MERCEDES, BUENOS AIRES: DESTELLOS (25 JUL 1968)


El jueves 25 de Julio de 1968, en las adyacencias de Mercedes (Pcia. de Buenos Aires), una vecina que vive en la zona de las chacras fue testigo de un insolito fenomeno, el cual incluye la presencia de una entidad antropomorfa que habria descendido de un extraño aparato.

Noticia generadora del informe.

La noticia fue publicada en el diario local La Hora, por aquellos dias (l), sin haber adquirido la notoriedad que tomaron otros sucesos similares durante ese prodigo año de observaciones. Una circunstancia fortuita nos permitio acceder a la informacion, que consignamos seguidamente:

En la fecha indicada, Maria Siri viuda de Badano se encontraba en su casa, con la sola compañia de sus cuatro perros. Su hijo habia ido a un velorio y serian las 20 horas cuando oyo un ruido casi indefinible, entre sordo y agudo. Le llamo la atencion y entonces se asomo por la ventana que da al camino, hacia la tranquera proxima a unos grandes eucaliptos del campo vecino. Fue en ese momento cuando avisto un extraño apa­rato “que estaba evidentemente posado sobre el suelo y que despedia una especie de brillante fosforescencia”, declaro la mujer. “lo vi muy bien, y ademas algo que partia de ese aparato, como si fueran otros de menor tamaño; parecian como querer posarse sobre la copa de los eucaliptos, para regresar enseguida al sitio de donde habia parti­do”. La señora Siri vda. de Badano estaba aterrada y segura que no hubiera podido ni abrir las puertas. Uno de los perros de vigilancia ladraba y atropellaba. De pronto noto que otro objeto, desprendido del anterior, se dirigia hacia la casa.

“Entonces solo atine a ponerme en cama -dice la mujer-, pensando lo peor o tal vez lo inexplicable”. Despues se hizo un silencio y nuevamente escucho aquel ruido casi indefinible, pero mas al frente, en direccion al campo de Juan Marin. Acto seguido, “siempre pensando en mi hijo -continua la testigo-, me asome por la otra ventana y a unos 200 metros, campo ya de Marin, pude ver que bajaba de otro aparato una figura como de hombre, cubierta de elementos que le daban mucho brillo”. Se movia constantemente. Y luego de apreciarlo bien, “se produjo algo como un relampago entre rojizo y azulado y tras esto desaparecio todo”

Lo primero que hizo la señora al dia siguiente -señala la cronica periodistica-, fue aproximarse a la tranquera de su campo, donde la noche anterior viera el fenomeno, pudiendo constatar la existencia de dos rastros. Se trataba de dos hendiduras en la tierra, cuadradas, de unos 10 cm. de lado y de una profundidad de unos 2 cm.

Agrega que logro verificar la presencia de esos hoyos y que, recorriendo el sitio, la testigo encuentra otros dos similares distante a unos 15 metros de los anteriores, no advertidos con anterioridad.

El cronista del diario La Hora, de Mercedes, arriesga su opinion en cuanto a la testigo y al fenomeno que habria ocurrido en su chacra de un modo favorable, para concluir diciendo: “Alli, evidentemente, se ha visto algo nada comun, que la dueña de casa describe perfectamente”.

LAS ENCUESTAS

En diciembre de 1992 emprendimos la investigacion en esa localidad, que lleva el nombre de Nuestra Señora de Las Mercedes, teniendo su origen en un fortin fundado a fines del siglo XVIII. Se encuentra en una zona de actividad agropecuaria, ubicada sobre la margen derecha del rio Lujan. Grandes montes frutales, especialmente de duraznos, hacen el marco de este episodio de caracteristicas fantasticas.

Alli procuramos localizar el sitio donde se desenvolvieron los hechos. Yendo por la vieja ruta 5, que une Mercedes con Suipacha, a la altura del Km. 105 encontramos una acentuada curva, donde la ruta se bifurca ofreciendo a su izquierda un camino polvoriento conocido como “25 de Mayo”. Ingresando por el, 150 m mas adelante, un sen­dero -donde otrora se hallaba la estancia de Vigano- nos conduce tras recorrer unos 1000 m a la chacra de Siri de Badano, la testigo.

Algunos cientos de metros antes de llegar, mientras tratabamos de ubicar a la citada finca, nos topamos con un baquiano que ofrecio datos precisos sobre la ubicacion de los campos. Algo intrigado por el motivo de nuestra presencia, aunque respetuoso de la reserva que pudieramos tener, deslizo su curiosidad a la que no demoramos en satisfacer. Fue asi que nos informa recordar vivamente el episodio, señalando que en esos dias fue el tema de conversacion del vecindario: “Se co­mento mucho lo que vio la señora. Pero, vea, fue una moto, una motocicleta que se de­tuvo delante de la tranquera, ahi fue donde estuvo eso que vio…”. Le preguntamos entonces quien era el que conducia la moto. Permanecio en silencio y luego dice: “No se, pero ella vio una moto; eso fue lo que decia la gente, lo que se dijo que vio”.

Finalmente llegamos al lugar. Unos 120 m separan el sendero “de Vigano” a la casa. Un cartel mas o menos reciente nos indica que estamos en la chacra “Cambalache”. Alli hablamos con el casero Lino Juan Reyes, de 36 años, quien vive en la finca junto a su familia. “Si, Siri de Badano vivia aqui, pero el campo se vendio hace tiempo”, nos comunica de inmediato. Algo receloso al comienzo, nos permite el acceso, recorremos juntos las instalaciones, nos cuenta de la chacra y de su vida en la misma, rememora el episodio. El dialogo es muy cordial.


Lino Juan Reyes, encargado del campo

Reyes relata que trabaja en el lugar desde los 12 años. En 1967 por solicitud de la Sra. Maria Ofelia -ya viuda desde 1966 aproximadamente- desempeña tareas varias en la chacra, menudas. Actualmente, la finca tiene otros dueños y el permanece en calidad de casero y “medio socio del patron” en la crianza y comercializacion de algunos animales.

Expresa que el aspecto de la propiedad ha cambiado. Hace 24 años se hallaba en estado de abandono, rodeada de pastos, yuyales y cañares, como abandonada estaba su dueña. Segun Reyes, ella permanecia mucho tiempo en soledad, desatendida por su unico hijo (por quien deja entrever un acentuado rechazo y fastidio), el cual estaba gran parte del dia en la ciudad, sin mostrar preocupacion alguna por su madre afectada en su salud, pues “tenia el mal de Parkinson”. Considera que esto podria haber actuado como motor en la decision de Maria Ofelia de quitarse la vida: “Entre 1971 y el 74 se suicido descargandose un tiro de una 16 pichonera en la cabeza”.

Tambien afirma que Maria Ofelia le refirio inmediatamente el episodio de los platos voladores, y que incluso le mostro las hendiduras que dejo el objeto al posarse en el suelo, aunque no recuerda que le haya hablado de algun “hombre” que descendio del aparato[1].

Formula que tanto en ese momento como despues, le resto credibilidad a su relato. “Yo vi las marcas, ella dice que las dejo eso, pero yo no se; eran unos hoyos…, asi que podian ser de cualquier cosa, como si se hubiera presionado, hundido el suelo”.


Lino señalando el lugar en donde aparecieron los fenomenos.

En su opinion, la Sra. Siri de Badano -que por entonces tenia 56 años- parecia sufrir alguna alteracion psiquica, ya que tenia periodos de devaneo, no mostrando un buen ajuste a la realidad (“Decia pavadas, hablaba sola, para mi estaba loca…”, dice sin rodeos). El motivo era -segun su apreciacion- la soledad y tristeza en la que esta mujer se hallaba inmersa.

Transitando por el terreno donde fue avistado el presunto objeto y el sector donde aparecieron las marcas, Reyes nos indica la exacta ubicacion de los campos de Juan J. Marin, ya vendidos, en el que hubo descendido -segun el diario local- una figura de apariencia humana, distantes a 150-200 m e intermediados por la propiedad de Biduzzi, ­a la vez que manifiesta que ninguna otra persona declaro haber observado algo inusual durante aquella noche.


Interior y vista hacia el fenomeno.

Paso siguiente, localizamos a Hector Siri, de 78 años, hermano de la testigo y propietario de un almacen en Mercedes. Este hombre se presenta parco para brindar informacion sobre el episodio referido, dice no recordar nada y brinda datos muy imprecisos manifestando que “el pasado hay que olvidarlo”.

No obstante, nos informa que su hermana dos años mayor que el, ya estaba afectada en 1968 del mal de Parkinson[2] y que vivia practicamente sola en la finca, razon por la cual decidio llevarla a vivir a su casa. Sin embargo, cuando comenzaron los trabajos de acondicionamiento del almacen, no le fue posible seguir viviendo con ella. Tratando de ser mas explicito, dice textualmente: “por la cloaca la mandamos al campo”. Concluye su exposicion señalando que al poco tiempo su hermana se suicido a causa de la enfermedad.

Podemos agregar que la actitud de Hector Siri, durante este breve encuentro, estuvo signada por su reserva e irritabilidad.

Procurando confirmar algunos datos obtenidos durante las encuestas, intentamos entrevistar a Nestor Badano, hijo unico de Maria Ofelia, lo cual no fue posible por hallarse ausente en la ciudad. A pesar, resulto positivo dialogar con su mujer, por cuanto nos ratifica una vez mas la causa del deceso de la testigo, y di­ce saber que ella estaba enferma desde la muerte de su esposo, producida un par de a­ños antes del inusual avistamiento.


Tranquera y area donde se vio al ovni y su ocupante

ANALISIS DEL CASO

El espontaneo comentario del baquiano, en un intento de prevenirnos respecto al motivo de nuestra visita, nos alerto en relacion al presunto consenso que tuvieron los pobladores, vecinos de la testigo, sobre su observacion. La hipotesis de la motocicleta resulta atractiva, en la medida en que se correlacionan algunos datos (especialmente, la figura como de hombre bajando de una luz), pero otros parecen inadecuados, siguiendo la version periodistica. De aqui deviene una dificultad al momento de expedirnos sobre la procedencia de la luz, o las luces.

En cuanto a Lino J. Reyes, informador clave de nuestra investigacion, señalemos que tenia 12 años en el momento de los hechos. No creemos que su edad y condicion in­telectual le permitan, por si solos, dar consistencia al diagnostico sobre la posible enfermedad psiquica de la testigo (ratificada por los familiares), aunque con bastantes reservas, podemos atender los signos observados en ella y descriptos por el casero tendiente a reconocer el caracter de alguna dolencia.

Por otra parte, Reyes apoya la hipotesis de la afeccion psiquica de la viuda de Badano en el abandono y tratamiento del hijo hacia su madre; apreciacion teñidas -segun estimamos- de ciertos prejuicios personales hacia Nestor, cuyos fundamentos obviamente desconocemos


Representacion grafica de los fenomenos luminosos.

No obstante lo dicho, en las distintas encuestas aparece con bastante insistencia la enfermedad de Parkinson que presenta Maria Ofelia. Esto no resultaria casual, motivo por el que consideramos oportuno consignar brevemente algunas caracte­risticas de la misma.

CONSIDERACIONES SOBRE LA ENFERMEDAD DE PARKINSON

Conocida tambien con el nombre de paralisis agitante, o parkinsonismo, es una alteracion degenerativa localizada en los ganglios nerviosos de la base del cerebro (diencefalo). Es el resultado de la inflamacion del cerebro (encefalitis, en particular la encefalitis letargica epidemica, de origen viral), arteriosclerosis cerebral, o entre otras causas, ciertos tipos de envenenamiento. Pero en la mayor parte de los ca­sos, la etiologia precipitante permanece desconocida.

Los sintomas fisicos predominantes son el temblor y la rigidez muscular, los que conducen a la disminucion de los movimientos (bradicinesia o incluso acinesia), res­tringiendo sus actividades; circunstancia que altera tanto su cuerpo como su mente y vida social. En efecto, estos enfermos sufren cambios en la estructura de su personalidad, cuyos trastornos kinesicos constituyen la imagen en el espejo de las fluctua­ciones emocionales (2). De ahi que resulta de especial interes reconocer los desordenes psiquicos que se producen.


Ubicacion de la entidad.

El periodo agudo de la encefalitis epidemica; en su fase inicial, viene caracterizado por signos de tipo confusional y de signos neurologicos. En cuanto a los trastornos mentales, se observan disoluciones de la organizacion psiquica, que van desde las formas mas atenuadas de confusion mental (obnubilacion) a las psicosis delirantes o alucinaciones agudas y a los estados estuporosos. A proposito, los delirios paranoides mas o menos fantasticos constituyen una forma bastante frecuente de psicosis encefalica. Con frecuencia hay un recrudecimiento hacia el atardecer y en las fases hipnagogicas. Los trastornos del sueño y los accesos oniricos son tambien habituales, y van desde el sueño hablado al vivido con pantofobia (la espera de un peligro; todos los efectos del miedo culminan en pantofobia), pudiendo acompañarse de fabulaciones o muy ricos en falsos reconocimientos.

Puede observarse igualmente toda la gama de estados depresivos. Existen episodios (bouffees) delirantes o estados oniroides (que los brotes posteriores, en el sentido de agravacion, reproducen con frecuencia) en los cuales el recrudecimiento noc­turno o vesperal es caracteristico. El sindrome parkinsoniano presenta bradipsiquia (actividad psiquica enlentecida), disminuyendo su atencion voluntaria, el inte­res espontaneo, la iniciativa y la capacidad de esfuerzo. Tienen necesidad de estar solos, y presentan una especie de somnolencia o de letargia cronica.

Las emociones estan mal controladas, y su afectividad (humor) viscosa explota en accesos de ira subitos. Las tendencias impulsivas son particularmente caracteristicas. Es que las manifestaciones psiquicas y motoras estan muy ligadas y participan de la misma tendencia al automatismo y a la desintegracion de la actividad voluntaria. A veces, estas impulsiones del enfermo de Parkinson revisten un caracter heteroagresivo o autoagresivo, pudiendo llegar al suicidio (3).

REFLEXIONES FINALES

Descredito. Necesidad de olvidar. Enigmas. Interrogantes que ciñen este episodio como un velo que intenta cubrir un drama familiar cuyas aristas pretenden permanecer en silencio.

La tragica desaparicion de la testigo ocurrida poco tiempo despues de los hechos relatados, asi como la falta de investigacion en el momento oportuno, cercano a la fecha del suceso, impiden pronunciarnos con cierto grado de certidumbre. Aun asi, ofrece un margen suficiente para sostener que el avistamiento, o tal vez, su desusada interpretacion, pudieren explicarse a partir del cuadro neurologico y psicopatologico que la testigo presentaba en esa epoca y de las circunstancias que rodearon su vida.­

REFERENCIAS

(1) La Hora, Mercedes, Bs. As., 1° de agosto, 1968.

(2) Fabre, Jean. Terapeutica medica, El Ateneo, Buenos Aires, 1982, p. 567.

Schifferes, Justus J., Enciclopedia medica familiar, Editors Press Service, New York, 1961, ps. 363/364.

(3) Ey, Henri, P. Bernard y Ch. Brisset, Tratado de psiquiatria, Toray-Masson, Barce­lona, 7a. ed., junio 1974, ps. 747/752.
[1] Presencia “del hombre” que nos remite invariablemente a. la ausencia. Acaso la ausencia de su finado esposo, o de su hijo aquella noche… en un velorio.

[2] Por encefalitis letargica.