban “un triangulo isosceles per­fecto que solo un experto, con tiempo y elementos, esta en condiciones de hacer”. Medido con estacas, escuadras e hilo, el triangulo SierraChica2 tenia 2 metros en el lado base y 1,58 m cada uno de sus otros lados. Con expectativa, los curiosos recordaron que Oscar Iriart sostuvo que “el aparato gris tenia abajo como tres patas”, y esta comprobacion coinci­dia con el hallazgo.

El mismo Amarante -tildado ahora por los diarios como “experto”- creyo descubrir que las voces que Iriart habia escuchado fueron realmente “ordenes incrustadas en su cere­bro por medios telepaticos” y que el mensaje fue escrito por el mismo mediante un mandato hipnotico ( 2).

En esos dias de asombro, publicidad, perplejidad, y mas publicidad, la madre del joven, Cesaria Donatti de Iriart, rompiendo en llanto comento: “¿Se dan cuenta?… ¡Esta ame­nazado! ¡Esos hombres horribles le han dicho que vendran a buscarlo!” (3)

LA INVESTIGACION

Las primeras indagaciones sobre el caso datan de 1968, epoca en que la prensa ofre­cio generosa tinta al fantastico relato de Oscar H. Iriart, y se retomaron en enero de 1987, mediante una paciente investigacion de campo. De esta ultima, se registran los testimonios de la madre del joven y de su protagonista, que consignamos a continuacion:

El testimonio de la madre: “Era una mañana temprano, de niebla. Se le ocurrio ir a buscar unas varillas con las que habia estado alambrando el padre. Se fue a juntarlas, y se encontro con eso. Vino asustadisimo, transformado. No lo veia bien al chico, estaba sobresaltado, y asi paso unos dias. Por casi un año no quiso ir alla, sin pisar el campo. El aparato quedo a orillas del camino. Estaba hundido, se ve que el aparato tenia peso, porque dejo tres marcas.

“El no salia porque la gente lo atacaba, para hacerle el cuento. Tampoco salia a pastar, porque enseguida tenia una cola de autos aca. Habia que trabajar y no se podia atender a toda la gente. Despues vinieron los comentarios, Sierra Chica BA (4) Iriart señala el sitio de la extraña presencia incluso dijeron que estaba combinado con el diario El Popular (NdR: fue el corresponsal Heriberto Propatto quien llamo a la redaccion del mismo para dar la noticia), pero nada de eso existio. Fue una cosa natural.

“Es un chico que no tiene experiencia, mas que la que recibio en su casa y la escuela. Es un chico de campo, no como los del pueblo, que son mas vivos, mas inteligentes, que sabrian los cuentos de los ovnis. Aca sabian los de Cordoba, pero… hasta que a uno no le pasan las cosas. Nacio el 19 de abril, salio del primario, un colegial; iba al colegio de las Hermanas, estudioso, catolico. Ahora ya no habla mas de e­sas cosas”.

– El testimonio de Qscar H. Iriart: “Fue el martes 2 de julio. Sali a la mañana a recorrer, y cuando daba la vuelta al fondo del campo, vi que dos tipos me hacen señas; en­tonces me acerque y dijeron que bajara del caballo, que me iban a llevar. Asi lo hice y me dijeron que andaban con carga. El Sierra Chica BA (5) Identikit del ocupante del platillo aparato estaba posado en la banquina (NdR: cuneta), pasando la alcantarilla del camino. Alli dejo una marca triangular, un isosceles per­fecto (NdR: en rigor, tres perforaciones), segun la Policia Federal de Azul y el Ejerci­to. Le tomaron las medidas, un triangulo isosceles perfecto. De unos 15 cm. de profundidad.

“Me entregaron un papel, que me hicieron pasar por el agua (de un charco), un papel, un sobre que decia: “Usted va a recorrer (n: conocer) el mundo”. El texto me lo hizo escribir despues la Policia para ver si coincidia la letra del papel, y no coincidia ninguna. La letra mia no salia; la escribi arriba de la mano, arriba de un palo, de todas maneras, y no coincidia ninguna.

“Yo me baje del caballo, y fue entonces cuando me dieron el papel y me lo hicieron pasar por el agua de un charco. Ellos caminaron detras mio, los dos. SierraChica5 Y yo creo que lo pase por el agua, a mi modo de ver lo pase por el agua, y el papel no se mojo lo puse dentro del agua y no se mojo. Despues aca, el diario El Popular lo lle­vo con la policia, lo pusieron dentro del agua y se mojo todo, jo-jo-jo. Yo perdi todo el papel, no se adonde fue a parar tampoco, porque a mi me lo sacaron.

“Pisadas mias estan las del charco, quedaron todas. Segun investigo la policia, quedaron todas. Y las de ellos ninguna.

“El aparato era ovalado, con tres patas. Y la tapa (NdR: puerta) tendria alguna bisagra, supongo. No veia nada adentro. Carga. Decian que venian cargados. Estaba a 20 m de esta gente, a la que vi primero, despues vi al aparato. Estaba posado en la cuneta, sobre el lado de la calle, y yo del lado del campo. Pero cuando vi a los tipos, estaban en el campo.

“De la cintura para abajo, la forma de las piernas, se las notaba, pero yo veia la alambrada atras. No se si del susto, o que eran transparentes. Se encontraban justo en la punta. Eran dos sujetos iguales. Llevaban guantes claros, una remera, zapatos negros. Sus ojos eran hundidos, parecian medio SierraChica7 pelados y eran de estatura mas o menos normal, 1,70 m aproximadamente. Caminaban, pero no se con que rapidez, porque no le hice caso, en eso no me fije. Las pisadas de ellos no quedaron, las mias si. Hablaban en castellano, porque yo les entendi. Y, cuando me dijeron que iba a recorrer el mundo, y todavia les conteste que si, cuando tuviera dinero, crei…, que se yo, gente que viene a cazar pajaritos, alguna cosa a cazar. Tenian voz gruesa, medio fuerte; y movian los labios al hablar.

“No senti nada raro. Me hablaban y les contestaba. No senti nada. Dicen los que estudian que me hablaron por telepatia, pero yo vi que me hablaban, como me esta hablando usted ahora. Lo hacian cerca, a unos 3 m de distancia. Despues, claro, ese dia quede nervioso, como a cualquiera que le pasa algo.

“Por ultimo, cuando se fueron, me dijeron que no me llevaban porque llevaban carga. El aparato se abrio como una gallina, para arriba, y los dos SierraChica8 tipos se metieron asi, parados adentro. No senti ruido, ni nada. Y se fue derechito hacia arriba, sin ruido alguno, hasta perderse. Yo no mire para arriba, con tanto…, cuando recien se movio el caballo -porque habia estado quieto- se levanto una polvorera y salio corriendo. Fueron unos cinco minutos, y de inmediato me fui para la casa asustado, junto a un perri­to mascota que tenia.

“En mi familia todos me creyeron, porque me conocen de chiquito como soy. Soy catolico, pero mire, je-je, en contadas ocasiones voy a misa. Ya habia salido de la escuela, 14 años tenia por entonces. Casi tenedor de libros, ando por el campo, no me gustan los papeles. Con mis vecinos nunca hable, algunas bromas nomas. Pero al principio fue bravo, no por los vecinos, sino por la gente del pueblo, de la ciudad. Precisamente, cuando mi papa fue al pueblo a buscar a mi hermano al omnibus e hizo el comentario de lo que habia pasado aca, ahi se armo todo el lio”.

ALGUNOS COMENTARIOS SOBRE EL CASO

El episodio de Sierra Chica se inscribe dentro de un conjunto de narraciones fantasticas producidas durante la oleada de 1968, sobre las cuales el periodismo ingenuo dispenso grandes espacios y una buena cuota de credibilidad, sin mediar una in­vestigacion responsable.

Un ejemplo de lo mencionado son las mar­cas halladas, que parecieran haber conven­cido a no pocos de la autenticidad del re­lato del joven Oscar Heriberto Iriart. Pe­ro prueba tambien como algunos periodistas olvidan las enseñanzas escolares acerca de la construccion de triangulos isosceles y para dar fin al argumento de que “solo un experto, con tiempo y elementos” podria haberlo realizado, recuerdese que si unimos dos puntos cualesquiera sobre un plano, y considerado como vertice a uno de ellos, se traza desde alli con un hilo un Sierra Chica BA (7), Oscar Iriart, 19 años despues arco de circunferencia, y luego se hace lo mismo con el otro punto de la recta hasta cortar el arco anterior, se obtendran tres puntos que determinan exactamente el triangulo isosceles de Iriart. Muy facil, pocos elemen­tos, ¡hasta un niño puede hacerlo!

Tampoco puede pasar desapercibido que el joven se encontraba en el primer año de la escuela secundaria (julio de 1968), cuando los programas de geometria ya habian incluido la construccion de los triangulos isosceles, y que seguramente conservaba fresco en su memoria.

Es interesante notar, ademas, que los tres orificios atribuidos a las patas de asentamiento del aparato, de unos 12-15 cm. de profundidad, coinciden con la presion ejercida sin demasiado esfuerzo por una persona sobre el terreno. Sierra Chica BA (8) Camino hacia el encuentro Hecho que verificamos directamente en el lugar del “aterrizaje”.

Ahora bien, ¿con que elemento podria haberse efectuado? Si nos atenemos al testimo­nio de la madre del joven Iriart, este habia regresado sin necesidad al campo a buscar unas varillas con las que su padre estuvo alambrando. Esas varillas, que las hallamos en la alambrada de los campos, y a escasisimos metros de las perforaciones, coinciden exactamente con el grosor de las pretendidas “patas de asentamiento” del aparato.

En cuanto a la supuesta prueba que mostro a su madre (y al periodismo), es decir, la carta entregada por los alienigenas y que, por arte de magia, no se Sierra Chica BA (10) Vivienda de los Iriart De aqui salio como todas las mañanas mojo al ser sumergida en un charco, fue escrita en media hoja de cuaderno comun, con letra torpe y propia de un niño de corta edad, incluyendo una falta de ortografia, imperdonable para cualquier superinteligencia extraterrestre capaz de visitarnos.

Advirtiendonos durante las encuestas haber extraviado el papel, y desconociendo qui­za que poseiamos copia del documento, Iriart no vacilo en decirnos que el texto que le hicieron escribir posteriormente las autoridades policiales, no admitia comparacion alguna: “la letra mia no salia (…); no coincidia ninguna”. Atentos a ello, requerimos a Iriart que escribiera para nosotros el texto de aquella nota. No parece necesario recurrir a un perito caligrafo para advertir la notable semejanza entre ambas, la construccion de Sierra Chica BA (9) Ubicacion del plato volador y su ocupante todas sus letras y alineacion de palabras.

A sus 32 años de edad, Oscar H. Iriart nos impresiona como un sujeto muy diferente al que nos describe su madre, de caracteristica encubridora y dominante. Lejos de la imagen de un joven campesino, poco avezado, nos parece un muchacho despierto, egocentrico, con rasgos psicopaticos. Que no duda en continuar sosteniendo, con cierto placer de ser requerido y escuchado, aquella vieja historia que le dio alguna sospechosa notoriedad.­

REFERENCIAS

(1) La Tribuna, Rosario, 3 julio 1968; La Razon, Buenos Aires, 3 julio 1968; Ecos Diarios, Necochea, 4 julio

1968; Rio Negro, General Roca, 6 julio 1968; Asi, 3a., Buenos Aires, Año III, N° 138, 13 julio 1968, ps. 12/15; Gente y la Actualidad, Buenos Aires, Año III, N° 158, 1 agosto 1968, p. 40; et. al.

(2) La Razon, Buenos Aires, 4 julio 1968, p. 14.

(3) Cronica, Buenos Aires, 4 julio 1968, ps. 12/13.