DE LUCES Y CRIATURAS: EL DUENDE (2 PARTE)

Patricio Parente
En la 1ª parte del estudio nos habiamos centrado en la vivencia de una niña de 10 años, que en los alrededores de julio del 2000 habia presenciado algo asi como una «familia de enanitos». Entidades de tamaño poco menor al de la niña, que por su forma, color, comportamiento y lenguaje parecian extranjeros en la zona, habian transitado por los alrededores de su casa y luego se habian ido dejando unas huellas. La agente sanitaria del lugar habia confirmado las mismas porque asombrosamente habia llegado momentos despues del episodio; y tanto ella como la maestra de la pequeña no dudaban de su sinceridad.
Al final del relato advertimos sobre otros casos actuales morfologicamente vinculados al de Marisol, como asi tambien sobre posibles antecedentes folcloricos para encuadrar e historizar esta clase de vivencias. Esos objetivos los materializaremos en las lineas que siguen.
Habian pasado cinco dias desde nuestro dialogo con la pequeña Marisol, era el 20 de marzo y ya de regreso en Payogasta, el Sargento Jorge Leonel Tolaba (42) despues de contarnos ciertas experiencias que habia vivido nos advirtio que los chicos de la Escuela Albergue del lugar habian visto al «petiso», un ser pequeño al que le brillaban los ojos y se escabullia serpenteando los arbustos adyacentes a la institucion. Lo curioso es que el episodio habia trascurrido el dia anterior, y tres chicas junto con una de las preceptoras de la escuela (Noemi Vasquez) habian dado su aviso a la policia. El cabo Luis Escaray fue el encargado de tomarles testimonio alrededor de las 11 pm; segun el cabo era dificil que se tratara de una broma por el genuino miedo que se adueñaba del rostro de la jovenes. Ademas, no resultaba menos raro que los jovenes se acercaran a la policia para solicitar su ayuda, teniendo en cuenta las tensas relaciones que mantienen, esto confirmaba lo perturbador de la vivencia.
Estos datos eran un pequeño indicio, pero su actualidad y sus caracteristicas tentaron nuestras intenciones por conocer que habia sucedido, tendriamos que hablar con los protagonistas, es por ello que nos dirigimos al albergue.

El duende del albergue
El albergue para adolescentes que esta a las veras del rio Calchaquien el pueblo de Payogasta depende de la municipalidad y da cobijo a chicas y muchachos menores de edad que vienen de puestos, caserios y pueblos de las inmediaciones.
La instalacion se divide en dos dependencias asignadas a varones y mujeres que estudian, cocinan y conviven con la atencion esmerada de docentes y preceptoras.
En general los jovenes de esta generacion no son conocedores de las tradiciones de sus padres, a veces escuchan historias que no pasan a engrosar su mundo y es una particularidad de los Valles el que la comunicacion entre padres e hijos no sea del todo fluida, quizas por el tipo de vida extremadamente laboriosa que llevan obligando a que desde muy pequeños tengan que trabajar, casi siempre duramente.
Esta referencia es destacable ante los sucesos que vamos a describir pues se observa una barrera muy diferenciada entre el mundo de estos adolescentes y el de sus progenitores, espacio en el que algunas creencias apenas cruzan la barrera generacional. Es por eso que la explicacion de testimonios no se puede reducir en principio a consecuencia de transmision y circulacion de leyendas. Estas solo dan cuenta de un marco para interpretar los hechos, no para validar su veracidad.

Cuando llegamos a la institucion, los jovenes comenzaron a acercarse timidamente y a formar un semicirculo, pero la presencia de muchos de ellos cohibia que alguno tomara la palabra, entonces nos desplazamos unos metros al lugar donde habian ocurrido los hechos para darle movilidad al dialogo, fue alli que nos contaron.
Los chicos nos confirmaron que el dia anterior, el martes 19 de marzo, la presencia de una rara entidad llamo la atencion de casi todos, especialmente de Rene Mamani, uno de los «lideres» de la pequeña comunidad. Ya eran pasadas las 20 horas, cuando este respondio al llamado perturbador de Elizabeth Lera, quien entro llorando a la habitacion porque decia ver algo extraño tras el alambrado que sirve de perimetro al edificio. La joven se habia estremecido porque al observar los ojos oscuros de un pequeño ser.
Una presencia, un niño extraño espiaba tras el alambrado en direccion a las habitaciones. No se le veia el rostro, vestia con ropas oscuras, calzaba en su cabeza un gorro o sombrero cuyas lineas se hacian difusas en la oscuridad. Solo en algunos momentos se podian distinguir un par de ojos oscuros grandes e inquietantes, que brillaban como un vidrio en las penumbras.
Rene pregunto quien era, no hubo respuesta, acto seguido avanzo unos pasos mientras la mayoria de sus compañeros se refugiaba en el edificio con visible temor, volvio a preguntar que queria y al acercarse a tan solo unos metros el ¨enano¨ se metio tras unas matas de pasto.
Relata Mamani que sus movimientos eran raros, que se desplazo vertiginosamente pegando un salto que, juraria, lo llevo por el aire no menos de cuatro metros.
En su escondite el extraño estaba cuando el joven se aproximo sin salir del area alambrada. Alli lo vio nuevamente. Le grito, hizo valer su hombria para luego ver otro salto imposible tras el que «el petiso», o lo que fuera, practicamente volo por los aires para buscar nuevo refugio dentro de un monte de pasturas.
A los pocos minutos todos estaban fuera sabiendo que el ser se habia apartado de el albergue y sin divisarlo comentaron sus impresiones.
Elizabeth Lera, la joven que primero lo vio, tras su desaparicion fue presa de un estado de panico que obligo, como comentaramos al principio, que un grupo de chicas fueran a radicar la denuncia a la policia del pueblo solicitando que recorriera las inmediaciones.

Una segunda aparicion

La misma noche de la entrevista (20 de marzo) nuestro pequeño grupo de tres decidio vigilar el cielo en busca de las mentadas luces de la zona. La noche nos encontro bajo un cielo estrellado casi tumultuosamente, y no pasaron minutos cuando el sonido de la suave brisa se detuvo y un silencio profundo acaparo todo el valle. Primero oimos lejanos ladridos de perros, que no es nada extraño, salvo que se hizo sostenido y contagio a todos los canes del area. Inmediatamente rebuznaron los burros, lejos unos de otros con un tono de inquietud, y tal era el ambiente que nos hizo presa de una sensacion extraña.
El caso es que durante ese momento, como luego nos enteraramos al dia siguiente, el famoso ser aparecio en el albergue otra vez siendo visto por mas chicos.
Como los hechos tomaban cierta trascendencia, necesitabamos hablar con algun referente adulto que estuviera en esos momentos, fue asi que nos dirigimos a la casa Esther Turquini (33). Ella era desde hace 2 años la otra preceptora encargada del albergue, y a diferencia de Noemi, la preceptora que se encontraba la primera noche, se dispuso a hablar con nosotros. Esther nos confirmo el rumor sobre la segunda aparicion; aunque no pudo observar nada, ella misma habia estado en el albergue en ese momento:
Gaceta: ¿Que pensas realmente como preceptora, se ve eso? Porque inclusive pusieron sobre aviso a la policia.
Esther: si, si…si ellos hubiesen sido unos o dos( que dijeran verlo), no le creo muy…mucho, pero a mi me dicen todos los del albergue, y anoche dicen que lo han vuelto a ver, dicen que estaba en el alambrado del fondo columpiandose…, o sea, yo he sentido que han tirado dos pedradas; despues fui a ver al fondo porque hay unos reflectores, pero no…no he visto nada…
Gaceta: ¿A que hora fue esto?
Esther: Once y cuarto, once y media de la noche, mas o menos…y los varones del ala de alla me decian «pero como usted no lo ha visto, si usted andaba ahi, y el andaba por ahi…», pero yo no lo he visto.
Gaceta: ¿Los pibes lo veian al mismo momento que vos estabas revisando el lugar?
Esther: Claro, dicen que cuando me volvia estaba atras mio, estaba columpiandose, me decia uno esta mañana…
Gaceta: ¿A la otra preceptora (Noemi Vazquez) le paso lo mismo?
Esther: No lo veia ella, y dicen que el que se acerco mas es Rene Mamani, el si me dijo, el se ido a acercar, es el mas corajudo del albergue…por cualquier cosa sale, yo le digo «no te vayas», porque a veces van chicos del pueblo a molestar a la chicas alla al albergue…

Se dio una situacion particular en cada una de las noches, las dos preceptoras del albergue estando presentes en ese momento y mientras los adolescentes juraban ver al pequeño ser, ellas no lo veian. Situacion que no es para nada contradictoria, es mas, es a menudo recurrente que mientras una persona observa una extraña luminosidad la otra no la vea (ver caso Omar Gonza) Por eso Esther afirmaba «yo no se que es, pero los chicos durante muchos años lo han visto. Es algo que no ven los grandes, que se evade cuando un mayor aparece, pero los chicos no mienten, no se les da por ese lado».
Reforzando aun mas la validez de los relatos, nos comento sobre un comportamiento singular de los chicos como consecuencia inmediata de la primera noche de la aparicion: «ahora se han dedicado a leer la Biblia…y cosa que nunca antes, o sea, damos gracias para cenar, para el almuerzo…,y ahora a cada rato van a buscar la Biblia». Era un comportamiento bastante raro para jovenes que poco tiempo atras se quejaban tanto de la lectura de salmos como de la presencia de catequistas. Con esto no queremos dar cuenta del objetivo religioso de la entidad observada, sino la intensidad de la vivencia, tal es asi que «las chicas, ahora, estan mas asustadas…porque quieren que vaya a dormir a las piezas de ellas». Esto llega a tal punto que Elizabeth Lera, la joven que mas se habia asustado no puede ver ni muñecos.
Todos estos datos que nos brindaba la mujer eran doblemente importantes: por un lado daban cuenta de la sinceridad de los testimonios; por otro lado, establecian un puente con el relato de Marisol: no era tambien una niña la que habia visto los enanitos?, no se columpiaban estos tambien? Si bien no golpeaban los vidrios, no arrojaban piedritas en el techo? Y los que es mas sorprendente, por que ninguna persona adulta podia ver lo que ellos veian?

Otro pequeño testigo
Nuestro dialogo con Esther ya casi estaba llegando a su fin cuando, y como recordando repentinamente, nos comento un dato que llamo nuestra atencion. La noche de la segunda aparicion (20 de marzo) habia llevado a la Escuela a su hijo mas pequeño (4 años) que se quedaria a dormir con ella, y esto fue lo que paso:
«Anoche, cuando lo caminaba para dormir y…y no queria dormirse, me acuesto con el y me dice «…no quiero dormirme, quiero ir a jugar, y me esta esperando afuera mi amigo…», y pateaba «…yo me quiero ir» y le digo «…no hay ningun amiguito» le digo yo, y estaba intranquilo, se corria de un lado para el otro, lloraba…
Esther le conto al marido sobre la extraña conducta del pequeño, pero ninguno de lo dos podia entender lo que habia sucedido, porque si bien el niño tenia un amigo, en ese momento estaba durmiendo; asi y todo seguia insistiendo que afuera estaba su «amiguito».
Gaceta: ¿Y el se durmio despues?
Esther: Si, despues se durmio, pero lo he tenido que agarrar…
Gaceta: ¿Suele decir que tiene un amiguito?
Esther: Y el, o sea…el juega con sus autitos, y conversa o habla solo, pero nunca que diga que tiene un amigo afuera que lo esta esperando.
Gaceta: ¿Es la primera vez que lo lleva a la Escuela Albergue?
Esther: No, ya varias veces lo lleve.
Gaceta: ¿Te lo dijo antes eso?
Esther: No nunca, y aca (casa) tampoco, la primera vez fue anoche, justamente me dijo.
Gaceta: ¿En algun momento estuvo afuera?
Esther: Si, si estuvo jugando afuera…

Como cuenta su madre, ese estado de intranquilidad o exaltacion no era un comportamiento recurrente del pequeño, solamente aquella noche ese capricho se habia apoderado de el. Pero que sea capricho no implicaba que estuviera infundado, parece ser que habia estado jugando con alguien que lo estaba esperando; es una coincidencia que esa misma noche los chicos del albergue hallan visto al petiso?
Esther nos conto otra curiosa experiencia que ella misma habia presenciado: «yo no he visto nada, pero esto paso la semana pasada, y justo estaba a la noche, en la pieza donde yo duermo, estaba haciendo los deberes de notificaciones, los cuadernos de notificaciones de cada chico, donde se pone el ingreso y el egreso de cada uno, y estuve yo hasta las 12, 12:15. Estaba con dos chicas esa noche y ellas se han ido a dormir, y despues yo me acuesto y sentia que…primero despacito y despues un poco mas fuerte, y me golpeaban el vidrio de la ventana( que da hacia el rio) y un ruido como cuando se rompe el plastico con la uña. Justo como una de ellas estaba despierta (de las nenas)…todavia le digo yo «Maria Emilia, vamos a ver que parece que hay chicos del pueblo (…) salgo y no veo nada esa vez…y la verdad que se me ha puesto la piel de gallina y me he ido a dormir con las otras chicas»

Antecedentes. El viejo Albergue
Estos sucesos, aunque demasiado actuales, no eran nuevos para la region, Esther relato que antes de habitar el edificio nuevo, el albergue estaba ubicado detras del pueblo, hacia el este, y que alli era frecuente que otros chicos relataran lo mismo, que el duende apareciera: «Los chicos de quinto del año pasado, ellos decian que era sombrerudo, que no se le veia la cara y se columpiaba», tambien agrego que le contaban que andaba descalzo y era chiquitito. Y aunque no le veian el rostro, unas chicas le vieron los ojos rojos.
Era casi inevitable que lo vieran a menudo porque decian que se colgaba de la manguera del calefon que daba adentro del recinto donde ellos cocinaban. A los ingresantes les daba miedo, y se negaban a ir a la cocina porque segun ellos «siempre hay un petiso que esta meta colgandose de la manguera…». En cambio los que se acostumbraban a convivir con la entidad «ya no le daban importancia porque ellos pasaban por ahi y «el» no les decia nada…, ellos cocinaban, en fin, pero no los hablaba ni nada»
A su vez los preceptores le contaban que de noche se caian los libros de sus estantes sin que nadie estuviera presente. Los hechos se visten de una ropaje mas enigmatico si tenemos en cuenta que el edificio parece estar asentado sobre lo que era el «antiguo camino del inca».
Una presencia ajena al lugar, o tal vez mas antigua que el lugar mismo, deambulaba tanto en el albergue viejo como el nuevo, pero segun la preceptora habia una diferencia «el año pasado eran dos o tres chicos que decian de alla(escuela vieja), pero aca me dicen todos lo mismo(…) uno a uno les pregunto y todos lo ven de la misma forma».

Todos estos episodios generaban cierta intranquilidad tanto en la preceptora como en los jovenes residentes, y no por daños causados por la entidad, porque por los relatos, parecia mas jugueton que agresivo. Lo que asustaba era consecuencia de las interpretaciones o explicaciones que se daban para los episodios. Los chicos decian que era el cabure, una clase de brujo que estaba buscando alguna persona para llevarse. Esther no habia podido dormir toda una noche por lo que le habia dicho su suegra sobre los duendes «tene cuidado porque ha veces lo sacan a los chicos y vos te vas a dormir y el va salir».
«Se dice que el petiso es un alma que le fue quitada la vida antes de nacer. – comenta Turquini- Que busca un chico que sea familiar de alguien que aborto para perseguirlo y asustarlo, para vengarse. Se comenta que antes, algunos tiraron fetos donde hoy esta el albergue, y los chicos no quieren hablar mucho por si alguno de ellos es el elegido, entonces no dice nada…»
Es mas, al creer conocer el origen del problema, se intentaba darle solucion «ahora estamos por hacer la gruta de la Virgen, y llevar al padre a bendecir, porque no esta bendecido».
Pero si la naturaleza del ser no anunciaba daño alguno, ¿porque el miedo? ¿Porque tales interpretaciones? Antiguos relatos, aunque «disfrazados» de leyendas, podrian ayudarnos.
Entre las sensaciones humanas y los hechos hay una distancia, las emociones no reaccionan
instantaneamente ante las circunstancias vividas, siempre median ciertas interpretaciones o marcos explicativos mediante los cuales encuadramos o le damos sentido a las vivencias. Nuestra mente no es una caja vacia, sino una caja con informacion almacenada, es esa informacion la que utilizamos como guia para dar sentido a la experiencias.
Esto es evidente en el caso que nos ocupa, el comportamiento de la entidad no insinuaba consecuencias malignas, sin embargo las personas manifestaban susto o miedo, ciertas ideas estaban mediando para provocar esas emociones. Creemos que tales ideas se explican por su relacion con las leyendas o antiguas historias del lugar.

El duende y la luz
Esta es una de las dimensiones mas fascinantes de la dinamica de lo enigmatico. Cuando uno accede a los relatos orales y escritos de las personas, inevitablemente encuentra un comportamiento semejante entre los duendes y las extrañas luces que vagan en la zona. Los dos fenomenos parecen querer mostrarse pero no se dejan ver lo suficiente, se acercan pero antes de poder asimilarlos completamente, se alejan dejando vestigios de extrañeza. Esta idea nos fue impuesta por el transcurso mismo de los acontecimientos que relevabamos, por eso, lo que parece una infundada relacion entre dos «entes de leyenda», es producto, en realidad, de dos fenomenos que se estaban desarrollando en un mismo lugar. No hay que olvidar que el albergue donde el duende hizo su aparicion como el lugar donde Marisol observo a los enanitos se encuentran ubicados en poblaciones muy cercanas a la recta Tin Tin, sendero plagado de avistamientos ovni y una de las regiones predilectas de los «faroles».
Por otro lado, leyendo las paginas de los autores mencionados encontramos interesantes datos que le darian mas solidez a nuestras suposiciones. Eso se ve reflejado en un relato relevado hace 20 años por Pajes Larraya; Galindo Cola, pequeño de 12 años de la localidad de Abralaite, provincia de Jujuy relataba «…i visto a un negrito…asi grande era, gris, brilloso, …llevaba gris todo relumbrante y era cabeza cuadrada (…) Aqui (manos) llevaba asi, y otra aqui y otra aqui, aqui un coso blanquito saliendo asi(describe una pinza y una prolongacion que despide un haz blanco)…esa luz era una luz potente, brillaba gris, como estaria pegao ahisito, pegandonos(dando sobre el cuerpo) asi estaba(…) Un señor dice que ha visto ese mismo dia que i visto yo, la misma hora alla arriba(en la montaña) un hombre, dice que venia chispiando…tirando asi chispas de colores, todos los colores, ellos venian de la mina El Abra y el vio»
Tambien a Berta Vidal en la provincia de Neuquen, un niño de 11 años le contaba: «el duende es chiquito. El hace una luz, como un machete de luz, y ahi se escuende, se desaparece. Mi papa dice que lo vio en Chile al lau de la casa donde vivia. Porque mi papa es chileno, pero ahi hay mucha gente que lo ha visto. Hay que tener cuidado porque se lleva a los niños…» En la misma provincia una mujer cuenta «dicen que vive en el monte un enano. Yo lo hi visto en apariencia, pero de verlo, no. Se ve como en medio di una luz. No se ve claro. Se siente un beso cariñoso en el viento, no se ve nada. Ese es el enano…»
Estos relatos por si solos expresan la intrinseca relacion entre la entidad y la luminosidad, y no tanto porque estuvieran presentes en un mismo momento, sino porque parecian fundirse formando una unidad, dando a entender la naturaleza compartida de ambos.

Mas alla de esta naturaleza y a pesar que las leyendas e historias de los lugareños dan cuenta de su presencia desde tiempos remotos, tanto unos como otros siempre se revelan como foraneos o extranjeros de los lugares que aparecen. Entonces, ¿que los hace distintos? Quizas sea que no forman parte de ningun fenomeno natural o humano hasta ahora conocido.
En estos dos capitulos intentamos dar cuenta de dos personajes, aparentemente de leyenda, que cobraban vida en poblaciones cercanas a la recta Tin Tin. En el proximo capitulo daremos a conocer hechos acaecidos en otra poblacion cercana a la recta con atributos no menos inverosimiles.

La leyenda cobra vida.
«Supersticiones calchaquies»

Asi se titula el libro que hace 50 años escribiera el profesor salteño Pablo Fortuny, y aunque el propio titulo expresa su perspectiva en relacion a lo testimonios calchaquies, no deja de ser interesante la descripcion que realiza sobre el duende en dicho valle salteño. Este valle esta ubicado al oeste de la provincia, e integra a las poblaciones que se ubican al margen del rio calchaqui de norte a sur, desde La Poma hasta Cafayate, zona que estuvimos recorriendo entre febrero y marzo del 2002.
«No se sabe donde vive, a no ser por lugares ocultos, y, por lo general, a nadie enseña sus escondrijos. Pero si se conoce el origen de su existencia…son espiritus de criaturas que sus madres matan al nacer, vienen muertas o son abortadas. Tambien se vuelven duendes cuando se mueren naturalmente, de parvulos, y no se les ha bautizado ni echado agua ni sal».
Fortuny continua relatando las caracteristicas del duende: «este personaje mal nacido tiene las siguientes caracteristicas: es petizon, tanto que parece un chico; «sombrerudo», con un chambergo que le cubre hasta las orejas, por eso a los changuitos que se ponen un sombrero alon, les gritan: eh, duende! Lleva ropa comun y su cutis segun unos es blanco, segun otros es de color. Lo malo es que el duende oculta casi siempre la cara y no se deja ver bien. Es mechudo viste de color negro y son desmedidos sus pies, de tamaño desproporcionado»
Por ultimo, el folclorista describe distintos comportamientos donde menciona uno que tiene un interes particular para nosotros «le gusta jugar locamente con las guaguas(pequeños). Pare ello entra en los ranchos, y la hace dormir a la madre de las criaturas muy fiero, como dormidera»
No es ninguna coincidencia que tanto la explicacion sobre el origen como la descripcion coincidieran con lo relatado por los chicos y Esther. Si a esto se agregan los antecedentes de la tradicion sobre la conducta del duende, es muy logico el susto que provocara. Como cuentan las creencias, el diablo transforma a los duendes en seres que andan vagando para castigar a la gente mala o hacer jugar a los niños. Por eso, en su faz macabra, busca a los pequeños emparentados con personas que han hecho abortos y se venga persiguiendolos, tambien arroja piedras a los techos, es adicto a inspirar fechorias juveniles, siendo la soledad de la noche o la hora de la siesta los mejores escenarios para vagar.

Un duende sin fronteras
Obligados por los datos deberiamos ampliar el perimetro de accion de la entidad, en el libro «El duende en la Puna», Fernando Pages Larraya (cabe aclarar que enmarca los casos en una perspectiva diferente a la nuestra) da una antigua referencia aymara: «en el distrito de Chuchito (Bolivia), el señor Luis Nuñez nos cuenta que en su niñez escuchaba el relato de una anciana campesina que decia que habia observado algunas noches, que despues de la medianoche, de la parte alta del pueblo, salian unas andas de fuego, conducidas por unos hombrecillos que recorrian las calles del pueblo, se dirigian hacia el lago Tititicaca, lo cruzaban y se perdian alli». Tambien en la mitologia aymara se hace mencion de los «auchanchos», enanos calvos y barrigones que salian en las noches provocando remolinos y gritaban como los rebuznos de burro; asi tambien se encuentran los ejjes-ejjes, espiritus burlones que habitaban en los fangales y se presentaban bajo la forma de enanitos.
Chile tambien tiene referencias, el profesor Daniel Danneman considera que es el tema mas difundido de la narrativa tradicional de ese pais; unos de los relatos que recolecto en 1990 tiene muchas relaciones con lo sucedido en el albergue salteño «me decian que esos hombrecitos se llamaban duendes, y que eran traviesos y jugaban a veces con los niños, pero que tenian mal genio y podian molestar a la gente de la casa, tirando piedras al techo, haciendo ruido en las piezas y rompiendo cosas», en una ocasion el informante mismo tuvo un encuentro: «de repente lo veo corriendo a parejitas con el caballo…parecia que andaba por el aire».
En la provincia argentina de Tucuman hay un llamativo relato sobre un grupo de chicos que dirigiendose a la escuela siempre pasaban por una acequia en la cual uno de ellos sentia un miedo aterrador porque decia ver un hombrecito de estatura regular, pero asombrosamente el solo veia. Esto sucedio durante un año, cuando le contaron a los padres del chico, estos le dijeron que era el duende que estaba jugando con ellos, que no les iba a hacer daño porque era inocente.
Ya en la provincia de Salta, Pajes Larraya da cuenta de las impresiones de un poblador de la localidad de Yruya «…de abajo del sombrerito se le notaban los ojos como aquel espejito, asi le brillaban…los ojos parecian una linterna, y seguramente que seria el duende…»
Berta Vidal de Vattini hace 20 años realizo una envidiable recoleccion de historias a lo largo de toda la Argentina, labor que materializo en una decena de tomos. En uno de ellos dedica un espacio al duende y los relatos que engrosan las paginas coinciden con todos los otros mencionados. Por ejemplo, un hombre de Catamarca narraba » el duende es un hombrecito chiquito, como de medio metro, rechoncho, moreno, con una cabeza grande, con ojos negros y vivarachos…»